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Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 23 de Junio de 2013 10:37


La Primavera Brasileña

¿Por qué el Gigante brasileño --que hace unos años viene asombrando al mundo por sus logros económicos (pasó a ser la sexta economía mundial), políticos (es una democracia pujante y plural) y sociales (tiró más de 40 millones de brasileros de la pobreza)-- se lanza masivamente a la calle a protestar, en prácticamente todas las grandes ciudades de este enorme país?


 

La Primavera Brasileña

Jorge Hernández Fonseca

19 de Junio de 2013

¿Por qué el Gigante brasileño --que hace unos años viene asombrando al mundo por sus logros económicos (pasó a ser la sexta economía mundial), políticos (es una democracia pujante y plural) y sociales (tiró más de 40 millones de brasileros de la pobreza)-- se lanza masivamente a la calle a protestar, en prácticamente todas las grandes ciudades de este enorme país?

Esta pregunta pasa por la mente de todos los analistas políticos mundiales --e incluso de los brasileños más informados-- por la complejidad de su respuesta y los muchos factores en juego dentro de un país, tradicionalmente pacífico, que muy pocas veces ha entrado en guerra y que internamente se dice más permisivo social y políticamente que el resto de sus vecinos.

Para aclarar el panorama de lo que sucede --visto desde el exterior resulta una incógnita muy difícil de descifrar-- aportaré algunos elementos, de un observador que vive en Brasil hace más de 20 años y que se desarrolla en el área del análisis político cubano y latinoamericano en general. Primero hablaremos los hechos concretos, para después considerar otros elementos.

Las manifestaciones se originaron en la Mega-urbe San Pablo, con la decisión del alcalde de la ciudad, Fernando Hadad, militante del PT --partido de la presidenta Dilma Rousseff y de Lula da Silva y considerado como “el delfín” de este partido para una disputa por la presidencia del país, después de la venidera candidatura a la re-elección de la actual presidenta Rousseff-- decidió aumentar el valor del pasaje de ómnibus urbano en cierta fracción, que “colmó la copa” de una población con serios problemas de movilidad urbana, en un contexto crítico nacionalmente.

La primera manifestación –pequeña y de corte pacífico-- se escenificó en San Pablo, en la importante Avenida Paulista y fue fuertemente reprimido por la policía, que hizo uso de una fuerza desproporcionada contra unos pocos manifestantes. No está claro todavía si la represión causó una reacción de depredación y rotura de vidrios, servicios de teléfonos y terminales de agencias bancarias, o si la represión fuerte se dio como consecuencia de este vandalismo. Se afirma que la manifestación fue mayormente pacífica, junto a un “grupúsculo” agresivo.

Una segunda manifestación fue convocada al día siguiente, con una participación mucho mayor, y con la aparición de un grupo organizado, que desde tiempo antes luchaba por lo que llaman “pase libre”, una organización estudiantil que quiere pasaje libre para los estudiantes. Este factor introdujo además la presencia estudiantil en las manifestaciones. La policía se preparó para esta segunda manifestación y detuvo a muchos manifestantes antes del inicio por motivos poco creíbles. La represión de esta segunda manifestación fue también excesiva, con periodistas presos o heridos con balas de goma y golpeados innecesariamente por la policía.

De esta manera, las protestas en San Pablo se extendieron a Río de Janeiro de forma preventiva (antes que les aumentaran los precios de los pasajes) y de ahí se extendieron a otras grandes ciudades, donde los problemas de movilidad urbana son críticos en la actualidad. Adicionalmente, las protestas se extendieron hasta las inmediaciones de los nuevos estadios donde se escenifica la Copa de las Confederaciones de fútbol, ganando destaque internacional.

El lunes 17/06 hubo coordinaciones y más de 20 grandes ciudades brasileñas llevaron a sus calles cientos de miles de ciudadanos “indignados” con el “estado de cosas”. Una protesta que comenzó con el incremento del costo del pasaje de ómnibus, rápidamente se convirtió en un “pliego de demandas” asociadas a la corrupción, la impunidad, la falta de atención con la educación, con la salud pública, con el alto costo de vida, la inflación y la subida de los precios.

La presidenta Rousseff, basado en la virulencia de determinadas acciones protagonizadas por los protestantes (el asalto a el edificio de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, donde cientos de manifestantes tomaron y destrozaron todo lo que encontraron en el edificio, a pesar de estar fuertemente custodiado por policías armados, los que retrocedieron ante los cocteles molotov y el empuje del desborde masivo de manifestantes enardecidos) se vio en la necesidad de referirse a los hechos, dándole la razón a los manifestantes, en un intento por enfocar lateralmente las protestas nacionales que tenían lugar y que todavía continúan.

En paralelo --como se ha dicho-- Brasil lleva a efecto una competencia de fútbol, “La Copa de las Confederaciones”, en cuya inauguración el pasado domingo 16/07 la presidenta Rousseff fue víctima de una gigantesca “rechifla” por parte de los asistentes al juego inaugural, lo que da el tono social del estado de ánimos de la población brasileña ante sus representantes políticos.

Así las cosas, y en el momento que escribo estas líneas, las manifestaciones generalizadas en todo Brasil --y que hasta ayer martes 18/07 se producían durante la noche-- han comenzado a producirse durante el día, cerrando carreteras e inmovilizando grandes áreas de la geografía brasileña. El día anterior, el alcalde de San Pablo, origen de los disturbios, se reunió con representantes de los manifestantes y consejeros de la alcaldía, perdiendo la oportunidad de cortar el origen de las protestas anunciando la rebaja de los pasajes (como ya han hecho otras alcaldías importantes de manera preventiva) y se mantuvo en su posición de fuerzas.

En líneas generales, estos son los hechos. Han dejado un rastro de personas heridas y presas, grandes pérdidas de bienes materiales depredados --públicos y privados-- y un sentimiento de revuelta en toda la población brasileña indignada, tanto con el “estado de cosas” previo a las manifestaciones, como con el torpe manejo que las autoridades han hecho de la crisis.

Pasaré a enumerar algunos antecedentes a esta crisis, en lo que al transporte urbano respecta:

  • El sistema de transporte urbano en las grandes ciudades de Brasil es pésimo, sobre todo en las horas picos. Faltan trenes, metros y ómnibus confortables y baratos;
  • La política económica del gobierno actual ha enfatizado en incentivar la compra de carros individuales (reduciendo los impuestos a los fabricantes transnacionales, que se han enriquecido con las medidas gubernamentales) lo que ha llevado en paralelo al colapso de la movilidad urbana, sin las inversiones necesarias en infraestructura vial;
  • Las empresas de transporte urbano brasileñas son administradas por empresarios que se enriquecen ilegalmente y no hacen las renovaciones de la flota de ómnibus que la legislación manda, en perjuicio de una población que tiene que sufrir las consecuencias;

En paralelo a este panorama, la organización del la Copa del Mundo de fútbol el año venidero y de la actual Copa de las Confederaciones, ha implicado en un gasto excesivo (más de 15 mil millones de dólares) construyendo muchos nuevos estadios, con fuertes sospechas de desvío de recursos, por lo que el valor de los ingresos deja fuera de los campos deportivos al fanático medio brasileño --tan amante del fútbol-- lo que aumenta el trauma con los gastos excesivos.

Adicionalmente, se presenta antes el pueblo brasileño un ejemplo de corrupción e impunidad, cuando un grupo de altos cargos del gobierno de Lula da Silva, habiendo sido condenados a penas de cárcel en el pasado año (durante el juicio del “mensualón”) disfrutan de total libertad e impunidad basado en el hecho de que son “personas influyentes”, algunos de los cuales han sido incluso promovidos a escaños en el Congreso Nacional de manera impune y traumática.

El 2014 venidero es año electoral, donde el PT se juega la presidencia de la República ante el segundo partido en la disputa, el Partido Social Demócrata, PSDB. Esta posible pugna jugó cierto papel en el inicio de las protestas. El alcalde de San Pablo, Fernando Hadad, es militante del PT y el gobernador del estado, Geraldo Alkimin, es del PSDB, lo que originó de inicio, acusaciones de personeros del PT contra la acción de la policía de San Pablo (comandadas por el PSDB) en lo que se vio como una disputa en la que el PT, partido del alcalde que aumentó los pasajes y se niega a disminuirlos (lo va a tener que hacer a la fuerza) y el gobernador, intentando tirar réditos por la crisis, que muy rápidamente extrapoló el terreno de esa ciudad.

Enumeramos a continuación otros temas que tienen un peso relativo en la crisis actual:

  • La economía brasileña bajo Rousseff ha sido manejada erráticamente y en la actualidad Brasil presenta problemas de bajo crecimiento, inflación en alta, explosión de precios, alza del dólar y poco nivel de inversión nacional y extranjera, complicando el panorama;
  • Hay insatisfacción generalizada por las imposiciones de la FIFA (Federación Internacional del Fútbol) ha sometido a las autoridades brasileñas durante la organización de los eventos futbolísticos, que han pesado demasiado en el bolsillo del brasileño medio, que ve la soberanía del país mancillada en inexplicables episodios;
  • Brasil es uno de los países del mundo que más impuestos toma de sus ciudadanos (casi el 40% del PIB brasileño es para pagar impuestos) siendo que la población recibe muy poco retorno en servicios de infraestructura, seguridad, educación o salud pública;
  • Después de hacer campaña masiva contra las llamadas “privatizaciones” escenificadas por el anterior gobierno social-demócrata, el gobierno actual del PT ha comenzado a privatizar de manera poco transparente grandes sectores de la economía brasileña;
  • Obscuros manejos en el área legislativa y judicial, a todos los cuales el partido de gobierno, PT, se oponía cuando era oposición, pero que ahora incentiva en el gobierno.

Las respuestas a toda esta problemática es compleja en su solución. Sin embargo, algunas lecciones podemos extraer de lo que está sucediendo en el Brasil de Lula da Silva --en pleno proceso-- como siendo válidas para la situación cubana, salvando las distancias:

Primero: El mayor partido marxista de la izquierda democrática latinoamericana –tomado como referencia muchas veces por la izquierda opositora cubana-- está totalmente encerrado en contradicciones sin solución en el área social, precisamente el área que más dicen defender. No basta con ser marxistas o decirse “socialistas” para solucionar los problemas sociales.

Segundo: La solución de los problemas sociales son relativamente independientes del color del partido en el poder; ni la derecha, ni el centro, ni la izquierda, tienen la llave de la solución de los problemas que enfrentan los gobiernos --como paradigmáticamente se ha visto con el fracaso socialista cubano-- y ahora con los serios problemas que enfrenta hoy el PT en Brasil, con un alcalde “socialista” que aumenta el costo del pasaje de ómnibus (y se niega a bajarlo) y una presidenta que no sabe qué hacer con el grave problema que tiene entre sus manos.


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