Un grupo de indígenas aymaras tomó la terminal aérea de la empobrecida región de Puno para demostrar su rechazo a la minería. El presidente saliente, Alan García, calificó la movilización como una "barbarie"

Este movimiento rechaza los proyectos mineros y energéticos en la ciudad de Puno, lo que obligó al cierre temporal de aeropuerto peruano Manco Cápac, en la frontera con Bolivia y ubicado a 832 kilómetros de Lima.

"Ayer se ha hecho una demostración de barbarie al destruir el aeropuerto que nos va a costar a todos los peruanos varios millones de dólares. Yo creo que eso obedece básicamente a presionar y decir 'aquí estamos los que votamos' y vamos a seguir presionando de esta manera", aseguró el mandatario saliente.

Según difundió El Comercio, García entiende estas movilizaciones como una presión al próximo gobierno de Ollanta Humala. "Pienso que todos tenemos que respaldar al próximo gobierno y hacer lo necesario para que tenga fuerza y haga lo que el Perú necesita y lo que es parte de su plan de gobierno", agregó.

Además, negó que su gobierno haya mostrado inacción frente a los sucesos de violencia de Puno, y destacó que en las últimas semanas, el Ejecutivo negoció, explicó y cedió frente a las demandas de los sectores sociales de esta zona del país. Y afirmó: "Lamentamos las muertes ocurridas pero la Policía actuó como debe hacerlo en caso extremo", expresó.

Es que en la empobrecida región de Puno hay dos corrientes que protestan: una exige que prohíban la minería formal porque dicen que contaminará el medio ambiente, promovida por el líder de la comunidad Aymara Anduviri; y la otra es la que está compuesta por más de 4 mil manifestantes que están en contra de las 30 mil  mineras informales, de las que más de 800 están contaminando al río Ramis, principal fuente de alimentación de los agricultores locales.