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Ecuador, crisis de Alianza PAIS, retorno sorpresivo de Correa y juicio del vicepresidente Jorge Glas. Por: Dr. Alberto Roteta Dorado PDF Imprimir E-mail
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Martes, 05 de Diciembre de 2017 15:26

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Ya es bien conocido que el correísmo dejó como herencia una deuda millonaria que se aproxima a los 60.000 millones de dólares, una economía devastada, índices de desempleo y subempleo considerables – algo que la llamada Revolución Ciudadana intentó ocultar, como también lo hizo con la deuda y la crisis económica–.


Ecuador, crisis de Alianza PAIS, retorno sorpresivo de Correa y juicio del vicepresidente Jorge Glas.

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

Santa Cruz de Tenerife. España.- Sobre el tema de la política ecuatoriana se comenta muy poco en el mundo, excepto en la propia nación andina, en la que en los últimos meses diariamente tienen lugar hechos trascendentales y definitorios en relación con su futuro político y social, y alguna que otra evocación que hacen los medios de comunicación en países como Estados Unidos (solo los dirigidos principalmente a la comunidad cubana), y ocasionalmente en Cuba, Venezuela y Bolivia, naciones de Latinoamérica en las que sobreviven vestigios de un socialismo tan modificado que se aparta definitivamente de los postulados de Marx, y como es de suponer, en estos últimos solo se ofrece una visión distorsionada de la realidad de aquel país.

Por estos días al menos tres aspectos muy significativos merecen ser comentados, los que guardan una estrecha relación entre sí. De ahí que no los podamos analizar de manera separada; aunque conspire contra la extensión del escrito y la paciencia de los lectores. Estos sucesos son: 1) El retorno de Rafael Correa en condición de invitado a una convención del Partido Alianza PAIS. 2) La hiperagudización de la crisis de dicho movimiento político oficialista. 3) El inicio del esperado juicio al vicepresidente sin funciones Jorge Glas, y otros funcionarios del gobierno por sus implicaciones en corrupción y participación ilícita vinculados al escándalo Odebrecht.

Ya es bien conocido que el correísmo dejó como herencia una deuda millonaria que se aproxima a los 60.000 millones de dólares, una economía devastada, índices de desempleo y subempleo considerables – algo que la llamada Revolución Ciudadana intentó ocultar, como también lo hizo con la deuda y la crisis económica–. Pero esto no es lo peor; sino que durante los diez años de un supuesto socialismo predicado de manera estéril por Correa se fueron gestando sentimientos de odio, de rencores, de crueldad, de perversión y de venganza que originaron las más grandes divisiones en los ecuatorianos.

El estilo de exclusión, marginación y ostracismo practicado por un ser que se creyó – y aún está convencido de esto– “rey de reyes” hizo mucho daño a los ecuatorianos.  Una personalidad con marcados rasgos histéricos, y como es común en los líderes “socialistas” populistas de estas regiones, unas ideas megalomaníacas y una obsesión delirante lo llevaron a excluir a todo aquel que no coincidiera con sus criterios (cualquier similitud con los dictadores Castro de Cuba o con el binomio venezolano Chávez-Maduro es ¿pura coincidencia?). La inconformidad y el descontento no se hicieron esperar; y aunque el dictador cuenta aún con miles de seguidores se ganó el rechazo de grandes sectores poblacionales de la nación andina.

Alianza PAIS. Una crisis irreversible. Ya me he referido en otros escritos a la situación actual del movimiento político fundado por Rafael Correa. Todo parece indicar que Alianza PAIS ya jugó su papel como vehículo para los proyectos “socialistas” de Correa. Una vez que se logró salir del aun joven mandatario y de sus ideas fidelistas-guevarianas concretadas a través de lo que se llamó Revolución Ciudadana, y teniendo en cuenta el giro político que ha experimentado Ecuador tras la asunción del poder por parte de Lenín Moreno – quien supuestamente garantizaría el continuismo político– la razón de ser de un partido de tendencia izquierdista perdió su sentido.

Es justamente lo que ha ocurrido en Ecuador. El supuesto socialismo que jamás existió en el orden práctico ha desaparecido de la noche a la mañana. Lenín Moreno ha convocado al diálogo a aquellos movimientos opositores y otros afines; aunque separados de las aberraciones de Alianza PAIS, lo que se  ha interpretado por los fanáticos y recalcitrantes seguidores del machi –como cariñosamente le llaman a Correa sus adoradores– como una traición a la Revolución Ciudadana, al Partido Alianza PAIS, y de manera particular a su fundador Rafael Correa.

Así las cosas se han conformado dos bandos. Por un lado los defensores del correísmo (correístas), y por otro los seguidores de Lenín Moreno, (morenistas o leninistas). Varios líderes reaccionarios del ala correísta determinaron expulsar a Lenín Moreno de la presidencia del partido, algo que quedó sin vigencia toda vez que la Asamblea Nacional no reconoció la “medida disciplinaria”, en realidad una orden que desde Bélgica imponía Correa a modo de venganza y como preámbulo de un posible golpe de estado blando que pudiera tener lugar en la nación andina.

Posteriormente los miembros que actuaron impulsados por la ira y la exclusión fueron juzgados por una comisión de ética en el seno del movimiento, quedando suspendidos de sus funciones por un período de seis meses, por lo que todo evento, suceso, decreto o medida que tenga lugar a partir de este momento y que sea convocado por estos líderes partidistas es ilegal, por cuanto, no cuentan con la aprobación de su verdadero presidente Lenín Moreno.

El amenazante retorno de Rafael Correa.- La parte correísta del movimiento Alianza PAIS reiteró la realización de una convención nacional en Esmeraldas este domingo 3 de diciembre, a pesar de que el partido nombró la semana anterior a nuevos encargados de la secretaría y vicepresidencia, manteniendo la presidencia de Lenín Moreno en rechazo a la expulsión que hicieran Gabriela Rivadeneira y Ricardo Patiño, ambos suspendidos por el comité de ética de la organización.

El presidente de la Cámara de Comercio de Esmeraldas, Homero Cervantes, negó el uso del recinto ferial para la convención convocada por los seguidores de Rafael Correa. Los militantes afines denunciaron un boicot por parte del ejecutivo para que no se realice el evento, y es lógico que no tenga efecto, por cuanto, considero que dicha convención es ilegal, así lo asume el Consejo Nacional Electoral, CNE, que no admite la tenida de los correístas como una convención.

Este lunes medio centenar de manifestantes hicieron un plantón en Portoviejo, una importante ciudad portuaria de la costa ecuatoriana, en rechazo a la presencia de Rafael Correa en esta zona. “Tanto que se burló de Portoviejo y tiene el cinismo de venir a Portoviejo, nos quitó el aeropuerto, la plata de la reconstrucción se la llevaron y todavía tiene el cinismo de venir a nuestra tierra”, afirmó Enrique Zambrano, exdirector provincial del Registro Civil de la localidad. Por otro lado, en Quito, a pocos metros de la sede de Alianza PAIS los opositores del exmandatario gritaron: “¡Devuelvan lo robado!”, y mostraron pancartas acusando al gobierno de Correa de corrupción y pidiendo la cárcel para el dictador, así como su total respaldo a la consulta popular impulsada por el presidente Lenín Moreno.

Rafael Correa debe interiorizar la idea de que ya su tiempo pasó, que ya no es el presidente del país y que tampoco es el primer mandatario del Partido Alianza PAIS – aunque lo declaran como presidente vitalicio del movimiento siguiendo la normativa comunista de la permanencia en el poder y del continuismo político–. Como ya he dicho en otros escritos el exmandatario de Ecuador es solo una sombra, y una sombra no cuenta para nada; pero como sombra que es sigue molestando e importunando con sus absurdas opiniones fuera de contexto y siempre en contraposición al curso que van tomando las cosas en Ecuador desde que dejó su cargo el pasado mayo.

Correa, quien se ha proclamado como el principal opositor de Moreno, anunció con tono amenazante su regreso a Ecuador. Se espera que durante la ilegal convención el exmandatario intente restablecer el orden en medio de un caos divisorio desencadenado por las contradicciones surgidas en relación con la línea que ha seguido Moreno en su mandato, algo que alcanzó su clímax a partir del escándalo de Jorge Glas, el vicepresidente suspendido de sus funciones y prisionero actualmente, y de la convocatoria para una consulta popular hecha por el presidente actual y que incluye varios puntos que contradicen la línea del partido izquierdista Alianza PAIS, y de modo particular, el estilo correísta, entre ellos, la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y la suspensión de la reelección indefinida.

El juicio de Jorge Glas.- En medio de esta tensa situación se está efectuando el juicio de Jorge Glas, el vicepresidente sin funciones, y otros ocho funcionarios del gobierno, cuyas declaraciones y análisis de las pruebas presentadas que los vinculan al escandaloso caso Odebrecht se han extendido ya por más de una semana. En el caso de Ecuador, se señala que entre 2007 y 2016 la constructora brasileña Odebrecht pagó sobornos por valor de 35,5 millones de dólares a funcionarios del Gobierno, lo que supuestamente le generó unos beneficios de más de 116 millones de dólares.

Así andan las cosas por Ecuador, un país que no acaba de desprenderse de la sombra de aquel que pretendió dominar sus designios; aunque por suerte para los ecuatorianos los cambios que está promoviendo Lenín Moreno son prometedores para su futuro. Esperemos pues por el desenlace final de este episodio político, mientras la consigna del momento es ¡Fuera Correa fuera!

Última actualización el Jueves, 28 de Diciembre de 2017 15:09
 
El fenómeno venezolano después de la Constituyente PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 15 de Agosto de 2017 12:17

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.-

Naples. Estados Unidos.- Una de las mayores pruebas que demuestran que el régimen chavista-madurista atraviesa por el peor momento de su oscura y tenebrosa historia es el contundente rechazo de la comunidad internacional, de manera particular, la decisión de diecisiete países de América Latina y el Caribe, cuyos cancilleres reunidos en Lima, Perú, reafirmaron que en Venezuela no hay una democracia, y por lo tanto, desconocen todos los actos jurídicos que realice la Asamblea Nacional Constituyente, entre ellos, aquellos contratos de Venezuela no aprobados por la Asamblea Nacional.

Hace solo unos días al tratar algunos temas en torno al complejo contexto de América Latina, y especialmente de Venezuela, me anticipaba en tres aspectos. Primero, al comentar acerca del aislamiento – al que decidí llamar ostracismo ante el posible grado superlativo que alcanzaría - en que quedaría sumida Venezuela a partir de la implantación por la fuerza de la Constituyente –en lo que creo no haberme equivocado–, el gobierno de Nicolás Maduro recibiría la desaprobación de todos sus actos.

El hecho de que los gobiernos democráticos de estos diecisiete países de Latinoamérica y el Caribe se nieguen a aceptar aquello que han interpretado – y con mucha razón y conocimiento de causa- como ilegítimo, nos da la medida de esta condición a la que ya hice referencia en mi escrito, La Constituyente y el ostracismo venezolano en el contexto latinoamericano, en el que me referí  a “un estado de ostracismo que la hace desaparecer del contexto de la región junto a sus pocos aliados”.

Segundo, también he dicho que Maduro tiene sus días contados – solo que no pronostiqué la exactitud de los días-, y esto pudiera parecer una superficialidad amarillista; pero no es así. La difícil situación política que prevalece en su país nos permite asegurar que la posibilidad de que aparezca alguien con valentía y ansias de hacerlo desaparecer no está descartada, y esto sería, sin duda, una excelente manera que contribuiría, aunque no radicalmente, a la restitución del orden constitucional y de la democracia.

Tercero, además afirmé que ciertos sectores del propio ejército asumirían su rol de verdaderos defensores del pueblo venezolano y se rebelarían contra Nicolás Maduro, algo que está ocurriendo lentamente, pero está ocurriendo, desde varios puntos del país. De modo que estamos en el preámbulo del estallido de una verdadera guerra. Una guerra, que llamarla necesaria en pleno siglo XXI, resulta una paradoja; pero no queda otra opción.

“Una opción sería que las cosas terminaran en un verdadero mar de sangre originado por un enfrentamiento de una sección del propio ejército contra el gobierno y sus fuerzas represivas, en este caso el ilegítimo presidente resultaría eliminado de la forma en que las multitudes quisieran”, afirmé hace unos días en un escrito titulado: Convulsos y decisivos días para “Nuestra América”, publicado en varios medios, lo que aun no se ha logrado consumar como acto en su totalidad; aunque los levantamientos que por estos días han tenido lugar en varios lugares del país demuestran la posibilidad de que esta hipótesis se haga realidad, lo que sería la vía de mayor posibilidad para exterminar definitivamente al régimen comunista que encabeza Nicolás Maduro.

Ya las formas de lucha no violenta y de resistencia pacífica han sido agotadas, y por otra parte, dichas variantes de lucha empiezan a perder su valor desde el momento en que se instauró la Constituyente, por cuanto, esto presupone un mayor grado de totalitarismo y la pérdida de los espacios mínimos para el accionar de los movimientos opositores – control absoluto de los medios de difusión, eliminación de la posibilidad de marchar pacíficamente, prohibiciones de actos y reuniones, etc.-, lo que frenaría el desarrollo de las variantes no violentas, las que hasta el presente han ocupado el protagonismo en la lucha contra la dictadura venezolana.

El régimen se ha burlado de los pocos diálogos y rondas de conversaciones que en torno al tema venezolano se han realizado. Luis Almagro, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, se ha desgastado en los últimos tiempos – desde mucho antes de la agudización de la crisis ha estado intentando aplicar la llamada Carta Democrática y ahora se declaró como no reconocedor de la Constituyente- durante su encomiable lucha en pos del pueblo venezolano, pero sin resultados concretos.

De la Santa Sede, sería preferible asumir la misma actitud del Sumo Pontífice, es decir, guardar silencio. El mutismo sepulcral del Papa Francisco lo hace cómplice del régimen. Jamás pensé que una figura que representa a una institución con una tradición de fe y de servicio humanitario de tantos siglos fuera capaz de estar indiferente ante la barbarie de la dictadura venezolana. Recordemos que sus escasos pronunciamientos tienen un matiz que los hace susceptibles de ser interpretados en varias direcciones, dando la impresión de querer dar una apariencia a la comunidad católica que en el fondo no es.

En esencia, no ha habido un verdadero pronunciamiento del Vaticano que pueda estremecer al dictador, algo que el mundo ha estado esperando; pero ya va siendo tarde. Al menos, ante las más de cien muertes ocurridas en estos últimos tres meses como consecuencia de las protestas populares contra el chavismo, la comunidad internacional ha esperado una sabia y contundente intervención de quien, se supone, se sitúe siempre al lado de la justicia – si es que realmente representa la justicia divina, y el orden y la armonía del universo-.

Las sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos no funcionarán, y lejos de traer algún beneficio, perjudican directamente al pueblo venezolano que cada vez más perece en la miseria, y esto no solo lo digo yo, sino que el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, sobre derechos humanos y sanciones internacionales, Idriss Jazairy, recomendó este viernes no imponer medidas restrictivas a Venezuela por la crisis democrática que vive el país pues – según cree – estas medidas solo empeorarían el sufrimiento de los ciudadanos venezolanos. “Las sanciones son perturbadoras para cualquier estado y pueden tener un impacto particularmente devastador en los ciudadanos de países en desarrollo cuando perjudican la economía” (…) “Insto a todos los países a evitar la aplicación de sanciones salvo que sean aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, tal como requiere la Carta” (del organismo) precisó el relator.

Por otro lado Donald Trump y su administración están ahora, justo ahora que Venezuela está más necesitada que nunca, inmersos en el conflicto de Corea del Norte y las graves consecuencias que como resultado de una intervención inminente se desatarían. Las presuntas participaciones de China, Japón y Corea del Sur, prácticamente vaticinan el inicio de una tercera guerra mundial; aunque Trump acaba de expresar la noche de este viernes, 11 de agosto:

“Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo, posiblemente, una opción militar si es necesario", algo que me impresiona muy distante a pesar de que el polémico presidente hizo referencia a la “cercanía” de Venezuela.

De modo que, aunque resulte controversial, la guerra sería un paso necesario. El enfrentamiento entre un segmento sublevado del ejército venezolano y las fuerzas defensoras del madurismo – adiestradas y dirigidas por el sistema comunista cubano- es ya un hecho inminente, tal vez lo único que pudiera sacar definitivamente el remanente comunista de la perdida nación suramericana.

 
LA TRAMPA ANTI ELECTORAL DE NICOLÁS MADURO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 09 de Agosto de 2017 21:33

Fernando Mires.-

Nunca dos personas relatan un mismo hecho de un modo exactamente igual. Uno acentúa lo uno, el otro lo otro. De ahí que me atreva a formular la siguiente frase: el relato de un hecho dice más sobre la persona que relata el hecho que sobre el hecho relatado. Con mayor razón ocurre así en los procesos colectivos en donde priman visiones ideológicas, experiencias contrapuestas, distintas biografías. Así se explica por qué las deducciones que surgen del relato del hecho no solamente son diferentes, sino, además, antagónicas entre sí. Esa es la razón por la cual el colosal fraude perpetrado por la CNE el 30 de Julio (30/J) ha sido interpretado de modo muy diferente por los diversos sectores que conforman la oposición, dentro y fuera de la MUD.

Resumo: hay tres grupos de opinión.

Según el primer grupo, el megafraude cometido por la dictadura el 30/J ha enterrado la vía electoral asumida por la mayoría de la oposición desde el 2006 (candidatura de Rosales)  y el 2007 (plebiscito de Chávez), vía que interrumpió las alternativas voluntaristas (carmonismo, paro petrolero, abstencionismo) asumiendo la defensa de la Constitución liberal y chavista de 1999.

Según el segundo grupo, el grotesco fraude, evidenciado y probado por las revelaciones de Smartmatic, ha puesto de manifiesto que las elecciones son imposibles de ser realizadas bajo la tutela de la CNE dirigida por Tibisay Lucena (después de Diosdado y Maduro, la persona más detestada de Venezuela). El tenor predominante de ese grupo es: yo votaría, pero no con ese CNE.

Un tercer grupo considera necesario participar en las elecciones regionales que eventualmente tendrían lugar en diciembre, pues no hacerlo significaría regalar a Maduro 23 gobernaciones y, además, facilitar el cumplimiento de la utopía de todas las dictaduras, a saber: elecciones sí, pero sin participación de la oposición (al estilo cubano)

En el primer grupo hay muy débil comunicación con el segundo y casi ninguna con el tercero. Se trata de sectores más culturales que políticos, muy emocionales, reacios al debate, seguidores de líderes mesiánicos cuya retórica basada en códigos de honor los encandila. La presencia medial de este grupo es muy superior a su inserción real en la sociedad, razón por la cual logran en determinadas ocasiones ejercer una fuerte presión dentro de la MUD. Son los de La Salida, los del Maduro vete ya, los de la marcha sin retorno, los de la Hora Cero, los de con mis muertos no te metas, los de votar es traición, y los del gobierno de transición con embajadas en el exilio (¡!).

La discusión principal tiene lugar entonces entre el grupo dos y el tres. Aunque los del grupo dos coinciden con los del uno en que después del fraude del 30/J es imposible asistir a los comicios sin legitimar al régimen, muchos estarían de acuerdo con votar, siempre y cuando tenga lugar una reestructuración de la CNE (algo difícil que ocurra durante Maduro) Las revelaciones de Smartmatic confirmarían, aparentemente, esa posición. Los del grupo tres, sin embargo, han realizado una distinta lectura con respecto a los mismos hechos.

De acuerdo al grupo tres, esa CNE es exactamente la misma del 6D del 2015. Según los del dos es la misma pero bajo condiciones diferentes a las del 2015 pues hoy la dictadura es abierta y confesa. Los del grupo tresafirman que justamente por eso es necesario participar en las elecciones pues lo contrario significaría legitimar a la dictadura. Los del dos afirman que participar electoralmente significaría legitimar a la dictadura. Los del tresque participar significaría relegitimar la vía electoral en contra de una dictadura que intenta dinamitarla. La discusión parece no tener fin. No obstante, podría ser resuelta con una sola pregunta: ¿a quién interesa que la oposición no participe en las elecciones? La respuesta solo puede ser una: A Maduro y su mafia.

Si la oposición no participa en elecciones, Maduro no se vería impulsado a suprimirlas. Entonces, preguntarán lo del grupo dos ¿para qué participar en elecciones si Maduro las va a suprimir y si no es así las va a desconocer? Supongamos que sea así. En ese caso Maduro chocaría una vez más con la legalidad y con ello agregaría varios puntos más a su deslegitimación interna y externa. Sin embargo, en ese punto, el profesor Juan Carlos Soza Azpurúa apunta con buenas razones que a la dictadura de Maduro no le interesa tener legitimidad pues le basta con el uso de la fuerza.

El señor Soza Azpurúa tiene razón. Pero solo en parte. A ninguna dictadura, ni siquiera a la de Maduro, le conviene aumentar su grado de deslegitimación, mucho más si esa deslegitimación amenaza trizar sus filas. Gracias a esa desligitimación progresiva el chavismo se encuentra internamente deteriorado. Si ese proceso sigue aumentando –y un nuevo robo de elecciones lo aumentaría de modo considerable– puede consumarse el golpe de gracia que necesita la dictadura para irse de este mundo. Es una hipótesis. Tómese como tal. Lo importante es que Maduro no quiere que la oposición participe en las elecciones. Y bien, en este punto hay que recordar una de las premisas básicas de la política. Ella dice: Nunca hagas lo que tu enemigo quiere que hagas. Pero los del grupo uno y en parte los del dos, se empecinan en hacer lo que Maduro quiere que hagas. Están pisando la trampa. Esa es la trampa.

¿Dónde está la trampa?

Precisamente en el fraude del 30/J, reconfirmado por Smartmatic/Reuter.

¿Quién no sabía que después de los 7 millones y medio de votos obtenidos por la oposición, Maduro iba a ordenar a Lucena que inventara por lo menos ocho millones? La vara se la pusieron muy alta, pero igual la saltó haciendo un horroroso fraude. Al respecto hay dos lecturas. Una alegre y otra no tanto.

La lectura alegre dice: el fraude fue tan increíblemente obsceno que la dictadura se desligitimó definitivamente frente a la opinión mundial. En ese punto, y aunque parezca insólito, comparto mi opinión con la del profesor Soza Azpurúa. A la dictadura le interesa un carajo la opinión mundial. Lo importante para ella era sobrepasar la votación de la oposición fuera como fuera. Desde un punto de vista dictatorial no podía hacer otra cosa. Si yo hubiera sido dictador habría hecho lo mismo.

Pero hay otra lectura que no es tan alegre. Esa lectura dice: a la dictadura le interesaba mostrar abiertamente que es fraudulenta. Solo así la oposición no se atreverá a medirse. Pues bien; ahí yace precisamente la trampa.Mediante la amenaza del fraude, Maduro intenta desmoralizar a la oposición y con ello alejarla de todos los procesos electorales, justamente los únicos en los cuales esa oposición puede ganar. O en otras palabras: mientras más visible sea el fraude, mayor será el escepticismo de la ciudadanía para participar en procesos electorales. Así el dictador gana por partida doble. Por una parte, hace elecciones y se queda con todos los votos. Por otra, desprestigia al máximo la vía electoral sin que la oposición tenga otra alternativa de lucha. Negocio redondo.

La dictadura de Maduro y su mafia es, como toda dictadura, antielectoral. Pero entre suprimir las elecciones y hacer elecciones tipo Cuba, es decir, sin oposición, prefiere, obviamente, la segunda posibilidad. El problema es que realmente lo puede lograr gracias a la ayuda que le presta una parte de la propia oposición (primer y segundo grupo).

La tarea política de la oposición -si no quiere pisar la trampa tendida por la dictadura- es ir directamente a las elecciones regionales, ocupar sus espacios y dar ahí otra batalla. Pero ir a ganarlas como fueron ganadas las del 6-D. Los del grupo dos dirán: el tiempo es otro que el del 6D. No es cierto. Es la misma dictadura, es el mismo Maduro, es la misma CNE y es la misma oposición (aún más amplia todavía que durante el 2015).

La posición del grupo tres se encuentra avalada por tres razones. Una práctica, otra histórica y otra política. La lógica de la razón práctica enseña que cada vez que la oposición va a elecciones, haciéndose presente en las mesas, cotejando voto tras voto desde la primera hasta la última hora, logra resultados favorables. La lógica de la razón histórica enseña que los más grandes éxitos de la oposición han sido obtenidos en el área electoral y en ninguna otra. La lógica de la razón política enseña que nunca las movilizaciones populares han sido más intensas que cuando aparecen articuladas en torno a un objetivo electoral. Sí, electoral.

¿No fue la lucha por el revocatorio una lucha electoral? ¿No fue la lucha por las regionales, antes de que Maduro las robara, una lucha electoral? ¿Nadie se acuerda de  los grandes peregrinajes de recolección de firmas a los que sometió la sádica Lucena a la ciudadanía ansiosa de votar? ¿No fue el estallido popular que comenzó en abril de 2017 una demostración de que la ciudadanía estaba dispuesta a darlo todo para defender a la AN, elegida con sus votos? ¿No surgieron las grandes protestas callejeras en defensa del sufragio universal avasallado por una constituyente que inventaron los secuaces de Maduro con el único objetivo de evitar las elecciones regionales? ¿No diseñó la oposición su línea política como democrática, pacífica, constitucional y ELECTORAL? Y después de todo eso, ahora, cuando se abren las perspectivas para inundar a Venezuela con votos antidictatoriales, los de siempre, los del grupo uno y dos, intentan echar pie atrás, pisando la trampa tendida por la dictadura.

No. Desde una perspectiva histórica no se trata de cambiar de ruta como arguyen los del grupo uno y dos. Todo lo contrario, se trata de reafirmarla. La oposición –o su gran mayoría- es constitucional porque es electoral y es electoral porque es constitucional. Quienes intentan cambiar de ruta son los que quieren cerrar la vía electoral sin ofrecer ninguna otra, pisando así la trampa que Maduro les tendió.

Seamos francos de una vez por todas. La oposición tiene solo tres alternativas: 1) La lucha armada, para lo cual no está preparada 2) Soñar con un general divino, o con una invasión de marines comandados por Trump 3) La línea electoral, la que mejor conoce, la que más preocupa a Maduro.

Hay quizás una cuarta alternativa: ir a twitter y desde ahí insultar a los parlamentarios y candidatos de la MUD y a todos los que los apoyamos. No la recomiendo.

agosto 05, 2017

 
Semana Santa en Caracas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 13 de Abril de 2017 12:23

Por IBSEN MARTÍNEZ .-

“En política, una semana es un tiempo muy largo”.

La frase, comúnmente atribuida al líder laborista y dos veces primer ministro británico Harold Wilson fue evocada oportunamente el pasado 7 de abril por Francisco Quico Toro, editor ejecutivo de Caracas Chronicles.

En efecto, la manera como en Venezuela se han despeñado graníticas moles de arbitrariedad y desprecio a la ley que parecían inconmovibles, otorga razón al líder inglés. Apenas semanas atrás, Nicolás Maduro podía ufanarse de haber capeado la ola de multitudinarias manifestaciones de protesta promovida por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en octubre pasado, encaminada a forzar la convocatoria a un referéndum revocatorio.

Pareció entonces que dos estrategias opositoras que en 2014 habían demostrado ser irreconciliables, confluían al fin en los últimos meses de 2016, así no fuese concertadamente entre ellas, para poner a Maduro contra la pared y obligarlo a él y al partido mayoritario de la proterva coalición de cacos y narcogenerales que lo apoya, a dejar el poder. El movimiento de pinzas que en un extremo tenía a multitudinarias manifestaciones callejeras, y en el otro, al para muchos exasperante forcejeo de la dirigencia democrática y constitucionalista con un Gobierno de forajidos, fracasó cuando la MUD pareció caer en una celada.

La añagaza con que Maduro logró detener la ofensiva civilista y democrática fue promover un “diálogo” apadrinado por el Vaticano y por trapisondistas internacionales de la talla de Ernesto Samper, José Luis Rodríguez Zapatero y un tercero, un político quisqueyano que ni sé cómo se llama. (Me pasa con el descafeinado expresidente de República Dominicana lo mismo que a Jerry Seinfeld cuando le toca nombrar a los tres tenores y dice: Domingo, Pavarotti y “el otro tipo”).

Pese a algunos comunicados aclaratorios de su escrupuloso papel mediador, nunca estuvo claro para la gran masa opositora venezolana de qué lado estaba el Vaticano.

Y aun sin presumir entreguista mala fe en la dirigencia demócrata, el efecto neto que tuvo el inconducente “diálogo” fue un recrudecer de los reflejos antipolíticos de los opositores de a pie.

Cundió entre la gente, no solo el desánimo, sino la indignación al ver cómo el cantinflérico y siempre mendaz Maduro hurtaba el cuerpo a las elecciones regionales que debieron realizarse en diciembre pasado y a las condiciones que puso la oposición para “dialogar”. Estas eran, entre otras, la libertad de todos los presos políticos, abrir un canal internacional de ayuda humanitaria y una fecha en 2016 para el referéndum. Al mismo tiempo, el Gobierno seguía encarcelando dirigentes de los partidos democráticos. La MUD cayó es un descrédito del que, llegó a temerse, no saldría nunca más. El año terminó sin que la promesa de “salir de Maduro ante de seis meses”, hecha en enero pasado por el entonces presidente de la Asamblea Nacional, se cumpliese.

Así estaba la pizarra de anotaciones del partido cuando, envalentonado y dispuesto a patear el tablero y propinarle el proverbial definitivo palo a la lámpara, Maduro obtuvo de su obsecuente Tribunal Supremo una sentencia que disolvía de facto la Asamblea y lo investía con todas las potestades de un dictador. De la noche a la mañana, la resuelta reacción de la MUD, la indoblegable protesta callejera en la que todos los dirigentes democráticos, sin excepción, se han jugado valientemente el pellejo cada día junto a los batalladores manifestantes, ha deparado a Maduro un volte-face de la Fortuna.

Esta Semana Santa ha comenzado su camino al Calvario. La tiranía chavista está decidida a perpetuarse a sangre y fuego y lo está demostrando, pero, irremediablemente para ella, tiene ya sus días contados.

EL PAIS; ESPANHA

@ibsenmartinez

 
Ecuador, el adiós definitivo a su “Revolución Ciudadana” PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 05 de Octubre de 2017 23:34

Por Dr. Alberto Roteta Dorado.- 

Ecuador está seriamente implicado en el sonado escándalo de Odebrecht. Varios de sus más altos funcionarios que ocuparon importantes cargos en el gobierno de Correa, y aún en esta nueva etapa, están involucrados y acusados por su participación en los hechos. Entre ellos Jorge Glas, el actual vicepresidente, y también vicepresidente del anterior gobierno durante su segunda etapa de Correa.

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Glas se encuentra actualmente detenido en la estación de policía 4 de Quito, como prisión preventiva para evitar su posible huida del país, mientras se termina de definir su situación judicial; aunque todo parece indicar que su vínculo directo con la importante empresa brasileña es un hecho innegable, y de demostrarse categóricamente, Rafael Correa saldría asociado a los sobornos y otros procederes ilícitos...

Última actualización el Lunes, 30 de Octubre de 2017 17:34
 
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