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La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, esquivó a sus guardaespaldas y salió a andar en motocicleta por las calles de Brasilia, informó este viernes el diario Folha de Sao Paulo.

"Me puse el casco y salí andando en moto por las calles de Brasilia", le contó la mandataria al ministro de Minas y Energía, Edison Lobão, quien confesó que le costó creerlo. "Sentí mejor los aires de Brasilia", agregó la mandataria.

"Yo tampoco lo creí en el momento, pero cuando nos encontramos con (el jefe de la Seguridad Presidencial, general Marcos Antonio) Amaro en el ascensor, comencé a creer", dijo Lobão, citado por el rotativo.

"Fue una aventura de la presidente. Ella lo merece. El cargo limita mucho las opciones de distracción. No da para frecuentar normalmente teatros, cines, restaurantes", justificó.

Según el ministro, Rousseff le contó su experiencia cuando iban juntos en ascensor. Al término del viaje, ambos se encontraron con Amaro, ante cuya presencia la jefa de Estado se jactó, diciendo: "Ni siquiera él lo supo".

Sin embargo, según Lobão, Amaro aclaró: "Lo supe, sí, y ordené que la acompañaran", aunque dijo haberlo hecho de manera tal que ella no se diera cuenta para que se quedara con la idea de que realmente se había escapado y paseaba a escondidas. No se sabe si Rousseff hizo su paseo "prohibido" manejando ella misma la moto o si iba con alguien que lo hacía.

De acuerdo con el ministro, al conocer el episodio, trató hacerle ver a la presidente los riesgos de su acción. "No debe preocuparse sólo por usted y su hija, Paula, sino también por 200 millones de brasileños", le advirtió.

Como respuesta, Rousseff le agradeció la preocupación y le aseguró: "La vida está llena de riesgos. Todo lo que se hace en la vida incluye riesgos".