REUNIÓN DE "EMIGRADOS DÓCILES" Y LA DICTADURA TERMINA EN PLIEGO DE DEMANAS CONTRA ESTADOS UNIDOS Imprimir
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Miércoles, 02 de Mayo de 2012 06:39

La declaración final de la reunión se exigió el fin del embargo y otras sanciones de Estados Unidos, la liberación de cinco espías cubanos capturados en el sur de la Florida en 1998, la eliminación de la isla de la lista de naciones que apoyan el terrorismo internacional elaborada por le Departamento de Estado y el fin del apoyo estadounidense a los programas a favor de la democracia en Cuba.

En la reunión de este fin de semana en Washington, emigrados cubanos también pidieron al gobierno de Raúl Castro que se les permita regresar, invertir y comprar propiedades como a cualquier residente del territorio nacional, según dijeron el martes participantes en esta reunión con diplomáticos de la isla.

Juan O. Tamayo

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Al final del encuentro por invitación que reunió a unos 115 cubanos que viven en Estados Unidos se emitió una declaración con los tópicos mencionados en el mismo, los cuales fueron fijados dos semanas atrás por la misión diplomática en Washington.

La declaración exigió el fin del embargo y otras sanciones de Estados Unidos, la liberación de cinco espías cubanos capturados en el sur de la Florida en 1998, la eliminación de la isla de la lista de naciones que apoyan el terrorismo internacional elaborada por le Departamento de Estado y el fin del apoyo estadounidense a los programas a favor de la democracia en Cuba.

Además, se urgió a Estados Unidos a eliminar la Ley de Ajuste Cubano y extraditar a Venezuela al exiliado Luis Posada Carriles, a fin de que sea juzgado por acusaciones de terrorismo.

De acuerdo con las mencionadas fuentes, durante la reunión a puertas cerradas varios participantes pidieron que se les diera a los emigrados los mismos derechos que a los cubanos en la isla. También solicitaron que se les llamara “emigrados” en vez de “exiliados” para evitar toda connotación política.

Los cubanos que viven en el extranjero necesitan permisos del gobierno cubano para regresar a la isla. A la mayoría no se le permite comprar propiedades ni invertir en negocios bajo sus propios nombres. El embargo estadounidense también limita a los cubanos que viven en Estados Unidos.

Funcionarios cubanos dijeron a los participantes en la conferencia del sábado que el gobierno está “en un camino irreversible para normalizar las relaciones con los emigrados”, dijo uno de los participantes de Miami, Hugo Cancio, promotor de música y propietario de Fuego Entertainment.

Cancio añadió que si el gobierno cubano ofrece un tratamiento más igualitario, seguramente los emigrados se opondrían más activamente a las sanciones estadounidenses contra la isla.

Tanto Castro como otros funcionarios han hablado varias veces sobre la necesidad de mejorar las relaciones con los cubanos que viven en el extranjero. Igualmente han mencionado la intención de cambiar las regulaciones que controlan la emigración y definen sus derechos en la isla.

Pero al cabo de varios días en que se esperaba que se anunciaran oficialmente las reformas no se ha hecho ningún anuncio al respecto. Informes no confirmados que circulan en La Habana afirman que los cambios podrían darse a conocer en la reunión que se celebrará a mediados del verano en la Asamblea Nacional de Poder Popular.

Simpatizantes del gobierno cubano indican que Castro quiere corregir errores pasados y promover la reconciliación con los cubanos en el extranjero. Sus opositores, en cambio, consideran que el único fin es recibir el dinero de la comunidad cubanoamericana ahora que Cuba atraviesa una grave situación económica.
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Tras 50 años, los cubanos todavía aguardan cambios para viajar libremente

La isla parece estar cerca de una decisión histórica que la dictadura duda en hacer valer, eliminando, al menos, algunas de las restricciones que pesan sobre sus habitantes para salir cuando quieran del país

Después de controlar los movimientos de sus ciudadanos durante cinco décadas un alto funcionario anticipó, de nuevo, que se producirá un cambio "radical" y "profundo" dentro de algunas semanas.


Ese comentario, formulado por el titular del parlamento Ricardo Alarcón, suscitó una plétora de especulaciones entre exiliados, cubanos en la isla y analistas políticos de que la odiada visa de salida podría pasar al olvido, aunque el Gobierno de Raúl Castro sigue limitando cuidadosamente los viajes de médicos, científicos, militares y otros en cargos delicados para evitar una fuga de cerebros.

Otros altos funcionarios cubanos advirtieron que no deben despertarse falsas expectativas, dejando a los isleños y a los expertos preguntándose hasta dónde está dispuesta a ir el liderazgo cubano.

En los últimos 18 meses, Castro ya borró las prohibiciones a algunos negocios privados, legalizó las ventas de inmuebles y automóviles, y permitió a los cubanos que contraten empleados, nociones que habían sido anatema para la ideología marxista del gobierno.

Sin embargo, levantar los controles de viajes podría ser un paso más largo, al menos simbólicamente, con enormes riesgos económicos, sociales y políticos. Aun una normativa a medias, como reducir los enormes costos de las visas de salida o poner fin a los límites de tiempo que los cubanos pueden vivir en el exterior, serían significativas.

"Sería un gran avance", comentó Philip Peters, un experto en Cuba del Instituto Lexington, del estado de Virginia. "Si Cuba pone fin a las restricciones a los viajes de sus propios ciudadanos, eso significa que las únicas restricciones que quedarían vigentes serían las que los Estados Unidos impone a sus ciudadanos".

La visa de salida cuesta 150 dólares en un país cuyo salario promedio es de 20 dólares mensuales. A quien el viajero quiera visitar también debe pagar 200 dólares a un consulado cubano en el exterior. Los que salen sólo reciben pases por 30 días y el costo de la extensión varía por país. En los Estados Unidos es de 130 dólares por mes. Los que se quedan en el exterior durante más de 11 meses pierden el derecho a residir en Cuba y hasta antes de 2011, todas sus propiedades pasaban al Estado.

La eliminación de la visa de salida abriría las puertas a una mayor emigración y facilitaría a los que están en el exterior evitar perder su derecho a la residencia, carga que cayó sobre oleadas de exiliados desde la revolución de 1959. También podría engrosar el número de cubanos que viajan al exterior para trabajar, aumentando las remesas a corto plazo y las inversiones de una nueva clase acaudalada a largo plazo.

Pero Peters y varios analistas dijeron dudar que las nuevas reglas provoquen algún cambio en las políticas de Washington hacia Cuba, como la prohibición al turismo, que gozan del respaldo del poderoso grupo de los exiliados cubano-estadounidenses. "No creo que esto conduzca a un cambio drástico, pero una acumulación de mejoras en materia de derechos humanos podría conducir a un cambio paulatino", agregó.

Declaraciones cruzadas

Durante años circularon los rumores de que se eliminaría la visa de salida. Las versiones cobraron fuerza hace algunos meses cuando el Partido Comunista apoyó una reforma a la inmigración en una reunión crucial, hasta que Castro aplastó esas esperanzas en diciembre cuando dijo que no era el momento oportuno y que el futuro de la revolución estaba en juego. Los comentarios de Alarcón en una entrevista publicada en abril después revivieron las esperanzas de que se aproximara el cambio.

"Uno de los temas que estamos debatiendo actualmente al más alto nivel del Estado concierne la cuestión migratoria", dijo al periodista francés Salim Lamrani. "Vamos a proceder a una reforma migratoria radical y profunda en los próximos meses con el fin de eliminar este tipo de restricción".

Sin embargo, el sábado, el vicecanciller Dagoberto Rodríguez advirtió a los exiliados que no albergaran esperanzas desmedidas, amenazando mantener siempre algunos controles a los viajes mientras enfrentara una amenaza de enemigos en Washington.

La odisea

Los habaneros están a la expectativa para ver qué hace el Gobierno. "Es hora ya que quiten el permiso de salida", afirmó Vivian Delgado, una empleada de comercio de 45 años. "Es absurdo que uno como cubano tenga que pedir permiso para salir de su país y peor aún que tengo también que pedir permiso después para volver a entrar".

Muchos cubanos se resisten a hablar sobre sus propias experiencias con la visa de salida. Una mujer llamada Miru, que trata de salir de la isla desde 2006, contó su historia con la condición de no ser identificada por temor a que hablar con un periodista extranjero la pusiera en dificultades. "Ha sido un proceso largo", dijo de su odisea, que comenzó cuando su marido desertó de una misión médica en África y buscó asilo en los Estados Unidos.

En primer lugar, ella tuvo que conseguir una carta que la eximía de su trabajo en un ministerio del Gobierno, un proceso que demoró cinco años. Sólo después pudo solicitar la visa de salida. Eso fue hace tres meses y Miru todavía no ha recibido una respuesta. Las autoridades no le dan un motivo específico por la demora.

Los controles de salida son un legado de la Guerra Fría durante la alianza de Cuba con la Unión Soviética, instituidos en diciembre de 1961 para evitar la fuga de cerebros mientras cientos de miles de médicos y otros profesionales huían, muchos de ellos para rehacer sus vidas en el sur de la Florida. Tres meses después entró en vigor el embargo de los Estados Unidos.




Fuente: AP
Última actualización el Miércoles, 02 de Mayo de 2012 08:37