GAZA, INICIO DE UN CONFLICTO DE MAYORES PROPORCIONES Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 20 de Diciembre de 2009 21:42

Jorge Hernández Fonseca

10 de Enero de 2009

 

El nuevo año se estrenó con un importante conflicto internacional que derivó en una nueva y cruenta guerra entre israelíes y palestinos, como si los problemas económicos que afectan a ambos, junto al resto del mundo, fueran pocos. La facción extremista palestina Hamás, adueñada de la franja de Gaza tras expulsar al legítimo gobierno palestino mediante un golpe de estado, insistió en lanzar cohetes contra la población civil de Israel al final de una tregua inestable, provocando que el estado judío lanzara una desproporcionada ofensiva contra el territorio de Gaza, provocando una guerra que ya causa cientos de muertos y miles de heridos.

 

No es mi propósito tomar partido del diferendo ni analizar los aspectos tácticos de esta guerra. Veo la misma como el episodio inicial de un posicionamiento estratégico de Israel en el Medio Oriente frente a las potencias del área, especialmente Irán, que ha amenazado con destruirlo.

 

Los cohetes lanzados por los militantes de Hamás desde Gaza y que según la versión de Israel es causa de su riposta, parecen más una provocación premeditada con el objetivo de obligar precisamente al ejército judío a usar la fuerza. Esta provocación no parece provenir del territorio palestino, pobre y sin recursos, el que probablemente está siendo usado como carne de cañón por algún tercero, interesado en que Israel se manche de sangre, precisamente en estos momentos.

 

El grupo Hamás es una organización extremista sunitas (como Al Qaeda), por tanto, está lejos del radio de acción y mando de los ayatolas de Irán, de ideología chiita. Sin embargo, los iraníes han enviado ayuda monetaria abundante a Hamás, así como le han suministrado armamento y muy probablemente asesoría militar, o bien directamente, o bien a través de militantes del grupo libanés extremista Hezbolah, ese sí, chiita, previamente entrenados en Irán.

 

Siria es otro país árabe sunita, enemigo jurado de Israel en un área más cercana y que también apoya del grupo palestino Hamás, aunque su ideología sea más civilista que religiosa, Como tiene ocupado por Israel una buena parte de su territorio, no ha querido iniciar conversaciones directas de paz con el estado judío. Siria guarda un fuerte rencor porque recientemente la fuerza aérea judía bombardeó las instalaciones donde preparaba un programa nuclear secreto, lo que probablemente haya disparado el vector de venganza, apoyando y armando a Hamás.

 

De manera que, Siria e Irán son los posibles estrategas intelectuales de la provocación que Hamás ha hecho a Israel, arrastrándolo a la guerra. Sin embargo, en Israel existe un objetivo mayor que la simple destrucción de Hamás. Israel enfrenta en estos momentos una situación que puede cambiar radicalmente su futuro: la posibilidad de que Irán termine construyendo su bomba atómica y ese objetivo llevará a Israel a envolverse en una guerra mucho más dura contra los iraníes, que en estos momentos lo que más necesitan es ganar tiempo.

 

Adicionalmente y para completar el panorama internacional de contexto de esta guerra de Israel contra Hamás, ahora existe en Estados Unidos una posición débil respecto a los conflictos mundiales por varias razones: en primer lugar, la administración actual está totalmente agotada y sin posibilidades de proyectar un plan estratégico para el Medio Oriente, porque le queda una semana de vida. En segundo lugar, el presidente entrante enfrenta un panorama interno inédito en la vida económica y política norteamericana y deberá concentrar esfuerzos en la solución del problema doméstico antes de entrar a analizar las interioridades del problema Israelí-palestino.

 

En este complejo cuadro, el actor que más se beneficia con esta guerra en Gaza es Irán por lo que debe haber sido este país el estratega principal que ha ocasionado el conflicto. Lo ha hecho usando sus relaciones con Siria (fueron socios en la última guerra de Israel contra Hezbolah en el Líbano) o lo ha programado directamente interactuando con Hamás, usando la influencia que le ha dado su apoyo con armas, dinero y probablemente asesores militares.

 

El objetivo estratégico iraní es evidente. Por un lado desgasta a Israel ante la opinión pública mundial con una guerra dentro de la ciudad, lo que naturalmente causa muchas bajas civiles, sobre todo mujeres y niños y por otro, piensa que distrae al estado judío en un conflicto que le haría ganar tiempo, que es lo que Irán más necesita. Adicionalmente, enfrenta a la nueva administración de EUA ante un hecho consumado lejos de sus fronteras, testando la capacidad de la flamante administración norteamericana de continuar el apoyo estratégico que siempre dio a Israel, de parte de un hombre con pasado musulmán y que según se sabe, detesta la guerra.

 

El objetivo estratégico de Israel dentro de este complejo panorama es su subsistencia como país y en eso el estado judío no ha ahorrado medios ni recursos para lograrlo. El peligro de Israel no es en absoluto Hamás, es la probabilidad que de alguna manera Irán consiga fabricar la bomba atómica en la que trabaja febrilmente. Por otro lado, para los dirigentes israelíes no está clara la posición que tendrá el presidente electo de EUA Barack Obama respecto a Irán. Los estrategas judíos deben tener muchas dudas respecto a la anunciada táctica de conversaciones que durante la campaña electoral Obama dijo que aplicaría con Irán. No hay dudas que la guerra actual de Israel contra Hamás forma parte de un enfoque para “limpiar su terreno próximo”, en caso que Israel tenga que actuar solo contra Irán, lo que sin dudas hará.

 

No es posible hacer un análisis de lo que sucede en el área sin posicionarse en la piel de los dirigentes de Israel. La mayoría de sus vecinos los quiere ver destruidos. Irán no se cansa de pregonar que desaparecerá de la faz de la tierra y el grupo Hamás siquiera reconoce el derecho de ese estado a tener vida propia. Con esas premisas --estando o no de acuerdo con el proceder israelí-- es que se deben analizar las causas y consecuencias de este conflicto.

 

La desproporción del ataque israelí a Gaza obedece a la convicción que detrás de Hamás están Irán y Siria y que cuando haya que iniciar acciones militares contra los iraníes para detener su programa atómico (ya Israel bombardeó el programa nuclear del Irak de Saddam Hussein en los años 80 y bombardeó Siria recientemente) y no hay dudas que lo hará contra Irán, si la política del nuevo presidente norteamericano con Irán no es la adecuada a los intereses de Israel.

 

Adicionalmente, hay que recordar que Israel llevó a cabo también una ofensiva --similar a la actual-- pero contra la infraestructura de Hezbolah en el Líbano, y aunque la misma no fue muy exitosa militarmente, si debilitó las instalaciones de esta organización terrorista libanesa, que se prepara ahora para cuando Irán decida “desaparecer del mapa” a Israel, atacarlo por el flanco norte. No hay dudas que el actual ataque israelí a Gaza es una reedición mejorada de lo hecho antes en el Líbano. Lo que Israel quiere evitar son las sorpresas desagradables por su frontera con Gaza y por eso y casi como un entrenamiento, ha “mordido el anzuelo” preparado por Irán.

 

Así las cosas, Obama encontrará un panorama internacional que lo obliga a decidir si su política hacia Irán es de mano dura, o si dejará que Israel resuelva solo el problema del programa nuclear iraní. Lo que para EUA es analizar la futura convivencia con otra potencia nuclear lejana --en este caso Irán-- para Israel el algo que tiene que ver con su subsistencia y su futuro. Israel con su guerra en Gaza pone a punto sus sistemas de localización, bombardeo y precisión de los mismos, para cuando llegue el momento de bombardear las instalaciones nucleares iraníes. Además, debilitando a Hamás, evita tener sorpresas desagradables en su flanco sur.

 

Desgraciadamente, esta guerra contra Hamás apunta más al preludio de un conflicto de mayores proporciones en el Medio Oriente envolviendo potencias regionales, Israel, Irán y Siria, cuya materialización dependerá mucho de las decisiones de la diplomacia exterior de EUA con Irán e Israel en el futuro inmediato. Un intento de mediación estadounidense con Irán, como pretenden los ayatolas --y Obama ha anunciado-- provocará sin dudas el bombardeo de Israel a las instalaciones nucleares iraníes. Por otro lado, del resultado y la efectividad de la actual guerra israelí en Gaza, dependerá que tanto Siria como Hezbolah tomen la decisión de atacar a Israel cuando este bombardee las instalaciones nucleares iraníes, mostrando además al flamante equipo de Obama su eficiencia militar dentro de su determinación de subsistencia.

 

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