El activista cubano por los derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz afirma que la policía secreta lo acosó por la primera vez en 20 años, y el disidente Guillermo Fariñas dice que lo golpearon, en lo que ambos llamaron una señal más del creciente nerviosismo del gobierno con respecto a la oposición.

Juan O. Tamayo

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Sánchez ha sido una de las pocas voces críticas toleradas por el gobierno comunista, y ha dirigido la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional desde su casa en La Habana sin problemas desde 1992, aunque nunca ha sido reconocido por el gobierno.

El alegó que dos agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil que se le acercaron el martes en la calle lo llamaron por su nombre, lo acusaron de “mentiroso” y “mercenario de Washington” y lo amenazaron con que “pronto voy a recibir una respuesta contundente de la revolución”.

“Es muy raro”, dijo a El Nuevo Herald. “La verdad es que no he sido molestado” desde una redada de la policía a las oficinas de su comisión en 1992. “Vigilado, sí, pero molestado, no”.

Sánchez atribuyó el incidente a “la creciente crispación por parte del gobierno” con relación a las continuas actividades de oposición, a pesar de una dura ola represiva durante el año pasado llevada a cabo por el gobierno de Raúl Castro.

Su comisión reportó semanas atrás que la policía llevó a cabo 5,625 arrestos a corto plazo —generalmente por cuestión de horas— por motivos políticos en los primeros 10 meses del año, un promedio mensual de 562 en comparación con 172 en el 2010 y 343 en el 2011.

Disidentes se han quejado además del aumento de las golpizas, y algunos han sido encarcelados por períodos más largos. Antonio G. Rodiles, uno de los disidentes más activos y respetados de los últimos tiempos, fue golpeado durante su arresto y detenido por 19 días este mes.

Fariñas, quien ganó el Premio Sajarov del Parlamento Europeo a la Libertad de Pensamiento en el 2010, dijo que creía también que el ataque en su contra mostró que las autoridades están “en un estado de crispación” porque los disidentes no dejan de hacer su trabajo a pesar de la represión.

Él iba caminando el martes por la noche a casa de un amigo en La Habana cuando dos hombres de veintitantos años vestidos de civil le dijeron “mercenario” y “contrarrevolucionario” y trataron de golpearlo en la cabeza con un palo, dijo. Él alzó el brazo y el palo lo golpeó en el antebrazo.

Los dos hombres corrieron entonces a un auto de color oscuro, un Lada (carro de la época soviética usado tradicionalmente por los agentes de la Seguridad del Estado) y con un tercero al timón el carro e alejó a toda velocidad, contó Fariñas a El Nuevo Herald.

Funcionarios cubanos alegan que el gobierno de Estados Unidos les paga a disidentes para que se opongan al gobierno, y por eso los califican de mercenarios. Los disidentes afirman que ellos se oponen al gobierno debido a sus abusos contra los derechos humanos y su sistema comunista.

Sánchez dijo que había enviado un telegrama al ministro del Interior, el general Abelardo Colomé Ibarra, a cargo de la policía secreta, denunciando su acoso por parte de los dos agentes “en forma agresiva y vejaminosa, haciendo diversas amenazas contra mi integridad”.

“Las detenciones arbitrarias, agresiones físicas, amenazas y vejámenes contra pacíficos ciudadanos resultan contraproducentes como alternativa al necesario diálogo nacional… que contribuya a revertir la grave y creciente crisis general que afecta a la inmensa mayoría de los cubanos”, añadió.

Fariñas dijo que agentes de la Seguridad del Estado le han dicho en encuentros anteriores que ellos no pueden detener a algunos de los disidentes más conocidos de la isla sin la aprobación expresa de Castro, Colomé o el general Carlos Fernández Gondín, jefe de la Seguridad del Estado.

“Que estas cosas pasen ahora con Elizardo y conmigo indica para nosotros que las cosas se están poniendo fuertes”, agregó. “Bueno, si se necesitan mártires, si le toca a Guillermo Fariñas o a Elizardo Sánchez, lo asumimos”.

Fariñas ha llevado a cabo más de dos docenas de huelgas de hambre durante sus años como disidente y periodista independiente. Varias de ellas lo han hecho parar en el hospital.

La Sociedad Interamericana de Prensa denunció mientras tanto la detención “arbitraria” y “violenta” este miércoles de Roberto de Jesús Guerra, quien dirige en La Habana la agencia de prensa independiente Hablemos Press.

Guerra fue puesto en libertad horas después, y el jueves reportó que el gobierno acababa de restablecer el servicio de su teléfono celular —el método de comunicación más eficiente en la isla— después de suspendérselo por dos meses.

El periodista de Hablemos Press, Calixto Ramón Martínez, fue arrestado en septiembre y se declaró en huelga de hambre hace tres semanas para protestar por su prolongada detención.