El presidente colombiano afirmó que liderará personalmente las negociaciones, pero exigió señales, como la liberación unilateral de secuestrados. Las FARC volvieron a atentar contra instalaciones petroleras

El presidente conservador Andrés Pastrana (1998-2002) llevó a cabo durante casi todo su gobierno una fracasada negociación de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que según denunciaron posteriormente las autoridades aprovecharon para rearmarse y fortalecerse militarmente. Por eso, su sucesor, el derechista Álvaro Uribe (2002-2010), puso en marcha una política de mano dura contra esa guerrilla y el Ejército de Liberación nacional (ELN), que en gran medida ejecutó Santos como ministro de Defensa.

Ya como presidente, Santos ha insistido una y otra vez que dialogará con las guerrillas siempre y cuando estas demuestran una vocación de diálogo. Este lunes volvió a insistir sobre el tema, un día después de que ordenó revisar la estrategia en la lucha contra la guerrilla y las bandas criminales emergentes, y cuando al cumplir su primer año de Gobierno le golpean las críticas por el crecimiento de la inseguridad en el país sudamericano.

Santos aseguró que las Fuerzas Armadas seguirán el combate a las rebeldes FARC y ELN, que han arreciado los ataques en los últimos meses, en especial contra el sector petrolero, un importante motor de la economía.

"Por supuesto me interesa la búsqueda de la paz y como Presidente de la República me corresponde liderar cualquier esfuerzo que conduzca a un eventual diálogo, pero sólo, sólo cuando se den las circunstancias apropiadas", sentenció en una alocución televisada. "No he autorizado ni autorizo a nadie para tener contacto con las FARC o el ELN. Sólo abriremos la puerta del diálogo cuando estemos seguros, seguros de que la subversión ha dado muestras claras en su interés en lograr la paz y no de burlarse nuevamente del país", advirtió.

El mandatario sostuvo que uno de los gestos que podría ayudar para un eventual acercamiento con las FARC sería la liberación unilateral e incondicional de los rehenes que mantienen secuestrados en las selvas, incluidos al menos 15 efectivos de las Fuerzas Armadas, algunos desde hace más de una década.

"Infortunadamente la guerrilla no ha entendido que las grandes reformas no se hacen en el monte, ni con las armas, ni con el terror, sino que las estamos haciendo aquí, con los instrumentos de la democracia y de la mano de la Constitución", insistió. "A la paz nunca llegaremos por la vía de los atentados a la población y contra los miembros de la Fuerza Pública", agregó.

Además, explicó que la subversión, debido al acoso permanente por parte de la Fuerza Pública, ha cambiado su estrategia. "Nosotros también estamos afinando la nuestra (estrategia), sin que dejemos de llegar a los más recónditos rincones del país para sacarlos de sus madrigueras", apuntó.

En el pasado, tanto las FARC como el ELN, considerados como organizaciones terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea, rechazaron las condiciones de Santos para un eventual diálogo de paz, por lo que no se vislumbra de inmediato una solución negociada a la confrontación.

Otro atentado contra una petrolera

Cerca de 30 presuntos guerrilleros con el uniforme de las FARC ingresaron el domingo a un campo operado por la firma canadiense Alange en el municipio de Catatumbo, donde incendiaron un tanque que almacenaba 400 barriles de petróleo, indicó a la prensa el general Pedro Soto, comandante militar en la zona.

El vicepresidente Angelino Garzón rechazó los hechos y en un comunicado este lunes advirtió que "ni la sociedad ni el Estado colombiano podemos permitir que los grupos armados ilegales conviertan en objetivo militar y criminal a las empresas petroleras". "Estos hechos van en contravía de los intereses de la Nación y atentan contra los derechos humanos, tanto de los empresarios como de los trabajadores", agregó.

Equipos de bomberos trabajaron varias horas para apagar el incendio. El ataque no produjo víctimas.

En las semanas recientes, empresas del sector petrolero han sido blanco de diversos ataques de parte de las guerrillas izquierdistas. El pasado 4 de agosto, seis vehículos de carga al servicio de la petrolera británica Emerald Energy, filial del grupo chino Sinochem, fueron incinerados por supuestos guerrilleros en una carretera del sur del país. Además, desde el 9 de junio cuatro empleados de esa empresa están secuestrados, presuntamente por las FARC.