La divulgación de una conversación de noviembre de 2022 entre el canciller de Uruguay, Francisco Bustillo, y su vicecanciller, Carolina Ache, derivó en la salida del gabinete de Luis Lacalle Pou de dos de sus ministros más cercanos, a los que había apelado en momentos de dificultad de su gobierno.

El presidente Lacalle Pou designó a Bustillo tras una prematura renuncia del ministro de Relaciones Exteriores Ernesto Talvi, que dejó su cargo en julio de 2020 para asumir un nuevo rol en el Senado aunque finalmente se retiró de la política. Luis Heber, en tanto, dejó el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para encargarse de Interior en el momento más doloroso para el gabinete: el de la repentina muerte de Jorge Larrañaga.

Lacalle Pou apeló a ellos, en parte, por el vínculo personal. Bustillo es amigo del presidente y de su familia y Heber es un histórico dirigente del Partido Nacional, muy cercano a su padre, el ex presidente Luis Alberto Lacalle.

El origen de la renuncia de Bustillo y Heber, que venía siendo reclamada por la oposición, se remonta a septiembre de 2021. En ese mes, un delincuente uruguayo hasta entonces desconocido en la opinión pública fue detenido en Dubái por intentar viajar a Turquía con un documento falso. Sebastián Marset, actualmente uno de los narcotraficantes más buscados por policías en la región, fue capturado en Emiratos Árabes y necesitaba un pasaporte para escapar.

En Uruguay, su abogado en el país, Alejandro Balbi, solicitó la tramitación del pasaporte que, tiempo después, llegaría a Dubái. A finales de año, Emiratos Árabes autorizó la liberación de Marset. La salida de la prisión le permitió permanecer prófugo de la Justicia durante casi dos años, hasta que fue encontrado en Santa Cruz de la Sierra donde se escondía en su faceta de jugador de fútbol. Pero nuevamente allí Marset logró escapar y su paradero sigue siendo desconocido.

En marzo de 2022, el semanario local Búsqueda informó que la Cancillería le otorgó el pasaporte a Marset que le permitió ser liberado. Hacía unos días que la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguaya había realizado el mayor operativo de la historia del país contra una organización regional de la que Marset era acusado de ser uno de los cabecillas.

Unos meses después de conocida la información, el Frente Amplio, principal partido de oposición, interpeló en el Congreso a las autoridades de Relaciones Exteriores e Interior, ya que las dos carteras estuvieron vinculadas a la expedición del pasaporte. En la sesión, la defensa del gobierno pasó por decir que las autoridades desconocían quién era el narcotraficante. “En noviembre, ¿quién sabía quién era Marset? ¿Quién de todos nosotros sabía quién era Marset? Era hasta ese momento un futbolista uruguayo, de los tantos que hay por el mundo”, dijo Bustillo ante los legisladores.

Sin embargo, luego se conoció que jerarcas de los ministerios sí conocían quién era Marset. En noviembre, La Diaria publicó un chat en el que el subsecretario del Interior, Guillermo Maciel, le escribía a Ache que Marset era un “narco muy peligroso y pesado”. El viceministro quería saber si el delincuente seguía detenido o si fue liberado, algo que “sería terrible”, le advirtió en el WhatsApp.

La difusión de ese chat derivó en la renuncia de la vicecanciller, tras perder el respaldo político de su sector Ciudadanos (Partido Colorado).

Una año después, la conversación entre Ache y Bustillo y mensajes de WhatsApp entre la ex vicecanciller y el principal asesor en comunicación de Lacalle Pou, Roberto Lafluf, evidenciaron que el gobierno intentó ocultar esos mensajes a la Justicia y evitar presentarlos en una investigación administrativa que se desarrollaba en la Cancillería.

“Vos perdé el celular”, le sugirió Bustillo a Ache en uno de los audios difundidos el miércoles por Búsqueda. De los documentos también surgía que Lafluf dijo que destruyó un acta notarial incorporada en el expediente de Cancillería que contenía los whatsapps. Además, el publicista convocó a la vicecanciller y a Maciel a una reunión en Torre Ejecutiva, en el mismo piso que tiene una oficina el presidente.

El presidente Lacalle Pou estaba llegando a Washington cuando se desató la crisis política en Uruguay. En la misma noche del miércoles Bustillo renunció a su puesto de canciller y el sábado, cuando retornó el mandatario, se conocieron los otros anuncios.

La jornada del presidente fue intensa. Llegó pasado el mediodía y primero tuvo reuniones con la vicepresidenta, Beatriz Argimón, y el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado. Luego se reunió también con los líderes de los socios de la coalición de gobierno y por último con el presidente de Frente Amplio, Fernando Pereira.

Por la noche, en conferencia de prensa, Lacalle Pou anunció que había aceptado las renuncias de Heber, Maciel y Lafluf. El mandatario defendió la entrega del documento a Marset argumentando motivos jurídicos: “El pasaporte había que darlo. No había otra chance, fuera narco o cualquier cosa. Había que darlo de acuerdo a la ley y los decretos actuales”, afirmó.

Lacalle Pou reconoció también que estuvo “dos minutos” en la reunión convocada por Lafluf con Maciel y Ache.

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