La vieja guardia contra la nueva guardia Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 17 de Diciembre de 2014 11:16

Por Clive Rudd Fernández.-

Este domingo The New York Times publicó otro editorial que, como ellos han reconocido, es parte de una campaña con el objetivo de influenciar en la política de Washington hacia Cuba y crear un cambio en las relaciones entre Cuba y EEUU.

Como es ya costumbre tras siete editoriales de forma casi consecutiva, se trata de andar por una línea fina entre criticar a una dictadura (sin llamarla mucho por su nombre) y abogar por tener mejores relaciones con ella.

El mensaje central que se repite en todos los editoriales (como se reafirma en el de este domingo) es "flexibilizar sanciones mediante pasos que puede tomar unilateralmente la rama ejecutiva".

Aquí la palabra "unilateral" tiene un peso importante, porque como este último editorial explica, el resultado que se espera es "disminuir la habilidad del Gobierno cubano de culpar a Washington por las deficiencias de una economía que está fallando a sus ciudadanos", no que Cuba avance por sí misma hacia una democracia o que existan cambios sustanciales en los derechos humanos en Cuba.

Pero este último editorial esconde, entre recuentos históricos escogidos a medida y peticiones de acciones presidenciales unilaterales, otro mensaje más subliminal. Habla de una división fundamental en el Gobierno cubano entre una "antigua guardia" y una implícita "nueva guardia".

Este mito de los combates carnales y enfrentados entre dos polos del gobierno de los hermanos Castro ha circulado como rumor por las calles de Cuba desde hace mucho tiempo, y es de aquí donde asumo que el periodista Ernesto Londoño se nutrió para sus aseveraciones en el último editorial.

Desafortunadamente, de este supuesto enfrentamiento entre la vieja y nueva guardia se tiene poca evidencia y The New York Times hace poco o ningún esfuerzo por sustentar sus teorías con pruebas y fuentes, convirtiendo lo que debería ser un editorial serio en una opinión especulativa. Una pena.

Entre otros mensajes cruzados del editorial se mencionan hechos ya conocidos y ampliamente denunciados en la prensa internacional como que "el sector agrícola sigue obstaculizado por tecnología desactualizada y políticas bizantinas", "las autoridades cubanas parecen tener una actitud inconstante respecto al creciente sector privado", "el ritmo de las reformas ha sido vacilante, con mucho retroceso" y "los cubanos han sido sometidos por décadas a una economía centralizada, que se encuentra entre las más disfuncionales y anómalas del mundo".

¿Pretende The New York Times convencernos de que todos estos desastres socioeconómicos van a desaparecer o a cambiar si el presidente estadounidense "elimina a Cuba de la lista del Departamento de Estado de países que respaldan a organizaciones terroristas"? La idea es cuando menos ingenua.

Si los rumores de batallas entre generaciones dentro del Gobierno cubano fueran ciertos, los que hemos vivido en Cuba muchos años —a diferencia de Londoño— sabemos que viejas o nuevas guardias en ese gobierno tienen algo en común: un desinterés absoluto por la mejora de los derechos humanos.

El texto de The New York Times termina reafirmando su tesis de la batalla entre "guardias" afirmando que "por ahora, el continuo antagonismo proveniente de Washington solo está ayudando a la antigua guardia".

Me pregunto cuándo el diario neoyorkino va a comenzar a informar sobre la "guardia" de los derechos humanos en Cuba,  sobre la "guardia" de la libertad de prensa, de libre asociación y sobre la "guardia" que todos los demócratas del mundo, especialmente cubanos y estadounidenses, tenemos por la liberación de los presos de conciencia en Cuba.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Domingo, 21 de Diciembre de 2014 12:28