AUSENCIA DE PARTIDOS FUERTES EXPLICA VOLATILIDAD ELECTORAL PERUANA Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 09 de Abril de 2011 23:16

Si hay algo de lo que se puede tener certeza en los procesos electorales peruanos es que son impredecibles, y los comicios presidenciales del domingo no serán la excepción. ¿La razón? Una particularidad del electorado: ser extremadamente volátil


El desprestigio de los partidos políticos y el poco convencimiento en las ideologías han contribuido al surgimiento de un votante peruano escéptico que mira por sobre todo a las personas y a las agrupaciones políticas.

Cuando los electores creían que los comicios presidenciales de abril serían los más tranquilos y predecibles de la historia peruana reciente, los números de las encuestas dieron un inesperado vuelco a dos semanas de las elecciones, poniendo al país nuevamente en vilo.

El ascenso del candidato izquierdista Ollanta Humala al primer lugar de las preferencias y la caída estrepitosa del hasta entonces favorito, el ex presidente Alejandro Toledo, ha llevado al país a un grado de incertidumbre.

Y es que los cuatro candidatos -Humala, Toledo, Keiko Fujimori y el economista liberal Pedro Pablo Kuczynski- tienen reales posibilidades de disputar en junio una previsible segunda vuelta electoral.

"Las encuestas señalan que la credibilidad de los partidos y de los líderes está en alrededor de 10%, es decir 9 de 10 peruanos no creen en los partidos, no creen en los líderes políticos", dijo a la AP el analista Nelson Manrique, profesor de la Universidad Pontificia Católica del Perú. El especialista señala cómo no existen en Perú partidos con base institucional firme, con un respaldo más o menos constante. "Entonces eso (una campaña electoral) está muy librado a los gestos, a la evaluación que se hace de los personajes", explica.

Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, una organización no gubernamental independiente en Estados Unidos, opinó que los partidos colapsaron a finales de los años 80, "principalmente debido a dos crisis paralelas, la hiperinflación y la violencia política. Los partidos fueron incapaces de resolverlas, entonces cayeron en el desprestigio y nunca se recuperaron. (Alberto) Fujimori fue el producto de esa implosión de los partidos".

Fujimori (1990-2000), actualmente en prisión y purgando una condena de 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos, dirigía en esa época sus mensajes políticos a despotricar contra "los partidos tradicionales". Ser un "independiente", sin militancias en ningún partido, se convirtió en una virtud.

"Acá todos somos independientes, y la gente puede cambiar a lo largo del día entre dos o tres candidatos, porque finalmente se está votando por personas, y no por partidos o por ideas", dijo el director de la encuestadora Ipsos Apoyo Alfredo Torres, describiendo con ironía al elector peruano.

Steven Levitsky, profesor de ciencia política en la Universidad de Harvard, opinó que "un electorado sin identificación partidaria está condenado a ser volátil", lo que permite el surgimiento de los "outsiders" y el crecimiento rápido de candidatos marginales.

En 1990, el "outsider", un candidato desconocido, ajeno a la política, fue Fujimori, y en 2006 lo fue Humala, un ex teniente coronel del ejército que había liderado una insurrección militar en 2000 contra el gobierno de Fujimori.

Factores que pesan en la decisión de voto de los peruanos son la simpatía del candidato, su origen racial o socioeconómico, su honestidad y transparencia, sus propuestas novedosas, su dominio del lenguage de las mayorías, su capacidad de reacción ante ataques de sus adversarios.

La ausencia de partidos no parece un fenómeno fácil de revertir. Cada vez que un presidente peruano deja el poder, su partido termina disminuido y rechazado por la población, lo que se refleja en la consecución de una exigua votación parlamentaria.

Manrique lo atribuye a que "en las últimas dos décadas sistemáticamente los presidentes electos han traicionado las promesas que hicieron como candidatos".

Actualmente el APRA de García, que dejará el gobierno con una popularidad de 26%, debido a la percepción de que hubo corrupción en su gestión, confía en alcanzar al menos 7% de votación para asegurarse unos nueve curules en el Congreso de 130 legisladores.

Última actualización el Sábado, 09 de Abril de 2011 23:20