Brasil baja impuestos para reactivar la estancada industria automotriz Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 23 de Mayo de 2012 09:04

El gobierno de Rousseff lanzó un paquete de estímulo por más de US$ 1.000 millones, que amplía préstamos para comprar autos. Se busca contrarrestar la caída de la economía

Crédito foto: Reuters

 

Menos impuestos y una baja en las tasas de financiamiento son las principales medidas que el gobierno de Dilma Rousseff anunció para impulsar el sector automotor brasileño. La performance de la economía no fue tan buena como la esperada. Luego de crecer un 7,5% en 2010, el PIB se ubicó en un 2,7% en 2011, debajo del promedio del resto de los BRICS.

La tendencia se replica en 2012, pues en marzo la economía cayó un 0,35% con respecto al mes anterior. Y esta semana, el gobierno bajó la previsión de crecimiento para este año en un punto, situándola en un 3,5 por ciento.

Es por ello que el gobierno ya está tomando decisiones para reactivar la economía. En principio, apuntará al sector automotriz, al reducir el impuesto sobre los Productos Finalizados (IPI). Los autos made in Brasil de baja cilindrada -hasta 1000 centímetros cúbicos- dejarán de pagar gravámenes por esos meses, mientras que los vehículos de importación con esa cilindrada pasarán de pagar un 37 a un 30 por ciento.

Para alentar la producción local, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, agregó que los bancos no sólo aumentarán los préstamos del Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) para compras en el sector, sino que también mejorarán los términos de financiamiento. En 2011, los concesionarios brasileños vendieron 45.000 unidades menos.

El gobierno también redujo del 2,5% a un 1,5% la alícuota del IOF que grava todas las operaciones de crédito a las los brasileños. El paquete, que implica un costo fiscal de 2.700 millones reales (IS$ 1.300 millones), será aplicada hasta el 31 de agosto de este año.

"Es una iniciativa sin precedentes que beneficiará a los consumidores y a los inversores", dijo Mantega. El "agravamiento de la crisis financiera internacional" se deslizó como una de las mayores preocupaciones del ministro, quien aseguró que se hará todo lo posible "para mantener la tasa de crecimiento en parámetros razonables".

Según el diario Financial Times, el Brasil a "dos velocidades" debería apuntar a estimular más la producción en vez de atender a la demanda al consumidor, que es relativamente alta por el bajo nivel de desempleo del país sudamericano.

En la conferencia de prensa donde se presentó el anuncio, Mantega anticipó que las medidas no generarían suba de precios sino deflación, todo lo contrario. "No veo ningún riesgo de calentamiento excesivo y de inflación", concluyó.