Michael Cohen, ex abogado personal del Donald Trump, fue condenado este miércoles a tres años de prisión por varios delitos, entre ellos haber mentido al Congreso por un supuesto negocio de Trump con Moscú y por haber hecho pagos a dos mujeres durante la campaña de 2016 para que no hablaran sobre la relación que alegaban haber tenido con el magnate.

Es una sentencia que tiene un fuerte impacto en el círculo íntimo del presidente. El hombre de 52 años que una vez había dicho que estaba dispuesto a recibir “una bala por el presidente”, esta vez afirmó entre lágrimas ante el tribunal: “Me hago responsable de todos los actos por los que me declaré culpable: los personales y los que involucran al presidente de los Estados Unidos de América”.

La Corte Federal del Segundo Distrito de Manhattan –el mismo tribunal en el que Argentina tuvo su litigio con los fondos buitre— sentenció a Cohen luego de que este se declarara culpable recientemente de 9 delitos que incluía violaciones a la financiación de campaña, relacionados con pagos que él arreglo para silenciar a una actriz porno (Stormy Daniels) y a una conejita de Playboy (Karen McDougla) que alegaban que habían sido amantes de Trump. No dejar asentados estos desembolsos en los libros de finanzas de campaña es un delito federal.

Esta sentencia es un fuerte golpe para el presidente porque Cohen era más que un abogado: era considerado un “fixer”, una persona que le resolvía todos los problemas al magnate y a sus empresas. El hombre que sabe todos los secretos ahora coloca al presidente en peligro legal y político porque seguirá colaborando con la justicia y puede contar aún mucho más, sobre todo sobre el Rusiagate, la investigación sobre la injerencia de Moscú en la campaña electoral de 2016.

EL CLARIN; ARGENTINA