Huber Matos; exponente de la dignidad cubana Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 21 de Octubre de 2013 21:12

Aproximadamente a la 1:30 pm del domingo 20 de Octubre de 2013,  un grupo de miembros del Partido Cuba Independiente y Democrática (CID), y otras personalidades de la sociedad civil cubana en el exilio; se reunieron en la residencia del Comandante Hubert Matos Benítez, en esta ciudad de Miami; con la finalidad de conmemorar los 54 años de que el Comandante Matos emitiese su Carta Renuncia a Fidel Castro. Durante el desarrollo de la actividad, Rogelio Matos actuó como maestro de Ceremonias.


Por Gustavo Pardo

Entre las personalidades asistentes al acto, se encontraban entre otros : Martha Menor, Presidente de Cultivemos una Rosa Blanca: Julio M. Shiling, de La Patria de Martí y Pedro Pablo Álvarez Ramos, Secretario General del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos y preso político del Grupo de los 75 y Eugenio Leal García, blogger y periodista Independiente.

La reunión estuvo matizada por la presencia de Katia Sonia Martin Veliz y su esposo Ricardo Medina Salabrarria, ambos organizadores y dirigentes del CID en Cuba; quienes informaron a los presentes la extensión y el estado organizativo en que actualmente se encuentra la Organización en la Isla; así como los proyectos y actividades en los cuales sus miembros se encuentran inmersos.

De la misma forma, los pastores y blogueros cubanos Lleonart Barroso y su esposa Yoaxis Marcheco, se dirigieron a la concurrencia para explicar las características de su labor pastoral y social; enfatizando las carestías materiales y espirituales que ellos deben enfrentar en el desarrollo de su trabajo pastoral. Los jóvenes religiosos significaron el impacto que para sus vidas ha tenido el ejemplo de valor y patriotismo proporcionado por el Comandante Huber Matos.

La carta-renuncia dirigida a Fidel Castro fue emitida por el Comandante Matos, el 19 de Octubre de 1959, en la ciudad de Camagüey. En esta misiva, Matos comunica a Castro que había solicitado su licenciamiento del Ejército Rebelde. Seguidamente, Matos informa a Castro los motivos que le llevaron a tomar tal decisión; exponiendo “no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse”. Tempranamente, Hubert reconoció un mal que se proyectaría sobre el futuro del movimiento revolucionario y la nación: la apatía y la doble moral.

Algo más adelante, Matos se refiere a su visión de cómo lograr “el triunfo de la Revolución”, considerando que para que eso ocurra, es necesario mantener al “pueblo unido” (…) afirmando que “ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos”. Como se puede observar, Matos advirtió a Castro sobre el peligro de introducir en la política cubana una ideología extraña a las tradiciones nacionales y sectaria por naturaleza, tal y como eran los planes de Fidel Castro para perpetuarse en el poder, a expensas del sufrimiento de toda una nación.

En esta misiva, Matos acusa a Castro de cometer “una deslealtad” e “injustica” apartando a “a figuras limpias” (…) añadiendo “que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo”; dejando sentado que “los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos”.

Después de recordar a Castro aspectos de la lucha revolucionaria, Huber Matos concluye su carta “Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero”.

Al siguiente día Matos es arrestado y trasladado a fortaleza de La Cabaña, en La Habana. Es juzgado el 11 de diciembre de ese mismo año en el teatro del antiguo Campamento Militar de Columbia. Según narra Matos, Castro convoca a dicho lugar a más de mil oficiales del Ejército Rebelde preparados para que pidieran el “paredón” (pena de muerte). En el transcurso de su alegato de defensa, Matos dijo: “si mi muerte sirve para salvar a mi patria y a esta revolución, bien venida sea la muerte”; puesto de pie, el auditorio rompió en aplausos.

Huber Matos fue condenado a 20 años, los cuales cumplió en su totalidad
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Artículo original publicado en: Masonerialibertaria