Moa: tierra rica, cubanos pobres Imprimir
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Domingo, 23 de Junio de 2019 17:35

Por MANUEL ALEJANDRO LEÓN VELÁZQUEZ.- 

El níquel es uno de los principales productos exportables de Cuba, pero quienes lo trabajan reciben muy poco de lo que el Gobierno gana por su venta. Esto es palpable en Moa, Holguín, donde la principal fuente de empleo son las plantas productoras Pedro Soto Alba —en la que participa la compañía canadiense Sherritt Internacional— y la Comandante Ernesto Che Guevara.

"Esto está peor que otras partes de Cuba", critica Yoandris, de 21 años, quien visita a su familia en Moa. "Esta es una de las principales vías de este municipio y mira qué porquería", añade señalando la calle.

"Moa es uno de los municipios que más aporta al país y se supone que una parte de ese capital debería ser empleado en el desarrollo local", lamenta por su parte Octavio, también de visita.

Un ama de casa comenta que envió a su esposo a Guantánamo "a buscar sal, frijoles y otras cosas, porque aquí no hay".

Los trabajadores del níquel, "ganan entre 600 y más de 1.000 pesos moneda nacional, más unos 30 o 50 pesos convertibles, pero no hay qué comprar", comenta un vecino de la localidad.

"No hay huevos, no encuentras pan flauta, la carne está a 40 pesos la libra y no aparece. Para comprar un pedacito de carne de cerdo, hay que levantarse temprano y, como no hay, comprar lo que sea: costilla, barriga, gordo, lo que sea".

Sobre el trabajo en la planta de níquel, un empleado afirma que "se gana dinero, pero tienen que pensar un poquito más en el personal".

"Antes daban una bolsa de comida cada tres meses más o menos, pero a un inteligente se le ocurrió quitarla. Entre las cosas que daban, estaba la leche, que es súper importante porque uno sale de allí negro del hollín —tanto que nadie te reconoce—, y eso es dañino para la salud. Además, la comida era una de las cosas en las que menos teníamos que pensar. Ya eso se acabó y hay que 'atravesar el mar por el fondo'", se queja.

Un "comerciante" ilegal de otra provincia dice que su negocio prospera vendiendo mercancía en Moa.

"Yo busco la sal en Guantánamo y la traigo a vender aquí porque eso es pan caliente. Llego temprano y me voy temprano sin un solo paquete. A veces traigo sal para consumo animal, pero eso es solo cuando me la encargan. Hay que aprovechar ahora que no hay, para buscar algo de dinero", explica.

Pese a ser una urbe pequeña, el tranporte funciona de forma deficiente, como en el resto del país. Los coches tirados por caballos son fundamentales para moverse de un sitio a otro.

"Hay guaguas, pero no cogen por todos los lugares. Si no existieran los coches, estaríamos embarcados. Las calles están tan malas que cada vez que pasa una guagua levanta una nube de polvo insoportable. Y parece que no se va a arreglar porque el dinero que se produce aquí se queda en manos de los de arriba", comenta un vecino.

Un camagüeyano de visita en Moa apunta que lo único que le ha llamado la atención de la localidad es "que el cartel de bienvenida está diseñado con letras anchas y niqueladas".

"Por lo demás, no hay ninguna razón para regresar", asevera.

A la pregunta de qué pasaría si fuesen desmanteladas las plantas de níquel, como ha sucedido con otras industrias en el país, un residente dice totalmente convencido que no cree que eso pase.

"Pero si así fuera nos moriríamos de necesidad, porque ya ves que aquí se busca dinero y no hay las cosas, por eso los 'comerciantes' traen para vender. Pero si el principal sustento lo eliminan, estamos muertos".

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