MENSAJE CUBANO DE NAVIDAD Imprimir
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Miércoles, 25 de Diciembre de 2013 12:42

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Una madrugada fría y obscura un matrimonio pobre huye por el camino de entrada a un caserío olvidado. No existe aquel coche tirado por caballos, lo que llevan es un burrito en el que la mujer --joven y en avanzado estado de gestación-- apenas consigue asegurar los dolores que anuncian el parto inminente. Han andado toda la larga noche procurado refugio para el fruto de su unión, amenazado por un tirano que quiere tirar su vida a toda costa. Se detienen ante un corral de animales domésticos y apenas encuentran refugio en un bulto de pajas donde aquel niño nace, con el resplandor especial del que ya había sido anunciado por profetas respetables.

 

Mensaje de Navidad Cubano

Jorge Hernández Fonseca

25 de Diciembre de 2013

Una madrugada fría y obscura un matrimonio pobre huye por el camino de entrada a un caserío olvidado. No existe aquel coche tirado por caballos, lo que llevan es un burrito en el que la mujer --joven y en avanzado estado de gestación-- apenas consigue asegurar los dolores que anuncian el parto inminente. Han andado toda la larga noche procurado refugio para el fruto de su unión, amenazado por un tirano que quiere tirar su vida a toda costa. Se detienen ante un corral de animales domésticos y apenas encuentran refugio en un bulto de pajas donde aquel niño nace, con el resplandor especial del que ya había sido anunciado por profetas respetables.

Otra madrugada --dos mil años después de aquella aventura memorable- otro matrimonio enfrenta el frio de la madrugada de un diciembre lluvioso. No es sobre el lomo de un burro que la mujer viaja, también en avanzado estado de gestación. Ella esta acostada en el fondo de un pequeño bote, huyendo de otro tirano que pretende enseñoriarse sobre aquel vástago que pugna por nacer, impulsado por el movimiento de vaivén de la pequeña embarcación. Antes del fin de la obscura madrugada y sufriendo la joven del rítmico proceso de los dolores del parto, divisan tierra, a la que apenas llegan antes que aquel fruto nazca en tierras de libertad.

Son historias gemelas, con la consiguiente huida de un tirano de su propia tierra, devenido en un dueño de mentira que pretende enseñoriarse al interior de nuestras casas, familias, voluntades. Siempre habrá un hijo nacido sin patria (pero sin amo) donde buscamos refugio y encontramos presente --y sobre todo futuro-- el que no tiene quienes nacen en “la tierra más hermosa que ojos humanos vieron”. La huida de José y María se repite en el Caribe de hoy.

El pesar de Jesús por no haber nacido donde debería, es el pesar de los hijos del exilio por no haber tenido la suerte de nacer en la tierra de sus padres, usurpada por un “dueño de vidas y haciendas” en la tierra bendita de sus antepasados. Pero igual que Belén se convirtió en el lugar santo del nacimiento del cristianismo, las tierras acogedoras de los cinco Continentes que acogen hoy la cuarta parte de los cubanos, son como un Belén multicolor, tropical, caluroso.

Que las semejanzas impulsen la ayuda que los cubanos necesitamos para la desaparición de la pesadilla asociada a la huida a tierras extrañas. Que la fuerza de Jesús como salvador espiritual nos ayude cual exorcismo purificador que redima definitivamente nuestras penas, nuestros pecados y nos revierta la patria amada que tanto necesitamos para la realización de nuestros sueños y quehaceres, depositando al final nuestra semilla de nuevos y futuros frutos.

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Última actualización el Jueves, 02 de Enero de 2014 10:56