Un fiscal en el juicio de Luis Posada Carrilles hizo una sorprendente admisión el viernes: su defensa ha sido efectiva en alegar que funcionarios federales le tendieron una trampa al activista anticastrista para que mintiera bajo juramento.

Por JUAN O. TAMAYO

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"Justo ahora hay una impresión en este jurado de que se aprovecharon de este acusado'' cuando funcionarios de inmigración lo entrevistaron en el 2005 y el 2006, afirmó el fiscal Jerome Teresinski a la jueza de corte de distrito federal Kathleen Cardone.

Los 11 cargos de perjurio, obstrucción y fraude de inmigración provienen del testimonio bajo juramento en las dos entrevistas de Posada, de 82 años, un ex "activo'' de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con un expediente de décadas de complots violentos contra Fidel Castro.

Teresinski hizo el comentario, cuando el jurado no estaba en la corte, como parte de su pedido a Cardone por un permiso para ampliar las evidencias que podía presentar, a fin de probar que los funcionarios de inmigración no se aprovecharon de Posada.

Más fuegos artificiales legales estallaron el viernes en la tarde en la corte cuando Teresinski se refirió indirectamente a las muchas alegaciones de complots anticastristas relacionadas con Posada; alegaciones que la jueza ya había decidido que el jurado no debe escuchar.

Un enojado abogado defensor, Arturo V. Hernández, pidió rápidamente un juicio nulo. Cardone denegó la moción, pero dijo: "En algún momento podría cambiar lo que pienso'', mientras miraba a la fiscalía.

Los argumentos fueron al corazón de la acusación de Hernández de que los funcionarios de inmigración sabían que las solicitudes de Posada de asilo o ciudadanía serían rechazadas pero, a pesar de eso, lo entrevistaron bajo juramento en un intento ilegal de reunir pruebas para un proceso criminal. Las solicitudes de asilo y ciudadanía de Posada fueron rechazadas. Tiene una orden de expulsión, pero no puede ser extraditado a Cuba o Venezuela. De modo que la orden ha quedado pendiente porque ningún tercer país ha aceptado recibirlo.

Teresinski abrió la acalorada sesión el viernes con la queja de que Hernández ha acusado a los funcionarios de inmigración que entrevistaron a Posada en el 2005 y el 2006 de aprovecharse del cubano exiliado, quien tenía 78 años en ese momento.

El fiscal se quejó de que el planteamiento defensivo de Hernández ha sido: "El podía no estar en plena capacidad y ellos lo emboscaron''.

Los funcionarios que entrevistaron a Posada, Gina Garrett-Jackson y Susana Bolaños, testificaron en el juicio de Posada que las preguntas de sus entrevistas eran requeridas como una parte normal de su trabajo.

Hernández calificó de "ridículas'' las quejas de Teresinski y destacó que los abogados de la defensa tienen "derecho a enfrentar'' a los testigos de la acusación.

Teresinski replicó entonces que se le debería permitir presentar al jurado secciones de las entrevistas en las que Posada había invocado su derecho a la 5ta. Enmienda de la Constitución contra la autoincriminación. El alegó que esas secciones --que Cardone ya había decidido que no podían usarse en el juicio porque podrían ser perjudiciales para Posada-- le podían probar al jurado que no se aprovecharon del acusado durante las entrevistas.

Posada "sabía cuándo responder a las preguntas. El sabía cuando no responder a las preguntas'', destacó Teresinski durante el argumento.

Una pregunta que él pidió introducir en el juicio fue si Posada había tratado de asesinar a Castro en Colombia en el 1994. Posada se negó a responder, según la transcripción de la entrevista.

Hernández replicó que si se iban a comenzar a reconsiderar algunos de los muchos temas en las entrevistas que Cardone había decidido dejar fuera del juicio --conocidas como redacciones-- se podría "abrir una caja de Pandora''.

"En ese caso yo tendría que volver a ver todas las redacciones, y nunca íbamos a terminar este juicio'', dijo Hernández a Cardone.

Cardone decretó que no habría cambios en lo tachado ni referencias a las preguntas en las que Posada invocó la 5ta. Enmienda, pero que Teresinski podría hacerle a su testigo preguntas dirigidas a mostrar que no se tomó ventaja de Posada.

Los jurados fueron traídos entonces de vuelta al salón de la corte y Teresinski continuó interrogando a Bolaños, la funcionaria federal que entrevistó a Posada durante los procedimientos para hacerse ciudadano en el 2006.

Teresinski preguntó si la supuesta participación de Posada en una serie de bombas que explotaron en centros turísticos cubanos en 1987, así como el hecho de haber sido encontrardo culpable de un complot contra Castro en el 2000 en Panamá, habían provocado preocupaciones en su mente sobre el "carácter moral'' del exiliado. "Sí'', replicó Bolaños.

Entonces Teresinski preguntó a Bolaños si podía decir, sin entrar en el "contenido explícito'', que las bombas y el caso Panamá eran simplemente ‘‘la punta del iceberg''.

Hernández estaba de pie y objetando inmediatamente, y Cardone ordenó que el jurado saliera del salón de la corte.

Hernández alegó que Teresinski había lanzado una "mancha fatal'' sobre el jurado con un comentario que probablemente llevaría a sus integrantes a preguntarse qué era lo que no se les había dicho sobre el pasado de Posada.

Después de un descanso y más discusiones sobre qué diría exactamente Cardone al jurado, ella trajo de nuevo a los integrantes a la sala y les ordenó que no consideraran la pregunta de Teresinski sobre el iceberg.

Algunos de los abogados de la defensa y la fiscalía, que apenas un día antes bromeaban sobre intercambiar su lista de bares favoritos en El Paso, se mantuvieron con sus rostros muy serios por el resto del día.