El obispo de Holguín, monseñor Emilio Aranguren Echeverría, desmintió en un comunicado de prensa que hubiese reaccionado violentamente contra activistas y opositores del Partido Republicano por Cuba (PRC). El grupo, temporalmente y de manera pacífica, ocupó la iglesia del lugar para exigir cambios democráticos.

Juan Carlos Chavez

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“De inicio expreso que lo que ha sido publicado a partir del testimonio de varios de los presentes es totalmente tergiversado e, incluso, manipulado y, por supuesto, falso”, expresó Aranguren. Agregó que no hubo ninguna agresión sino una postura enérgica debido a que uno de los ocupantes le faltó el respeto.

“Me contestaron que habían entrado para rezar por la libertad de Cuba. Ahí hubo unas palabras porque el joven que estaba en el primer banco frente a mí, sacó el celular y le dije que lo guardara porque en el templo no se utilizan los celulares, ni para hablar ni para tirar fotos”, dijo Aranguren. “En ese intercambio de palabras, él me dijo que yo no era pastor, entonces subí el tono de voz y de manera enérgica y con un gesto indicativo le expresé que estaba ofendiendo a mi persona. Varios miembros del grupo le indicaron que se callara”.

Según fuentes de la disidencia interna y las filas del PRC, Aranguren dirigió personalmente el desalojo de los opositores, quienes aparentemente fueron severamente reprendidos por la iniciativa de tomar la iglesia. El miércoles las autoridades eclesiásticas cortaron la electricidad y negaron toda ayuda, de acuerdo con estas mismas fuentes.

Un informe del PRC subrayó que Aranguren le arrebató de un manotazo el celular a Rubier Cruz, director de Impacto Juvenil Republicano. Cruz estaba informando sobre la situación en Holguín y otras ocupaciones en nombre de la libertad, los derechos humanos y la democracia.

“En ningún momento hubo de mi parte un manotazo, ni tampoco un gesto que ocasionara que el teléfono celular fuera al piso, ni se apagaron las luces del templo”, puntualizó Aranguren. “De inicio expreso que lo que ha sido publicado a partir del testimonio de varios de los presentes es totalmente tergiversado e, incluso, manipulado y, por supuesto, falso”, añadió.

En Pinar del Río, la Catedral de San Rosendo fue ocupada durante algunas horas del martes por José Rolando Cásares Soto, director del PRC junto a un grupo de opositores pacíficos. También en Las Tunas Maiky Martorell Mayans, Ramón Velázquez Toranso y Roberto Ramayo López, entre otros, tomaron la Iglesia de San Gerónimo. Este último grupo abandonó pacíficamente la iglesia poco después del mediodía.

En otro párrafo del comunicado Aranguren declaró que no estaba de acuerdo con el hecho que una iglesia sea utilizada como una plataforma para exigir cambios políticos.

“En mis palabras les dije que estaban utilizando el templo con otra finalidad que no era propiamente religiosa, y que era bueno que lo entendiesen”, dijo Aranguren. El sábado un reportero de El Nuevo Herald llamó por la tarde a la oficina de Aranguren. Un asistente de la Diócesis de Holguín dijo que Aranguren no se encontraba en su oficina.

La supuesta reacción de Aranguren contra los ocupantes generó reacciones en las filas del movimiento opositor.

Guillermo Fariñas, Premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo, se mostró sorprendido por la polémica.

“Si en realidad es cierto que Aranguren actuó violentamente sería lamentable porque es una persona que, como la mayoría de obispos cubanos, ha sufrido en carne propia la represión del gobierno”, dijo Fariñas.
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LA VERSIÓN OPOSITORA:

El disidente Robier Cruz Campos que formaba parte del grupo que tomó la iglesia holguinera prestó la siguiente declaración:

 

“Encontrándome junto a 20 opositores pacíficos para dar participación en una misa de la Iglesia Católica, el Obispo entró y me arrebató el teléfono de las manos, también me dio un manotazo y yo cogí y se lo quité rápido de las manos, porque es mi derecho porque el móvil es mío. Entonces él me voceó que él si podía vocear allí y que él si podía hablar, porque él era el Obispo y se comportó como un agente de la Seguridad del Estado.”

 

“Él me arrebató el teléfono de las manos, y hay testigos y eso es una falta de respeto, e incluso yo le digo: 'Señor, pero usted no tiene ni ética para ser el Obispo, ¿cómo usted me va a tratar así a un ciudadano que viene solamente a la Iglesia por la liberación del pueblo cubano?, ¿cómo usted le va a hacer eso a una persona?'. Me dijo: 'Porque yo soy el Obispo y no me estés diciendo que yo no tengo ni ética, porque te acuso, te acuso', y me empezó a vocear.”