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¿Cómo salimos de Daniel Ortega? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 27 de Marzo de 2021 12:32

La pareja presidencial apareció con mascarilla este domingo. (Captura)

Por Carlos Alberto Montaner.-

Repito la pregunta: ¿cómo salimos de Daniel Ortega? Tal vez es más sencillo de lo que parece: oponiéndole los diversos grupos liberales y conservadores del país, previamente unificados. De la misma manera que se salió en 1990, utilizando a doña Violeta Chamorro como estandarte. Enfrentando a Daniel a los factores realmente democráticos y pacíficos de la nación. Entre pitos y flautas son, al menos, un 56% del electorado. Cuando los liberales perdieron contra Ortega es porque fueron divididos a las elecciones.

Cuando se rasca a la mayor parte de los nicas aparece un liberal o un conservador. Las dos criaturas se han fundido en un partidario de la "democracia liberal". A estas alturas no tiene sentido ser liberal o conservador. Si uno cree en la separación de poderes, en el poder limitado por la ley de los Gobiernos, en la propiedad privada, en la ocupación pacífica de los poderes públicos mediantes autoridades elegidas en comicios transparentes y plurales, y en los inalienables derechos humanos, uno cree en la democracia liberal. Eso sucede en el Partido Liberal Constitucionalista de Haroldo Montealegre, en el Ciudadanos por la Libertad a que están afiliados Kitty Monterrey, Pedro Joaquín Chamorro Barrios y Arturo Cruz, o en el Partido Conservador, hoy representado por Alfredo César.

Daniel Ortega es un personaje más astuto de lo que afirman sus detractores. No es un hombre culto, ni un teórico de la revolución, pero tiene la viveza natural y la experiencia del nica feroz que ha aprendido a la fuerza

Daniel Ortega es un personaje más astuto de lo que afirman sus detractores. No es un hombre culto, ni un teórico de la revolución, pero tiene la viveza natural y la experiencia del nica feroz que ha aprendido a la fuerza. (Los venezolanos dicen "a coñazos"). Estuvo preso. Lo golpearon. Mató adversarios y le mataron compañeros. Salió de la cárcel por una audaz maniobra de Edén Pastora, el Comandante Cero. Edén estuvo con él, contra él y al final se reconciliaron. Su historia personal, que acaba de concluir debido al covid-19, resume la aventura del sandinismo.

Daniel cayó en el marxismo porque era la religión de su época, no por convicción. Era la de Fidel. En el verano de 1979 era un joven ignorante que podía pensar que la democracia y las libertades estaban condenadas a desaparecer en la medida en que Estados Unidos redujera su importancia relativa en el mundo. Era lo que suponía Fidel que sucedía y lo que le confió al historiador venezolano Guillermo Morón. Estábamos en la era crepuscular de Jimmy Carter. Los intereses bancarios llegaron al 20%. Los ayatolas en Irán habían ordenado el secuestro de decenas de estadounidenses y los planes de rescatarlos habían fracasado. Cuba había triunfado en Angola y en la guerra contra los somalíes en el desierto de Ogaden (1977-78), dirigida por el general cubano Arnaldo Ochoa, luego asesinado por los Castro junto a otros oficiales. En julio de 1979 se produce el desplome del gobierno de Anastasio Tachito Somoza y la desintegración de la Guardia Nacional. Era lógica la actitud castrista de Daniel Ortega. Daba la impresión de que Occidente se desmerengaba, como han acuñado los cubanos.

Hoy Daniel es un adulto igualmente ignorante, pero intuitivamente sabe que tiene que respetar los derechos humanos y sujetarse a una narrativa democrática para poder prevalecer

En 1990 el panorama era otro. En esa década larga se habían muerto Leonid Breznev, Yuri Andrópov y Konstantin Chernenko. Eran tantos los decesos que Ronald Reagan había dicho que "los soviéticos no organizaban Gobiernos sino funerales". Mandaba el muchacho Mijail Gorbachov, elegido, entre otras razones, porque era un chaval de 54 años cuando llegó al poder. Era un reformista que iba a salvar el comunismo soviético sometiéndolo a la cura de caballo de la perestroika y la glásnost. Las personas más conocedoras le advirtieron que el sistema sólo era salvable a "palos y tentetieso". Pero Gorbachov quería rescatar a Rusia del peso de los compromisos de la URSS y ya asomaba su oreja Boris Yeltsin.

Hoy Daniel es un adulto igualmente ignorante, pero intuitivamente sabe que tiene que respetar los derechos humanos y sujetarse a una narrativa democrática para poder prevalecer. Pese al guirigay del Socialismo del Siglo XXI, Ortega percibe que la realidad actual no es revolucionaria. Lo revolucionario es el guevarismo: matar y violar la ley sin consecuencias. ¡Qué tiempos felices eran aquellos en los que se podía degollar miskitos impunemente! Es verdad que Daniel Ortega ha hecho asesinar a unas 200 personas, y ha encarcelado sin juicio a otros centenares, pero ha pagado un alto precio en respaldo internacional. Luis Almagro no lo puede ver ni en pintura. Él y su esposa son dos apestados.

En todo caso la oposición democrática debe ser flexible. Lo primero es buscar la unidad de las facciones liberales. Pero si el camino, finalmente, es el de las urnas, hay que dialogar con el tirano. No se puede aguardar a que, voluntariamente, se meta en un calabozo a la espera de que lo fusilen al amanecer. No lo hará. Hay que pactar la paz aunque sea con la nariz tapada. Lo hicieron en Centroeuropa con los comunistas. Lo hicieron en Chile con los militares. No lo están haciendo en Cuba y así les va. Ortega se fue una vez y lo hará de nuevo. Siempre que el precio sea accesible, claro.

14 Y MEDIO

Última actualización el Sábado, 11 de Diciembre de 2021 21:25
 
Batalla de ideas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 04 de Enero de 2018 20:15

Por ARMANDO CHAGUACEDA.- 

El 2018 será un año de retos para el mundo y, en particular, para América Latina. La corrupción de Odebrecht y los Papeles de Panamá, los muertos del crimen organizado y la violencia de Estado, la desigualdad (mal) oculta en el oropel del consumismo, las elecciones que apuntan al cambio —con riesgo populista— son noticia común en varios países de la región.

Es probable que la ola autocratizante, en plena expansión global, se consolide en la zona. Que MaduroEvo —discípulos de Castro— avancen en la supresión de derechos e instituciones, pese a resistencias locales y condenas internacionales. Que, como espejo, las derechas continentales acudan al fraude y la represión para impedir, simultáneamente, el ascenso electoral de los democratizadores nativos y de los agentes bolivarianos. Que TrumpPutinXi Jinping conviertan nuestros mares, tratados comerciales y el ciberespacio en zona de disputa para sus agendas geopolíticas.

Frente a semejante panorama, defender la democracia real —liberal, republicana, social— y los Derechos Humanos —todos y para todos— son la única agenda compatible con la condición intelectual forjada durante dos siglos en Latinoamérica. Eso supone tener claro que a los desafíos actuales —de democracias precarias con deudas enormes en todos los órdenes de la convivencia colectiva— pueden sumársele en brevísimo tiempo otros radicalmente superiores, en la forma de viejas y nuevas tiranías, para los que hay que estar preparados, mientras libramos las contiendas del presente, desde ya.

Que los columnistas de publicaciones como la mexicana Proceso,  la colombiana Semana o la argentina Página 12 —en las antípodas de los agitadores de Granma—, los activistas de Derechos Humanos —ajenos a la involución fascista de Tarek William Saab— y los académicos progresistas —no sujetos a la ideología excluyente contrabandeada cómo pensamiento crítico por los actuales directivos de CLACSO— defiendan, sin complejo, las normas, modos e instituciones que dan auténtica vida al pluralismo y la diversidad.

Que repudiemos el encantamiento con el régimen chino, tan miserable en su poderío que tiembla por unas pocas voces disidentes.

Que nos indigne si Viktor Orban cierra una universidad en Budapest y también si Miguel Díaz-Canel llama a abolir toda muestra de autonomía pensante en La Habana.

Que nos duela un muerto de Temer o de Maduro.

Que nuestra sensatez nos haga dudar de por qué un pueblo instruido como el cubano ha elegido presidentes, por seis décadas, tan solo a dos hermanos.

Que nuestra coherencia analítica y moral nos recuerde que los regímenes e ideologías se evalúan por sus resultados integrales y no por sus orígenes populares o promesas libertarias.

Que nuestra defensa del derecho a escribir, votar, marchar y exigir políticas sociales lo esgrimamos, a la vez, contra los promotores criollos del trumpismo y el putinismo. Que impidamos macartismos 2.0 y nuevos Juicios de Moscú.

No tenemos armas ni capital: disponemos apenas de foros, urnas, medios y aulas, allí donde la libertad para ser ciudadano no ha sido aún anulada. En esos terrenos, alertas ante los demonios que nos asedian, habrá que encarar la disputa por el futuro de Latinoamérica. Una batalla —nunca mejor dicho— de ideas contra dogmas, de razones contra despotismos.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Domingo, 28 de Enero de 2018 17:11
 
Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 08 de Enero de 2018 20:37

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Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.- 

¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una  campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.

Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador.

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

Santa Cruz de Tenerife. España.- Dentro de la octava de Año Nuevo y a solo cuatro días para la celebración cristiana de La Epifanía o Día de Reyes, El Universo, uno de los diarios más importantes de Ecuador, anunciaba otro retorno inesperado del expresidente Rafael Correa a la nación andina, algo que se materializaba la víspera de dicha festividad, cual milagroso y simbólico “regalo” – la ironía de manera sutil es a veces recomendable en este tipo de escritos, de ahí que me tome hoy la licencia–  para una nación que desde hace ocho meses, en que comenzara el mandato de Lenín Moreno, ha mantenido un ambiente político muy tenso, toda vez que desde el inicio mismo de su etapa como gobernante surgieron grandes contradicciones que terminaron con una división rotunda del Partido Alianza, el movimiento fundado por Correa hace más de una década.

El viernes cinco de enero llegó el exmandatario a tierras andinas para comenzar, lo que según sus propias palabras, sería una campaña por el “No” previa a la realización de la Consulta Popular prevista para el próximo 4 de febrero, y en la que el presidente Lenín Moreno, haciendo uso de sus facultades y poderes como primer mandatario del país, y previa aprobación formal por parte del Tribunal Supremo Electoral, convoca al pueblo ecuatoriano a responder una serie de siete preguntas que, de resultar aprobadas darían un viraje definitivo a ciertos aspectos relacionados con el sentido de la democracia de esta nación.

Creo haber comentado ya en algún escrito que no podemos hacer afirmaciones categóricas de hechos, y sobre todo del comportamiento y actitudes de ciertas personalidades, toda vez que siempre el sentido de nuestra apreciación será subjetiva, por lo que estará sujeta a ciertos sesgos que pondrán en duda nuestras afirmaciones, por lo que mi valoración en este sentido no deberá tomarse como un referente absoluto, sino como lo que realmente es: una opinión; pero una opinión fundamentada a través del estudio de una serie secuencial de acontecimientos que han sacudido a Ecuador en los últimos tiempos.

No logro recordar a ningún expresidente que luego de dejar sus funciones, según lo reglamentado, mantuviera una actitud tan obstinada, que llega a la obsesión y al delirio, como en el caso de Rafael Correa. Al parecer carece de la capacidad para aceptar su condición actual como exmandatario, expresidente, y todos los ex posibles, amén de su aislamiento ante la rotunda pérdida de una popularidad conquistada a la fuerza y mediante el engaño y la manipulación, amén de su frustración al no poder continuar dirigiendo a todos en una nación de la que aun se cree dueño.

¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una  campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.

Recordemos que uno de los temas ejes dentro de la consulta es la posibilidad de eliminar la reelección indefinida, con lo que el retorno del excéntrico exmandatario – si lograra obtener un Sí, algo que se espera, por cuanto, el nivel de apreciación por el “Si” en esta pregunta, de acuerdo a estimaciones de la encuestadora Cedatos es de un 66.8%– quedaría imposibilitado, y esto garantizaría dejarlo a un lado para los comicios del 2021, en los que el líder izquierdista aspira a recuperar la presidencia; aunque lo intente ocultar.

De ahí que Correa se pronunciara de manera enérgica y despectiva a través de las redes sociales que tanto le apasionan, y ha utilizado para desatar una injusta y sucia campaña contra Moreno; pero como esta modalidad no ha dado resultado, y lejos de ganar votos, pierde espacios cada día, ha acudido a otros mecanismos que le puedan ofrecer cierta garantía a su maquiavélico plan.

Correa fue capaz de denunciar al actual presidente en la Organización de Estados Americanos, OEA, por alteración del orden constitucional en Ecuador, con lo que trató de impedir la Consulta Popular, o al menos, crear un ambiente desfavorable en torno a su realización, lo que también fracasó a pesar de las inseguridades e incongruencias del secretario general de este organismo, señor Luis Almagro, quien hizo declaraciones informales desde su cuenta de Twitter que ponían en duda los procederes de Moreno.

Ante la serie secuencial de fracasos – téngase en cuenta la esterilidad de su visita anterior, hace solo unas semanas, con el pretexto de participar en una fantasmal convención no reconocida oficialmente de Alianza PAIS– al exmandatario solo le faltaba presentarse directamente y emprender una campaña por el “No”, de igual forma en que asumió, aunque esto resulte paradójico, hace casi un año su rol como principal promotor en una inmoral y violenta campaña a favor de la candidatura Moreno-Glas, y como sabéis, ahora Lenín Moreno es su peor enemigo – Correa se ha autoproclamado como el principal opositor del morenismo–, mientras que Jorge Glas se encuentra tras las rejas, y con aprobación definitiva para la realización de juicio político, cumpliendo seis años de prisión (la pena máxima) por sus implicaciones en el escandaloso caso Odebrecht.

Es justamente a este punto a donde quiero llegar para que se comprenda la idea acerca de lo que he llamado el lado oculto de esta nueva visita. Si Jorge Glas está prisionero por su probada comprobación en los hechos de la gran empresa constructora brasileña, y fue el vicepresidente durante el segundo mandato de la década correísta, es de suponer que el presidente de la nación no estuviera ajeno a lo que ocurría en el área estratégica de la que se ocupaba Glas.

Si Jorge Glas es culpable Rafael Correa también lo es, y su llegada a Ecuador para boicotear la realización de la Consulta Popular, considerado un acto de carácter democrático, debe ser motivo para que de una vez y por todas se inicie una investigación que logre vincularlo definitivamente a las acciones de corrupción que caracterizaron a su gobierno, cuya administración dejó una deuda que se aproxima a los 60.000 millones de dólares; y no solo vincularlo, sino demostrar su protagonismo como la cabeza pensante de todos los escandalosos hechos que  han estremecido al país.

Este es el verdadero objetivo de lo que se ha convertido en una obsesión para el señor Rafael Correa, esto es, el tema de la Consulta Popular. A un ser tan malvado no puede interesarle la democracia de su país, ni la dura situación económica por la que atraviesa, ni la deuda dejada y heredada por su sucesor, ni los altos índices de delincuencia, pobreza, desempleo y subempleo.

Sus objetivos son evidentes: 1. Desestabilizar al nuevo gobierno (¿Golpe de estado blando?), 2.Boicotear la Consulta Popular, de modo particular mediante la obtención del “No” para los aspectos relacionados con la Reelección Indefinida, el cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y derogación de la ley de Plusvalía (los que le afectan directamente). 3. Abrir la brecha para su retorno a la presidencia en 2021; pero detrás de estos objetivos bien definidos se esconde su verdadera intención: reintegrarse de manera activa a la vida política del país como mecanismo protector que pueda garantizarle cierta inmunidad ante la justicia, o al menos atenuar su posible sentencia.

Así están las cosas en la patria de Eloy Alfaro por estos días navideños y de magos del oriente. Habrá que esperar los resultados definitivos (la totalidad de los votos escrutados) y definitorios (por lo que representan para el presente y el futuro de Ecuador).  Por el momento podemos adelantar que Moreno está en su mejor momento político, con un apoyo a su gestión del 70,9%, de acuerdo con la encuestadora Cedatos, mientras que Correa solo cuenta hoy con el 26,3%, muy lejos del 64% del que gozaba en el 2007 cuando inició su administración presidencial. Para un 64%, de los 780 encuestados como sondeo de opinión realizado por Eureknow, el retorno del expresidente Correa es negativo para el país, siendo las argumentaciones más frecuentes las que dicen que esto es porque “divide al Ecuador” y porque “es un manipulador y mentiroso”.

Nada más exacto para describir a quien ha sido capaz de envolver a estadistas, politólogos, religiosos, catedráticos, intelectuales y hombres de ciencia de todas partes del mundo, los que han admirado y condecorado hasta el cansancio a quien debería estar junto a Glas tras las rejas.

Última actualización el Domingo, 28 de Enero de 2018 17:09
 
Rafael Correa y su ridícula acusación del orden constitucional en Ecuador ante la OEA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 16 de Diciembre de 2017 15:04

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Por Dr. Alberto Roteta Dorado.-

A Correa no le conviene el esperado Sí de la consulta popular. Esto le

impediría su retorno a la vida política de Ecuador, toda vez que las preguntas

segunda y tercera le perjudican sobremanera.


Rafael Correa y su ridícula acusación del orden constitucional en Ecuador

ante la OEA.

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

Santa Cruz de Tenerife. España.- En los últimos meses la nación ecuatoriana

se ha visto inmersa en situaciones políticas muy complejas. Una tensa

campaña electoral previa a los más recientes comicios que llevaron a Lenín

Moreno, representante del partido de izquierda Alianza PAIS, a la presidencia

a pesar de que los miembros del Movimiento de derecha CREO, presididos por

Guillermo Lasso, se proclaman como vencedores, marcó el inicio de una nueva

etapa en la vida política del país.

Lenín Moreno, independientemente de ser ahora el líder de Alianza PAIS,

asumió una actitud diametralmente opuesta a la directriz de exclusión y

totalitarismo de su predecesor, Rafael Correa. Su convocatoria a un diálogo

nacional en el que han podido participar los representantes de los diversos

movimientos de la oposición fue el detonante para el comienzo de una serie

ininterrumpida de contradicciones entre Moreno y Correa.

Este último ha interpretado las acciones emprendidas por el actual presidente

como una traición a la Revolución Ciudadana, al Partido Alianza PAIS, y a su

persona, toda vez que fue su mentor y promotor, con lo que pensó que podía

garantizar un continuismo político que le permitiera desde Bélgica –lugar a

donde se fue a residir en familia una vez que dejara su cargo en el gobierno–

poder manipular todo el acontecer de Ecuador.

Ante el rotundo fracaso de sus planes, toda vez que Lenín Moreno ha asumido

un estilo radicalmente opuesto a la línea política de Correa, la cual estaba

matizada por un socialismo a su manera – influenciado por el entusiasmo

enfermizo y la personal histeria del difunto venezolano Hugo Chávez, quien a

su vez jamás supo la esencialidad teórica de las doctrinas socialistas, sino que

se acogió a lo aprendido de un vistazo a través de manuales y pequeños

panfletos contemporáneos– el exmandatario se ha vuelto el peor enemigo de

Lenín Moreno, por cierto, uno de los pocos enemigos que hasta ahora se ha

pronunciado en su contra, y hasta se ha declarado públicamente su principal

opositor.

Estas contradicciones alcanzaron su clímax una vez que se conoció sobre una

consulta popular que Lenín Moreno ha propuesto realizar, y que hace pocos

días el Consejo Nacional Electoral, CNE, después de retener los informes

correspondientes durante un largo tiempo, finalmente aprobó su realización el

próximo cuatro de febrero.

La crisis política de Ecuador ha repercutido en todas las instancias, y el CNE

no es la excepción. Su presidente, Juan Pablo Pozo, presentó la renuncia el

miércoles 29 de noviembre, justo cuando debía aprobar la realización de dicha

consulta popular. En su lugar la periodista Nubia Villacís, vicepresidenta del

CNE desde 2015, y con participaciones activas dentro de la vida política del

país, asumió el cargo de la presidencia el 30 de noviembre.

La actitud de Pozo ha resultado sobremanera llamativa, justo ahora, cuando no

solo tendrá lugar la consulta popular, sino cuando acaba de conocerse ciertas

declaraciones hechas por Eduardo Mangas, secretario general de la

Administración, y a la vez secretario particular del presidente Moreno, que

sugieren que Alianza PAIS no ganó en los pasados comicios, que sus

encuestas los daban como perdedores pero el equipo de Correa les aseguraba

un triunfo por 15 puntos, hecho que contribuye a la realzar la veracidad de la

hipótesis del gran fraude electoral que los colocara en un triunfo que no les

correspondía a ellos, sino a la oposición.

Pero al parecer Rafael Correa ha olvidado esto, y digo olvidado, por cuanto la

posibilidad de que lo desconociera es casi imposible. Rafael Correa manipuló

todo el proceso eleccionario, y una vez que Alianza PAIS perdiera el escrutinio

forzó los resultados que finalmente se mostraron y que contradicen las

estimaciones de prestigiosas empresas encuestadoras que declararon

vencedores a los representantes de CREO (Creando oportunidades).

¿Por qué digo que ha olvidado este incidente? Pues porque ha tenido la osadía

de presentar una denuncia ante la Organización de Estados Americanos, OEA,

expresando que en su país existe una alteración del orden constitucional, con

lo que acusa a Lenín Moreno por haberse adelantado a la respuesta del CNE,

algo que no es una violación, por cuanto, dicha instancia disponía de veinte

días para decidir si aceptaba o no la consulta y sus siete preguntas; pero una

vez superado el tiempo establecido ( la propuesta fue entregada desde el dos

de octubre) para pronunciarse el mandatario procedió debidamente enviando

dos decretos ejecutivos para que la autoridad electoral convoque a la consulta

popular y referendo.

La determinación de Moreno se da bajo el argumento legal de que la Corte

Constitucional (CC) excedió el término establecido en la ley, por lo que se

entiende que el dictamen fue favorable. Y es esto justamente lo que ha

utilizado Rafael Correa para atacar una vez más al actual presidente de

Ecuador, quien cuenta para el SÍ de su consulta popular con el apoyo de más

de 180 alcaldes y con una representación de los sectores más importantes de

la oposición ecuatoriana, incluyendo a su propio contrincante en las pasadas

elecciones, el político y empresario Guillermo Lasso.

A Correa no le conviene el esperado Sí de la consulta popular. Esto le

impediría su retorno a la vida política de Ecuador, toda vez que las preguntas

segunda y tercera le perjudican sobremanera. Las interrogantes se refieren al

cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, lo que

significa que los siete actuales miembros del consejo cesen de inmediato y que

los nuevos integrantes sean elegidos a través de votación universal y no

designados directamente, lo que cuenta con una estimación del 71,1% para

ser aceptado en la consulta, así como a eliminar la reelección indefinida, con

lo que se pretende la recuperación del mandato de la Constitución de

Montecristi, dejando sin efecto la reelección indefinida aprobada mediante

enmienda por la Asamblea Nacional, el 3 de diciembre de 2015, lo que cuenta

con el apoyo del 66.8%, siendo el tema más polémico de la consulta, y que el

excéntrico y prepotente exmandatario ha querido ver como un golpe de estado.

Luis Almagro, Secretario General de la OEA se pronunció a través de Twitter

afirmando: “ExPdte @MashiRafael y @RicardoPatinoECpresentaron

denuncias sobre alteración del orden constitucional en #Ecuador y solicitud

aplicación CDI @OEA_oficial. Ante ello, Secretaría Gral realizará informe

técnico jurídico sobre situación institucional”.

A lo que el Gobierno de Ecuador ha respondido: “El gobierno ecuatoriano

expresa su malestar por la publicación del Secretario General de la OEA, Luis

Almagro, del 15 de diciembre, en redes sociales, en donde anuncia que la

Secretaría General realizará un informe técnico jurídico sobre la situación

institucional en el Ecuador ante afirmaciones de terceros de una supuesta

alteración del orden constitucional”.

“El Ecuador rechaza toda injerencia en los asuntos internos de los Estados y

cualquier forma de intervención, por lo cual reitera el pedido de respeto al

orden democrático de todos los países y, en este caso, al derecho del pueblo

ecuatoriano a expresar su voluntad en las urnas a través de un referéndum y

consulta popular, convocados en irrestricto apego a la Constitución de la

República y a la normativa interna, para decidir sobre temas trascendentes de

interés nacional”.

Almagro debería ocuparse de hechos como los resultados definitivos de las

polémicas elecciones de Honduras - que ya ha dilatado bastante- cuyas

acciones de protestas ya han dejado varios muertos y heridos, así como el

restablecimiento del orden constitucional en Venezuela, algo que jamás ha

logrado en más de dos años de intentos, y dejar a Ecuador en manos de

Moreno que hasta el momento solo ha dado muestras de inclusión, democracia

y aceptación.

Última actualización el Domingo, 14 de Enero de 2018 21:59
 
Lenín Moreno Vs. Rafael Correa PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 26 de Octubre de 2017 13:57

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Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.- 

Desde la campaña promocional que precedió a las recientes elecciones presidenciales ya podía vislumbrarse que, una vez que Moreno asumiera el poder,  podrían ocurrir ciertos cambios en el orden social que beneficiarían sobremanera al país.


Lenín Moreno Vs. Rafael Correa.

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

Naples. Estados Unidos.- No creo estar obsesionado. Tampoco quisiera que los lectores tuvieran esa percepción de quien, con frecuencia, escribe sobre un mismo tema. Resulta que mientras más me introduzco en el complejo y difícil asunto de la situación política de Ecuador van surgiendo inquietudes en torno a la idea de cómo será el desenlace final de la polémica Correa Vs. Moreno, la crisis del Partido Alianza PAIS, el destino del vicepresidente Jorge Glas, actualmente en prisión, la inserción de la oposición en la actividad económica y política de la nación, y por último; aunque de suceder sería lo peor, un posible regreso de Correa a la política ecuatoriana.

Temas que, como es lógico, no puedo abordar en un mismo escrito, por lo que los iré desarrollando en los próximos días. Por hoy vamos a concentrarnos en la idea en torno a la polémica Correa-Moreno, y a las amenazas del primero con volver a insertarse en la política del país.

Desde la campaña promocional que precedió a las recientes elecciones presidenciales ya podía vislumbrarse que, una vez que Moreno asumiera el poder,  podrían ocurrir ciertos cambios en el orden social que beneficiarían sobremanera al país. Por otra parte, era de esperar que los métodos de gobierno fueran diferentes a los de su predecesor, y esto no solo por la idea de que cada cual tiene su estilo propio, sino porque el actual mandatario estaba convencido de la ineficacia de la imposición, el despotismo, el totalitarismo, la prepotencia y todas las antivirtudes que caracterizan al excéntrico y egocéntrico Rafael Correa.

Correa comenzó aferrado a ciertos ideales socialistas, dados por una “protección sin límites a los desposeídos”, ansias de lograr grandes cambios sociales en su país, y realzar su economía, pero terminó dejando a su patria con una deuda que se acerca a los 60 000 millones de dólares, algo que el minimiza, una crisis total de su economía, a pesar de que él sigue afirmando que no es cierta, y hasta agrediendo a los indígenas de la etnia Shuar en la lejana amazonía del oriente de Ecuador, hecho al que no se dio la importancia que merecía en su momento, y hoy día es algo completamente olvidado.

Así las cosas, Lenín Moreno, el presidente actual, a pesar de representar al mismo partido fundado por Correa, el oficialista Alianza PAIS, de tendencia izquierdista, con firmeza está tratando de dar solución a la difícil situación económica que heredó de la llamada Revolución Ciudadana, con lo que se va desprendiendo de aquellos remanentes matizados por la tendencia socialista forzada e impuesta –  solo en teoría, y mala teoría, toda vez que sus promotores jamás tuvieron ideas claras en torno a las premisas presentadas por Marx hacia el final del siglo XIX, y que siguen siendo el paradigma del modelo socialista- por un gobierno dictatorial durante una década.

La declaración pública de la enorme deuda y de la crisis económica por parte de Moreno fue el elemento desencadenante de la confrontación con Rafael Correa. Desde Bélgica, a donde se fue a residir una vez que terminara su mandato, Correa ha desacreditado a su sucesor, a quien ha llamado traidor, mediocre, ignorante, y cualquier calificativo inapropiado para definir a Moreno, un hombre culto, serio, sincero, y ante todo, con una perspectiva diametralmente opuesta a los conceptos correístas respecto a la democracia, la tolerancia y el respeto constitucional.

Las contradicciones Correa-Moreno han alcanzado su clímax recientemente a partir de dos importantes y definitorias propuestas de este último. Una consulta popular que abarca siete aspectos, de los que hay dos que están siendo motivo de fuertes tensiones – cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y eliminación de la reelección indefinida–, y un plan de medidas económicas, que no ha sido bien recibido por la oposición – lo que no resulta conveniente en este crucial momento– han reforzado las pugnas entre ambos.

El talón de Aquiles de la consulta popular ha sido el tema de la eliminación de la reelección indefinida, algo que no está en la llamada Carta Magna de Montecristi, y que durante las múltiples enmiendas que se hicieron durante la tenebrosa década correísta se modificó  tras la aprobación, en 2015, por la Asamblea Nacional, casi en su totalidad de tendencia izquierdista, manipulada por el dictador Rafael Correa.

La aceptación de la eliminación de una reelección indefinida pondría el fin definitivo a toda posibilidad de que Correa pueda regresar a la política de Ecuador. Esto impediría a todo aquel que ocupó determinado cargo, ya sea como presidente, vicepresidente, pero aún más, alcaldes y dirigentes de la asamblea a niveles municipales, volver a ser propuesto para un nuevo mandato.

La enmienda de Correa tenía como fin esa posibilidad de perpetuación en el poder, algo tan distintivo en todos los líderes del llamado Socialismo del siglo XXI. La Asamblea Nacional lo aprobó, pero el mandatario no pudo salirse con la suya puesto que acordaron como disposición transitoria, que solo se aplicaría a partir del 24 de mayo de 2017, una vez que las elecciones presidenciales se hubieran realizado, y ya este era el segundo mandato de Correa, y de acuerdo a la Constitución de Montecristi de 2008, solo es aceptada una reelección.

Correa preparó a quien consideró su “fiel camarada” de Alianza PAIS con el objetivo de garantizar un continuismo político y regresar para los comicios del 2021, momento en que ya estaría en vigor la elección indefinida; pero no contó con que Moreno daría un viraje radical a la política del país, y mucho menos que lanzaría una consulta popular para eliminar una de las tantas enmiendas añadidas durante su mandato. “Ganamos la presidencia y ahora es peor que si hubiera ganado la oposición, con mucha más maldad, con mucha más mentira, con mucha más desvergüenza", ha declarado el exmandatario.

Mientras que Lenín Moreno ha afirmado recientemente: “La reelección indefinida es una distorsión de la vida democrática y una falta de respeto a nuevos líderes y jóvenes que tienen derecho a optar por dignidades. Es una aberración política que va contra principios de Constitución de Montecristi y los míos propios”.

¿Qué le queda por hacer al prepotente economista que acabó con la economía del país? Pues está amenazando – ya lo había hecho cuando se veía que Guillermo Lasso por la oposición era un fuerte contrincante en las elecciones, de hecho, todo parece indicar que fue Lasso quien realmente ganó, pero como es habitual en los gobiernos izquierdistas, los resultados fueron cambiados y manipulados a su forma– con regresar a Ecuador y convocar a una nueva Asamblea Nacional Constituyente – al estilo de Maduro en Venezuela– con lo que teóricamente podría hacer cesar al gobierno de Moreno y organizar nuevas elecciones antes de que finalice su mandato.

Esperemos que no se llegue a este punto y que los ecuatorianos puedan librase definitivamente de la sombra del correísmo. Tal vez en prisión el ofuscado exmandatario cese de sus insultos. Ya lo ha dicho Lenín Moreno, durante su participación en el Gabinete Binacional, junto a Pedro Pablo Kuczynski, el presidente peruano, en Trujillo, Perú: "En Ecuador no tenemos presidentes presos; pero no hemos perdido la esperanza".

De cualquier modo, ya Correa no cuenta para nada, a pesar de que desde Europa se sigue entrometiendo en todo lo que acontece en torno a la política ecuatoriana; pero él es tan solo una sombra, temerosa; pero solo una sombra, y la oposición, cada vez más fortalecida, y ahora en unión del nuevo presidente Lenín Moreno no permitirán que Ecuador, la patria de Eloy Alfaro, sea convertida en una Cuba o una Venezuela.

Última actualización el Sábado, 11 de Noviembre de 2017 13:13
 
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