Nicolás Maduro, 365 días sobreviviendo a la sombra de Hugo Chávez Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 05 de Marzo de 2014 10:54

A un año de la muerte de Hugo Chávez se puede concluir que su sucesor, Nicolás Maduro, no ha podido hacer otra cosa que sobrevivir en la cuerda floja durante todo este tiempo. Sobrevivir a la ausencia del líder carismático y caudillo de la “revolución”, sobrevivir a la inflación y el desabastecimiento y, por último, sobrevivir a la actual oleada de protestas.

CARACAS (VENEZUELA), 18/03/2013.-EFE/MIRAFLORES/SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-. Hugo Chávez le nombró sucesor directamente en diciembre de 2012, pero eso no fue suficiente para consolidarlo en la presidencia demostrando fehacientemente que el puesto se hereda pero no el carisma.

Supervivencia política

El fallecimiento de Chávez en marzo de 2013 desencadenó una frenética carrera por legitimar en las urnas a Nicolás Maduro. La jugada en sí, convocar elecciones de forma inmediata para aprovechar la ola de sentimientos desatada por la desaparición del caudillo, no salió del todo bien.

Maduro fue electo en los comicios de abril pero ganó de forma muy ajustada, un punto y medio sobre Henrique Capriles que denunció que había existido fraude.

Nicolás Maduro con el retrato de Hugo Chávez al fondo

Nicolás Maduro con el retrato de Hugo Chávez al fondo

Sobrevivir en esas condiciones, y con rumores de divisiones internas entre sectores maduristas y partidarios de Diosdado Cabello, requirió echar mano por parte del régimen al recuerdo de Hugo Chávez, a su lenguaje y estilo y hasta a su espíritu.

Pero todo ha sido inútil pues finalmente si algo ha quedado claro es que media un mundo entre Maduro y Chávez. Luis V. León lo explica muy claramente en un artículo en el diario El Universal:  “Maduro no es Chávez”. Capriles lo usó para atacarlo y el propio Maduro para explicar porque se esfumaron los 20 puntos de ventaja con los que comenzó la campaña en pleno velorio y que culminó con una diferencia que Chávez hubiera llamado pírrica”.

“No hay nada malo -concluye León- en ser distinto, pero cuando intentas imitar, las diferencias que resaltan son las negativas. El carisma de Maduro es inferior. Su control interno más difícil y su volátil popularidad genera dos problemas: 1) menor margen de maniobra para pedir a la población sacrificios y 2) una mayor dependencia militar”.

Los primeros momentos de inestabilidad política (entre marzo y mayo) fueron finalmente superados, al menos a corto plazo, cuando la oposición fracasó en su intento de demostrar que había habido fraude y entró en un periodo de parálisis que se acentuó con la derrota en las elecciones locales de finales de 2013

Supervivencia económica

Pero cuando se fue mitigando la crisis política producto del fallecimiento de Chávez en marzo y las elecciones de abril, apareció con más fuerza la crisis económica.

Cumbre ALBA

Hugo Chávez (d), junto al que fuera su ministro de Relaciones Extreriores, Nicolás Maduro (i)

Maduro no ha creado los actuales problemas económicos del país (inflación superior al 55% y desabastecimiento que ronda el 30%) pero tampoco ha sido capaz de encontrar un solución, más allá de la devaluación de principios de 2013.

Tampoco ha sabido encontrar el camino para combatir la inseguridad que ha saltado aún más a la luz a raíz del asesinato de Mónica Spear.

El modelo económico hace aguas y las reformas de gran calado que necesitaría el país no llegan pues tendrían un gran coste político y social que el gobierno no está dispuesto a asumir y menos en la actual coyuntura.

Como señala Steven Levitsky, “el proyecto chavista dependía demasiado de Chávez y del petróleo, ninguno de los cuales es sostenible.  Maduro no heredó el carisma de Chávez, pero sí su lío económico”.

Como señala Steven Levitsky, “el proyecto chavista dependía demasiado de Chávez y del petróleo, ninguno de los cuales es sostenible.  Maduro no heredó el carisma de Chávez, pero sí su lío económico. Mientras la aprobación de Chávez fluctuaba entre 50% y 60% en sus últimos años, Maduro ha caído a 40%. Esto se debe, sobre todo, al pobre rendimiento del gobierno: la alta inflación, la escasez y la tremenda inseguridad. Pero si el chavismo perdió las mayorías, la oposición todavía no las tiene”.

No atajar la escalada inflacionaria ni reducir el desabastecimiento explican el crecimiento del malestar ciudadano, sobre todo de las clases medias urbanas, que ha salido a relucir en 2014.

Sus medidas han sido coyunturales, sin tener un plan a largo plazo y sobre todo electoralistas y populistas: “Maduro reacciona con el Dakazo, que le ayuda a enviar mensajes de autoridad, acompañamiento, creación de culpables externos, control de la Fuerza Armada y concentración de poder. La medida es desastrosa en términos económicos y acentúa precisamente el control y el intervencionismo que causaba (y causa) la crisis, pero le permite subir 12 puntos de popularidad, ganar las elecciones municipales y tener una corta luna de miel”, explica Luis V. León.

Supervivencia del régimen

Y resultado lógico de todos estos problemas es la actual crisis, no ya de gobierno, sino lo que es peor de régimen.

En la actual coyuntura lo que está en juego no es la mayor o menor duración de un gobierno, en este caso el de Maduro sino la propia supervivencia del régimen chavista acosado por los problemas económicos, la movilización opositora y el rechazo de una importante parte de la comunidad internacional.

CARACAS (VENEZUELA), 18/12/2013.- EFE/MIGUEL GUTIERREZ

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro con un retrato de Hugo Chávez al fondo.

Las posibilidades de diálogo están agotadas porque ninguna de las dos partes cree en ellas. La oposición porque ve que su única posibilidad de derrotar al régimen es en la presente coyuntura y con la actual estrategia.

Y eso porque no hay elecciones hasta 2015 y la posibilidad de un referendum revocatorio se alarga hasta 2016.

En la actual coyuntura, como en 2013, Maduro no busca tanto solucionar los problemas que aquejan al país sino sobrevivir y capear el temporal con la esperanza de que mejore la coyuntura económica y se desinfle la protesta opositora.

Para Andrés Oppenheimmer, “Maduro no puede sentarse a esperar una nueva alza de los precios mundiales del petróleo, porque ningún economista serio está pronosticando eso. A Maduro no le va a quedar otra opción que adoptar un paquetazo de medidas de austeridad, que no podrá implementar por sí solo en un país profundamente dividido sin provocar más —y más grandes— protestas sociales. Si no hay un rescate chino, todos los caminos apuntan a que necesitará un pacto político con los líderes de la oposición a quienes hoy insulta a diario”.

Maduro, a quien algunos consideran partidario del diálogo, está, por su lado, atrapado por una red de intereses que se opone a ceder ante la oposición.

“Las protestas movilizaron a mucha gente y dieron esperanza a los antichavistas. Pero tienen costos.  Ayudan a unificar al chavismo. Y corren el riesgo de atrapar a la oposición aún más en la clase media, reforzando el empate y endureciendo el conflicto.
Maduro y Capriles saben que tienen que negociar. Pero presiones desde sus propios movimientos los empujan hacia la confrontación.  Las consecuencias podrían ser feas”, asegura Levitsky.

Tomado de INFOLATAM