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Artigos: Cuba
¿Fin de los Héroes y las Utopías? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 17 de Octubre de 2014 12:49

Por Pedro Corzo.-

Una ojeada superficial al mundo permite apreciar los dramáticos cambios ocurridos en las últimas décadas en los campos de la ciencia, política y economía, aspectos que evidentemente han influenciado de diferentes maneras en el ser humano.

Un aspecto notable es que las personalidades de extrema vitalidad, carismáticas, que tal parecía interpretaban la voluntad de la naturaleza y hasta parecían sojuzgarla, porque poseían una voluntad y capacidad excepcional,  al parecer han disminuido.

Otro, sin que signifique en fin de las singularidades, es que los proyectos populistas globales no sintetizan designios ideológicos. Son exclusivamente métodos para alcanzar y conservar el poder, aunque es válido reconocer el renacimiento de visiones teocráticas, que aspiran extender su presencia y control a diferentes latitudes.

Pero evidentemente, salvo lo antes referido, los idealistas del presente tienen proyectos más modestos y dejan la tarea de un gobierno mundial, de un mundo sin fronteras, a los tecnócratas y financistas que han hecho posible la conversión del mundo en una aldea global.

Los líderes de estos tiempos no fundamentan su poderío en condiciones personales de excepción. Los paladines contemporáneos son, salvo excepciones, incluyendo los políticos, productos corporativos y del compromiso.

Existe una propensión a la negociación, al entendimiento, a procurar perder lo menos posible en bienes contables, porque los valores éticos-morales han disminuido en importancia en los diferendos internacionales, nacionales y  gerenciales.

Todo parece indicar que la globalización del conocimiento y de ciertas actividades ha estimulado la multiplicación de un hombre inteligente pero de convicciones flexibles y de tolerancia tan extrema que en algún momento puede hasta perder su  identidad e ignorar lo que decían representar.

No obstante en el mundo moderno persisten individuos y entidades que defienden numantinamente sus conceptos y valores, al extremo que un pragmático del cualquier tiempo los  calificaría de arcaicos y completamente desenfocados.

Estos reductos no disfrutan de simpatías porque en realidad son una especie de alienados en una sociedad de extrema laxitud y permisividad, porque conservan sus principios  y están dispuestos al sacrificio extremo.

Los héroes de antaño, ya fuese por su capacidad de interpretar la realidad o por su aptitud para vender quimeras junto a la no menos importante cualidad de poder seducir o aniquilar a los inconformes,  han marcado la historia con pasos tan firmes que los acontecimientos más importantes de ésta, están sintetizados en un nombre, en figuras paradigmáticas que no se pueden soslayar.

Sin duda estos personajes no siempre fueron justos,  pero las más de las veces estaban asistidos por convicciones que le permitían incursionar en los predios de la muerte y sobrevivir,  con  la  energía suficiente para imponer sus criterios.

La inteligencia y lucidez junto a la capacidad de riesgo eran el sostén de su propósito. Poseían vocación de sacrificio, contaba con una férrea disciplina y una fe tan profunda en alcanzar la meta que seducían a sus seguidores  de tal forma que eran capaces de entregar la vida por el ideal que el conductor decía interpretar.

Algunos se preguntaran el motivo de estas reflexiones,  y es porque se aprecia que los valores éticos que inculcaron padres y maestros del pasado,  están en una bancarrota tan aguda que las personalidades excepcionales de las últimas generaciones orientan sus cualidades a la consecución de sus propósitos personales sin o mínima preocupación, por el bienestar de su comunidad.

La indiferencia, y a veces hasta la repulsa ante el sacrificio de Abel, es más frecuente en estos tiempos que en ningún otro del pasado.

Aparentemente la última generación que fue capaz de concretar una voluntad de cambio sobre expectativas idealistas y en una dimensión mundial, fue la que directa o indirectamente participó, antes o después en lo que sintetizó Mayo del 68.

Aquellos jóvenes en una conjunción inexplicable de anhelos y propósitos y como obedeciendo un mandato telúrico que convocaba al cambio,  propugnaron la renovación de los valores éticos, el replanteo de la sociedad y exigió el respeto a su individualidad y el uso sin restricciones de sus derechos.

Paradójicamente en aquellos tiempos  donde apenas se expresó la juventud fue en los predios del totalitarismo, por lo que es conveniente preguntarse, ¿El proceso de desarrollo económico acelerado, tendrá los mismos resultados de domesticación del hombre que el totalitarismo?

Sin embargo es mejor que no haya necesidad de héroes. Es preferible una sociedad justa y equilibrada, donde los derechos de todos estén garantizados, sin tener que recurrir a gestas que traumaticen al individuo.

Pero también como se ha demostrado que los extremos son negativos, hay que estar alerta en que un civismo de  pragmatismo ramplón, no genere en el futuro un hombre nuevo que tenga como único objetivo la satisfacción exclusiva de sus propósitos, mientras cancela sus compromisos con la tribu.






Pedro Corzo

Periodista
Última actualización el Domingo, 26 de Octubre de 2014 11:02
 
China y Rusia en Latinoamérica: ¿Y ahora qué? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 24 de Julio de 2014 02:46

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En el caso de Cuba específicamente, las visitas de los presidentes Chino y Ruso a la isla tuvieron los objetivos de reforzar el espíritu contra EUA de la dictadura cubana, ofreciéndole el capital que ya Venezuela no puede darle e incentivando las inversiones en el Puerto de Mariel, que por depender de EUA, pudiera convertirse en la clave para que EUA inicie su contra ataque geopolítico en Latinoamérica, invitando a la isla a conversar sobre su futuro comercial.

 

China y Rusia en Latinoamérica: ¿Y ahora qué?

Jorge Hernández Fonseca

23 Julio de 2014

El actual mes de Julio ha sido pródigo en acontecimientos latinoamericanos. Primero, terminó en Brasil la Copa del Mundo de Fútbol, que incluso habiendo sido ganada por Alemania frente a Argentina, ese resultado para nada tiró el brillo de Latinoamérica en general durante la competencia, en la que, encabezada por Argentina, que disputó la final a sangre y fuego, Colombia, Costa Rica, Chile y Ecuador, jugaron papeles muy por encima de lo esperado. La decepción fue el anfitrión Brasil, pero incluso siéndolo, ocupó el cuarto lugar en la competencia.

En segundo lugar y pasada la Copa, se celebró en Brasil una importante reunión de los 5 países integrantes del Bloque BRICS, que además de Rusia y China, reúne a Brasil, Sudáfrica e India. En la reunión formalizaron la conformación de un Banco de Desarrollo, con el objetivo de hacer contrapunto al capital de EUA, al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.

En tercer lugar, Vladimir Putin ejecutó un periplo por varios países de Nuestra América, comenzando por Cuba, a la que inyectó con dinero e inversiones, que incluyen un aeropuerto con probables objetivos militares y se habló de la reapertura de una base de espionaje electrónico, “negada” posteriormente. Las visitas de Putin se sucedieron a países del cordón castro-chavista e incluyeron a Argentina y Brasil, donde se celebró la reunión del BRICS.

Y en cuarto, pero no en el último lugar de importancia, el primer ministro chino Xi Jinping imitó a Putin y realizó un amplio periplo cargado de dólares, que se suman a los ofrecidos por el nuevo Banco de desarrollo anunciado por los BRICS. Xi lanzó un salvavidas monetario a Argentina para tirarla del “defoult”, firmó decenas de contratos favorables en Brasil, tiró otro salvavidas económico a Venezuela, de ojo en su petróleo, y finalmente fue a Cuba a “reforzar” los lazos que le permiten tener una base de espionaje contra EUA en la isla y ofrecerle “villas y castillas”.

Para cualquier observador informado sobre los problemas económicos y políticos de la región, conocedor además del abandono que EUA ha hecho de Latinoamérica en los últimos años, encuentra en esta falta de atención de EUA la razón de la premura de Rusia y China en hacerse presentes de manera sólida en nuestro Sub Continente, entrando por el lado que en estos momentos América Latina más necesita: apoyo financiero e inversionista direccionado a países claves, donde el antinorteamericanismo ha hecho sus metástasis alentadas desde Cuba.

¿Habrá respuesta norteamericana a semejantes presencias hostiles a EUA? Nada en contra de que los países de América Latina se beneficien de financiamientos e inversiones de quien quiera que sea, siempre que sea capital limpio. Lo que extrañamos es el tono anti norteamericano que ha imperado durante estas ruidosas visitas, donde se han premiados los procedimientos de la izquierda latinoamericana, incluso aquellos que han fracasado rotundamente, como es el caso de Argentina, Venezuela y Cuba en primerísimos lugares y de Brasil en segundo lugar, donde se pretende “calzar” a la izquierda antes de las elecciones.

Esta presencia importante de una Rusia anexionista en Latinoamérica, que hace “de todo” porque nos olvidemos que se anexó a Crimea, incluso mandando a derribar aviones civiles en un conflicto artificial de baja intensidad, ejecutado con el único objetivo de ofrecer la paz en la Ucrania Oriental para que no se hable más nada sobre la Crimea ocupada, es señal de una necesidad imperiosa de “hacer amigos pagándoles sus cuentas” sólo para congraciarse.

Los cubanos no podemos olvidar que fue el apoyo ruso quien posibilitó, económica y militarmente, la consolidación del castrismo en el Hemisferio Occidental e incubó la metástasis castrista que hoy vemos casi en todo el Sub Continente, precisamente en los países donde las visitas de Putin y Xi fueron a “calzar” las agonizantes economías de la izquierda regional.

EUA no tiene necesariamente que intervenir en ninguno de los países afectados por el antinorteamericanismo, reforzado ahora por las visitas de sus adversarios políticos y económicos a nivel planetario. Sin embargo, se impone la estructuración de una política coherente de su parte hacia Latinoamérica, en los mismos terrenos que acaban de materializar Putin y XI, incluso dentro de Cuba, centro nerviosos del antinorteamericanismo regional.

En el caso de Cuba específicamente, las visitas de los presidentes Chino y Ruso a la isla tuvieron los objetivos de reforzar el espíritu contra EUA de la dictadura cubana, ofreciéndole el capital que ya Venezuela no puede darle e incentivando las inversiones en el Puerto de Mariel, que por depender de EUA, pudiera convertirse en la clave para que EUA inicie su contra ataque geopolítico en Latinoamérica, invitando a la isla a conversar sobre su futuro comercial.

Si Rusia y China están interesadas en las inversiones del Puerto de Mariel, proyectado por Brasil para instalar en la isla una base industrial de mano de obra barata para comerciar con la Costa Este de EUA fundamentalmente, entonces es EUA quien, teniendo las llaves del éxito del emprendimiento, tiene que hacer el llamado a conversaciones con los hermanos Castro con vistas a “discutir” las reglas del juego que tanto Brasil, como Rusia y China quieren imponer en el comercio del Puerto de Mariel con el propio Estados Unidos, sin siquiera consultarlo.

Putin anexó de forma expedita la Península de la Crimea, territorio reconocidamente Ucraniano y pretende ahora, junto a Brasil y China, dictar las reglas del juego económico comercial en Cuba, en lo que respecta al futuro comercio de la isla con EUA, lo que se constituye en un reto importante para la geopolítica trascendente de EUA. No se trata de que EUA anexe a Cuba, tal y como Rusia hizo con Crimea. Se trata de que el gobierno norteamericano preste la atención que merece este peligroso precendente y se disponga a discutir las diferencias con Cuba, haciendo uso de todas las cartas de negociación que posee, que en el caso Cuba no son pocas.

Raúl Castro ha manifestado varias veces la intención de negociar con EUA y esta es la oportunidad para EUA sentarse a programar una negociación seria. No se trata del levantamiento unilateral del embargo y la liberación de los espías solamente, sino de una negociación donde EUA tendría que usar sus puntos fuetes (cartas de negociación) para pedirle a la dictadura cubana una apertura política, la eliminación de los permisos de entrada de los cubanos en el exterior, libertad de expresión y de partidos políticos dentro de Cuba, entre otros.

Ya un grupo de cubanos pidió al ejecutivo norteamericano que permitiera cierta apertura económica de parte de EUA hacia Cuba. Ahora es el momento de pedirle al gobierno estadounidense que exija a los hermanos Castro una apertura política, a cambio de un levantamiento de las restricciones comerciales y económicas que pesan sobre Cuba desde EUA. La negociación norteamericana debe llevar implícito, además de otros intereses estadounidenses, la necesidad de una apertura política dentro de la isla, como la única posibilidad de contar futuramente con gobiernos democráticamente electos en la República de Cuba, que defiendan el interés nacional cubano por encima del antinorteamericanismo pueril que Rusia y China han ido a incentivar.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Jueves, 14 de Agosto de 2014 12:00
 
¿Para qué levantar el embargo? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 13 de Octubre de 2014 23:13

http://www.thesaleslion.com/wp-content/uploads/2013/03/the-new-york-times.jpg

Por Elías Amor.-

El editorial de The New York Times a favor de que EEUU ponga fin, unilateralmente, al embargo al régimen castrista nos lleva una vez más al origen de esa política y las consecuencias de la misma.

Tal vez convenga recordar que el embargo arranca de las confiscaciones masivas a propiedades y empresas de ciudadanos de EEUU  entre 1959 y 1960 por el régimen castrista. El mismo que sigue dirigiendo los intereses de la Isla, y que nunca pagó las correspondientes indemnizaciones, pese a las reclamaciones producidas desde el primer momento. La propiedad privada es inviolable. Y hace muy bien EEUU en mantener activa la defensa de los derechos de sus ciudadanos hasta que no se produzca la debida compensación que, aun cuando llegue tarde para muchos, no se debe aceptar otra opción. No es cierto que el origen del embargo sea el intento de expulsar a Fidel Castro del poder.

Tampoco se puede considerar que sea un fracaso. Como ha llovido mucho desde entonces, el régimen castrista ha transformado ese diferendo entre los dos países en una campaña mediática de suculentos beneficios propagandistas que, sin embargo, EEUU ha resistido de manera ejemplar. Ojalá otros países del mundo se emplearan con la misma energía en la defensa de los derechos de propiedad de sus ciudadanos. Y ahora, aparece el editorial de The New York Times cargado de una serie de inexactitudes, al menos en el trasfondo económico de la cuestión.

¿Realmente puede suponer un triunfo para Obama suprimir el embargo? ¿Recompensará la opinión pública al presidente, por ejemplo, en las midterm que están a la vuelta de la esquina, por ese cambio en la política hacia el régimen castrista? ¿Ayuda realmente Obama al pueblo cubano al poner fin al embargo?

El editorial constata que las reformas introducidas por Raúl Castro no obedecen a un compromiso claro del régimen con la mejora de las condiciones de vida de la población cubana, sino a la necesidad interesada de sobrevivir a un colapso financiero en caso de interrupción de la financiación procedente de Venezuela.

Es decir, Raúl Castro hace reformas a desgana, impulsa actuaciones puntuales que, en modo alguno, van en la dirección de proporcionar a la economía cubana un necesario acercamiento al resto del mundo. Permitir a los ciudadanos que se empleen en el sector privado o que vendan propiedades como casas y automóviles, no deja de ser una mano de pintura muy superficial a un edificio que se está cayendo por la base.

Además, estas actuaciones, que no se pueden considerar reformas, se llevan a cabo desde la cúpula del régimen, bajo directo control del Estado, ejército y partido, sin negociación o diálogo social alguno, ni mucho menos, incorporando las posiciones distintas que existen sobre la misma, como por ejemplo, las que defienden Estado de Sats o FLAMUR, entre otros grupos disidentes en la Isla. No es cierto, como dice el editorial, que existan "líderes en la Isla que han dado pasos importantes para liberalizar y diversificar una economía que históricamente ha tenido controles rígidos".

Por lo que respecta a las inversiones extranjeras, los movimientos producidos en la Asamblea Nacional no pasan de ser una maniobra al margen de la Constitución de 1992, que puede crear no pocos problemas a los inversores. Mientras que la propiedad siga estando al servicio del Estado y no se reformen las bases del sistema estalinista, arriesgar capitales en Cuba es un mal negocio que solo puede dar sufrimiento.

No es cierto que exista ansia entre los inversores internacionales por realizar sus operaciones en Cuba, mientras no se aseguren los problemas de seguridad jurídica, transparencia y atractivo de los sectores en que invertir. Cuestiones que, aparentemente no preocupan a los responsables de la inversión extranjera, cuyo único objetivo es conseguir que las empresas que se instalen en la Isla acaben contratando a los recomendados por el partido único. Buen ejemplo.

Cualquier actuación al margen de la economía no escapa de esta visión sesgada a favor de ganar tiempo. Así, por ejemplo, la flexibilidad de las restricciones de viaje para los cubanos se ha gestionado con el fin último de aumentar los ingresos por remesas que, actualmente, se han convertido en uno de los puntales de una economía que ve como sus registros van siendo cada vez menores.

Tampoco es cierto que en la mente de las autoridades del régimen haya preocupación alguna por un post embargo. Desde hace muchos años, el único embargo que atenaza a los cubanos se encuentra en su modelo económico: ausencia de propiedad privada y de mercado como instrumento de asignación. Si realmente los cambios se gestionan de forma lenta, aceptando los reveses, es porque en vez de liberalizar la economía y mejorar su eficacia, lo que se pretende es mantener todo el proceso bajo control político del aparato militar y de Seguridad del Estado.

También es falso que la generación de cubanos que defienden el embargo está desapareciendo. Yo me considero miembro de la tercera generación del exilio, y considero un deber moral mantener y defender un punto de vista que entiendo no debe cambiar, mientras el régimen que dirige la Isla desde 1959 no adopte las medidas oportunas para solventar un conflicto que, insisto, fue únicamente creado por su ambicioso plan revolucionario de trastocar las históricas relaciones de amistad y economía entre Cuba y EEUU, entre Cuba y el resto del mundo. Por supuesto que me gustaría que volvieran a existir relaciones diplomáticas, pero nunca a cualquier precio. En ello, honrar la memoria de quiénes nos precedieron es fundamental.

Cuba y EEUU pueden recorrer un gran camino, juntos. En un futuro democrático y libre lo harán. Ya lo demostraron en los primeros 50 años de existencia de la República y los dos obtuvieron grandes ventajas de esa colaboración. No deja de ser curioso que la unificación de las familias cubanas en nuestro tiempo, la tan deseada reconciliación nacional tras la ruptura de lazos provocada por el régimen de los Castro, se esté produciendo realmente en Miami. Allí, cubanos de todas las ideologías se pueden expresar con absoluta libertad y defender sus posiciones. En Cuba, eso sigue siendo imposible.

Incluso en las condiciones actuales, EEUU ha beneficiado directamente a un régimen que no pierde ocasión para denunciar al "imperio satánico que lo esclaviza", según palabras de algún representante exterior de Cuba. EEUU facilita granos y carne a la Isla para paliar la periódica escasez de la improductiva agricultura de base estalinista que impera en la Isla; ha facilitado el envío de remesas y autorizado a cubanos radicados en EEUU a viajar a la Isla. También ha estimulado el desarrollo de la telefonía celular y de internet en la Isla.

La última conclusión que se puede obtener es que cambiar la política hacia el régimen castrista no supone beneficios para el pueblo cubano, y sí un espaldarazo al sistema de poder. Es lo que checos, húngaros, polacos y otros países excomunistas de la Unión Europea no pueden comprender, cuando valoran el clima de entendimiento planteado desde Bruselas con las autoridades de La Habana. La conclusión es evidente: la política europea no ha conseguido mejorar las condiciones de vida de los cubanos. Todo lo contrario. Ha permitido al régimen castrista disponer de una base de legitimación internacional desde la que continúa lanzando mensajes que alientan el enfrentamiento y el odio. Nada positivo.

El ejemplo de que en La Habana tampoco están por facilitar el cambio de política se encuentra en la detención de Alan Gross, que se pretende identificar con la Red Avispa que fue detenida, juzgada y condenada por tribunales democráticos e independientes del poder político por organizar actividades delictivas contra sus coterráneos residentes en Florida. Si de gestos de buena voluntad se trata, y teniendo en cuenta que la libertad de los cubanos y el respeto a sus derechos humanos es inamovible, existe un espacio para iniciar un deshielo, que ronda lo humanitario.

Ni la regulación de flujos migratorios, ni las operaciones marítimas o las iniciativas de seguridad de infraestructura petrolera en el Caribe van a entrar a formar parte de una agenda política que requiere un complejo desarrollo legislativo y que nunca ha sido una prioridad del Gobierno cubano. Por último, si realmente The New York Times cree que la mejora de las relaciones de EEUU con otros países de América Latina debe pasar por impulsar un nuevo escenario con el régimen castrista, entonces apaga y vámonos.

Última actualización el Viernes, 17 de Octubre de 2014 23:41
 
Plutocracia a pulso PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 15 de Octubre de 2014 11:47

Por José Prats Sariol

El nexo de muchos estadounidenses con Cuba no es afectivo sino efectivo: efectivo, no de causar efecto, sino de dinero cash, constante aunque no suene. Y ahora tres signos confirman la avidez de efectivo. Con los principios de la democracia en el closet.

Las evidencias son un debate televisivo entre los dos candidatos a la gobernación de la Florida, un editorial del New York Times, y la casi anuencia del Departamento de Estado a la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá el próximo abril.

Hasta para la más humilde alcaldía se necesita financiamiento para las campañas en las elecciones. Mucho más para gobernador. El candidato republicano y actual gobernador, Rick Scott, y su contrincante demócrata, el exgobernador republicano Charlie Crist, no solo debaten para atraer votos, también por los intereses que representan, que los financian.

El debate televisivo —por primera vez en español— no solo buscaba el favor de los hispanos, sobre todo cubanos, sino reflejar los intereses de sus respectivos grupos de poder y sus partidos políticos. Allí Crist abogó por el fin del embargo y Scott —con mayor sentido ético y memoria histórica— por mantenerlo. Ninguno de los dos negó la posibilidad de negociar con la cúpula político-militar de Cuba, como tampoco Obama, según revelaciones de documentos de 2007.

La diferencia estuvo en qué negociar, cuáles inversiones, indemnizaciones, concesiones... Efectivo nada afectivo, con barniz de amor a Cuba, a la Torre de la Libertad y al café en Versailles con foto en la 8 Street. Apenas una referencia a la valiente disidencia interna, a represiones cotidianas.

El editorial del New York Times —en inglés pero también en español— fue preciso: levantar incondicionalmente el embargo, por inefectivo y obsoleto. Los intereses de los capitales de Wall Street por lo menos no fueron hipócritas: no le dejemos el negocio a China, Rusia y la Comunidad Europea.

"Time is money", casi declaró el poderoso diario, como cuando defendió a Fidel Castro hace más de medio siglo. ¿Quién es el iluso que aún cree que el dinero, los porcientos de utilidades, pueden oler a dictadura corrupta? La avaricia nunca ha roto ningún saco, salvo el de los pobres de la tierra.

La Cumbre de las Américas —auspiciada por la OEA—, que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio, invitó a Cuba. Y bajo la misma opinión de Hillary Clinton —su exsecretaria de Estado—, no ha habido ninguna objeción tajante por el lado de Washington.

¿Derechos humanos? ¿Democracia? ¿De qué habla? ¿Acaso el tema no será "Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación de las Américas"? Pues entonces, ¿quién tira el primer seboruco? ¿México con sus brutales desigualdades y hundida entre carteles de narcotráfico y caciques estatales? ¿La equidad de Daniel Ortega y su Primera  Dama en Nicaragua? ¿Quiere algo más equitativo que Correa en Ecuador, Evo Morales —acaba de ser reelecto por tercera vez— en Bolivia y Maduro en Venezuela, sueñen con eternizarse en el poder, siguiendo el ejemplo cubano? ¿Existe una cooperación mayor que entre las camarillas políticas, cuyos gastos de representación —aviones, suites, comelatas, champán...— avergüenzan hasta los jeques árabes?

Y así vamos... A finales de abril Obama parece que estrechará la mano de Raúl Castro, en una ciudad cuyo canal ampliado abrirá la costa este del hemisferio occidental a los supercargueros que atracarán en Mariel y en Miami. Pero con la ventaja cubana de maquilas baratas y menos impuestos y cada una de las evasiones fiscales y corrupciones imaginables en los "paraísos" asiáticos, ahora de nuevo frente a EEUU, como cuando la Ley Seca con las destilerías de Cárdenas y Santa Cruz del Norte.

A jugar golf y llenar hoteles playeros, a comprar níquel y sembrar caña de azúcar, a importar puros y ron, maracas y collares... A recuperar plenamente el mercado para productos industriales y agrícolas, con créditos enteros y blandos como el filete. Que entren los bancos, sin fijarse de dónde proviene el efectivo, como en la república anterior al 59. Y a cerrar la emigración de la Ley de Ajuste Cubano. Esa cañería de infelices pasará a tratarse como a hondureños.

Apenas un detalle: no me digan que es por afecto a los cubanos, al destino democrático de Cuba. Es por efectivo. Plutocracia a pulso.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Viernes, 17 de Octubre de 2014 12:44
 
¿Vencerán los Castro a Washington? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 14 de Octubre de 2014 13:32

Por Roberto Álvarez Quiñones.-

A juzgar por el diario The New York Times –que en 1957 "inventó" a Fidel Castro cuando publicó el reportaje de Herbert Matthews en la Sierra Maestra— EEUU debe levantar el embargo contra Cuba y el presidente Barack Obama debe sentarse junto a Raúl Castro en la próxima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá en abril próximo.

El reciente editorial de ese diario neoyorquino sobre las relaciones Cuba-EEUU tiene las trazas de una maniobra de tufo comercial, económico, y también político, impulsada por un creciente lobby empresarial estadounidense que cuenta con respaldo mediático y un fuerte apoyo de sectores ubicados en la izquierda ("liberal") del espectro político estadounidense, e incluye a un segmento de la comunidad cubana integrado mayormente por empresarios cubanoamericanos y la nueva oleada de quienes se declaran a sí mismos como inmigrantes económicos y no políticos.

A esta campaña le importa un bledo la suerte del pueblo cubano, los valores democráticos universalmente reconocidos y las libertades básicas del hombre moderno, derechos todos asfixiados en la Isla desde hace más de medio siglo.

Resulta muy irónico que entre las libertades inexistentes en Cuba se halla la de crear capital y hacer negocios (los timbiriches por ley no pueden crecer), de manera que, de levantarse el embargo, los cubanos no podrían relacionarse con las compañías o los bancos estadounidenses, cosa que solo podría hacer el Estado comunista y la mafia militar que controla la economía isleña, que podría enriquecerse exponencialmente.

El presidente Obama sí podría reanudar relaciones diplomáticas con Cuba y hacer otras cosas para favorecer a los Castro, pero el embargo solo puede ser derogado por el Congreso. Y eso no se vislumbra a corto plazo, a menos que el Partido Republicano pierda la mayoría en la Cámara de Representantes o que congresistas que apoyan el embargo cambien de opinión, algo que por ahora no parece muy probable.

Lo que no puede descartarse es que en abril próximo Obama se siente a la misma mesa que el único dictador del continente. Claro, antes el gobierno de Canadá tiene que sumar su aprobación a la de Washington. Para ir a Panamá, Obama tendría que borrar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo internacional. No sería coherente que el jefe de la Casa Blanca compartiese la mesa con un gobernante salpicado de terrorismo. Pero Obama tal vez podría pasarle por encima a ese "detalle" e ir a Panamá.

De producirse un eventual compadreo Habana-Washington ello significaría la ejecución sumaria, con funerales incluidos, de las Cumbres Panamericanas y la causa de fortalecer la democracia y el respeto a los derechos humanos en el continente.

Hay que recordar que concluida la Guerra Fría, la convocatoria en 1994 del presidente Bill Clinton de constituir una especie de Club Democrático de las Américas, con reuniones periódicas de los jefes de Estado, tuvo el propósito de establecer un Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA), y de paso aislar a la única tiranía continental para presionarla y estimular cambios hacia la democratización de Cuba.

Con la eclosión de gobiernos populistas de izquierda de fuerte vocación proteccionista y antiestadounidense, y sobre todo con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998 y la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) y de Petrocaribe, falleció aquel proyecto —realmente demasiado optimista— de Clinton de establecer un mercado común interamericano.

Washington, no obstante, insistió en el único propósito que quedó en pie, el de celebrar reuniones hemisféricas para examinar la salud de la democracia en el continente y señalar a la dictadura castrista como la oveja negra latinoamericana. ¿Y qué ocurrió? Resulta que quien está aislado hoy no es el régimen de La Habana, sino EEUU. La más antigua democracia del mundo está tan aislada por la izquierda populista de América Latina que de hecho ha sido acorralada.

Cuba, más influyente que EEUU

Aunque parezca absurdo, actualmente los Castro tienen más influencia y mayor poder de convocatoria en la región que el Gobierno estadounidense. Ello explica por qué el dictador Raúl Castro ha sido invitado a Panamá. Obama tiene ahora dos opciones: o no asiste a la conferencia y firma el acta de defunción de estos cónclaves continentales, o acepta ir a la cita y ya declara a EEUU oficialmente derrotado en su largo diferendo con la Cuba comunista.

Es una tontería mayúscula lo que dijo el portavoz de la Casa Blanca cuando afirmó que Obama "comprende" que la invitación a Cuba se debe a la voluntad de varios gobiernos "amigos" de EEUU, y que ello podría servir para que el gobierno castrista explique "su visión" de la democracia. ¿Se invitó alguna vez a conferencias panamericanas a Pinochet, los Somoza, Trujillo, o Batista, para que explicasen nada?

Raúl Castro nunca ha sido elegido para nada en toda su vida. Y hoy es dictador por derecho dinástico (establecido en 1959 por Fidel Castro), quien al enfermarse gravemente lo ungió graciosamente como nuevo "presidente" cubano. En Cuba no hay elecciones democráticas desde 1948, es decir, desde hace 66 años. El argumento de sentar al general Castro junto a los mandatarios realmente elegidos (excepto Nicolás Maduro, quien perdió en las urnas y se apropió del poder mediante un fraude cocinado en La Habana) para "contagiarlo" de democracia es de una ingenuidad pueril. Y en la realpolitik no hay espacio para la ingenuidad.

Legitimar la dictadura castrista

La invitación a Cuba tiene realmente el objetivo central de legitimar definitivamente a la dictadura castrista y constituye un desafío sin precedentes de América Latina a EEUU, gracias a la muy evidente falta de liderazgo que padece hoy la única superpotencia mundial bajo la presidencia de Obama.

De participar Cuba se consagraría la "doctrina Insulza", formulada por el actual secretario general de la OEA, el socialista José Miguel Insulza, según la cual si un líder latinoamericano es de izquierda no es necesario que sea elegido en las urnas democráticamente.

Así lo enunció el alto dirigente regional en febrero de 2007 en Lima, cuando afirmó: "La fuente de legitimidad del sistema cubano se llama Fidel Castro". Y remató: "Fidel Castro es un líder carismático que ha marcado medio siglo de la vida hemisférica... y esa personalidad ha terminado por imponer como legítimo dentro del hemisferio o dentro de América Latina un régimen como el que hoy día tiene Cuba".

O sea, que tiranía y democracia son directamente proporcionales: mientras más tiempo logra mantenerse en el poder un dictador, más legitimidad adquiere, si es de izquierda y tiene "carisma".

El castrismo arruinó a uno de los cuatro países más prósperos de la región antes de 1959, y ha empobrecido dramáticamente a la gente. Ha fusilado a miles de opositores políticos y convertido la Isla en una gigantesca cárcel, apalea a los defensores de los derechos humanos, y ha provocado el éxodo hacia el extranjero de casi dos millones de ciudadanos. Ambos dictadores llevan casi 56 años en el poder. Un récord panamericano absoluto.

Una victoria castro-populista en Panamá no contribuiría a mejorar las relaciones de Washington con América Latina como supone The New York Times, sino todo lo contrario. Separaría más aún a la América del Norte de la que otra se extiende del Río Grande a la Patagonia, que ya cuenta con la CELAC y UNASUR, dos exponentes de la estrategia izquierdista de hacer pedazos el sistema interamericano actual para construir otro al margen de EEUU.

Pero lo más dramático y triste de todo es que la capitulación estadounidense sería una grave afrenta al sufrido y cada vez mas solo pueblo de Cuba. Y Fidel y Raúl Castro podrían gritar eufóricos a los cuatro vientos: "Le ganamos la guerra al imperio yanqui".

DIARIO DE CUBA

 
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