Argentina, una historia entre el colapso y la gloria Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 12 de Diciembre de 2013 08:41

cristina fernandez diciembre 2013

Argentina ha cumplido esta semana 30 años de democracia. Tres décadas en las cuales el país ha transitado entre momentos de gloria y de colapso sin solución de continuidad. El propio kirchnerismo, actualmente en el poder, está experimentando ahora esta situación en sus propias carnes.

(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-. Argentina vive una coyuntura de “fin de régimen” que recuerda, con todas las distancias necesarias, a los años finales de Raúl Alfonsín o del modelo menemista. Debilidad institucional unida a debilidad política, dificultades económicas y crisis social (11 muertos en las protestas y los saqueos en el interior del país).

“Los saqueos también pueden explicarse por la proliferación de una cultura populista de la dádiva y la prebenda motorizada por el gobierno kirchnerista y por distintos gobiernos provinciales. Cuando al Estado se le empiezan a agotar los recursos o algunos sectores quedan súbitamente excluidos de los beneficios de sus políticas clientelistas, esos grupos automáticamente se consideran con derecho a saquear comercios para cubrir los beneficios que perdió por el retiro del Estado”, señala Fernando Laborda en el diario La Nación.

Todas de esas experiencias históricas que precedieron al kirchnerismo acabaron en el colapso y no remotaron. Por ahora el caso del kirchnerismo está en un veremos.

Los bandazos argentinos

El actual régimen democrático argentino (1983- ) nació de un colapso, el de las Juntas Militares (1976-83) que llevaron al país a la crisis económica y a una guerra perdida contra el Reino Unidos (la Guerra de las Malvinas) en 1982.

La derrota militar y la derrota contra la inflación condijeron a que los militares entregaran el poder muy debilitados. En otros países de la región (Chile, Brasil, Uruguay o Guatemala) las FFAA tuvieron capacidad de veto y negociación sobre la transición a la democracia, lo cual no ocurrió en este país del Cono Sur.

Raúl Alfonsin presidente entre 1983-89

Raúl Alfonsin presidente entre 1983-89

En Argentina la derrota militar y la crisis económica, por contra, facilitaron que el gobierno de Raúl Alfonsín llevara a los dirigentes de las juntas al banquillo, algo inaudito en el resto de América latina.

El colapso de la dictadura condujo a una “revolución de expectativas” con respecto a la democracia que encarnó Alfonsín.

En plena década pérdida, con una delicadísima situación económica y con fuertes presiones desde la ultraderecha (los plantes miliares) y la ultraizquierda (el asalto a La Tablada de 1989), el gobierno acabó naufragando en medio de una crisis económica (con hiperinflación incluida) espantosa.

Marcos Aguinis lo sintetiza así en el diario La Nación: “El cosmos que se pretendió inaugurar en diciembre de 1983 mediante la reconciliación nacional y una estricta vigencia de la Constitución (cuyo prólogo fue agitado como una bandera en los discursos de Alfonsín) fue pronto invadido por impulsos deletéreos. A la democracia se le exigía más de lo que podía dar en sus comienzos. Pero en lugar de fortalecerla mediante el tenaz acatamiento de las leyes y jerarquías de la República, adquirió creciente fortaleza la impugnación desaforada de los paros generales, los levantamientos venenosos de algunos militares, la sistemática obstrucción legislativa y otros procedimientos que taladraron los pilares recién construidos”.

En 1983 las Juntas Militares entregaron el poder tras la derrota en la Guerra de Las Malvinas. En 1989 Raúl Alfonsín abandonó la presidencia seis meses antes del final de su mandato acosado por la hiperinflacion y en 2001 Fernando de la Rúa huyó de la Casa Rosada en helicóptero

Alfonsín terminó abandonando precipitadamente el poder seis meses antes del término de su mandato  y entregando el poder a su sucesor, Carlos Menem, quien tras unos complicados primeros años de gobierno (1989-91), consiguió estabilizar la situación política. Impuso una fuerte hegemonía peronista durante una década y de la mano de su ministro de Economía, Domingo Cavallo, derrotó a la inflación.

Fernando de la Rúa, huyendo en helicóptero de la Casa Rosada en diciembre de 2001

Fernando de la Rúa huyendo en helicóptero de la Casa Rosada en diciembre de 2001

La Argentina menemista se convirtió en un ejemplo y modelo a seguir e imitar (Cavallo llegó a asesorar a varios gobiernos de la región) y el país atrajo un aluvión de inversiones extranjeras, la mayoría de ellas españolas.

El modelo, la famosa convertibilidad, empezó a dar señales de debilidad en la segunda mitad de los 90, sobre todo tras la crisis asiática de 1997, y acabó arrastrando al sucesor de Menem, el radical Fernando de la Rúa (1999-2001).

La renuncia de De la Rúa y su huida por helicóptero desde el tejado de la Casa Rosada simbolizaban muy bien el colapso políticos de un gobierno acosado por la crisis económica y por manifestaciones y saqueos por todo el país.

Eduardo Duhalde, primero (2002-2003), y Néstor Kirchner después (2003-2007) apoyados en las medidas de Roberto Lavagna volvieron a traer la estabilidad a la Argentina. El país recuperó gran parte, aunque no todo, el prestigio internacional entrando por ejemplo en el “club” del G-20 en 2008.

Una coyuntura económica propicia marcada por el boom de los commodities (las exportaciones de soja en el caso argentino) empujaron hacia arriba a la economía que dio signos de vitalidad hasta 2012, aunque con un preocupante crecimiento de la inflación en el tramo final del gobierno de Néstor y durante todo el mandato de Cristina Kirchner.

La situación actual

¿Corre Argentina riesgo de caer en 2013 en el colapso como en 1983, 1989 0 2001?

Ciertamente ese no parece ser el contexto aunque algunas señales puedan resultar alarmantes ya que se junta una profunda debilidad política, con una delicada situación económica y un contexto social explosivo en algunos lugares del país.

La Presidenta encabeza un acto por los 30 años de democracia en medio de la tensión por los saqueos

La Presidenta encabeza un acto por los 30 años de democracia en medio de la tensión por los saqueos

La presidenta Cristina Kirchner está muy debilitada. Personalmente a causa de su enfermedad que la ha tenido por más de un mes lejos del primer plano de la actividad.

Políticamente está debilitada a causa de su derrota en las legislativas, al menos en los grandes y más importantes distritos del país.

La oleada de protestas le ha pillado con el paso cambiado a un gabinete, con Jorge Capitanich al frente, que recién comenzaba a dar sus primeros pasos.

La economía sigue entrampada en una alta inflación que hasta ahora el gobierno se negaba a reconocer pero que acaba afectando a todos los bolsillos, especialmente los de los sectores populares.

Alcadio Oña en Clarín apunta que “nunca un solo factor explica el descontento y el clima social, pero existe uno que inevitablemente pesa y hace tiempo está despreciado en el campo oficial: la inflación, y más cuando va en ascenso. Un índice de M&S Consultores canta 23,8% entre enero y noviembre y proyecta un salto para diciembre que llevaría la tasa anual al 27 o al 27,5%. El problema adicional es que las mayores subas aparecen en los alimentos, con 28,2% promedio hasta el mes pasado”.

Argentina no va a caer por el despeñadero, al menos en 2013, pero si el gobierno de Cristina Kirchner profundiza la sensación de “pato cojo”, la herencia que reciba su sucesor, sea este peronista disidente (Sergio Massa), un fiel kirchnerista o un aliado ocasional (Daniel Scioli) o un opositor (Mauricio Macri, julio Cobos o Hermes Binner), puede estar envenenada.

Tomado de INFOLATAM