El Saturno castrista no deja de devorar a sus hijos, incluidos héroes de la revolución Imprimir
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Domingo, 12 de Junio de 2022 15:12

Imagen conmemorativa de Camilo Cienfuegos en un edificio de la Plaza de la Revolución.

Por ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES.-

"Es de temer que la revolución, como Saturno, acabará devorando a sus propios hijos." Esta frase se le atribuye a Georges-Jacques Danton, uno de los líderes de la Revolución Francesa y considerado por muchos historiadores como la fuerza principal que impulsó la caída del Antiguo Régimen, pero que, efectivamente, poco después de expresar ese temor fue decapitado en la guillotina por orden de Robespierre, el jefe revolucionario principal.

Saturno, uno de los dioses paganos de la mitología romana clásica, se fue comiendo uno a uno a sus hijos por miedo a que lo destronaran.

Danton tenía razón. En las revoluciones se practica la antropofagia física y política. En Cuba, para comenzar, de los 106 comandantes que "hicieron" la revolución, ya a fines de 1961, dos años después, solo quedaban 64.  Algunos murieron en combate contra el ejército de Batista, pero los restantes comandantes "ausentes", o fueron fusilados, o condenados a largas penas de cárcel, o se exiliaron, y otros simplemente desaparecieron. Todos los que no estaban de acuerdo con Fidel y con Raúl Castro desaparecieron del escenario público, y más nada se ha sabido de ellos.

La lista de devorados por los Castro se inició con Camilo Cienfuegos

La lista de revolucionarios cubanos se inició tan tempranamente como en octubre de 1959 con la "desaparición" del comandante Camilo Cienfuegos, el segundo jefe de la revolución, solo por debajo de Fidel Castro, pues de hecho tenía más poder real que Raúl Castro.

Camilo fue el héroe más destacado en la guerra contra el batistato. Y fue el comandante rebelde que entró en La Habana y tomó el poder político y militar de la nación en el campamento militar de Columbia, de manos del coronel Ramón Barquín. Luego del triunfo revolucionario, era el jefe del Ejército Rebelde en todo el país.

ero Fidel le temía porque era "demasiado" popular. La gente lo idolatraba y en las fuerzas armadas era venerado como el gran héroe. Y encima, era anticomunista. Sin duda, el dictador ya en la segunda mitad de 1959 consideraba a Camilo como su rival más peligroso, el único con poder y capacidad para destronarlo.

Por eso el 16 de octubre de 1959, unos días antes de su "desaparición", Castro I disolvió todas las estructuras del Ejército Rebelde, y sacó de la manga su invención de un Ministerio de las Fuerzas Armadas para nombrar como ministro, no a quien le correspondía por sus méritos y cargo militar —Camilo Cienfuegos—, sino a su hermano Raúl, quien debía a su hermano el grado de comandante pues apenas combatió en las montañas de Oriente. Con esa jugada el héroe nacional de hecho fue destituido.

Encima, el flamante ministro le suprimió su escolta personal y licenció a todos sus compañeros de armas durante la guerra.

Dos semanas después de la muerte de Camilo, fue asesinado su ayudante personal y jefe de seguridad del Ejército Rebelde, comandante Cristino Naranjo, quien no aceptó la versión de los Castro sobre la muerte de Camilo y estaba investigando por su cuenta lo que sospechaba era un crimen político.

Hoy nadie con mediana inteligencia cree que Camilo Cienfuegos desapareció en el mar como Matías Pérez, como dice la versión oficial. No es creíble que poco después de la muerte del héroe guerrillero seis de los diez principales testigos de la supuesta desaparición fueran asesinados, o murieran en muy extraños accidentes, y los otros cuatro desaparecieron de la faz de la Tierra.

Tampoco nadie duda de que Castro I alentó al "Che" Guevara (tercer jerarca del régimen entonces) a que "liberara" a América Latina para deshacerse de su más peligroso rival político entonces, a quien abandonó en las selvas bolivianas hasta que fue cazado a tiros y ejecutado. Fueron también tempranamente fusilados los comandantes revolucionarios Humberto Sorí Marín, y William Morgan, y el capitán Miguel Beaton, el hombre que acribilló a tiros a Cristino Naranjo por orden de "alguien", y sabía demasiado.

Agreguemos a eso el fusilamiento del general del castrismo más condecorado, y "Héroe de la República", Arnaldo Ochoa, héroe en la Sierra Maestra y luego en Angola al frente de las tropas invasoras cubanas, pero quien con sus cuestionamientos de la forma en que los Castro dirigieron la guerra angolana, y otras críticas, era considerado por ellos como una amenaza debido al respeto y la admiración que sentían los militares por este general. Y fue ejecutado.

Héroe de guerra en Angola se suicidó por canallada castrista

Pero enfoquémonos ahora en el caso más reciente y dramático de antropofagia revolucionaria castrista. Hace unos días, el anciano Ángel Pacheco Soublet, un héroe de guerra cubano, ya con 83 años de edad, que como combatiente se jugó la vida en Angola, se suicidó luego de que un esbirro-inspector lo multara con 4.000 pesos por vender sin licencia viandas y frutas en una carretilla en Las Tunas.

"Lo que ganaba (de pensión) eran 1.500 pesos (62.50 dólares)", explicó su entristecida hija, en un video compartido en Facebook. Pacheco en la guerra angolana se ganó cuatro medallas, condecoraciones, y un certificado firmado por Fidel Castro, otorgado el 23 de septiembre de 1976.

Pero ya muy anciano era vendedor ambulante porque su miserable pensión no le alcanzaba para comprar los alimentos, ni medicinas, ni para sufragar los demás gastos de la canasta básica. Y pese a su avanzada edad, Pacheco empujaba aquella pesada carretilla para sobrevivir, hundido en una dramática pobreza, y ya con visibles síntomas de desnutrición.

Con la canallada de una multa equivalente a casi tres veces su pensión mensual fue tanto el dolor, la tristeza, la impotencia y la devastación emocional del héroe de guerra que puso fin a su vida.

¿Cuántos como él hay en Cuba abandonados como traste viejo por la dictadura que los utilizó en Angola? Recordemos que a esa nación africana fueron enviados 460.000 cubanos en 16 años El régimen dice que murieron 2.500 cubanos, pero que testigos afirman que fueron más de 7.000.

El castrismo los usó en guerras lejanas que nada tenían que ver con Cuba, sino con la megalomanía de Fidel Castro, quien según testigos tan célebres como Gabriel García Márquez, dirigía las operaciones en Angola por teléfono y otros medios desde una oficina del MINFAR con un enorme mapa de Angola delante (seguramente creyéndose un nuevo Alejandro Magno).

También a Etiopía los Castro enviaron miles de soldados cubanos a defender la sanguinaria tiranía del genocida marxista Mengistu Haile Mariam contra Somalia (1977-1978).

Los Castro también practican la antropofagia política

Súmese a todo esto la antropofagia política, la destitución injustificada de encumbrados dirigentes de la revolución solo porque ambos Castro percibieron que los podrían destronar. La lista es larga, pero mencionemos algunos casos muy sonados, como la destitución deshonrosa del primer ministro en funciones, Carlos Lage; de los cancilleres Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque; del tercer jerarca de la cúpula del PCC, Carlos Aldana, y del encumbrado presidente de la JUCEPLAN (ministro de Economía), Humberto Pérez. Todos ellos miembros del todopoderoso Buró Político y defenestrados por razones políticas.

Este canibalismo político (no mortal) comenzó también muy temprano con el encarcelamiento del quinto hombre más importante en jerarquía revolucionaria, el comandante Hubert Matos (así se lo dijo el propio Castro I), acusado de una rebelión militar que nunca existió; así como el del jefe máximo del Segundo Frente Nacional del Escambray, comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, y el del comandante Rolando Cubela, segundo jefe del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, por solo citar tres casos.

En fin, la revolución castrista hizo, hace y hará lo que denunció Danton en 1792. Porque las revoluciones sociales (no las estrictamente políticas), sobre todo desde que dejaron de ser liberales a mediados del siglo XIX, devienen tiranías, cofradías de mafiosos y vividores solo interesados en mantenerse en el poder, como sea, para disfrutar la dolce vita.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Viernes, 01 de Julio de 2022 14:43