MARXISMO-LENINISMO, HOJA DE PARRA DE FIDEL CASTRO Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 07 de Noviembre de 2013 12:14

Por Robert Solera.-

Mucho se ha debatido, y se debate, sobre la filiación marxista-leninista del Tirano. Casi todos tratan de hallar un momento en su historia biográfica que indique cuándo –si así fue-- su integración a la filosofía de Marx y Lenin.

Según Salvador Díaz Versón, en su libro One Man, One battle de World Wide Publishing Co. Inc., en 50 Rockerfeller Plaza, New York, a finales de 1943  Fidel Castro frecuentaba la residencia en el Reparto Miramar de  Gumer W. Bashirov, un ‘diplomático’ ruso enviado en misión secreta a Cuba donde, alega Diaz Versón, recibía financiamiento económico junto a una legión de jóvenes estudiantes captados como simpatizantes del régimen comunista y de su filosofía. En la relación hay nombres archiconocidos mas tarde como comunistas tales como Luis Más Martín, Raúl Valdes Vivó y otros. En el grupo menciona a alguien a quien conoci muy bien y personalmente, Agustin Clavijo Gutiérrez quien viajó junto a Raúl Castro a Europa a una reunión estudiantil. Clavijo y Fidel son coetáneos, segun me aseveró en una ocasión el primero, de modo que en 1943 ambos tenían 17 años, Fidel estudiando en el Colegio de Belén de los Padres Jesuítas, en La Habana y Clavijo en un Instituto de Segunda Enseñanza en la provincia de Las Villas. Fidel Castro se graduó de Bachiller en Belén en 1945  e ingresó en la Universidad de La Habana en la Facultad de Leyes y Clavijo lo hizo en la de Medicina.

Al volver Raúl Castro a Cuba por vía marítima de su viaje fue detenido por el régimen, no así Clavijo que volvió en un viaje aparte.

Me constan las simpatías que mi amigo Agustin  tuvo en vida por la revolución cubana, como miembro del Movimiento 26 de Julio, lo que provocó su arresto y lesión en 1957 al ser detenido por Esteban Ventura Novo y tirarlo éste por una empinada escalera en su casa [lo que le costó fracturas en la columna vertebral y años después a mediados de la década de 1970 una operación con el mismo doctor que operó a Saddam Hussein, Rodrigo Alvarez Cambra], tras Ventura matar a otro revolucionario alojado alli, Celso Maragoto Lara, revolucionario miembro de la Organización Auténtica quien había perdido la mano derecha al explotarle una granada en mal estado que manipulaba, y quien se batió ametralladora en mano con las fuerzas batistianas.

Clavijo se exilió en Costa Rica en 1957, tras algunas peripecias que sería largo contar y al regresar en 1959 a Cuba ingresó al Ejército Rebelde como Teniente. Fue excluido del Ejército al negarse a ingresar al Partido Comunista de Cuba que se había iniciado en 1965 y sólo la mención de su conexión con Raúl Castro, quien incluso había enterrado algunas armas en el patio de la casa de sus padres, al ser juzgado, lo salvó de males mayores en el juicio militar, que presidía Juan Almeida Bosque.

No hay dudas de las inclinaciones sociales de Clavijo, aunque no usufructuó ningún beneficio de la ‘revolución’ a la que más bien había donado un laboratorio químico de su propiedad en Regla. Tampoco se puede dudar de la inclinación hacia la izquierda de Fidel Castro, siempre recordando que por lo general tras la Revolución del 30 esa tendencia era mayoritaria en la juventud de la época, lo que no quiere decir fueran comunistas, ni el uno ni el otro. En ese tiempo, cualquiera era tildado de ‘comunista’ sin, muchas veces, serlo de verdad. O  de fascista como los partidarios del ABC, de Joaquín Martínez Sáenz y Carlos Saladrigas Zayas-Bazán.

Fidel Castro se había destacado en Belén en deportes, como atleta colegial  recordista nacional en los 400 metros planos,  como lanzador de béisbol y miembro del equipo de baloncesto del Colegio, conjuntamente con otros conocidos cubanos, como José Ignacio Rasco, dirigente del Movimiento de la  Democracia Cristiana [fallecido hace un par de días] e incluso el ex Director fundador de El Nuevo Herald, Roberto Suárez.

La Universidad de La Habana era un hervidero revolucionario y vista por muchos como trampolín a la política nacional y a la vez polvorín de los ex revolucionarios remanentes de la década del 30 –incluso ex combatientes de la Guerra Civil española como Rolando Masferrer y Emilio Tró--, que se agrupaban en los llamados Grupos de Acción, como el Movimiento Socialista Revolucionario (MSR), la Asociación Revolucionaria Guiteras (ARG), el grupo de Ernesto de la Fé, ATOM, y la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR)  al que Fidel se afilió. Era lo ‘chic’, lo que estaba de moda en La Habana de los 40s.  En eso andaban los Fructuosos Rodriguez, los Carbó Serviá, los Morín Dopicos, los Manolo Castro, los Mario Salabarria y una pléyade interminable en la Colina universitaria.

Fidel Castro se habia destacado en Belén no sólo como deportista sino también como miembro de la Academia “Gertrudis Gómez de Avellaneda”, que promovia un aspecto cultural que incluía la oratoria. En una ocasión, frente a José Ignacio Rasco a Fidel le tocó defender el papel de la enseñanza privada frente a Rasco que defendía lo opuesto. No pasó desapercibido por el periódico ”Hoy”, órgano de prensa del Partido Socialista Popular (comunista) que había sustituido por motivos tácticos en 1943 a la Unión Revolucionaria Comunista, nombre anterior del partido que lo atacó como defensor de la burguesía del más rancio abolengo.

Según Roberto Alvarez Quiñones de Diario de Cuba: “El 14 de diciembre de 1944 dicho periódico publicó: ‘En el reaccionario Colegio de Belén se realizó una ridícula sesión para combatir el proyecto del ilustre senador [Juan] Marinello [que pretendía hacer pública toda la enseñanza en Cuba] , y uno de los discursos estuvo a cargo de un tal Fidel Castro, pichón de jesuita, y que se mantuvo hablando tonterías, comiendo gofio durante más de una hora”’. Sería el primer ataque, no el último a Castro, que luego del Moncada fue acusado de “putchista” por sus ribetes de tendencia fascista. Castro habia admirado tanto al Duce italiano Benito Mussolini como a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española  fusilado en noviembre 20 de 1936 por los Republicanos en la Guerra Civil Española.

Soy testigo de excepción de la voracidad intelectual de Fidel Castro pues el difunto periodista Orlando de Cárdenas me mostró en la Libreria Universal de Manolo Salvat, donde yo presentaba mi primer libro,  “Cuba Viaje al Pasado”, las facturas –sin pagar—por los libros marxistas que Fidel Castro había comprado en su exilio en México mientras ambos paseaban por el Distrito Federal, las que tenía pues había sido garante ante el librero por la adquisición del material de lectura.

El periodista, político y analista Rasco comentó en un trabajo suyo publicado en El Veraz, de San Juan, Puerto Rico: “Que Castro pudo haber sido nazista tampoco lo exime de su totalitarismo marxista. Cualquiera --o al menos algunos-- de los líderes marxistas pudieron haber cambiado la hoz y el martillo por la misma swástica si el nazismo estuviera de moda o se hubiera impuesto. Después de todo el nacional-socialismo y el socialismo marxista son primos hermanos bien llevados. Por ello supieron firmar pactos de no agresión cuando las conveniencias así lo aconsejaron. Que Castro tiene mucho de nazista es cierto. Lo cual sólo refuerza su condición de comunista manipulador y si hubiera habido vientos favorables a su ascensión por la escalera nazi-fascista lo hubiera hecho. Pero su sentido estratégico le dijo que no era el momento para ser nazista ni siquiera para ser un dictador tropical…”.

No obstante me inclino más por lo dicho anteriormente por Rasco en el mismo trabajo:  “Su peculiaridad caudillística ha sido la resultante de aquellos héroes admirados en su etapa juvenil. De Maquiavelo aprendió a justificarlo todo. De Adolfo Hitler y de Mussolini sus resabios impositivos e invasores. De Mao Tse Tung tomó el gran poder de simulación. De Franco --gallego como él-- la tenacidad en la perpetuación del poder. De Lenin y Stalin sus rejuegos estratégicos y sus crueldades. De Marx el trasfondo ideológico de ideas matrices sobre el odio, la lucha de clases, la propiedad privada, la revolución mundial y otros títulos de mucha plusvalía revolucionaria. Si todos estos capitanes de la historia se batieran en una cotelera, el trago amargo resultante sería Fidel Castro”.

El PSP pretendió tras el triunfo de la insurrección “tragarse” a Fidel Castro, pero le salió el tiro por la culata pues Castro se engulló a los comunistas, con la anuencia de la URSS, que vio la posibilidad de establecer “una punta de lanza” contra  EEUU. Tras maniobras inteligentes como la creación de las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas) y la desfenestración del primer intento PSpista de salir de él con la visible cabeza de Aníbal Escalante Dellundé –primero exiliado en la URSS en Pravda y luego impuesto a Fidel y volver a Cuba, para “la segunda vuelta” en 1968 de su intento golpista, en lo que Raul Castro calificó de “microfracción”, Castro transformó las ORI en Partido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) y más tarde en el Partido Comunista de Cuba, reservándose siempre la tajada del león para él y sus cómplices y siempre llevando de comparsa a los restos del Directorio Revolucionario Estudiantil “13 de Marzo” representados por Faure Chomón Mediavilla y otros de sus miembros en puestos sin importancia y sin poder alguno, ni económico ni militar, que pudieran poner en peligro su primacía en algun momento.

Hay un dicho que reza: “Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”. Fidel hace continuas protestas de su fidelidad al marxismo-leninismo aunque los hechos diarios, lo desmienten.

El régimen cubano con Fidel o Raúl como cabezas visibles no es marxista-leninista y sí uno personalista y castrista con una base militar que lo apuntala, que por el peso de los hechos y los años se va transformando en un régimen completamente socio-militar, donde en la “piñata” económica estos militares y los miembros de “la familia revolucionaria”  se adueñan de la economía del país para su personal usufructo.

El Partido Comunista sólo es una ‘comparsa’ que sirve como en los Carnavales para disfrazar a un régimen sin una ideología clara que pudiera sacar a Cuba y a sus ciudadanos del abismo en el cual el país está hundido. El gobierno americano, especialmente los Demócratas aunque en menor medida los Republicanos lo sabe, por lo que, paso a paso, se aproxima a su aceptación en la arena internacional pues sabe de sobra qué sistema político está establecido en Cuba, lo que conrfirma que predomina el interés económico y no hay ‘asco’ alguno a lidiar con un gobierno que se dice comunista pero que tiene mas de fascismo de lo que quisiera admitir.

Fidel y su camarilla se ponen piel de cordero sobre su verdadera piel de lobo y pactarian hasta con el Diablo, si asi conviniera a sus intereses y los de sus partidarios en la cumbre política. Mientras, el pueblo llano sigue con su única salida, huir del país en busca de mejoras economicas o sumarse a la “pachanga” ideológica de pretensa ideología de izquierda.

De modo que la respuesta a la interrogante de si Fidel Castro es marxista-leninista es un rotundo NO sino un regimen personalista-paternalista con un progenitor que sólo cree en una sola cosa: “Todo el poder para el Máximo Líder y las sobras para el cubano de a pie”.

"Liberty is something you can enjoy only if you fight for it"

Última actualización el Jueves, 07 de Noviembre de 2013 12:25