La dictadura castrista cierra algunos telecentros y recorta las horas de transmisión de otros Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 29 de Agosto de 2016 10:12

Los canales municipales de televisión, conocidos en Cuba como telecentros, cerrarán en las próximas semanas o disminuirán sus horas de transmisión, según comunicaron funcionarios del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) a los trabajadores afectados, con indicaciones expresas de no compartir la noticia en redes sociales.

Pese a la confidencialidad solicitada, la noticia se conoció en Villa Clara desde principios de la pasada semana, cuando algunos periodistas de los telecentros acudieron a las radioemisoras municipales en busca de empleo ante la inminente clausura de Saguavisión, de Sagua la Grande, y Centro Norte Televisión, de Caibarién, dos televisoras con más de una década en el éter.

Como argumento para el cierre se invoca la "situación coyuntural" que vive la economía del país, por lo que se presupone que esta decisión forma parte de las medidas que se impulsan desde el Consejo de Ministros para evitar al máximo los apagones en el sector residencial.

La dirección de Telecubanacán, telecentro provincial de Villa Clara, aseguró a sus empleados que la medida, denominada "interrupción", durará un mes a partir del 5 de septiembre.

No obstante, en el gremio periodístico de las ciudades implicadas trascendieron preocupaciones de los directivos locales ante el desmantelamiento de estudios, comentado oficiosamente.

Una funcionaria de la Dirección General de Televisión del ICRT confirmó a este reportero en conversación telefónica que se orientó "reducir horarios de transmisión durante los últimos meses del año".

"En algunas provincias —añadió— los comités provinciales del Partido [Comunista de Cuba] han ayudado con esto y se ha mantenido la programación, con pequeñas variaciones". De esta declaración se infiere que la sobrevida de estos medios depende, en cierta medida, de intereses políticos locales.

Informaciones desde Cienfuegos y la propia Villa Clara muestran diferentes maneras de asumir la orientación. Mientras el canal provincial villaclareño solo emitirá una revista en vivo más su noticiero, en el sureño Perlavisión se habla de que cada director o directora mantenga uno de sus proyectos, aunque deba filmarlos en la calle, para evitar gastos en los estudios.

Desde hace tiempo, en las redacciones de estos canales de pequeño alcance se padece la falta de modernización del equipamiento y la poca disponibilidad de recursos para solucionar desgastes en la infraestructura. Por eso la medida de cierre "temporal" pudiera convertirse en "definitiva", según opinan algunos de los trabajadores.

Desde julio, tanto las emisoras de radio como los periódicos de cada provincia trabajan la mayor parte del tiempo sin aire acondicionado, a medio tiempo o "invitan" a los periodistas a laborar desde sus casas.

"No se sabe si seguiremos en al aire", dijo una trabajadora del telecentro de Morón, en Ciego de Ávila. "Mañana hay reunión. Cualquier cambio se informará a la población".

"Sí nos vamos a mantener, solo habrá que ahorrar más corriente", aseguró por su parte otro periodista de Centro Norte Televisión, en Caibarién, que pidió a sus probables televidentes "ignorar los rumores".

En Tele Bandera, de Cárdenas, inaugurado por Esteban Lazo en 2005, un locutor negó poseer certeza de la suspensión, aunque dijo saber de "telecentros que ya han cerrado" y reveló una estrategia del canal ante la crisis: la reposición de audiovisuales. "Hasta el momento salimos al aire —puntualizó—, al menos saldremos este fin de semana".

En términos semejantes habló la directora de Nuevavisión, en Nuevitas, Camagüey: "Hoy transmitimos, mañana no se sabe".

"Hay mucha incertidumbre —reconoció—. Pronto tendremos reunión con el director nacional y recibiremos indicaciones".

Los primeros telecentros municipales surgieron a mediados de la década pasada en el contexto de la campaña política denominada "Batalla de Ideas". El proyecto, atribuido a Fidel Castro, pretendía constituir nuevos canales de información en provecho de una gran estrategia mediática nacional. La mayoría se instaló en ciudades de la costa norte, como una suerte de frontera de ondas propias para las localidades más expuestas a las transmisiones generadas en Estados Unidos.

En cambio, las comunidades beneficiadas asumieron el surgimiento de los telecentros como una opción que hacía justicia al acontecer y a las identidades culturales de ciudades importantes, usualmente excluidas en la tradicional centralización del país.

La clausura inminente, más que una respuesta a la crisis energética, parece un retorno a las prácticas centralizadoras. El recorte, más que estrictamente eléctrico, es presupuestario. En última instancia, hasta ideológico.

Ya sucedió con el denominado proceso de "uebización" —de UEB, Unidad Económica Básica—, en el que numerosas empresas locales perdieron su autonomía. Ya desaparecieron, pese a los reclamos de estudiantes y profesores, las escuelas de arte en Trinidad, Morón y Sagua la Grande, por "improductivas" e "insostenibles".

En la misma necesidad de paliar los vaivenes económicos, la política murillista (en alusión al ministro de Economía, Marino Murillo) emprende ahora el sigiloso cierre de los telecentros municipales en algunas de las ciudades más desatendidas del país.

DIARIO DE CUBA