El dictador cubano Fidel Castro reapareció el martes, de uniforme y gorra de guerrillero, para arremeter contra Washington y el “imperialismo”, en un acto multitudinario por el 50 aniversario de los comités barriales que creó para vigilar a los contrarrevolucionarios.

Castro, de 84 años, subió a la misma tribuna, frente al Museo de la Revolución, antiguo Palacio Presidencial, donde el 28 de septiembre de 1960 anunció en un encendido discurso la creación “un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria”.

Ante unos 20.000 seguidores, el líder comunista citó fragmentos de su discurso de aquella noche cuando, de regreso de la histórica intervención de seis horas en la ONU, fundó los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), en momentos en que la isla era blanco de atentados, tras su llegada al poder el 1 de enero de 1959.

“No vacilo en proclamar que hemos cumplido y ustedes seguirán cumpliendo la promesa de aquella eterna noche”, expresó Castro, al concluir su intervención, la segunda en un acto público masivo desde que reapareció en julio, recuperado de una grave enfermedad.

Entre gritos de “¡Pa’ lo que sea, Fidel!”, recordó los inicios del conflicto con Estados Unidos, criticó el capitalismo por no tener “moral”, “ética”, ni “decencia”, y acusó al gobierno de Barack Obama de llevar al mundo al borde de una “hecatombe” nuclear si ataca a Irán.

“¿Qué dijo el caballerito que esta ahí en la Presidencia? (…) “No le queda a uno más que la esperanza, que por lo menos sea inteligente”, dijo al referirse a la actuación de Obama en la crisis con Irán.

Castro añadió que “lo que ocurrió en Venezuela es horrible”, pues sostiene que Washington apoyó y financió a la oposición venezolana para impedir que su aliado, el presidente Hugo Chávez, lograra el domingo dos tercios de los escaños en el parlamento.

El ex gobernante cubano, quien leyó durante 45 minutos e improvisó otra media hora, mantiene una intensa actividad desde julio pasado, tras recuperarse de la grave enfermedad que lo llevó a ceder el mando a su hermano Raúl Castro el 31 de julio de 2006.

El presidente, de 79 años y concentrado en un plan de reformas para dinamizar la maltrecha economía de la isla, estuvo ausente en el acto, y fue su vicepresidente, José Ramón Machado, quien acompañó a Fidel.

Los CDR llegan a su 50 aniversario en labores de apoyo a las reformas que realiza Raúl Castro para “actualizar” el modelo socialista cubano, explicando a la población que el Gobierno debe eliminar 500.000 empleos estatales en los próximos seis meses, ante la crisis económica.

“Debemos apoyar la actualización de nuestro modelo económico. La revolución, si bien no es perfecta, es nuestra revolución socialista”, expresó el coordinador nacional de los CDR, Juan José Rabilero, en su discurso.

Rabilero pidió mantener la “batalla” contra la corrupción, los robos al Estado y la defensa de la revolución. “¿Permitiremos que nos tomen las plazas, parques, calles y barrios? No, seguro que no”, sentenció.

“Hay que seguir ahora más que nunca, porque de vez cuando surgen algunos gusanos (opositores) y tenemos que ponerle el pie. Ahora estamos explicando las medidas económicas, que nadie se va a quedar desamparado”, dijo a AFP Coralia García, de 74, dirigente de un CDR, presente en el acto.

Pero los críticos los señalan como órganos de delación y control social. “Son un instrumento para la violación masiva de derechos humanos”, afirma el disidente Elizardo Sánchez.

Los CDR, que inspiraron comités similares en Venezuela, Nicaragua y Ecuador, aliados de Cuba, no sin causar polémicas, son considerados los “ojos y oídos de la revolución”, la mayor organización de masas de la isla comunista, con 8,4 millones de cubanos mayores de 14 años, de una población de 11,2 millones.

Además de la vigilancia revolucionaria, en medio siglo participaron en campañas de vacunación, donación de sangre, recogida de material reciclable y evacuación en los huracanes, y limpieza.

EFE/Alejandro Ernesto