Lula continúa acumulando capital político Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 02 de Noviembre de 2010 11:21

Luiz Inácio Lula da Silva logró hacer elegir a Dilma Rousseff presidente de Brasil y ahora el enorme capital político del mandatario más popular de la historia del país estará al servicio de su protegida, pero también de sus ambiciones personales, opinaron analistas.

By M. RABUFFETTI y A. GAMBOA / AFP

RIO DE JANEIRO

Gracias a su prestigio e influencia entre los brasileños, Lula logró que su ex jefa de gabinete de 62 años, una militante desconocida del gran público que nunca había disputado un cargo en las urnas, derrotara al competente José Serra, brillante ex ministro de Salud y exitoso ex gobernador del motor industrial de Brasil, el estado de Sao Paulo.

El domingo, después de votar, Lula descartó toda participación directa en el Ejecutivo de Rousseff.

``No existe ninguna posibilidad de que un ex presidente participe en el gobierno. Dilma (...) precisará construir un gobierno que tenga su rostro. Sólo me resta esperar que ella haga más de lo que yo hice'', dijo el presidente saliente.

Se mostró, no obstante, dispuesto a aconsejar a su protegida. ``Soy compañero de Dilma, lógico que voy a discutir con ella muchas cosas'', expresó, escueto, a la prensa local.

Entre quienes analizan la realidad brasileña, nadie espera que este carismático dirigente de 65 años, que tiene más de 80 por ciento de popularidad, se retire de la vida política, en la que está presente desde hace más de tres décadas.

La Constitución impidió a Lula competir por un tercer mandato consecutivo, pero no lo inhabilita en el futuro a buscar regresar al Palacio presidencial de Planalto, algo para lo cual insiste en repetir que ya no tiene interés.

``No se puede prever. Muchas cosas pasan en cuatro años. Y en principio él es potencial candidato para sustituir a Dilma en el 2014'', sostuvo no obstante el politólogo Williams Gonçalves, de la Universidad estatal de Rio de Janeiro.

Antes de la votación, el prestigioso sociólogo opositor Bolívar Lamounier, resumía así el futuro del mandatario en una entrevista al diario Valor Económico: Lula ``será una especie de ayatola, fuera del gobierno, un fenómeno sin precedentes en la historia brasileña. En Sao Bernardo do Campo (su residencia) no se va a quedar. Va a opinar de todo''.

Y sobre su eventual influencia en el próximo gobierno, los analistas coinciden en señalar que Lula se lleva consigo un capital del que Rousseff aún carece: su capacidad negociadora.

Lula ``es, por sobre todas las cosas, un gran negociador. El gobierno podría utilizar esa habilidad, por ejemplo, para tratar temas muy complejos en el plano interno, como la reforma fiscal o la reforma política, que son asuntos que requieren una capacidad enorme de articulación'', indicó Cesar Carvalho, de CAC Consultora.

``Se trata de un capital político que el gobierno de Dilma no puede dejar pasar. Ella ya ha dicho que lo consultará, y eso sugiere que él podría tener algún tipo de papel protagónico'', arriesgó este especialista. ``Pero aún es necesario que el propio Lula también defina qué es lo que quiere hacer'', matizó.

Entre las muchas versiones sobre los planes de Lula, figura la creación de una fundación para erradicar el hambre.

``Va a dirigir una fundación, y su presencia internacional es enorme (...)'', vaticinó Goncalves. ``El va a tener una agenda intensa, muy identificada con la erradicación del hambre. (...) Este tema tiene gran impacto en el mundo, y él se volvió un gran defensor de esa idea'', resumió.

Fuera de fronteras, su estatura creció al punto de que, en los últimos meses de su gestión, se desató una ola de especulaciones sobre su destino personal.

``Vi un artículo diciendo que tengo pretensiones de ir para la ONU o el Banco Mundial. Eso es una tontería. La ONU no puede tener como secretario general una figura fuerte, tiene que ser un burócrata. En relación al Banco Mundial, no tengo cara de banquero'', dijo Lula meses atrás.

Con la muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner la semana pasada, quedó abierta la presidencia de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), y en los corrillos diplomáticos, el nombre de Lula suena con insistencia.

El politólogo Guilherme Carvalhido, de la Universidad Veiga de Almeida en Rio de Janeiro, descartó esa posibilidad.

``Para Brasil y para la Unasur sería extraordinario tener una figura como Lula allí, pero tengo la impresión de que el propio Lula tiene expectativas más altas. Si eso se confirma, sería un cargo que le quedaría chico'', resumió.

En todo caso, el mandatario dejó claro cuál será su prioridad más inmediata, como recordó el domingo el diario Estado de Sao Paulo: ``Voy a querer bañarme en la playa, tomar una cervecita (...). Todo hijo de Dios tiene derecho a tomar una cervecita al borde del mar''.



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