El presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva, a una semana de las elecciones que definirán a su sucesor el próximo domingo 31, se sumergió de lleno en la campaña a favor de su candidata Dilma Rousseff, en una ajustada disputa con el opositor José Serra.

“No tenemos que aceptar provocaciones, porque la zurra que queremos darles (a la oposición) es en las urnas” el día de la elección, pidió el popular presidente el sábado en un evento en el estado de Sao Paulo.

Enfundados en camisas rojas, el color del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Rousseff y Lula pasearon el sábado en un vehículo abierto por dos localidades del área metropolitana de Sao Paulo, donde está la gran industria del país y donde durante décadas el presidente fue obrero metalúrgico.

“Mi amigo, mi amiga, depende de tu voto si Brasil va a continuar en el rumbo correcto o va para atrás (…) Entra en la campaña, como yo, y pide el voto por Dilma, vota Dilma”, invita Lula en la propaganda electoral de su candidata en radio y televisión, de la que también fue protagonista este fin de semana.

El presidente acompañará este domingo a su candidata en Rio de Janeiro, otro gran colegio electoral, y en la semana la acompañará en otros actos y celebrará con ella su 65 cumpleaños.

La intensa participación del presidente en la campaña, que catapulta a su candidata con una popularidad histórica de más de 80%, ha levantado críticas, especialmente después de que Lula llamó de mentiroso a Serra, que acusó a simpatizantes oficialistas de lanzarle un objeto a la cabeza el miércoles.

“Si el presidente sustenta ese tipo de manifestación, acabará estimulando que otras se repitan”, denunció Serra en un acto político la noche del viernes; y el sábado acusó al partido de Lula de tratar “a los opositores como enemigos”.

La prensa fue dura con Lula: “La creciente actuación del presidente Lula -haciendo activa campaña por su candidata- es en gran parte responsable por el indeseable calentamiento de los ánimos”, denunció el sábado el diario O Globo en su principal editorial.

El Sur y sudeste del Brasil, donde el socialdemócrata Serra tiene su fuerza, se convirtieron este último fin de semana de campaña en el centro de la disputa por los votos.

Serra pasó el sábado en ciudades de Sao Paulo y el domingo coincidirá con su adversaria en distintos lugares de Rio.

“Toda la estrategia del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de Serra se basa en ampliar la ventaja en Sao Paulo -el mayor estado de Brasil que el candidato opositor gobernó durante los tres últimos años- y revertir en Minas Gerais”, el segundo colegio electoral del país, afirmó el sábado Merval Pereira, comentarista de la radio CBN.

Ex todopoderosa ministra jefe del gobierno Lula de 62 años, Rousseff amplió a por lo menos 10 puntos la ventaja sobre su rival Serra, el ex gobernador de Sao Paulo de 68 años, con 50% y 40% de la intención de voto, respectivamente, según las principales encuestas divulgadas en la última semana.

Pero las campañas de los candidatos no se fían, ya que las encuestas se equivocaron en la primera vuelta, cuando subestimaron los 20 millones de votos que ganó la ambientalista Marina Silva y no supieron prever que la candidata de Lula no saldaría la victoria ese domingo primero de octubre.

El objetivo de lado y lado es ganar en estos últimos siete días el 6% de indecisos y el 10% de electores que admiten que podrían cambiar de idea sobre el candidato al que votarán, y evitar la abstención.

La campaña presidencial brasileña ha escalado los embates, plagada de golpes bajos y acusaciones, y han primado las denuncias de corrupción y las especulaciones sobre las creencias religiosas de los candidatos, que este sábado volvían a ganar gran espacio en la prensa.

Vía “AFP”