Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador Imprimir
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Lunes, 08 de Enero de 2018 20:37

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Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.- 

¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una  campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.

Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador.

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.

Santa Cruz de Tenerife. España.- Dentro de la octava de Año Nuevo y a solo cuatro días para la celebración cristiana de La Epifanía o Día de Reyes, El Universo, uno de los diarios más importantes de Ecuador, anunciaba otro retorno inesperado del expresidente Rafael Correa a la nación andina, algo que se materializaba la víspera de dicha festividad, cual milagroso y simbólico “regalo” – la ironía de manera sutil es a veces recomendable en este tipo de escritos, de ahí que me tome hoy la licencia–  para una nación que desde hace ocho meses, en que comenzara el mandato de Lenín Moreno, ha mantenido un ambiente político muy tenso, toda vez que desde el inicio mismo de su etapa como gobernante surgieron grandes contradicciones que terminaron con una división rotunda del Partido Alianza, el movimiento fundado por Correa hace más de una década.

El viernes cinco de enero llegó el exmandatario a tierras andinas para comenzar, lo que según sus propias palabras, sería una campaña por el “No” previa a la realización de la Consulta Popular prevista para el próximo 4 de febrero, y en la que el presidente Lenín Moreno, haciendo uso de sus facultades y poderes como primer mandatario del país, y previa aprobación formal por parte del Tribunal Supremo Electoral, convoca al pueblo ecuatoriano a responder una serie de siete preguntas que, de resultar aprobadas darían un viraje definitivo a ciertos aspectos relacionados con el sentido de la democracia de esta nación.

Creo haber comentado ya en algún escrito que no podemos hacer afirmaciones categóricas de hechos, y sobre todo del comportamiento y actitudes de ciertas personalidades, toda vez que siempre el sentido de nuestra apreciación será subjetiva, por lo que estará sujeta a ciertos sesgos que pondrán en duda nuestras afirmaciones, por lo que mi valoración en este sentido no deberá tomarse como un referente absoluto, sino como lo que realmente es: una opinión; pero una opinión fundamentada a través del estudio de una serie secuencial de acontecimientos que han sacudido a Ecuador en los últimos tiempos.

No logro recordar a ningún expresidente que luego de dejar sus funciones, según lo reglamentado, mantuviera una actitud tan obstinada, que llega a la obsesión y al delirio, como en el caso de Rafael Correa. Al parecer carece de la capacidad para aceptar su condición actual como exmandatario, expresidente, y todos los ex posibles, amén de su aislamiento ante la rotunda pérdida de una popularidad conquistada a la fuerza y mediante el engaño y la manipulación, amén de su frustración al no poder continuar dirigiendo a todos en una nación de la que aun se cree dueño.

¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una  campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.

Recordemos que uno de los temas ejes dentro de la consulta es la posibilidad de eliminar la reelección indefinida, con lo que el retorno del excéntrico exmandatario – si lograra obtener un Sí, algo que se espera, por cuanto, el nivel de apreciación por el “Si” en esta pregunta, de acuerdo a estimaciones de la encuestadora Cedatos es de un 66.8%– quedaría imposibilitado, y esto garantizaría dejarlo a un lado para los comicios del 2021, en los que el líder izquierdista aspira a recuperar la presidencia; aunque lo intente ocultar.

De ahí que Correa se pronunciara de manera enérgica y despectiva a través de las redes sociales que tanto le apasionan, y ha utilizado para desatar una injusta y sucia campaña contra Moreno; pero como esta modalidad no ha dado resultado, y lejos de ganar votos, pierde espacios cada día, ha acudido a otros mecanismos que le puedan ofrecer cierta garantía a su maquiavélico plan.

Correa fue capaz de denunciar al actual presidente en la Organización de Estados Americanos, OEA, por alteración del orden constitucional en Ecuador, con lo que trató de impedir la Consulta Popular, o al menos, crear un ambiente desfavorable en torno a su realización, lo que también fracasó a pesar de las inseguridades e incongruencias del secretario general de este organismo, señor Luis Almagro, quien hizo declaraciones informales desde su cuenta de Twitter que ponían en duda los procederes de Moreno.

Ante la serie secuencial de fracasos – téngase en cuenta la esterilidad de su visita anterior, hace solo unas semanas, con el pretexto de participar en una fantasmal convención no reconocida oficialmente de Alianza PAIS– al exmandatario solo le faltaba presentarse directamente y emprender una campaña por el “No”, de igual forma en que asumió, aunque esto resulte paradójico, hace casi un año su rol como principal promotor en una inmoral y violenta campaña a favor de la candidatura Moreno-Glas, y como sabéis, ahora Lenín Moreno es su peor enemigo – Correa se ha autoproclamado como el principal opositor del morenismo–, mientras que Jorge Glas se encuentra tras las rejas, y con aprobación definitiva para la realización de juicio político, cumpliendo seis años de prisión (la pena máxima) por sus implicaciones en el escandaloso caso Odebrecht.

Es justamente a este punto a donde quiero llegar para que se comprenda la idea acerca de lo que he llamado el lado oculto de esta nueva visita. Si Jorge Glas está prisionero por su probada comprobación en los hechos de la gran empresa constructora brasileña, y fue el vicepresidente durante el segundo mandato de la década correísta, es de suponer que el presidente de la nación no estuviera ajeno a lo que ocurría en el área estratégica de la que se ocupaba Glas.

Si Jorge Glas es culpable Rafael Correa también lo es, y su llegada a Ecuador para boicotear la realización de la Consulta Popular, considerado un acto de carácter democrático, debe ser motivo para que de una vez y por todas se inicie una investigación que logre vincularlo definitivamente a las acciones de corrupción que caracterizaron a su gobierno, cuya administración dejó una deuda que se aproxima a los 60.000 millones de dólares; y no solo vincularlo, sino demostrar su protagonismo como la cabeza pensante de todos los escandalosos hechos que  han estremecido al país.

Este es el verdadero objetivo de lo que se ha convertido en una obsesión para el señor Rafael Correa, esto es, el tema de la Consulta Popular. A un ser tan malvado no puede interesarle la democracia de su país, ni la dura situación económica por la que atraviesa, ni la deuda dejada y heredada por su sucesor, ni los altos índices de delincuencia, pobreza, desempleo y subempleo.

Sus objetivos son evidentes: 1. Desestabilizar al nuevo gobierno (¿Golpe de estado blando?), 2.Boicotear la Consulta Popular, de modo particular mediante la obtención del “No” para los aspectos relacionados con la Reelección Indefinida, el cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y derogación de la ley de Plusvalía (los que le afectan directamente). 3. Abrir la brecha para su retorno a la presidencia en 2021; pero detrás de estos objetivos bien definidos se esconde su verdadera intención: reintegrarse de manera activa a la vida política del país como mecanismo protector que pueda garantizarle cierta inmunidad ante la justicia, o al menos atenuar su posible sentencia.

Así están las cosas en la patria de Eloy Alfaro por estos días navideños y de magos del oriente. Habrá que esperar los resultados definitivos (la totalidad de los votos escrutados) y definitorios (por lo que representan para el presente y el futuro de Ecuador).  Por el momento podemos adelantar que Moreno está en su mejor momento político, con un apoyo a su gestión del 70,9%, de acuerdo con la encuestadora Cedatos, mientras que Correa solo cuenta hoy con el 26,3%, muy lejos del 64% del que gozaba en el 2007 cuando inició su administración presidencial. Para un 64%, de los 780 encuestados como sondeo de opinión realizado por Eureknow, el retorno del expresidente Correa es negativo para el país, siendo las argumentaciones más frecuentes las que dicen que esto es porque “divide al Ecuador” y porque “es un manipulador y mentiroso”.

Nada más exacto para describir a quien ha sido capaz de envolver a estadistas, politólogos, religiosos, catedráticos, intelectuales y hombres de ciencia de todas partes del mundo, los que han admirado y condecorado hasta el cansancio a quien debería estar junto a Glas tras las rejas.

Última actualización el Domingo, 28 de Enero de 2018 17:09