Debate: Pobre Rusia: ¿de verdad? Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 25 de Abril de 2014 15:28

Por José Ignacio Torreblanca.-

Tal y como anunciaba, rebato aquí los argumentos plasmados en mi columna “Pobre Rusia” en la sección impresa del Diario ELPAIS de hoy viernes 25 de abril y doy a los lectores la palabra.*

“Las acciones de Rusia no son más que la respuesta legítima y, por cierto, sumamente contenida, a las constantes humillaciones sufridas por ese país desde que en 1991 decidiera abandonar el comunismo. Depuestas las armas por el eterno rival ideológico y seguro de su supremacía económica y militar, Occidente se ha dedicado a someter y humillar a Rusia de tal manera que nunca pueda volver a resurgir”.

Es posible que Occidente se haya equivocado en muchas cosas, especialmente en lo relativo a los pasos iniciales del proceso de liberalización de la economía rusa. Sin duda que en esos errores pesaron mucho la ideología y los prejuicios. Pero Rusia no ha sido una excepción; el programa liberal y liberalizador estándar del FMI, el Banco Mundial, la OCDE, etcétera (que por entonces se llamaba “Consenso de Washington”) se ha aplicado a decenas de países (desde Bolivia a Polonia, pasando por España y Grecia, en una versión “europeizada”, más recientemente). En la práctica, tanto el FMI como la propia Comisión Europea ayudaron con créditos y programas de asistencia financiera y técnica a Rusia. Véase por ejemplo, el programa TACIS de la UE, al que se destinaron 2.700 millones de euros entre 1991 y 2007. Si esos programas no funcionaron, o funcionaron defectuosamente, no es como resultado de la mala fe, sino de la ignorancia y los muchos errores cometidos.

“Este programa se habría ejecutado valiéndose de una doble pinza formada, en primer lugar, por instrumentos económicos como las inversiones occidentales en los sectores clave de la economía rusa (materias primas e hidrocarburos), pero de forma más profunda y dañina aún mediante la imposición por parte del FMI de un programa de privatizaciones que habría destruido el estado social ruso, socavado las perspectivas de una democracia real y creado una clase de oligarcas corruptos sin más principios que el enriquecimiento personal y el servilismo a Wall Street y la City londinense”.

Es cierto que las privatizaciones y la emergencia de una clase de oligarcas ha sido y es sumamente dañina para Rusia y, también, que Yelstin los encumbró. Pero Yelstin dejó el poder en 1999 [corregido]: Putin ha tenido sobrado tiempo de cambiar el rumbo del país y no lo ha hecho. Sólo ha destruido a los oligarcas que intentaron hacerle competencia política, dando paso a otros más fieles. Este paper de Sergei Guriev (“Dictadores y oligarcas: una teoría dinámica sobre el conflicto en torno a los derechos de propiedad”) lo explica con pelos y señales. ¡Esto sí que es una élite extractiva!

Por lo demás, Rusia tiene un impresionante problema de modernización económica pues no quiere abrirse a la inversión extranjera y prefiere seguir considerando decenas de sectores como “estratégicos”. En lugar de invertir en un estado social de derecho que conceda derechos estables de propiedad a las empresas y derechos ciudadanos a los individuos, Putin se ha dedicado a centralizar el poder, construir una economía exclusivamente basada en las rentas del gas, petróleo, aluminio y otras materias primas y a invertir esos recursos en un impresionante programa de rearme militar. Resultado: la esperanza de vida de Rusia (70 años),  es inferior en diez años a la media de la OCDE, a la altura de Bangladesh. Pero para los varones (64 años) está entre las cincuenta más bajas del mundo (76 años es la media para las mujeres).

“En paralelo al sometimiento económico, Occidente habría seguido una lenta pero inexorable política de aislamiento geopolítico de Rusia. En lugar de disolver la OTAN, que hubiera sido lo lógico teniendo en cuenta la disolución del Pacto de Varsovia, Occidente no cejó hasta que logró que todos los exsocios europeos de la URSS, desde Estonia hasta Rumanía, se integraran en la OTAN. La ambición de la UE no habría sido menor, pues inmediatamente después de la caída del muro absorbió a nada menos que 16 países, muchos de ellos históricos aliados de Rusia o tradicionalmente neutrales, como Austria o Finlandia, creando un mercado interior de 500 millones de habitantes inmensamente rico desde el que imponer las normas y estándares que Rusia debe cumplir si quiere participar en la economía mundial. Y para rematar la jugada, Occidente no sólo machacó al único aliado ruso en la región, Serbia, sino que se dedicó a promover las llamadas “revoluciones de colores” en todo el espacio exsoviético, desde Ucrania hasta Kirguizistán, con el objetivo de lograr aún más aliados para su causa de mantener a Rusia rodeada y sometida”.

¿No tenían derecho los países que recobraron su libertad en 1989-1991 a solicitar su adhesión a la OTAN y a la UE? Fue Rusia, recuérdese la que disolvió la URSS, con toda razón, no Estados Unidos ni la OTAN. Es cierto que, todavía hoy, muchos países especialmente los Bálticos y Polonia se sienten inseguros como vecinos de Rusia. De ahí que busquen el apoyo de la OTAN: ¿pero de quién es la culpa? Francia y Alemania se han reconciliado, si las elites rusas no ven a su país como un miembro más de la comunidad democrática de naciones, ¿qué debemos hacer? Rusia ha tenido todas las oportunidades de asociación con la OTAN y la UE que ha querido, pero las ha rechazado. ¿Por qué? Porque ni la actual élite política ni los oligarcas estarían en el poder si Rusia fuera una democracia de verdad.

“Lo visto en Ucrania estos últimos meses no sería sino el último hito en esta perversa estrategia. ¿Qué más hace falta para unir con una línea recta los tres puntos que constituyen la oferta europea de un acuerdo comercial a Ucrania, el ensalzamiento como héroes a los reaccionarios derechistas del Maidan y el engaño a Yanukovich por parte de los ministros de exteriores de la UE, que le prometieron una transición mientras por detrás organizaban un derrocamiento? ¡No es de extrañar que Putin haya dicho basta! ¿De qué nos sorprendemos? ¿De que los demás pueblos del mundo también quieran un trocito de dignidad?”

En estos meses ha proliferado la especie de que la UE alentó el Maidan y el derrocamiento de Yanukovich con su torpe oferta de un acuerdo de asociación. ¡Pero se obvia que fue Yanukovich el que pidió ese acuerdo! (probablemente porque sus oligarcas veían más posibilidades de corrupción en la apertura a Europa que en la apertura a Rusia - ¿fue la Eurocopa una buena prueba de esto?). Acusar a la UE de incitar una ruptura con Rusia es sencillamente falso. Y menos de conspirar para derrocar a Yanukovich: fueron los ucranianos quienes hicieron la revolución, ahora como en 2004, frente a un régimen corrupto y, al final, asesino. Rusia no tiene interés en una Ucrania democrática, eso nos ha quedado claro. Si es una víctima lo es de la alianza de Putin con los oligarcas sobre la base de una materias primas que deberían servir para construir un estado moderno, no una plataforma de poder basada en la nostalgia de unos y el afán de lucro de otros.

EL APÍS; ESPAÑA

Última actualización el Viernes, 25 de Abril de 2014 15:30