En plena temporada turística, las gasolineras del balneario suspendieron la venta de combustible en rechazo a las extorsiones por parte de los grupos criminales. Los comercios también se adhirieron a la medida

Las gasolineras del puerto de Acapulco, en el Pacífico mexicano, suspendieron este viernes por varias horas la venta del combustible en protesta por las extorsiones de que son víctimas por parte de organizaciones criminales.

Los propietarios de gasolineras de las principales avenidas de este centro turístico, el más popular y concurrido en el país, cerraron la tarde del viernes sus negocios por unas seis horas para manifestar su descontento ante la impunidad y la ola de violencia generada por el crimen organizado.

El gerente de una de las gasolineras que se encuentra sobre la avenida Miguel Alemán, y que pidió guardar el anonimato, explicó a Efe que esta acción la tomaron después de que bandas del crimen organizado les exigieron un pago como cuota para dejarlos trabajar.

"Constantemente nos extorsionan y amenazan a los trabajadores, por lo cual exigimos al Gobierno federal mayor seguridad", aseguró.

Al menos diez gasolineras de la zona turística suspendieron sus operaciones, aunque reabrieron por la noche del viernes.

Diversos grupos de ciudadanos apoyaron esta medida y se solidarizaron para exigir que cese la violencia en el puerto.

"No sólo los gasolineras, también los restaurantes, tenderos y automovilistas somos amenazados y extorsionados", denunció un ciudadano.

En Acapulco en las últimas semanas han asesinado a más de un centenar de personas, y en los últimos cuatro días han muerto más de una decena de taxistas por las guerras entre bandas del crimen organizado.

Los comercios también cierran

Un centenar de comercios del balneario mexicano cerraron  sus puertas este viernes por temor a ser blanco de criminales luego de que por la mañana un comando asaltara tres joyerías y se llevara más de dos kilogramos de oro, constató un periodista de la AFP.

Los propietarios de los establecimientos comerciales que fueron asaltados aseguraron, bajo anonimato, que unos hombres armados irrumpieron durante la mañana en sus comercios y se llevaron consigo unos dos kilogramos de oro, con un valor aproximado de un millón de pesos (unos 80.000 dólares).

"Así no se puede vivir, no es justo que uno venga a trabajar honradamente y nos roben lo poquito que tenemos", dijo una encargada de una de las joyerías asaltadas.

Tras el robo, más de un centenar de locales ubicados en el centro del popular balneario del estado de Guerrero, con gran afluencia de turistas en estas fechas por las vacaciones de verano (boreal), bajaron sus cortinas por temor a ser también asaltados, constató un periodista la AFP en un recorrido por la zona.

Los hechos violentos en Acapulco se han multiplicado en las últimas semanas como resultado, según la secretaría de Seguridad del estado de Guerrero, de un reacomodo entre las bandas criminales de la distribución de droga y otras actividades ilícitas.

El jueves, la violencia ligada al crimen causó al menos nueve muertos en Acapulco, entre ellos cuatro taxistas que fueron asesinados frente a un mercado y un hombre que fue hallado mutilado en dos bolsas de plástico.

México se encuentra envuelto en una incesante ola de violencia que ha dejado más de 41.000 muertos desde diciembre de 2006, cuando el presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra los carteles de las drogas con la participación del Ejército.