Brasil y la Copa del Mundo Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 23 de Junio de 2014 00:49



Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Como todos sabemos, en Brasil ha habido manifestaciones multitudinarias desde el año pasado (cuando se celebró la llamada Copa de las Confederaciones) como protesta de la programada celebración este año de la Copa del Mundo, lo que ha hecho al mundo preguntarse por las razones de semejante proceder popular dentro de un país considerado como “el rey del fútbol”.

Brasil y la Copa del Mundo

Jorge Hernández Fonseca

19 Junio de 2014

Como vivo en Brasil hace más de 20 años y el mundo todo está pendiente de este lindo y acogedor país sudamericano por estos días --debido al hecho de escenificar el torneo deportivo global más importante de este año, la “Copa del Mundo de Fútbol”-- me veo en la casi obligación de exponer algunos aspectos que han acompañado la organización de estos juegos en el Gigante Sudamericano y las particularidades y contradicciones asociadas a su realización.

Pretendo hablar muy poco del aspecto deportivo, en función de que no somos los cubanos los que precisamente hagan foco en las interioridades de este deporte universal, ya que en nuestro país es el béisbol –y no el fútbol-- el deporte que más conocemos, aunque algunos comentaristas “del patio” se han arriesgado en ese sentido, como un eco de los verdaderamente conocedores del deporte de los chutes, las faltas, los “corners” y los goles.

Como todos sabemos, en Brasil ha habido manifestaciones multitudinarias desde el año pasado (cuando se celebró la llamada Copa de las Confederaciones) como protesta de la programada celebración este año de la Copa del Mundo, lo que ha hecho al mundo preguntarse por las razones de semejante proceder popular dentro de un país considerado como “el rey del fútbol”.

Las causas de las manifestaciones populares masivas son fundamentalmente de dos tipos:

Primero, por la inversión, considerada excesiva, sobrefacturada e innecesaria, sufragada casi totalmente con fondos públicos, en un país carente de educación, salud y seguridad de calidad;

Segundo, por la percepción de la casi totalidad de la población brasileña, de que la Federación Internacional de Fútbol, FIFA, organizadora de la Copa del Mundo y que congrega a todas las Confederaciones Nacionales de este deporte, de haber hecho presiones para obtener ventajas económicas y de gestión que llegaron al nivel de afectar ciertas leyes y reglas brasileñas, lo que es visto por la población local como una intromisión inadecuada a la soberanía del país.

¿Por qué se considera excesivo el gasto para la construcción de nuevos estadios deportivos de fútbol? Porque siendo Brasil el “país del fútbol”, como ya se ha dicho, es natural que existan campos deportivos de primer nivel para la práctica de este deporte en prácticamente todas las ciudades capitales de los 25 estados brasileños y el distrito federal, Brasilia. El primer problema asociado al punto anterior es que Brasil programó realizar el evento en nada menos que 12 capitales, dentro de un país continental, de distancias “amazónicas” y que en la mayoría de estas capitales se decidió construir ‘estadios nuevos’, o hacer reformas capitales en los existentes, a partir de establecer un llamado “padrón FIFA” de acabamiento y calidad.

En San Pablo por ejemplo, siendo la ciudad más populosa del Brasil (y entre las 4 mayores metrópolis del mundo) hubo presiones y decisiones mal explicadas para construir un “estadio nuevo” (donde fue inaugurada la Copa del Mundo con el juego entre Brasil y Croacia) siendo que la ciudad cuenta, entre otros, con dos excelentes estadios tradicionales, que con algunas mejoras podrían haber sido sedes del juego inaugural. Se explicó que el estadio nuevo fue construido con el “padrón FIFA” como referencia, pero todos en Brasil sospechan que se querían hacer inversiones multimillonarias, de ojo en las “comisiones” y sobrefacturamientos “naturales”.

Otro ejemplo, en la ciudad donde vivo, Belém, capital del estado del Pará (el segundo mayor estado de la Federación brasileña y capital de la llamada Amazonas oriental) la población local sospecha que su ciudad no fue seleccionada para ser sede de juegos de la Copa del Mundo porque posee un excelente y moderno estadio de fútbol, lo cual contradecía la supuesta voluntad de hacer estadios nuevos, con vistas a tener inversiones mayores de dinero, con mayores “sobrantes” para los organizadores de todo tipo.

¿Por qué la sociedad brasileña rechaza las imposiciones de la FIFA --y la aceptación por parte del gobierno-- de determinadas medidas para dar ventajas a los organizadores? La FIFA obligó por ejemplo, a cambiar algunas leyes brasileñas, como permitir consumir bebidas alcohólicas dentro e los estadios (en Brasil esto está prohibido) e imponer las marcas de los productos a ser vendidos en el área de los estadios; esto junto a medidas como eximir de impuestos a las ganancias de la FIFA, resultante de los negocios asociados a la Copa del Mundo, en un país donde toda la población está obligada a pagar el más alto % de impuestos del mundo (% de impuestos relativos al PIB de cada país) y donde los precios de los ingresos a los juego de la Copa son prohibitivos para la enorme mayoría de su población.

Fue frecuente, durante las manifestaciones actuales --y del pasado año-- ver carteles en medio de la multitud que protestaba, rezando textos del tipo: “queremos escuelas y hospitales de padrón FIFA”, en un país donde la educación y la salud pública dejan mucho que desear.

El gobierno brasileño dijo de inicio --cuando se le dio al Brasil la sede del evento, años atrás-- que las inversiones en nuevos estadios se harían con capitales de la iniciativa privada, pero no es lo que se ha hecho, lo cual se interpreta como un burdo engaño. Se ha llegado al extremo de construir un estadio gigante en la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas --donde no hay tradición de campeonatos de fútbol-- y donde el secretario de seguridad pública del estado explicó hace unas semanas los planes para convertir ese estadio (después de pasada la Copa del Mundo) en una cárcel desde donde se seleccionarían los presos que cumplirían pena.

Todo lo anterior, además del manejo poco transparente de las decisiones tomadas con más de 12 mil millones de dólares, que es aproximadamente el costo de esta “Copa” para Brasil, es lo que hay detrás de las masivas manifestaciones de repulsa a la celebración de un evento largamente esperado por todos los brasileños, amantes del fútbol como en muy pocos países.

Por las crudas realidades expuestas, hay en el rostro de cada hombre y mujer del Brasil, durante esta Copa del Mundo, un semblante doble: por un lado, la satisfacción de presenciar de primera mano el evento más importante del mundo --donde la selección local compite con ventajas con el resto del mundo-- y por otra, la herida profunda que las imposiciones de la FIFA y la poca transparencia del gobierno con fondos públicos en un país carente de servicios sociales eficientes y que paga un volumen de impuestos como en ningún otro país del planeta.

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Última actualización el Lunes, 30 de Junio de 2014 13:27