Una reconciliación inexistente Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 24 de Enero de 2010 10:53

Por ADOLFO RIVERO CARO

Confieso sentirme desconcertado cuando algunos amigos hablan de la necesidad de una ``reconciliación nacional''. Tal parece como si el obstáculo para una Cuba libre y democrática fuera la terquedad y el resentimiento de dos grupos, uno en la isla y otro en la comunidad exiliada. Y que la solución estaría en que ambos depusieran esa actitud y priorizaran los intereses de la nación. Esto me parece una lectura errónea de la tragedia cubana y, por consiguiente, un remedio igualmente equivocado.

¿Cómo es posible hablar de dos partes en disputa como si fueran equivalentes? La realidad es que una dictadura cubana triunfante lleva más de medio siglo en el poder y que jamás ha dado el menor indicio de querer buscar ningún acuerdo con el exilio. Ciertamente ese exilio es masivo y próspero pero su influencia dentro de la isla ha sido extremadamente limitada. Eso le ha permitido a la dictadura adoptar la mejor de las posiciones: denunciar furiosamente una interferencia del exterior que, en realidad, ha tenido y tiene poco impacto en la realidad nacional. ¿Qué ha conseguido la oposición? ¿Radio y TV Martí? Un éxito extraordinario, sin duda, pero muy lejos de ser suficiente. ¿La ley de ajuste cubano? Infortunadamente, un obstáculo más que una ayuda.

¿Cuándo ha rechazado el exilio una propuesta, cualquier propuesta, de la dictadura cubana? La realidad es que nunca. ¿Por qué hablar del exilio entonces como si, con su resentimiento y terquedad, hubiera rechazado esas hipotéticas proposiciones? Recuerdo, hace muchos años, cuando Jorge Mas Canosa polemizó con Ricardo Alarcón por la televisión. El exilio nunca ha rechazado el diálogo. Aquí sólo hay un enemigo discernible: la actual política de la dictadura cubana. Todos los grupos hostiles a la misma están de acuerdo en una serie de demandas mínimas. Nadie ha rechazado nunca discutir con la dictadura. Por consiguiente, progresar hacia ese diálogo, en ninguna medida ha dependido de nosotros, sino única y exclusivamente de la dictadura castrista.

Yo no voy a abrirle los brazos al que violó a mi hija y asesinó a mi hermano. Sin embargo, si esa persona me propusiera, desde el gobierno, buscar una forma de compartir el poder a cambio de olvidar el pasado y evitar un sangriento ajuste de cuentas, creo que sería una proposición digna de considerar. Desgraciadamente, ése no es el caso. Toodo lo contrario. Una de las grandes ventajas que tiene la dictadura es que el exilio cubano le brinda extraordinarias facilidades a todos los opositores que quieran irse del país. Esta es una de esas realidades desagradables que es necesario confrontar. ¿Para qué arriesgarse a la persecución y la cárcel cuando el gobierno de Estados Unidos le da unas facilidades, sin precedentes en el mundo, a los cubanos que quieran exiliarse? No hay forma en que esto pueda considerarse un estímulo a la lucha contra la tiranía. Todo lo contrario. La dictadura cubana no hubiera podido diseñar una política que le fuera más beneficiosa. La comunidad cubana en el exilio ha conseguido la mejor forma de trasladar al pueblo cubano hacia el exterior pero la peor para estimular su oposición activa a la dictadura.

 

Última actualización el Lunes, 25 de Enero de 2010 02:20