Las ficticias actualizaciones de Raúl Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 31 de Diciembre de 2013 10:27

Por Fabio Rafael Fiallo.-

El Informe Jruschov sobre los crímenes de Stalin, presentado al XX congreso del Partido Comunista de la URSS en 1956, suscitó expectativas inusitadas a nivel internacional. No tanto por lo que el informe reveló, pues para esa época solo los tontos útiles del comunismo seguían negando el carácter liberticida y criminal del régimen soviético, sino porque se pensó que, al pretender dejar atrás la época de Stalin, la Unión Soviética se encaminaba hacia la democracia.

La "desestalinización" no tuvo en realidad otro objetivo que evitar nuevas purgas contra dirigentes del PCUS. Por el contrario, la represión contra los disidentes y el amordazamiento de la población siguieron causando estragos tanto en la URSS como en los países sometidos a su yugo.

En materia de crear falsas expectativas, el castrismo no tiene nada que envidiarle a la URSS y su famosa desestalinización.

Comencemos recordando el ahínco y la vehemencia con que periodistas y académicos autocalificados de "progresistas" se dieron a la tarea de loar la pretendida vocación democrática de la "revolución cubana". La represión que se percibía ya en los albores del castrismo, se nos decía en aquel entonces, no era sino un fenómeno pasajero destinado a eliminar los remanentes del batistato. Pasada esa etapa, la democracia reinaría en Cuba con un resplandeciente vigor.

A Fidel no le tomó mucho tiempo frustrar aquellas esperanzas. A fines de 1961 reconoció que siempre había sido marxista-leninista y que su propósito era instaurar en Cuba la "dictadura del proletariado".

Falsas expectativas con respecto al régimen castrista han surgido igualmente en el plano económico en más de una ocasión.

Por su declaración de guerra contra el "monocultivo" (en alusión a la importancia del sector azucarero en la economía cubana de la época), el castrismo recibió los aplausos de los "progresistas" del mundo entero. Estos veían en la eliminación del "monocultivo" un paso indispensable para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y enrumbar la economía cubana por la vía de la industrialización.

Diez años más tarde, ante el descalabro de la economía cubana, a Fidel no le queda más remedio que dar marcha atrás y decreta que la zafra de 1969-70 deberá alcanzar los diez millones de toneladas. Sin embargo, aquella zafra resultó ser un fiasco monumental.

En sus 55 años, el régimen castrista no ha logrado, ni reducir la dependencia alimentaria ni darle un nuevo impulso a la producción de azúcar. Actualmente, las importaciones representan el 80% del consumo total de alimentos. La producción azucarera, por su parte, ha bajado a niveles comparables a los de hace un siglo, lo que le impide a Cuba beneficiarse del alto precio mundial del azúcar en la actualidad.

Iguales expectativas, que luego culminaron en fracaso, surgieron en 1986 con las famosas "rectificaciones" económicas anunciadas por Fidel. Las ilusiones alcanzaron un punto tal, queThe Miami Herald —periódico crítico del régimen castrista— llegó a afirmar que "cambios profundos están barriendo en Cuba"[1]. Esos supuestos "cambios profundos" no se materializaron jamás.

Ironía de la historia: el régimen castrista se mantiene hoy en vida gracias al equivalente del "monocultivo" en el campo de los recursos no renovables. Se trata del "extractivismo" petrolero reinante en la Venezuela chavista, la cual bombea a la Isla más de cien mil barriles diarios de crudo a precios de regalo.

Y ahora, las 'actualizaciones'

La ficción del cambio reparador se ha puesto de nuevo en marcha con las llamadas "actualizaciones" de Raúl, con las que el régimen aspira a inyectarle a la economía cubana dosis homeopáticas del mismo capitalismo que su régimen se esmeró en asfixiar.

Se necesita sufrir de un entumecimiento ideológico agudo para pensar que es permitiendo la importación y comercialización de vehículos, legalizando ciertas actividades a fin de obligar a los cuentapropistas a pagar impuestos, o dándose a la trata de médicos, como la economía cubana podrá salir del coma en que el castrismo la ha mantenido sumida durante más de medio siglo.

Se argüirá que China y Vietnam, países sometidos como Cuba a férreas dictaduras, han sabido impulsar la economía. La gran diferencia reside en el hecho de que ambos países asiáticos comprendieron a tiempo la estupidez de ir en contra de las leyes del mercado y hábilmente han sabido jugar la carta de la integración en la economía capitalista mundial. Ambos países, además, han sabido atraer la inversión extranjera así como el know-how y los capitales de sus respectivas diásporas. Todo eso está lejos de ser el caso del castrismo.

En un artículo publicado el pasado mes de julio, el diario londinense Financial Times apunta que, cuando uno de sus periodistas preguntó "repetidamente" a funcionarios cubanos cuáles eran las oportunidades abiertas a la inversión extranjera, los mismos "no ofrecieron nada nuevo en absoluto" y se contentaron con declarar que "los reglamentos en vigor eran flexibles y adecuados".

Y no es una simple "zona económica especial", como la que se proyecta establecer cerca del puerto del Mariel para acoger empresas extranjeras, lo que podría modificar sensiblemente el vetusto estado de la economía cubana en su conjunto.

Más infundadas aun son las expectativas que el castrismo trata de alimentar en materia de apertura política. Mientras Raúl le propone a Obama establecer una "relación civilizada" entre los dos países, el régimen castrista no cesa de reprimir salvajemente a las Damas de Blanco, los miembros de Estado de Sats, la UNPACU y el resto de la disidencia cubana, negándoles el derecho a disentir y manifestar sus opiniones, propinándoles brutales golpizas y sometiéndolos a arrestos recurrentes e incluso a muertes sospechosas.

Por su rechazo a actuar en consonancia con las leyes elementales del quehacer económico y del juego democrático, las "actualizaciones" de Raúl están condenadas a correr la misma suerte que la "desestalinización" de Jruschov y terminarán defraudando las falsas expectativas que han intentado crear en la opinión pública internacional.

Tomado del DIARIO DE CUBA


[1] "Dramatic changes are sweeping Cuba" (en Frances Robles, "Cuban Communist Party Congress trapped in time loop", The Miami Herald, 18 de abril de 2011; y citado en Maria Anastasia O’Grady, "Is Cuba going capitalist?", The Wall Street Journal, 15 de agosto de 2011.

Última actualización el Lunes, 06 de Enero de 2014 09:51