Desde la guerra al narco de Felipe Calderón a la estrategia de "desnarcotizar" la agenda de Enrique Peña Nieto, ninguna receta puramente militar ha dado resultado y los civiles decidieron tomar las armas

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La violencia en México a raíz de los enfrentamientos entre los cárteles de la droga y las autodefensas es cada vez más preocupante. Históricamente ese país estuvo vinculado al narcotráfico por la fuerte presencia de distintas organizaciones criminales en tierras aztecas. Sin embargo, la falta de reacción del Estado en los últimos años ha llevado la situación a un punto extremo, en el que ahora los propios civiles salen a combatir a los narcotraficantes.

El caso que más trascendencia cobró en las últimas semanas por la intensidad de los enfrentamientos fue el del estado de Michoacán, donde las Autodefensas, que fueron creadas un año atrás, vienen luchando incansablemente contra los Caballeros Templarios, el cártel que domina esa zona de México.

Pero los combates no sólo se dieron en el centro de Michoacán, sino también en distintos municipios de esa ciudad, como el caso de Apatzingán, donde el cuerpo civil logró tomar el control sin disparos ni enfrentamientos.

Esta triste realidad desnudó serios problemas en términos de seguridad por parte del gobierno mexicano, que en la última semana logró llegar a un acuerdo con las autodefensas para tomar el control de ese Estado.

El problema del narcotráfico y la cada vez más cruenta violencia que azota a México no sólo golpea al actual presidente Enrique Peña Nieto. También salpica a los anteriores líderes, ya que el crecimiento de estos cárteles ha sido progresivo.

En definitiva, cada uno tomó su camino y, hasta el momento, los resultados son altamente negativos. "Se le critica mucho al presidente Calderón el hecho de que haya focalizado mucho su gobierno en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado", asegura Andrés de la Torre, especialista en cuestiones de seguridad. Aunque aclara: "Este fue un muy buen enfoque del presidente, que se dio cuenta en el año 2006 que ya la situación era insostenible".

A diferencia del ex mandatario, Peña Nieto desde su llegada al poder ha "desnarcotizado" la agenda bilateral con los Estados Unidos, que manifestó su preocupación por la escalada de las organizaciones criminales, y se ha concentrado más en temas de crecimiento y desarrollo, según expone el especialista peruano.

Si bien De la Torre sostiene que el enfoque inicial que estableció Calderón "fue el correcto", considera que el ex presidente se centró pura y exclusivamente "en la parte militar". "Lamentablemente el narcotráfico es un tema tan complicado que no sólo se tiene que circunscribir al terreno militar. Es un tema de salud y, sobre todo, de corrupción, de penetración del Estado", explica.

En todo conflicto armado, sobre todo en América Latina, como el caso de las FARC, o el de México contra el narcotráfico, siempre se ha puesto bajo la lupa la transparencia de ciertas instituciones gubernamentales. En esa línea, el especialista considera a la corrupción como "una seria amenaza a la seguridad nacional".

Esto último explica, en parte, por qué un país que viene incrementando año tras año su presupuesto en seguridad, aún no ha logrado tomar el control definitivo de la situación.

La inversión en seguridad pública creció sostenidamente desde 2004. Hasta el día de la fecha, la guerra con los cárteles de la droga le ha costado al Estado mexicano más de 222 millones de dólares. Y la situación cada vez es peor.

"Se da mucho énfasis en mejorar las partes operativas –que no está mal-, pero habría que ver si en una guerra frontal contra el narcotráfico, se le da igual atención, por ejemplo, a la Secretaría de Salud, a los programas de salud, y a los programas sociales. Esta es una perspectiva integral en la lucha contra el narcotráfico", analiza De la Torre.

Por su parte, especialistas consideran que el problema no son los recursos, sino las políticas que se llevan a cabo. "Es más importante que haya proyecto y voluntad política. Que haya liderazgo. Así como tenemos claro un liderazgo para promover reformas en materia económica yo creo que necesitamos al presidente involucrado en estos temas", reconoció Edna Jaime, del centro de estudios de políticas públicas México Evalúa, a El País.

"No hay una relación entre mayor gasto y disminución de la violencia", agrega la especialista.

En esa misma línea de Jaime, De la Torre sostiene que para superar la lucha contra el narcotráfico se requiere "mucha voluntad política".

Alfredo Castillo, comisionado para el estado de Michoacán, expresó la semana pasada su preocupación en torno al crecimiento de las autodefensas. El funcionario aseguró que ese proceso se registró en la década pasada con el cártel de La Familia, los cuales comenzaron combatiendo el crimen y terminaron practicándolo.

"Hay un viejo dicho en seguridad que dice: 'Nadie sabe para quien trabaja'", señala el especialista peruano, quien al mismo tiempo resalta que "uno nunca sabe en definitiva cuáles son sus intenciones". "No dejan de ser grupos violentos que están fuera de la ley, y que son de último recurso", apunta.

De la Torre además expone que estos grupos civiles, en varias oportunidades, son financiados por el propio Estado: "Esta es una realidad sumamente preocupante, porque hasta hace unos años en México no se veía este tipo de seguridades privadas o estos ejércitos paralelos, que son llamados autodefensas".

Con la creciente escalada de estas autodefensas que no hacen más que generar más incertidumbre en torno al futuro de la lucha contra el narcotráfico, ¿qué le hace falta a México para tomar el control definitivo de la situación?

"Hay que atacar cuestiones como el lavado de activos, como el blanqueo de capitales, como los insumos precursores que se necesitan para elaborar y procesar, por ejemplo, la cocaína. Creo que a México también le faltaría atacar los campos no militares en esta amenaza, que requiere de una coordinación del Estado muy grande", enumera el especialista peruano.

"Yo creo que esto no tiene una solución, por lo menos, al mediano plazo por las características que ha venido adquiriendo el caso mexicano", concluye De la Torre.