Díaz Canel y los vacíos informativos Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 30 de Junio de 2014 13:32


Por Orlando Delgado.-
Mi vínculo con Miguel Díaz-Canel viene de la infancia, éramos vecinos en Santa Clara. Nunca intercambiamos palabra, pues él apenas paraba en casa, ocupado como andaba en sus labores partidistas. Eso sí, nunca faltaba a las reuniones del CDR, aunque jamás pedía la palabra para opinar en esos inútiles cónclaves callejeros. Su presencia le daba a esos aburridos mítines un aire de importancia del que siempre han carecido. El tiempo pasó y el ascenso de Díaz-Canel en la cúpula castrista ha sido meteórico. Todo parece indicar ser la persona designada por el clan Castro para sucederlos en el poder.

Sin embargo, desde que asumió el cargo de vicepresidente del país, las declaraciones más críticas de este gris personaje siempre están referidas al amordazado periodismo oficial. Una vez dijo que era muy difícil controlar el flujo informativo, y a su cargo estuvieron luego las palabras finales en el último Congreso de la Unión de Periodistas, donde ratificó los consabidos clichés de la propaganda castrista. Hasta ahí su declaración anterior parecía un oasis, un arranque de sinceridad en el páramo de mentiras que inunda al oficialismo. Pero luego criticó a la prensa por no abordar un tema tan sensible para la élite como el tráfico de armas con Corea del Norte. El sucesor parece preocupado por lo alejado de la realidad que está la prensa de la situación real del país.

Así, hace apenas unos días, en una visita a Pinar del Río, Díaz-Canel —según Granma— "dialogó con profesionales de los distintos medios de prensa sobre los retos y deficiencias que todavía persisten en el sector". De esa manera, el alto dirigente "señaló la necesidad de evitar vacíos informativos, combatir el secretismo y hacer que nuestros medios se parezcan cada vez más a los territorios donde se encuentran".

Hasta ahí la información del periódico. Desconocemos si Díaz-Canel sugirió algún método o manera de evitar esos inmensos "vacíos informativos" que permean a toda la prensa cubana. ¿Habrá conminado Díaz-Canel a los periodistas a que digan la verdad sobre el tráfico de armas con los norcoreanos? ¿A qué vacíos informativos se refería el alto funcionario? ¿No se percatará el dirigente que la propia prensa oficial es de por sí todo un vacío informativo?

En total sintonía con las ideas de su jefe inmediato, Raúl Castro, el niño preferido dice que hay que combatir el secretismo, como si esto fuera una meta o un plan para la devastada economía, pero se muestra incapaz de mostrar alguna herramienta para saltar el poderoso filtro ideológico del régimen, columna vertebral del secretismo castrista, todo por aquello de no "darle armas al enemigo".

Por último, Díaz-Canel dice que los medios deben parecerse más a los territorios donde se encuentran. Cabría preguntarse entonces a qué se dedicaron todos estos años esos medios de prensa y sus periodistas. Al parecer padecían de torremarfilismo o vivían bien lejos de las carencias cotidiana. ¡Vaya usted a saber! Con ello Díaz-Canel insinúa que nuestros medios apenas se parecen a la realidad vivida por sus habitantes y que pintan un mundo que no existe. Si fue así, el dirigente tuvo otro destello de sinceridad, solo que —obviamente— no puede o no quiere presentar alguna solución al problema.

Nadie se llame a engaño. Esas críticas supuestamente espontáneas son totalmente autorizadas para dar una falsa imagen de cambio. A ciencia cierta, no sabemos qué piensa este personaje adocenado por tantos años disfrutando de los privilegios de la nomenklatura, pues aunque ahora sus declaraciones no se salen del carril oficial, sí da muestras de un pensamiento distinto a la gerontocracia en descomposición.

Tal vez cuando ya la sucesión sea un hecho y liberado ya de la sombra de los hermanos Castro, este enigmático personaje tenga guardado bajo la manga aplicar un glasnost cubano, o tal vez no, siempre resulta muy riesgoso y aventurado predecir el futuro. Hasta ahora debe jugar bien su papel para asegurar la sucesión.

Quizás Díaz-Canel no crea en Raúl Castro cuando expresó que para dialogar con Estados Unidos o simplemente para transformar el país, en La Habana estaban dispuestos "a hablar de democracia o derechos humanos, esas cosas que ellos han inventado en los últimos años". Quizás entienda que esas son las mejores herramientas para la convivencia ciudadana y la prosperidad. Quién sabe. En todo caso, la penalizada sociedad civil tiene que dejárselo claro. He ahí el mayor de los desafíos.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Martes, 01 de Julio de 2014 11:21