Cuba y el socialismo del siglo XXl Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 08 de Noviembre de 2013 20:29
Por Pedro Corzo.- 

El supuesto propósito de la nomenclatura castrista de establecer en Cuba
una sociedad justa y próspera resultó en un rotundo fracaso, porque el
régimen violentó de forma permanente y sistemática los derechos de los
ciudadanos y asumió el control absoluto de los bienes de la nación.

Aun mas, a pesar de las cuantiosas ayudas económicas recibidas de varios
países, en particular de la Unión Soviética y Venezuela, fue incapaz de
construir una sociedad en la que el ciudadano disfrutara de mejores
condiciones de vida.

Sin embargo a pesar del poder que detenta hace más de cinco décadas, la
nomenclatura está consciente desde hace varios años que el proyecto fracasó
y que para conservar el control tienen que efectuar movimientos que encajen
perfectamente entre los intereses de la clase dirigente; y  es en ese
aspecto en el que algunas recetas del Socialismo del Siglo XXI pueden
servir al régimen, por lo que pudiera decirse queel totalitarismo Cubano se
está reinventado.

La estructura superior del Poder se subvirtió a si misma modificando
algunos de los factores que caracterizan el totalitarismo castrista,
fundamentado en la figura dominante de Fidel Castro y en un control
absoluto de la economía, de otros gobiernos identificados con el llamado
"Socialismo Real".

El Socialismo del Siglo XXI parece ser útil para el proceso de sucesión que
se inició en el 2006 y que aparentemente llegó a su final este año cuando
Raúl Castro declaró que este sería su último periodo de gobierno.

Al parecer los Castro han determinado que es mandatorio iniciar un proceso
de transición que garantice a la nomenclatura la impunidad de sus acciones
y la conservación de las riquezas adquiridas.

Por otra parte el poder en Cuba está centralizado en el Partido Comunista,
una corporación mafiosa, más que ideológica o política. En realidad las
decisiones fundamentales  las determina  un pequeño círculo de altos
dirigentes, primordialmente los que integran el Buró Político.

La transición que procuran, no está orientada a cambios en la concepción
del poder ni en la forma que se eligen a los gobernantes. Falta ver si
incorporaran la pluralidad política,  condición que permite el Socialismo
del Siglo XXI, situación posible si se tiene en cuenta que el régimen tiene
el control de las instituciones del estado.

El crítico balance de la realidad cubana quizás determine que la clase
dirigente mezcle el modelo castrista y el SSXXI, porque evidentemente se
retroalimentan. Muchos  de sus aspectos encajan perfectamente con los
intereses del  régimen isleño por lo que es lógico  que la dictadura
insular implemente algunos de ellos, en particular, después que el núcleo
fundador del totalitarismo desaparezca.

La dictadura cubana tiene a su favor que ejerce un control total de la
economía y si el estado redujera ese control,  hay una "gerencia",
aproximadamente el 65 por ciento fueron militares de alta graduación, que
asumirían con relativa independencia el manejo de las corporaciones del
estado, lo que transformaría a estos individuos de privilegiados a
multimillonarios.

Una situación similar ocurre con los medios de información y las
organizaciones de la sociedad civil que en el presente son parte de la
maquinaria estatal.

Los líderes de estas entidades y compañías se transformarían en empresarios
independientes o en propietarios de los medios,  formándose un entramado de
intereses que viabilizaría la permanencia de la nomenclatura y el
surgimiento de nuevo dirigentes  interesados en mantener lo ya establecido.

La seguridad y privilegios de las Fuerzas Armadas son esenciales. Un número
considerable de miembros del Comité Central del Partido son militares,
porque el régimen cubano es esencialmente castrense.

Por otra parte en lo que respecta a la dictadura institucional que
caracteriza al SSXXI, el gobierno cubano tiene que efectuar pocos cambios.
En la isla los poderes públicos están supeditados a la voluntad de la clase
regente.

Cierto que en los últimos años se han producido ajustes económicos y
algunas que otras modificaciones de carácter legal que la propia sociedad
demanda, gestiones que tal vez fueron promovidas por sectores de la clase
dirigente identificadas con el tipo de despotismo que implica el Socialismo
del Siglo XXI, pero estas todavía no se aproximan al modelo antes citado y
aun corren el riesgo de ser revertidas.

Hasta el presente las decisiones se han tomado en base al deterioro del
régimen, no por la convicción de la clase dirigente, lo que podría conducir
a un escenario de contradicciones peligrosas si el liderazgo emergente
decide profundizar los ajustes económicos y sociales.

Esas contradicciones podrían derivar en una ruptura en la nomenclatura, que inexorablemente conducirían al surgimiento de dirigentes más radicales, que tal vez no encuentren satisfactorio a sus intereses asumir el modelo del Socialismo del Siglo XXI. -- *Pedro Corzo* *Periodista*
Última actualización el Viernes, 08 de Noviembre de 2013 20:38