MIAMI Y LOS CUBANOS Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 30 de Agosto de 2014 19:47
Miami es lo que La Habana no pudo ser. Con exceso de luces,
abundancia de comida y sin Fidel Castro.
28 diciembre, 2014

Cuando el avión comienza a descender sobre Miami, en un vuelo desde San Diego, lo más llamativo para un cubano residente en la Isla es la increíble cantidad de luces que a esa hora, cinco y media de la madrugada, se observan desde la aeronave.

De las grandes ciudades de Estados Unidos, territorialmente hablando, es de las más pequeñas. Está entre las ciudades más densamente poblada del territorio norteamericano, al nivel de Nueva York, San Francisco y Chicago.


No es poca cosa. Desde que una mañana de abril de 1513, Juan Ponce de León desembarcara en una playa floridana y reclamara toda esa extensión de tierra y cayeríos adyacentes para el Reino de España, sólo han pasado 501 años. Para una ciudad no es mucho. Roma tiene varios milenios. Y ya Babilonia, Egipto y Jerusalén eran espacios arquitectónicos pretenciosos cuando no ya Miami, ni siquiera las 13 colonias, aparecían en el mapa.

Es la grandeza de Estados Unidos. Además de su soberbia Constitución, democracia y pujanza económica y militar, el gran mérito de esa sociedad es la capacidad de reinventarse y asimilar culturas diferentes.

No hay otra nación en el planeta donde un emigrado de primera generación pueda aspirar a un escaño en el Senado o postularse a presidente. Mientras en otros países los extranjeros son eso, extranjeros, durante varias generaciones o quizás para toda la vida, en Estados Unidos si se trabaja duro, se es audaz, talentoso y creativo, se tiene 99 papeletas para prosperar.

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Esa etiqueta de vanguardia y singularidad no se le puede discutir a Estados Unidos. Pregúntenle a cualquier cubano, colombiano, brasileño o ruso residente en Miami.

Las cosas te pueden ir mal, pero siempre tienes la posibilidad de progresar de acuerdo con tu laboriosidad y talento. A ese pueblo costero y cálido llegaron huyendo los cubanos después que Fidel Castro tomó el poder a punta de metralleta en enero de 1959.

Allí aterrizó en la década de los años sesenta lo más granado de Cuba: arquitectos notables, médicos de primer nivel, empresarios, gente que sabía cómo generar riquezas.

Y transformaron un lodazal apacible donde los jubilados iban a terminar sus días, en la soberbia ciudad que es hoy Miami. Por supuesto, emigrados de todo el mundo también pusieron su grano de arena.

Pero los números y las estadísticas no mienten: varios congresistas federales y de la Florida son de origen cubano. Innumerables alcaldes y funcionarios públicos también son descendientes de cubanos.

El ascenso de los cubanos en Miami es una muestra palpable de las fuerzas centrífugas que desencadenan las libertades políticas y económicas. A 250 kilómetros de Miami está La Habana. Hace 56 años, La Habana era una gran metrópolis. Siempre fue y, a pesar de sus ruinas, sigue siendo una urbe coqueta. La Habana tiene un trazado urbanístico mejor que el de Miami. Es una ciudad peatonal con kilómetros de portales imposibles de encontrar en la Ciudad del Sol.

El centro de Miami, repleto de rascacielos, está inspirado en el Vedado habanero de los años 50, cuando se comenzó a erigir una nube de edificios altos con tecnología avanzada.

Entonces, La Habana tenía tres túneles, varios casinos y bares donde cada noche grandes estrellas cantaban boleros o tocaban el piano.

El triunfo de la revolución de Fidel Castro trajo una involución en el orden urbanístico. Si en vez de llegar al poder en 1959, Castro hubiese gobernado en 2014, La Habana hubiese sido una capital fastuosa con cientos de rascacielos a lo largo de todo el litoral, mezclada con su arquitectura particular.

Al estilo de San Juan. Pero no lo fue. Al cortar de cuajo la generación de riquezas y centralizar la economía, Castro abrió las compuertas para que las personas más talentosas abandonaran el país. Toda esa fuerza creativa y laboral plantó bandera en Miami.

Cuando usted recorre la ciudad, la playa de Miami Beach, el estadio de béisbol de los Marlins, el American Airline Arena del Heat, el centro financiero de Brickell o las nuevas obras del puerto, no puede dejar de admirar la vitalidad de sus habitantes.

Calles limpias, iluminadas, mucho verde e infraestructuras de calidad. Siempre hay manchas. El transporte urbano es desquiciante, hay mendigos y Little Haití mete miedo.

Las urbanizaciones parecen diseños de un juego de los Sims: lindas, pulcras y recién pintadas. Aunque no tan sólidas como esas residencias de Miramar, Jaimanitas y Fontanar, en La Habana, edificadas por los parientes de esos cubanos que hoy viven en Coral Gables, Hialeah o Doral.

Miami es clave para la supervivencia de la autocracia verde olivo. Los miles de millones de dólares y las mercaderías son una transfusión de sangre para el régimen y los parientes pobres en Cuba.

A los cubanos del otro lado del Estrecho, al poco tiempo de marcharse, lucen diferentes. Siguen hablando con ese lenguaje cortado y disparatado que maltrata al castellano. Siguen charlando demasiado alto y algunos han trasladado a los medios floridanos el mal gusto y la cursilería heredados de un sistema que generalizó la mediocridad. Pero son ciudadanos libres que lo mismo despotrican contra Castro que critican a Obama, que a la carrera aprenden cómo manejarse económica y jurídicamente en el capitalismo. Porque Estados Unidos no es un país, es un negocio. Y al recién llegado se le enseña la forma de administrar las deudas y lidiar con los impuestos.

Miami es lo que La Habana no pudo ser. Con exceso de luces, abundancia de comida y sin Fidel Castro.

Publicado en Diario Las Américas el 25 de diciembre del 2014.


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MIAMI Y LOS CUBANOS

Fidel Castro les quitó todo: fincas, fábricas, bancos, centrales azucareros, etc. Cuando comenzaban los trámites de salida definitiva del país, iba a sus casas una comisión de Bienes Malversados primero, y luego una comisión de los "factores" (CDR, PCC, FMC, etc) para hacer un inventario de todas las propiedades que poseían: joyas, zapatos, ropas, cuadros de pintura, lámparas, muebles, vasos y hasta cucharitas de café. No escapaba nada. Y, desde luego, sus cuentas bancarias. Vivían, durante el tiempo de la espera de la salida, con un profundo desasosiego, de que algo del inventario se rompiera o se perdiera, porque eso podía significar la derogación del permiso de salida. Fueron objeto de inenarrables humillaciones.
Se convirtieron en las primeras "no personas" del régimen comunista. Y las primeras victimas de los paredones de fusilamiento del dictador.
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Salieron de Cuba con una mano delante y otra detrás. Con lo que tenían puesto, excluyendo relojes y joyas.
Pero, lo único que no se les pudo quitar fue su sabio dominio en los negocios y en las leyes del mercado. Su agresividad y voluntad para abrirse paso en la jungla enonómico-industrial y comercial de los EE:UU.
Entre 1959 y 1967 llegaron más de 300 mil cubanos. Cuando llegaron, Miami era - según un amigo que allí encontré en 1995 - "una finca con tres faroles".
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Limpiaron pisos, fueron cocineros, barrecalles, empleados de tiendas, trabajadores de factorías y gasolineras, mecánicos y se desempeñaron en mil oficios más. No los detuvo nada ni nadie.. Y allí crearon "su Cuba"
La "escoria del Mariel" - como les llamó el sátrapa de Birán - hoy tiene ingresos anuales promedios de $37,000 dólares.
En mi artículo " China : Bye Bye Karl Marx" escribí, sobre los cubanos en EE:UU: "Llegaron a EE:UU, España y otras partes del mundo. En EE:UU, de acuerdo a su último censo, hay 300 mil empresas cubanas, con un volúmen de ventas de 90 mil millones de dolares (tres veces el PIB de Cuba). Constituyen sólo el 5% de los hispanos, pero tienen el 35% de las ventas totales del mundo hispano. Sus ventas están al nivel de las ventas de los japoneses asentados en EE :UU y se han convertido en una de las comunidades más poderosas políticamente de este país, junto a los judíos".
Ellos abrieron el espacio empresarial americano para otras comunidades de América Latina . Nicaraguenses, que huyeron de los sandicomunistas, argentinos, mexicanos, colombianos, dominicanos, venezolanos y otros latinos, crean hoy, con los cubanos, unos 300 mil millones de dólares en sus negocios.
Fueron ellos también, por medio de Gloria Estefan y Miami Sound Machine, los que inauguraron el multimillonario negocio de la música y la cultura hispana en los Estados Unidos.
Han mantenido durante casi medio siglo lo más bello y duradero de la cultura cubana y, la han convertido en algo irreductible. No hay ninguna otra comunidad que haya logrado semejante triunfo cultural.
Por eso digo, con extremo orgullo, que el exilio cubano - en EE:UU y en todo el mundo - sus brillantes éxitos económicos, sociales y culturales, constituyen la más esplendorosa derrota sobre la dictadura comunista de Fidel Castro...
Si usted algún día viaja a Miami y ve, en las tiendas y en los Malls, un cartel que dice "We speak English", no se asombre. Detrás de ese cartel, está la mano industriosa de cubanos.
Cuando cualquier cubano o latinoamericano llega a Miami, se sorprende de la laboriosidad, perseverancia, y status social de los cubanos. Pero aun es más emocionante el florecimiento de la cultura, las costumbres y el modo de vida cubano dentro de los propios Estados Unidos. Allí, en Miami, está la patria que perdieron, la isla que se les arrebató por la violencia uno de los más brutales dictadores de Cuba y Las Américas.



LOS CUBANOS
, en homenaje a la Patrona de Cuba, La Virgen de la Caridad del Cobre


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LOS CUBANOS.

Por el Norteamericano Andy Bergen.-

Yo vivía en Miami en los 60s, cuando los cubanos empezaron a llegar en grandes cantidades. No tenían nada, sólo un gran orgullo y un inmenso dolor de haber tenido que dejar a su bella isla detrás. Pronto me di cuenta de que esta gente no había llegado a Estados Unidos en busca de un plato de comida. Venían con alma de colonizadores, en busca de progreso y libertad de ideas y expresión; y conquistaron estas tierras, para luego levantar a la gran urbe cosmopolita que es el Miami de hoy.

El primer pecado del cubano fue su aprecio desmedido por el standard de vida y el progreso.
El segundo pecado fue que antes de 1959 (antes de Fidel Castro) su moneda nacional valía más que el dólar.

El tercer pecado fue hacerle la música al mundo...

Pero el peor pecado de los cubanos fue levantar una ciudad en lo que fuera un terreno pantanoso en Florida para convertirla en el puerto estadounidense hacia las Américas y un punto obligado del turismo mundial. Quien le niegue este pecado a los industriosos cubanos, está divagando o es un acomplejado.

Entonces, ¿los cubanos son malos, regulares o simplemente muy buenos?

Jesucristo dio una pauta para la conducta humana cuando dijo:
"Por sus obras los conoceréis". Así que ya tienen en Miami una regla para medir a los cubanos.

Yo no soy de ascendencia cubana. Tampoco creo que los cubanos lo sean, pues los verdaderos cubanos fueron los Taínos, los Siboneyes y Guanajatabeyes que poblaban la hermosa isla, pero fueron exterminados por quienes luego dieron origen al nuevo pueblo cubano.
Creo que la expresión "cubano" viene siendo como un título de nobleza. No se puede decir siquiera que cubano sea una raza. En el pueblo cubano hay de todo: blancos europeos, negros, mulatos y hasta asiáticos.
A mi entender, el cubano no es más que un proyecto genético bien concebido en un lugar llamado Cuba. Creo realmente que el cubano es distinto a todos los demás latinoamericanos. Tal vez sea su posición geográfica o su herencia euro-africana la que los hace tan especiales.

Los cubanos hablan alto, gesticulan con las manos, son prepotentes y se ríen de todo el mundo, pero también de ellos mismos y de sus desgracias. De su dolor sacan arte y de su alegría hacen verdaderas zarzuelas.

El cubano no suele ser racista, pero sí es clasista. "Lo bueno que tiene Miami, es que aquí todas las aguas cogen su nivel", me dijo una vez un amigo cubano refiriéndose a las castas sociales, supuestamente eliminadas en Cuba para que la chusma se mezcle con las capas altas y educadas.

Sin embargo, el cubano liberó al negro mucho antes de que los negros estadounidenses fueran libres. En Cuba nunca se les llamó afrocubanos sino, simplemente, cubanos. El negro de Cuba es tan cubano como el blanco o el mestizo.

No obstante, los cubanos, en especial los de Miami, son uno de los pueblos más vilipendeados en el mundo. Creo sinceramente que hay mucha envidia en esas críticas. Molesta mucho su éxito extraordinario, sus cinco congresistas en el Congreso de EE.UU (y sus tres senadores), su enorme poder económico, su influencia política, su afán de trabajo y progreso, la imposición de su idioma y sus costumbres, y mucho más.

El cubano por su ingenio y laboriosidad nunca podrá escapar a su destino. Siempre tendrá a su lado al hermano Caín y a todas esas razas y etnias que no soportan el éxito de los demás y quieren aplastar a los triunfadores.

¿Qué habría sido de la isla de Cuba si a su pueblo no le hubieran truncado la creatividad y el espíritu empresarial? Probablemente sería la verdadera "perla de las Antillas", envidia de América Latina y de muchos pueblos más.
Los cubanos son comparables con la comunidad judía e italiana en Estados Unidos, que se levantaron triunfantes después de años de vicisitudes.

¿Qué sería de Miami si algún día se marchan los cubanos? Ningún otro pueblo lograría imprimirle tanto sabor y alegría a la ciudad de Miami. Por eso me gusta tanto la letra de la canción de la cantante cubana Marisela Verena...

"Nosotros los cubanos y el resto de la humanidad"...

 

SOBRE LOS CUBANOS, Escrito por el periodista mexicano Víctor Mona.-

Los cubanos salen de una isla pequeña y se han diseminado por todo el mundo. Uno es professor en una universidad de Australia ; otro, inauguró en Alaska un restaurante. Nada los detiene, ni el frío ni el calor. Los seduce el trópico de la Florida, pero soportan igualmente a pie firme los hielos de Boston y Nueva York. No mendigan, trabajan. Los que en Cuba eran pobres, aquí son ricos. Los que allá eran medio pelo, aquí son pelo y medio.

Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna. Uno es rector de la Universidad; otro, maquilla muertos. Cambian, pero sólo en la superficie. En Miami siguen jugando la bolita (lotería Prohibida), peleando gallos a escondidas y enviando los hijos a la escuela privada. En Madrid , están contra José Luís Rodríguez Zapatero y en Caracas , contra Hugo Chávez, siempre en la oposición. Se les critica y se les envidia pero en el fondo se les admira. Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada que no se deja ignorar.
Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y maduros. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad.
¿Quiénes son? Son los cubanos del destierro, la única población mundial trasplantada, que (salvo los hebreos) en más de un tercio de siglo no han perdido su identidad. Los que admiraban a Cuba desde lejos como ejemplo supremo de pujanza latinoamericana, los que veían a Cuba como un milagro étnico y cultural, donde todo parecía un relajo pero todo funcionaba bien, ya no tienen que ir a Cuba para conocerla! . Aquí la tienen dentro de los mismos Estados Unidos. Esta es Cuba . Estos son los cubanos. Exagerados, fanfarrones, ruidosos, sí, pero también intensos, profundamente creadores y buenos amigos. ¿Y qué no han hecho en estos 50 años de destierro los cubanos para poder sobrevivir con dignidad? Cuál actividad manual o intellectual no han ensayado en éste o en aquél país, por complicada que pareciera, lo han realizado para no quedarse detrás, para no dejarse discriminar.
En alguna de esas actividades han llegado tan lejos que superan a emigraciones que los precedieron por cerca de medio siglo No hay hospital en Estados Unidos donde no haya hoy un médico cubano. No hay periódico donde no haya un periodista cubano, ni banco donde no haya un banquero cubano, ni publicitaria donde no haya un publicitario cubano, ni escuela donde no haya un maestro cubano, ni universidad donde no haya un professor cubano, ni comercio donde no haya un manager cubano.
En las Grandes Ligas del béisbol sus nombres también brillan. En Madrid , el primer poeta latinoamericano es un negro cubano. En la Coca Cola, Kellog’s, McCormick, Pepsi Cola y tantas otras su dirigente es o fué un cubano. En el Congreso de Washington hay cinco cubanos, en el Senado Federal se sientan tres cubanos, el Ministro de Comercio de E. U. es un cubano, la Viceministra de Salud es una doctora cubana. Caramba, son unos pocos en éste país y llegaron hace muy poco tiempo..
En las tierras prestadas del extranjero parecen llevar siempre en la frente la marca del sitio de donde vienen.
Los cubanos llevan a Cuba . La enaltecen y la honran, porque además de en la frente la llevan en el corazón.
Pero hay algo en el desterrado cubano, a mi juicio, superior a esa actividad profesional triunfante, y es su odio al despotismo del que huyen, su amor a la tierra que dejaron. Eso lo separa y lo define. Eso da a sus triunfos en medio del desarraigo, una grandeza que de otro modo no tendría.
Se han afincado definitivamente en estas tierras hospitalarias que los han acogido y donde viven en lo material muchas veces mejor que como vivían en Cuba . Aún teniéndolo todo, si les falta Cuba , no tienen nada. Quizás por ello han hecho su Cuba aquí. Por eso, si se le mira bien, se verá que a veces parece que el cubano ríe, pero en realidad esta llorando por dentro.
Le nace el hijo, le crece, se le gradúa en la Universidad, pero el cubano suspira. ¡Ay, si estuviera en mi Cuba !.. Compra una casa, un auto, o una lancha y sigue suspirando.. ¡Ay!. ¡Si todo esto lo tuviera en Cuba ! De una manera misteriosa, que no puede definir hay un vínculo con aquello que tira de aquí hacia allá. Ahora que perdió a su país, sabe que no puede vivir sin Cuba, y la sueña de noche, y le agiganta los valores y la embellece y la idealiza, y se culpa de no haberla entendido mejor, y la recrea en sus cantos y bailes, y la revive en sus historias en sus costumbres y en sus comidas.
¿Por qué compran hoy los cubanos más libros cubanos que nunca? ¿Por qué tienen sus casas, sus negocios y sus oficinas llenas de palmas, de banderas, de escudos y de retratos de José Martí? ¿Por qué aunque sean USA citizens SIGUEN SIENDO CUBANOS? ¿Por qué se reúnen en sus municipios formados en el exilio, borrando antiguos antagonismos de partido o clase? Porque el cubano sabe que lo único auténticamente suyo fue SU CUBA y que a ella quisiera el poder regresar. No les preocupa que le devuelvan la residencia o el negocio, si lo tenían. Lo único que desean es volver a su tierra. La casa donde nació esta destruida, al pueblo se lo han puesto desconocido, la madre ha muerto. Pero no importa. El exiliado cubano quiere de todos modos ir a esa casa, a ese pueblo y a esa tumba. La Patria empieza ahí….
MI RESPETO Y ADMIRACION PARA LOS CUBANOS!!


He aquí que El Profeta habla de los cubanos

un artículo de Luis Aguilar León

Este es, sin duda, el artículo más popular que he escrito en mi vida. Con risueña sorpresa ha llegado a mis manos traducido al inglés, reproducido en revistas y aun citado en un sesudo tratado de Sociología. Pero también lo he visto circular mutilado y, grande villanía, anónimo o con nombres extraños. Para remediar tales agravios, lo reproduzco en su forma original y definitiva.

Desde una roca en el puerto, El Profeta contemplaba la blanca vela de la nave que a su tierra había de llevarlo. Una mezcla de tristeza y alegría inundaba su alma. Por nueve años sus sabias y amorosas palabras se habían derramado sobre la población. Su amor lo ataba a esa gente. Pero el deber lo llamaba a su patria. Había llegado la hora de partir. Atenuaba su melancolía pensando que sus perdurables consejos llenarían el vacío de su ausencia.

Entonces un político de Elmira se le acercó y le dijo: Maestro, háblanos de los cubanos.

El Profeta recogió en un puño su alba túnica y dijo:

“Los cubanos están entre vosotros, pero no son de vosotros. No intentéis conocerlos porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo. Los cubanos beben de una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen con su música. Los cubanos toman en serio los chistes y hacen de todo lo serio un chiste. Y ellos mismos no se conocen.

“Nunca subestiméis a los cubanos. El brazo derecho de San Pedro es cubano, y el mejor consejero del Diablo es también cubano. Cuba no ha dado ni un santo ni un hereje. Pero los cubanos santifican entre los heréticos, y heretizan entre los santos. Su espíritu es universal e irreverente. Los cubanos creen simultáneamente en el Dios de los católicos, en Changó, en la charada y en los horóscopos. Tratan a los dioses de tú y se burlan de los ritos religiosos. Dicen que no creen en nadie, y creen en todo. Y ni renuncian a sus ilusiones, ni aprenden de las desilusiones.

“No discutáis con ellos jamás. Los cubanos nacen con sabiduría inmanente. No necesitan leer, todo lo saben. No necesitan viajar, todo lo han visto. Los cubanos son el pueblo elegido... de ellos mismos. Y se pasean entre los demás pueblos como el espíritu se pasea sobre las aguas.

“Los cubanos se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia, y en grupo por su gritería y apasionamiento. Cada uno de ellos lleva la chispa del genio, y los genios no se llevan bien entre sí. De aquí que reunir a los cubanos es fácil, unirlos imposible. Un cubano es capaz de lograr todo en este mundo menos el aplauso de otros cubanos.

“No les habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura, y los cubanos son hiperbólicos y desmesurados. Si os invitan a un restaurante, os invitan a comer no al mejor restaurante del pueblo, sino ‘al mejor restaurante del mundo’. Cuando discuten, no dicen ‘no estoy de acuerdo con usted’, dicen ‘usted está completa y totalmente equivocado’.

“Tienen una tendencia antropofágica. ‘Se la comió’ es una expresión de admiración; ‘comerse un cable’, señal de situación crítica, y llamarle a alguien ‘comedor de excrementos’ es su más usual y lacerante insulto. Tienen voluntad piromaniaca: ‘ser la candela’ es ser cumbre. Y aman tanto la contradicción que llaman a las mujeres hermosas ‘monstruos’ y a los eruditos ‘bárbaros’; y cuando se les pide un favor no dicen ‘sí’ o ‘no’, sino que dicen ‘sí, como que no’.

“Los cubanos intuyen las soluciones aun antes de conocer los problemas. De ahí que para ellos ‘nunca hay problema’. Y se sienten tan grandes que a todo el mundo le dicen ‘chico’. Pero ellos no se achican ante nadie. Si se les lleva al estudio de un famoso pintor, se limitan a comentar: ‘a mí no me dio por pintar’. Y van a los médicos no a preguntarles, sino a decirles lo que tienen.

“Usan los diminutivos con ternura, pero también con voluntad de reducir al prójimo. Piden un favorcito; ofrecen una tacita de café; visitan por un ratico, y de los postres sólo aceptan un pedacitico. Pero también a quien se compra una mansión le celebran la casita que adquirió, o el carrito que tiene a quien se compró un coche de lujo.

“Cuando visité su isla me admiraba su sabiduría instantánea y colectiva. Cualquier cubano se consideraba capaz de liquidar al comunismo o al capitalismo, enderezar a la América Latina, erradicar el hambre en África y ayudar a los Estados Unidos a ser una potencia mundial. Y se asombran de que las demás gentes no comprendan cuán sencillas y evidentes son sus fórmulas. Así, viven entre ustedes, y no acaban de entender por qué ustedes no hablan como ellos”.

Había llegado la nave al muelle. Alrededor del Profeta se arremolinaba la multitud transida de dolor. El Profeta tornose hacia ella como queriendo hablar, pero la emoción le ahogaba la voz. Hubo un largo minuto de conmovido silencio. Entonces se oyó la imprecación del timonel de la nave: “Decídase, mi hermano, dese un sabanaso y súbase ya, que ando con el schedul retrasao”.

El Profeta se volvió hacia la multitud, hizo un gesto de resignación y lentamente abordó la cubierta. Acto seguido, el timonel cubano puso proa al horizonte.


Publicado en: Cuba Inglesa | Actualizado 06/07/2008 3:47


Los Viejos Cubanos

Una perspectiva de Los Viejos Cubanos

Ahora que está de moda criticar a los viejos cubanos, vale la pena abrir el álbum familiar. Ahí están bajando del avión, en los años 60, con sus ropas de domingo y una sonrisa nerviosa, todavía mojada por las lágrimas de la partida.

 

A muchos, sobre todo a los jóvenes, les cuesta entender que en la década de 1950, incluso con la dictadura batistiana, Cuba era un mejor lugar para vivir que Estados Unidos. En lo social. En lo económico. En lo humano.

Acostumbrados a una cultura mediterránea en todo su esplendor y tolerancia, con una creciente permeabilidad entre clases, razas y credos, no es difícil imaginar el desgarramiento, el temor y la amargura de aquellos exiliados que al buscar apartamento tropezaban con un letrero de ‘No Cubans’. No pets La más pujante clase media de América Latina recogiendo tomates y aguacates en Kendall y Homestead. Miami, que hoy es un campo de contradicciones, era un campo a secas.


El rencor desfigura.


Esa primera década de refundación a partir de cero debió constituir una descomunal prueba para un pueblo que ya casi tenía en sus manos un porvenir envidiable. Basta mirar las ruinas para comprobar lo que estaba en pie.

Pasamos la página del álbum y vemos a nuestros héroes con carro del año, casa propia y los hijos a punto de entrar a la universidad. La bonanza de un lento sacrificio. Y las arrugas prematuras. Y la consternación de las ilusiones que se fueron en sobrevivir con dos trabajos. En morderse la lengua en inglés y español. En poner las dos mejillas muchas veces. Ya perdida la esperanza de volver. Es natural, pues, que odien a Fidel con saña inmisericorde y fanática. Y que ese odio con frecuencia paralice su razón. Porque la razón que les toca comprender es salvajemente injusta.

Sobre esos hombros encorvados se levanta una callada y preservadora lección. Del pastel de guayaba a la devoción constitucional, del taburete a la guayabera, esas canas coronan una larga batalla por nuestra identidad.

Académicos, campesinos, comerciantes, artistas, médicos, pícaros y mártires, soñadores y pragmáticos, ricos y pobres, restituyeron a la nación el patrimonio dilapidado por Fidel. A ratos, el país de sus sueños es más concreto que el país real. Ellos guardaron la receta y recordaron la canción.

En la última página del álbum, con el cuello almidonado y el pelo fragante a agua de colonia, tienen el candor de las piedras lavadas por la tormenta. Los viejos cubanos: clave y aliento. Ellos horadaron en la roca, con uñas y dientes, las puertas que yo encontré abiertas. Ellos protagonizaron a noventa millas toda una real epopeya de reafirmación nacional. Déjalos quejarse.

Déjalos refugiarse en sus pesares. La taza de café se les enfría en las manos mientras leen las noticias de la isla. Y vuelven a oler las magnolias de desaparecidos patios. Y en el frío cristal de la tarde vuelven a tocar el rostro de sus muertos. Los viejos cubanos, curtidos a la intemperie.

Déjalos que sean como son. ¡Porque son la sal de nuestra tierra!

"Autor desconocido"



An Example:

Advertising Supplement to

The New York Times

The Cuban Success

A Realization of the American Dream

February 9 1986

What do the chief executive officer of  CocaCola, Nancy Reagan’s haute couture designer a world champion runner, and America’s top male ballet dancer all have in common? They are all Cuban-American - products of the mass of  humanity that  began pouring into de United States in overwhelming numbers after the Castro regime took control over Cuba in 1959.

The people aluded to- Roberto Goizueta-RIP- Adolfo Alberto Salazar, and Fernando Bujones are perhaps the most celebrated of this group; their careers involve high visibility and their rise to the top has placed them in the international limelight. Nevertheless, it should be remembered that they are but four of a community that numbers well over a million, with representatives all over the country from every imaginable walk of life.

Cuban-Americans can be found in places as different as New York and Milwaukee, Indiannapolis and Chicago, and they may be anyone from bank president to a construction worker, artist or hairdresser.

They have in less than 25 years, established themselves as a positive and dynamic force in the United States. Their story is one of success seldom matched in this country’s long history of immigration and one described succinctly by George Gilder as, “The Cuban Miracle”.

Over half of the Cubans who came to this country during the past quarter century chose to settle in the Miami-South-Florida area, creating what was initially considered an overwhelming burden for an area poorly prepared to handle it. In 1959, Miami was a fatigued tourist and retirement town, sleepy town, steadily losing business to the island countries just south of it and lacking and adequate welfare system for its own residents.

It was even less able to provide for the hundreds of penniless refugees who were arriving daily, in need of food, housing, medical care, and employment. To make matters worse, many of the new comers were young Cuban children whose parents, unable to leave Cuba themselves, packed them of the U.S. to start a new life on their own.

The situation provoked worry and dismay not only among English speaking South Floridians and their civic leaders but also in the U.S. Congress which convene to discuss what was euphemistically referred as “The Cuban Problem”.

The newcomers were perceived as clannish, unwilling or unable to adapt to the ways of this country, uninterested in learning to speak English, and obsessed with the dream of one returning to Cuba. All in all, the attitude towards the newly arrived Cubans was aptly described by magazine headline that proclaimed “Gloom over Miami.” It was hardly an auspicious beginning.

Ironically, it is precisely in South Florida that the success of the Cuban community is most apparent. In one generation, the Miami area has undergone a Latin-flavored boom that Brookings Institute sociologist Robert Bach describes as “one of the fastest and most far-reaching transformation of any urban area in United States history

According to Carlos Arboleya, himself a Cuban-American “success story”, Cubans in the Miami-Dade County area own close to 20,000 businesses and account for 25,000 of the garment workers, close to 4,500 of the medical doctors practicing in the city, 17 of the highest-level banking executives and 500 of Miami’s attorneys.

Carlos Arboleya’s history give testimony to his belief in America: After resigning his position as chief auditor of  a Cuban bank in October 14 1960, the day Castro confiscated all banks, Arboleya arrived in Miami with exactly 42 dollars in his pocket.

His first job in the United States was at shoe factory where he worked as a clerk for 45 dollars a week. Six years later he became the first naturalized Cuban to occupy the presidency of a national bank in the United States. Arboleya, who once despaired of ever finding gainful employment in the U.S., is currently Vice Chairman of the Barnett Bank of South Florida-Florida’s largest chain of banks.

South Florida’s Cubans established what Miami’s former mayor Maurice Ferré calls, “a country within a country.” Along the way, they produced several hundred millionaires as well as thousands of jobs for themselves and for native South Floridians.

Their success has astounded the social planners who declared in 1960 that “the influx of Cubans is an overwhelming and dramatic social problem- a catastrophic change for the city” and that “the only long term solution to the Cuban refugee program is a massive nationwide resettlement program.” Ferre, once described as a close student of the Cuban soul. “believe otherwise: The thing that rescues people is their pride, pride in their religion, their family, their tradition, and their language….citizenship is what makes us all Americans.”

Moreover, some of the most ambitious and successful Cuban exiles are those who chose to settle outside of Florida. A larger proportion of them were professionals; many came after having traveled throughout the U.S., and with at least a working knowledge of the English language.

The task of assimilating and adapting to this country was substantially easier for them, not only because of their circumstances, but because they didn’t find a community of like individuals into they could withdraw. On the whole, they are better off financially with a median household income that is 15% higher than that of the South Floridian Cubans.

They also tend - more than the  Miami counterparts - to think of themselves as individuals rather than members of a group. These Cubans include Houston architects, New York City musicians and filmmakers. Silicon Valley engineers, Washington lawyers and Los Angeles musicians. They are as much a part of the Cuban Success Story as their compatriots in Miami and have been recognized as such. In fact, all Americans should add their voices to those of the Puerto Ricans who declared. “Gracias, Fidel” when Castro opened the gates of his country.

QUOTES FROM OTHER AMERICANS, ABOUT CUBANS:

President Ronald Reagan: (From a speech to the Miami Cuban American community, May 1984) “Many of you arrived in this country, with little more than the shirts in your back and a desire to improve your well-being and that of your family. You came with a willingness to work and yes, a consuming passion for liberty. There is a name for this kind of spirit. It’s called the American spirit, and there’s no limit to what it can do. Clearly, America has been good for you, but you have also been good for America and for Miami”.

Paula Hawkins, Florida Senator:

http://www.nytimes.com/2009/12/05/us/05hawkins.html?r=0&pagewanted=print

( In a speech to the Latin Builders association)

“Rarely, if ever, in the annals of American history has there been a success story such as that of the Cuban-American community in Florida. You have lifted yourself from being refugees, fleeing communist oppression with little more than the clothes on your backs and determination in your hearts, to become one of the most successful and dynamic forces, not just in Florida, but in the entire nation”.

New Jersey Governor Tom Kean:

“New Jersey’s Cuban community is vibrant part of our state’s cultural, social and business life. The Cuban people have contributed a great deal to New Jersey, and have complied an outstanding record of citizenship and achievement”

Mayor Koch of N.Y. :- “ The story of the Cuban community in the United States is one of the best possible advertisements for American freedom and democracy. Forced to flee their homeland after the communist take over in 1959, they came here and, in a brief period of time, made use of the great opportunities which this country offers.

They  achieved remarkable prosperity in the process, earning the recognition of all Americans.”

Robert Graham, Florida Governor: “The arrival of the Cuban community  after Castro takeover has allowed my hometown of Miami to achieve its long proclaimed but unsubstantiated desire to become a truly international city. The Cubans, first and second wave, have brought an enthusiastic spirit and a passion for life along with a level of prosperity that has benefited an entire community.”

Lawton Chiles, Florida Senator: “ The Cuban people who fled Castro’s regime years ago brought with them tremendous talent, ambition and intelligence. We in Florida have been the fortunate beneficiaries of the contributions in many areas including business, finance, law, medicine and government. These Cuban-Americans are ever-growing force in our state….and not just in South Florida. Anyone who has any doubt that we have a land of opportunity should talk to these smart people.”

Governor of Puerto Rico, Rafael Hernandez Colon:

“My country- Cuban sister-is fortunate to have in its midst two generations of Cubans and if our countries are sisters, then out citizens are brothers and sisters as well.

For that reason, whatever hurts Cuba, hurts Puerto Rico”.



Última actualización el Martes, 17 de Octubre de 2017 21:22