La organización humanitaria Human Rights Watch aseguró tener "pruebas creíbles" de que el ISIS tiene este tipo de armamento. Cuando estos dispositivos estallan, liberan un gran número de submuniciones que atacan sin control

Crédito: AFP

Según comunicó Human Rights Watch (HRW), los yihadistas del Estados Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) usaron bombas de racimo en julio pasado en una ciudad de mayoría kurda. La ONG cita fuentes kurdas locales, según las cuales en los bombardeos del 12 de julio y al 14 de agosto en la zona de Kobani, murieron cuatro milicianos kurdos y un niño de 11 años.

También hoy HRW denunció el uso del mismo tipo de bomba por parte de la aviación del régimen de Bashar Al Assad contra Manbij, otra localidad en la frontera turco-siria el 21 de julio pasado, cuando murieron seis civiles y otros 40 resultaron heridos.

La organización humanitaria afirma haber recibido la documentación de parte de una institución local independiente. Según las pruebas documentadas recogidas por HRW, desde el inicio de la violencia en Siria en 2011, Damasco usó varias veces este tipo de bombas, en al menos 10 de las 14 regiones del país.

Las bombas de racimo contienen un dispositivo que, al abrirse, libera un gran número de pequeñas bombas que causan diferentes daños, como perforar vehículos blindados con su carga explosiva, alcanzar y herir a la mayor cantidad de gente posible con sus fragmentos de metralla o comenzar incendios.

Estas bombas son llamadas "de área" porque pueden cubrir una gran porción de territorio. También las llaman "tontas", porque como no cuentan con mecanismos de guía muy precisos, pueden errar el blanco.

El Estado Islámico controla alrededor de 56.000 kilómetros cuadrados entre Irak y Siria, un área en la que viven unos seis millones de personas y en la que han declarado meses atrás su califato, que planean extender a Jordania, Israel, el Líbano y Turquía.

Informaciones recientes sugieren que la organización cuenta con 100.000 milicianos, la mayoría de ellos iraquíes y sirios, aunque también es preocupante el número de combatientes extranjeros, provenientes de los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, España y Marruecos.

Es, en estos momentos, la organización terrorista más rica del mundo, ya que tiene más de 2.000 millones de dólares en el International Business Times, según afirman fuentes de ese mismo banco. Esa cantidad cuadriplica los fondos de los talibanes (u$s560 millones) o de Al Shabab (u$s100 millones).