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MARXISMO, CRISTIANISMO Y CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 01 de Julio de 2020 04:38

Cultura Occidental: países, religión y características

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

El marxismo como ideología económica, por su parte, fue derrotado en la China Comunista, al adoptar el capitalismo como sistema económico, ejemplo seguido también por Viet Nam. A pesar de ambas derrotas (en lo político y en lo económico) subsiste en la sociedad occidental el llamado marxismo cultural, como crítica a los problemas sociales y políticos no resueltos de nuestra sociedad occidental, basándose en horadar las bases de la filosofía que sustenta la civilización occidental, de base cristiana.


MARXISMO, CRISTIANISMO Y CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

Jorge Hernández Fonseca

30 de Junio de 2020

La civilización occidental enfrenta hoy un reto complejo: la lucha contra el comunismo. La filosofía marxista-leninista que dio sustento al comunismo, puede considerarse como un verdadero cáncer surgido en el seno de la sociedad occidental, porque cuestionó los principios básicos que sustentan nuestra civilización, al proponer eliminar la religión --cualquiera que esta fuera-- así como nuestra organización política democrática y la manera de organizar y operar la economía. En fin, sustituir nuestra civilización.

El marxismo beligerante, guerrerista e impositivo, fue prácticamente auto-derrotado con la caída de la Unión Soviética y sus satélites europeos, aunque aún quedan en Cuba, Venezuela y Corea del Norte, dictaduras expansionistas que oprimen a sus pueblos y amenazan las libertades de sus vecinos.

El marxismo como ideología económica, por su parte, fue derrotado en la China Comunista, al adoptar el capitalismo como sistema económico, ejemplo seguido también por Viet Nam. A pesar de ambas derrotas (en lo político y en lo económico) subsiste en la sociedad occidental el llamado marxismo cultural, como crítica a los problemas sociales y políticos no resueltos de nuestra sociedad occidental, basándose en horadar las bases de la filosofía que sustenta la civilización occidental, de base cristiana.

La civilización occidental debe su nombre al surgimiento del llamado Mundo Griego --siglo VI antes del nacimiento de Cristo-- en el territorio de la Grecia actual, enclavada geográficamente al occidente de los anteriores imperios que habían dominado el mundo antiguo hasta ese momento, de ahí el origen de su nombre asociado a la geografía.

A la formidable civilización griega le siguió el no menos brillante Mundo Romano, que consiguió establecer un imperio de cinco siglos en prácticamente toda Europa, extendiéndose también por todo el norte de África. Es sintomático el hecho de que ni el mundo griego ni el romano poseyeran una filosofía religiosa sofisticada, y que la existente en ambos imperios no dejó huellas trascendentes en el pensamiento europeo.

El cristianismo por su parte nació en la Judea ocupada, en el seno del Mundo Romano, extendiéndose por todo el imperio hasta llegar a ser reconocido como religión oficial, poco antes de su caída. Este particular motivó que al fin del imperio romano, el cristianismo, que ya se había llegado a todos los rincones de Europa, quedó como la religión aceptada en prácticamente todas las regiones del Continente y que a la caída del imperio quedaron aisladas de su centro político, Roma, dominando como filosofía religiosa el espectro socio-político europeo de toda la Edad Media, en aquellos Feudos independientes.

Es interesante notar como los bárbaros que derrotaron militarmente a Roma no consiguieron imponerle, ni sus prácticas políticas ni su religión. Las ciudades del imperio romano descabezado quedaron gobernadas por mandatarios locales que consiguieron, apoyados en el cristianismo, aglutinar una filosofía de vida que permitió a esas ciudades esparcidas a lo largo de la Europa medieval, la fuerza que los mantuvo durante 10 siglos.

La Edad Media fue un largo período de incubación de la civilización occidental (europea), que heredó del mundo griego su filosofía y del mundo romano su jurisprudencia, además de su organización política, sobre todo lo cual actuó la filosofía cristiana con sus principios de igualdad y libertad para cada ser humano, como el don más sagrado por mandato divino.

Como se sabe, las sociedades griega y romana, a pesar de su esplendor, eran sociedades esclavistas y consideraban el trabajo como degradante. Fue el cristianismo quien rescató la honorabilidad del trabajo, elevando al hombre a la categoría de igual a sus semejantes ante Dios, sin distinción de oficios o clases sociales.

La religión cristiana que pasó a toda Europa de esta manera, había nacido en el seno de ritos y tradiciones hebraicas de las cuales heredó su misticismo, sus conceptos de un Dios único y de un Salvador de todo el pueblo, elevándose sobre sus raíces en principios fundamentales --diferentes a los de sus predecesores-- al pregonar la igualdad de derechos de la mujer, la igualdad y libertad de los esclavos y los ciudadanos y la separación de los poderes religioso y político, con sus jerarquías específicas cada uno.

Estos principios permearon la filosofía de la Edad Media, lo que posibilitó su desarrollo en toda Europa como elemento de unión. Adicionalmente el establecimiento de Roma como centro cristiano, del que dependían las autoridades religiosas de los feudos esparcidos por el Continente, hizo las veces de aglutinante durante todo el período de la Edad Media.

La Iglesia Católica como la conocemos actualmente fue edificada a lo largo de los siglos, contando con el trabajo básico de Apóstoles como Pedro, Santiago y Juan, entre otros; pero fue realmente el Apóstol Pablo el que trazó las bases institucionales de la organización católica que se transformó en Iglesia y le dio cuerpo doctrinal a la organización que posteriormente sería la Iglesia Católica Apostólica y hasta hoy, Romana.

La filosofía del cristianismo católico usando la lógica como herramienta, tomó cuerpo a partir de los trabajos de San Agustín, que dio una estructura filosófica a los lineamientos religiosos de entonces. Fue sin embargo Santo Tomás más tarde, quien encontró en la filosofía griega la base de los lineamientos que llegan a nosotros como fundamentos lógicos (usando la lógica griega) de la filosofía cristiana. Se unían así las bases cristianas con la filosofía griega, lo que introdujo un poderoso arsenal filosófico lógico al cristianismo, como soporte conceptual adicional a la fe.

La filosofía griega, originada en pensadores que no eran cristianos, junto a la filosofía de derecho romano que tampoco era cristiana, sumada a los enseñamientos cristianos de procedencia judaica, es decir, con una fuerte influencia indo-asiática, se fundieron en un cuerpo doctrinal del que nació la civilización occidental, cuyo inicio más notable fue el Renacimiento (renacimiento del antiguo esplendor greco-romano, ya perdido) que tuvo implicaciones no sólo en las artes, sino también, y sobre todo, desde el punto de vista religioso, social, político y económico.

Por un lado, se institucionalizó el pensamiento laico, independizando la religión del mundo secular con una base conceptual sólida, que ganó cuerpo y personalidad propia. Como un subproducto importante del pensamiento laico nació la ciencia, elemento principal que iría a definir la superioridad material y económica de la civilización occidental sobre el resto de las civilizaciones conocidas. Y finalmente --y por desgracia-- el cristianismo se dividió en sectas con similares filosofías, pero independientes ya de la Iglesia Católica madre, producto de las contradicciones internas de una Iglesia unida al poder político.

El cristianismo, a pesar de haber defendido la separación del estado y la religión en sus inicios (dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios) no quedó muy satisfecho --sobre todo las diferentes Iglesias-- del nacimiento del mundo laico fuera de su control y mucho menos del nacimiento de la ciencia, hija directa del laicismo. Son conocidos los episodios de la Iglesia Católica con Galileo, en el mismo momento que nacía el método científico, instante cumbre del camino diferente que se abría en occidente con el uso de la ciencia y de su poderosa herramienta utilitaria, la tecnología.

Puede considerarse sin lugar a dudas que la ciencia es una hija (quizá indeseada por las Iglesias, pero nunca por el cristianismo del cual nació) de los enseñamientos de la filosofía griega encerrada en la doctrina cristiana actual ('ver para creer' del Apóstol Tomás) y aunque subsisten las incomprensiones desde la Iglesia hacia determinados logros científicos, es necesario que la Iglesia del futuro mire como algo suyo los progresos que la ciencia hace en el área del conocimiento, tratando de adoptar una postura más flexible con la realidad imparcial que la ciencia escudriña, nunca con sentido anti-religioso.

Pudiéramos decir sin temor a equivocarnos que la civilización occidental es hija de cuatro grandes pilares: La filosofía griega, que lleva implícita el germen del conocimiento científico; la estructura militar, jurídica y organizacional del mundo romano, que llevó implícito el germen organizativo-social; el cristianismo, que lleva implícito los padrones de gobierno democrático, abrazados por la revolución norteamericana primero y de libertad, igualdad y fraternidad formulados por la revolución francesa después, que dieron inicio al mundo libre y democrático actual. El cuarto pilar fue incubado en países del norte de la Europa medieval y se extendió a todo el mundo, el capitalismo originario, que desde entonces ha sufrido cambios y mejoras, llegando hasta nuestros como siendo el más efectivo sistema económico de generar bienes y servicios, soporte del éxito actual.

Vista hoy en perspectiva, la civilización occidental, que cuenta con un desarrollo material, económico, militar y político como ninguna otra de las civilizaciones existentes posee sobre la faz de la tierra, encuentra su aglutinante ideal precisamente en el cristianismo.

Sin embargo, el reto que enfrenta la sociedad actual es de vida o muerte. Si los valores de nuestra civilización fueron los que nos han llevado al sitial de desarrollo económico de que disfrutan las sociedades libres de Occidente, renunciar a ellas y sustituirlas por los postulados del marxismo cultural, nos llevarán sin dudas a sociedades donde el marxismo se ha aplicado integralmente, Cuba, Corea del Norte y Venezuela, o cuando más, a la China Comunista y su opresor sistema político de dictadura. ¿Es eso lo que queremos para Estados Unidos, Latinoamérica, Asia democrática y la Europa Occidental?

Última actualización el Sábado, 11 de Julio de 2020 00:05
 

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