Entre la selva y la deportación, Por Juan Arturo Gómez Tobón Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 07 de Agosto de 2016 12:26


El anuncio de la Cancillería de Colombia que el 3 de agosto reiteró a los cubanos varados en Turbo-Antioquiala posibilidad de una deportación voluntaria, y les dio un plazo de diez días para abandonar Colombia o ser repatriados a la Isla, derrumbó las esperanzas de los emigrantes de un puente humanitario con un tercer país. Esta decisión ha abocado a muchos a entregarse a la suerte de las bandas criminales, dedicadas al tráfico de personas.

Solo con la mirada se despidió Ronaldo de Heidi. Al pequeño niño de ocho años se le hizo un nudo en la garganta al verla pasar a su lado, cargando en brazos a su primo de escasos de 10 meses. Ella, con la inocencia típica de los 12 años, le dijo: "En la Yuma te espero".

Heidi es una de los 229 migrantes cubanos que por el temor a que se cumplan las constantes amenazas de Migración Colombia de una deportación hacia Cuba, abordó una de las embarcaciones que zarparon del puerto de Turbo la madrugada del 6 de agosto con el fin de atravesar el Golfo de Urabá para después internarse en las selvas del Tapón del Darién. La pequeña no sabe que se interna en un territorio fronterizo donde se vive una constante lucha entre paramilitares, guerrilla y bandas criminales por el control del tráfico de drogas y armas. Ella solo sueña con reencontrarse con su madre en Estados Unidos.

Los primeros expulsados

En un escueto comunicado titulado "Fuerza aérea colombiana retorna migrantes", el Gobierno de Colombia dio a conocer el 6 de agosto la salida del país a las 7:00 am (hora de Colombia) de 14 cubanos. El documento expresa: "De acuerdo a la normatividad nacional enmarcada en el decreto 1.067 de 2015, estas personas, quienes registraban su ingreso irregular a nuestro país, fueron conducidos por Migración Colombia para realizar el proceso de expulsión por medida administrativa con retorno a su país de origen".

Wilson Patiño, director de la Regional Antioquia-Chocó de Migración Colombia, expresó a los cubanos el día 5 de agosto, en los alrededores del albergue de Turbo, donde muchos han vivido varios meses, la decisión de la Cancillería de Colombia: "Lo que tenemos para decirles es: 'por favor sigan su camino por donde quieran, no les estamos diciendo váyanse por A o B parte. El Estado Colombiano ya les ha notificado que por favor evacuen y soliciten su salvo conducto de forma voluntaria'". Aun así, horas más tarde los 14 cubanos fueron retenidos en un hostal o en el momento preciso en que definían su situación migratoria en las oficinas del Estado.

La muerte antes que 'virar para Cuba'

El miedo se apoderó de los centenares de cubanos varados en Turbo; día a día aumentan las solicitudes de "Deportación Voluntaria", pero algunos no se atreven a acercarse a las rejas que cercan la oficina local de Migración.

La sola idea de una deportación les produce pánico y en medio del desespero optan por ponerse a merced de los coyotes e iniciar la travesía desde un viejo embarcadero, a escasos metros del albergue de Turbo, para tomar así la ruta más larga y peligrosa por el caudaloso río Atrato.

La oscuridad de la noche trae más miedo

Siendo cerca de las 9:00 de la noche del 6 de agosto, agentes de la Policía de Colombia repartieron volantes en las viviendas aledañas al albergue, en los cuales se advierte a los humildes habitantes del Barrio Obrero que se han solidarizado con los cubanos lo siguiente: "No caiga en la trampa. Alojar a migrantes es un delito, Código de Procedimiento Penal Articulo 188 del tráfico de personas. El que promueva, induzca, constriña, facilite, financie, colabore o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de personas del país, incurrirá en prisión de seis (6) a ocho (8) años y una multa de cincuenta (50) a (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes al momento de la sentencia condenatoria".

Al consultar la Ley 747 de 2002 del Código Penal de Colombia, se encuentra que su contenido fue cercenado de forma intencionada. Este en realidad establece: "El Artículo 1º. Modifíquese el artículo188 de la Ley 599 de 2000, el cual quedará así: Artículo 188. Del tráfico de migrantes. El que promueva, induzca, constriña, facilite, financie, colabore o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de personas del país, sin el cumplimiento de los requisitos legales, con el ánimo de lucrarse o cualquier otro provecho para sí u otra persona, incurrirá en prisión de seis (6) a ocho (8) años y una multa de cincuenta (50) a (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes al momento de la sentencia condenatoria".

Y doña Pabla, al recibir la hoja de mano de un policía, la arrojó al suelo mientras expresaba con indignación: "Solo quedaron los niños, ancianos, los débiles y las mujeres embarazadas. ¿Con ellos usarán también la fuerza y la tortura?"

DIARIO DE CUBA