Venezuela frente al 2017: ¿Normalización o transición? Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 30 de Diciembre de 2016 16:19

Por ASDRUBAL OLIVEROS

Llegamos al cierre de 2016 y la situación económica en Venezuela está cantada: un país con una grave crisis económica y social, además de una situación política compleja. Este año estimamos que la contracción de la economía venezolana se ubique en 11,3 %, y ya son doce (12) trimestres consecutivos de contracción, un ciclo bastante largo. En tres años la economía venezolana se ha reducido 20,4 % y el PIB per cápita (en dólares) acumula una contracción de 56,8 % para el mismo período. Venezuela, como lo hemos dicho antes, vive una depresión. Además, en un hecho poco usual en la historia económica moderna, nuestro país parece estar frente a un choque de oferta y también un choque de demanda operando ambos al mismo tiempo.

En materia de inflación estimamos que la tasa para 2016 se ubique en torno a 511 %. Es importante destacar que a pesar de que la inflación fue alta en la primera mitad del año desaceleró un poco en el segundo semestre. Por supuesto, estamos lejos de una solución al grave problema inflacionario que tenemos, pero de alguna forma, el Ejecutivo logra contener el desbordamiento de la variable hacia un escenario clásico de hiperinflación.

En el frente externo, el Ejecutivo ha logrado surfear el déficit en la balanza de pagos. Al inicio de 2016, manteniendo los mismos niveles de importación de 2015 y con una elevada concentración de pagos en el servicio de la deuda, el Ejecutivo se enfrentaba a un déficit externo cercano a US$ 40.000 millones. Sin embargo, el Estado tras recortar en 45 % las importaciones, ejecutar una operación de canje de deuda de Pdvsa, renegociar con China y Rusia, comprometer el oro de las reservas internacionales, entre otras acciones; logró reducir el déficit a US$ 14 millardos, y cerrando un año más. El costo pagado es alto: Venezuela culmina 2016 con una posición líquida en activos externos bastante baja (menos de US$ 3.000 millones), con una situación social comprometida, un aparato productivo semi paralizado y una recesión profunda. En economía no hay almuerzo gratis.

En materia petrolera, la situación es preocupante. Este factor ha encendido las alarmas este año. La producción petrolera ha caído en promedio 257.000 b/d en base interanual. El circuito refinador tiene fallas importantes. Si bien Pdvsa, logró cumplir con sus compromisos de deuda financiera y logró sacar adelante un canje parcial de los vencimientos 2016 – 2017, no pudo lograr acuerdos satisfactorios con contratistas y proveedores que permitan evitar la contracción de producción y más aún, recuperar los niveles perdidos. Este elemento será un factor clave a seguir de cara a 2017.

Tras doce trimestres de contracción y exceso de regulaciones (que llevan años) el sector privado parece quedarse sin gasolina. La capacidad ociosa en la mayoría de los sectores supera el 50 %, y la contracción ha sido superior a dos dígitos en este año que está por finalizar. En la mayoría de los sectores, productos del choque de demanda, las ventas se han contraído y el efecto de la devaluación e inflación ha minado el patrimonio de las empresas que operan en Venezuela. El sector privado venezolano se ha reducido, no solo en tamaño por empresa sino en número de compañías por industrias; lo que plantea desafíos empresariales y de políticas públicas en el mediano y largo plazo.

El 2017 plantea importantes desafíos para Venezuela, no solo en el frente económico sino también en los frentes político e institucional. Los cartuchos del Ejecutivo para postergar los ajustes económicos parecen acabarse, pues ya no hay fondos en divisas al que apelar, las importaciones se han reducido a un umbral peligroso y el financiamiento externo parece haberse cerrado. La esperanza está en un alza del precio petrolero, pero el modelo chavista necesita que la cesta petrolera venezolana esté por encima de US$ 60/bl y eso hoy luce como un escenario muy improbable.

CARACAS (VENEZUELA), 06/12/2016.- EFE/PALACIO DE MIRAFLORES / SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

“El presidente Maduro no solo se va a enfrentar a las demandas de cambio que han venido principalmente del país no chavista sino que también va a tener que lidiar con las presiones para el cambio desde su propio movimiento”.

Por otro lado, el Ejecutivo Nacional entra en una nueva etapa a partir del 10 de enero de 2017: su salida del poder no implica ir a un proceso electoral y eso va a mover el tablero en el chavismo. Así, el presidente Maduro no solo se va a enfrentar a las demandas de cambio que han venido principalmente del país no chavista sino que también va a tener que lidiar con las presiones para el cambio desde su propio movimiento.

El cambio político para 2017 sigue siendo una posibilidad real. Sin embargo, conviene precisar cómo puede darse este proceso, especialmente a raíz del inicio del proceso de diálogo entre gobierno y oposición bajo el auspicio de actores internacionales. Es evidente que el chavismo busca aprovechar el dialogo para acometer un proceso de normalización institucional en el país. Lo que pareciera estar detrás es: a cambio de algunas concesiones (liberación de presos políticos, nuevos rectores en el CNE, entre otros) aspira a que la oposición renuncie a su demanda de una salida electoral en el corto plazo. Está por verse.

En el ínterin lo que puede suceder es que la situación interna tanto del chavismo como de la oposición, así como la profundidad de la crisis lleven a un escenario de transición controlada por el chavismo que prescinda del presidente Maduro y que introduzca algunos cambios en lo económico, a saber: más pragmatismo en lo petrolero, legalización de un mercado paralelo de divisas y flexibilización del control de precios. Una transición menos traumática para el chavismo y que evite que el país entre en una profunda crisis de gobernabilidad, que sigue siendo un riesgo latente. Como ya es costumbre en Venezuela desde hace algunos años, Venezuela pinta ser un año interesante. Demasiado interesante.

En materia de premisas económicas para 2017 y en un escenario de “estatus quo” estimamos que la economía venezolana tenga un crecimiento cercano a cero. Estimamos que las exportaciones crezcan 15,6 % y las importaciones apenan 0,4 % en base interanual. La inflación puede ubicarse en torno a 850 %. En resumen: 2017 se parece mucho a 2016 pero con un deterioro que no se detiene, pues la única forma que la economía pueda retomar la senda de recuperación será a través de reformas estructurales y esto luce lejos (por ahora).

(Infolatam)