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Artigos: Cuba
El segundo naufragio del 'Granma' PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 24 de Julio de 2014 13:34

Por Reinaldo Escobar.-

Tuvo nombre de mujer y fatalidad de viuda. El central Carolina, en la provincia de Matanzas, no sólo molió por décadas caña de azúcar sino que dio sustento y prosperidad a todo un poblado. Al desmantelarse el ingenio, los antiguos trabajadores y vecinos han tenido que aprender a vivir en un pueblo fantasma.

Carolina era una más entre las 161 fábricas de azúcar que molían a mediados del siglo pasado. En total, la producción nacional se acercaba a los 5 millones de toneladas de azúcar por zafra. Los propietarios del central, los hermanos Miranda Blanco, nunca sospecharon que en octubre de 1960 la industria que levantaron con esfuerzo –propio y ajeno– pasaría a manos del Estado.

Imbuidos por el entusiasmo revolucionario, muchos creyeron que la nacionalización de la industria azucarera traería mayor producción y mejores condiciones laborales. En una asamblea donde se decidiría el nuevo nombre del Carolina, el obrero Piro Martínez propuso que el central debería llamarse Granma. La razón era que en el batey del Carolina había nacido y vivido sus años juveniles Luis Crespo, uno de los expedicionarios de aquella aventura. Así fue como el nombre de mujer fatal fue sustituido por la abreviatura de abuela en inglés.

La desaparición, a principios de la década de los noventa, del "mercado preferente" establecido con los países socialistas puso en crisis a toda Cuba, pero en especial a la industria azucarera. En 2002 comenzó la llamada Tarea Álvaro Reynoso destinada a desmantelar 64 de los 156 centrales azucareros entonces existentes. Cuatro años después de aquella decisión, solo sobrevivían 42 ingenios. El Granma fue uno de los elegidos para desaparecer.

Durante el desmontaje se efectuaron varias reuniones presididas por el entonces ministro del ramo, el general Ulises Rosales del Toro. En una de ellas un ingeniero pidió la palabra y retó al funcionario. "¿Ulises, sabe usted cuántos motores de 50 caballos de fuerza de corriente trifásica tiene un central? ¿Cuántos tornos, tejas de zinc, angulares, tanques de oxígeno y acetileno?" La pregunta no recibió respuesta. Entonces el hombre agregó con lágrimas en los ojos: "Pues si usted no sabe eso, cómo va a controlar que durante el desmantelamiento las piezas no sean robadas".

La torre del Granma sigue en pie. (14ymedio) La torre del Granma sigue en pie. (14ymedio)

Aquella interrogante incómoda parece estar flotando aún sobre lo que queda del viejo ingenio. La torre de la chimenea y los pilotes donde descansaba la nave principal son lo único que no pudieron arrancar del paisaje. Nadie en el pueblo sabe a dónde fueron a parar los medios básicos. Sólo se logró salvar un antiguo torno norteamericano, porque un vecino lo recuperó para realizar múltiples trabajos.

Rubén, un cochero que da viajes desde el cercano pueblo de Coliseo, recuerda con nostalgia los tiempos de bonanza y mira con ojos críticos el presente. "Este central hubiera podido seguir moliendo toda la caña de la zona. Ahora hay que mandarla a otro ingenio a 20 kilómetros y el azúcar que se le saca no alcanza para pagar ni el combustible del traslado".

Un pasajero del mismo coche introduce una nota dramática en el asunto "La cuenta que nadie saca es el daño que se le hizo a nuestra cultura local. Este pueblo vivía orgulloso de su central porque era el lugar donde se resolvían todos los problemas, desde soldar una pieza hasta pedir un camión para trasladar un mueble". Sus palabras terminan con una frase que lleva aún algo del sonido del trapiche: "¡Ni hablar de esos viejitos que deambulan por las calles mirando desolados hacia la torre, de la que ya no sale ni humo!".

Afuera en la carretera por la que se accede al poblado, se mantienen como símbolos una rueda dentada y un arco de hierro. Sobre él se puede leer el nombre de un central azucarero que ya no existe, coronado con una minúscula réplica del histórico yate naufragado.

14YMEDIO

 
Fidel Castro recebeu a visita do chefe de Estado da China PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 23 de Julio de 2014 17:28

O antigo "Presidente" (nunca eleito para tal cargo) de Cuba, Fidel Castro, recebeu esta terça-feira a visita do chefe de Estado da China, Xi Jinping, a qual decorreu «em clima de amizade», de acordo com a televisão estatal cubana.
Xi Jinping (à esq.) e Fidel Castro (à dir.) (foto AP)
Segundo a mesma fonte, os dois tiveram um «encontro fraternal», no qual abordaram diversos assuntos, nomeadamente de interesse internacional e a respeito dos «enormes perigos e desafios que enfrenta a humanidade».

Última actualización el Miércoles, 23 de Julio de 2014 17:35
 
Brasil: Copa del Mundo y Política PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 20 de Julio de 2014 11:13

Por Jorge Hernández Fonseca,-

El ilusionismo que la izquierda en el gobierno brasileño inventó para auto ensalzarse desde el poder con logros de dudosa permanencia, tiene en este fracaso de la selección brasileña un despertar amargo, pero necesario. Si bien este disgusto es inmerecido para la enorme mayoría del hospitalario y acogedor pueblo brasileño, para la izquierda en el poder del Gigante Sudamericano representa una lección de transparencia que deben aprender, sino ahora, lo tendrán que hacer cuando ese mismo pueblo frustrado vaya a las urnas en el Octubre venidero.

 

Brasil: Copa del Mundo y Política

Jorge Hernández Fonseca

14 Julio de 2014

Acaba de terminar el mayor torneo futbolístico mundial --la Copa del Mundo-- evento que se celebra cada cuatro años en países diferentes. Organizada este año en Brasil --el país que más veces ganó el codiciado trofeo de oro macizo-- ha sido una jornada verdaderamente llena de emociones deportivas y el calor del acogedor pueblo brasileño. “La Copa” fue levantada por los alemanes, como colofón de una jornada ejemplar ante una Argentina combativa, que sólo cayó en la gran final por el mínimo marcador y en el segundo tiempo extra del formidable partido.

No pretendo hacer, desde el Brasil donde vivo hace más de 20 años, una crónica deportiva, sino un análisis de aspectos que tocan la política de este Gigante Sudamericano y de sus implicaciones sociales y económicas, porque como se sabe, una buena parte de la población escenificó protestos callejeros contra la celebración de un torneo tan querido en tierra brasileña.

Hay discusiones respecto a la posible influencia de los desastrosos resultados obtenidos por la selección brasileña en las venideras –y casi inmediatas-- elecciones presidenciales. Sin embargo, lo que es unanimidad entre los analistas políticos locales y foráneos, es que en este evento ha habido una gran dosis de politización involucrada en todos los aspectos de la organización de este gran evento mundial.

La celebración de la Copa del Mundo en Brasil fue definida hace ya varios años por el órgano rector mundial del fútbol, la FIFA --durante el anterior gobierno de Luis Ignacio Lula da Silva-- que en el 2014 este país sería la sede de este magno encuentro futbolístico mundial, visto entonces dentro de Brasil como un triunfo del gobierno de Lula, que viajó personalmente al escenario donde se anunciaría el país sede, e hizo “de todo” para capitalizar semejante logro.

No fue extraño que el presidente de uno de los países candidatos a organizar el evento asistiera a lugar de la decisión y que lógicamente capitalizara semejante designación. El fútbol es el deporte más popular del mundo y la casi totalidad de los países del Globo lo practican como siendo algo propio de su cultura deportiva, lo que en Brasil se constituye en “una verdad como un templo”. Lula da Silva prometió entonces llevar la Copa del Mundo a la mayoría de las capitales de sus 26 estados y el Distrito Federal, la capital del país, Brasilia, y comenzó ahí un complejo proceso de selección de las futuras ciudades sedes, proceso netamente politizado.

Lula da Silva dijo de inicio que las inversiones necesarias para la modernización y construcción de los estadios en las 12 ciudades a ser seleccionadas, serían inversiones “de la iniciativa privada”, porque las ganancias derivadas de la celebración de “la Copa” iría lógicamente hacia este sector privado. No fue lo que ocurrió y el estado brasileño tuvo que invertir unos 12 mil millones de dólares (una media de mil millones por cada ciudad sede) para construir o modernizar los estadios y mejorar las condiciones de circulación vial y los aeropuertos de las capitales estaduales seleccionadas. Lo sucedido fue interpretado como un engaño del gobierno, que se vio obligado por los compromisos asumidos a usar el dinero público.

Un país como Brasil –carente de sistemas adecuados de educación, salud, seguridad pública y transporte-- que se ve presionado por un compromiso con la FIFA a invertir tanto dinero público en construcción de estadios de fútbol, fue fuertemente cuestionado por el grueso de la población brasileña, carente de servicios básicos en las regiones donde se celebrarían los eventos internacionales. Esto se constituyó en el disparador de las protestas callejeras. Los manifestantes marchaban con carteles en los que se podía leer “queremos escuelas y hospitales del padrón FIFA”, en alusión a la justificativa de los altos costos de la innecesaria construcción y modernización de estadios, cuando se decía que debían tener “padrón FIFA”.

Diversos episodios durante la selección de las capitales sedes del evento --en los que las capitales de los estados gobernados por aliados del gobierno federal fueron favorecidas y las gobernadas por adversarios fueron olvidadas-- dieron la tónica política de las decisiones relacionadas con “la Copa”. Todo estaba siendo organizado propulsado por exigencias desproporcionadas de la FIFA, al extremo de pedir licencia para violar las leyes brasileñas en algunos aspectos (como no pagar impuestos derivados de algunos negocios durante la celebración de “la Copa”) permisividad que irritó adicionalmente los ánimos de los brasileños, que se ven obligados a pagar el mayor % de impuestos de planeta, con exiguo retorno.

En Brasil había un sentimiento generalizado: el gobierno actual de Dilma Rousseff, sucesora en la presidencia del gobierno de Lula da Silva, haría “de todo” por capitalizar el éxito de la celebración en Brasil de semejante Mega Evento y sobre todo, el casi seguro triunfo de la selección brasileña en la competencia mundialista, de ojo en que el mismo se celebraría unas semanas antes que las elecciones presidenciales en las cuales Rousseff sería candidata.

Pero la realidad fue más fuerte que los deseos. Las masivas manifestaciones del año pasado por los desproporcionados gastos con “la Copa” y la permisividad del gobierno federal con las exigencias de la FIFA, se sumaron durante el magno evento a la debacle de la selección brasileña durante el torneo, lo que se constituyó en un golpe insoportable para la auto-estima del brasileño. Paralelamente, e incentivados por el gobierno federal (temiendo nuevas manifestaciones durante “la Copa”) los medios masivos de comunicación se esmeraron en asociar el triunfo de la selección brasileña a la patria y a los valores más sagrados, dando el tono de que era invencible. Todo colaboró al trauma nacional con su humillante derrota doble.

Ahora no será la oposición política al gobierno federal actual el que hará una campaña intentando capitalizar a su favor semejante derrota. Son las innumerables muestras de politización durante todo el largo proceso de mentir diciendo que no se gastaría “dinero público” durante la organización de “la Copa”, de seleccionar sedes políticamente, de ceder en las exigencias desproporcionadas de la FIFA, cuando en paralelo los brasileños sufren al ver su país detener su crecimiento económico y siente en su bolsillo la inflación crecer sin control.

La politización de “la Copa” en Brasil cobrará su precio. La presidenta actual ya declaró apresuradamente que los resultados de “la Copa” no tendrán influencia en los aspectos políticos “porque son dos áreas diferentes”. Sin embargo, el mal humor causado por la derrota humillante de la selección brasileña --con una propaganda desproporcionada sobre la cual el pueblo se siente engañado-- cobrará su precio durante las próximas elecciones de Octubre venidero, como será también cobrado en las urnas las faraónicas inversiones en estadios construidos en varias de las ciudades del país seleccionadas políticamente, que no tienen siquiera un campeonato de fútbol para usarlo después que pase “la resaca de la Copa”.

Brasil, en todo este triste e inmerecido episodio, “cae en la realidad actual” de un país estancado económicamente, con inflación en alta, con problemas de educación, salud y seguridad pública apremiantes, con su selección “canariño” desvalorizada, en paralelo con la constatación real de que “no era del todo verdad” que Brasil irrumpiría de un momento a otro en el “Primer Mundo” como preconizaban los gobiernos de la izquierda local, el mismo que los llevó también a una inmerecida y humillante debacle deportiva, en un terreno considerado sagrado por la enorme mayoría del pueblo brasileño, que en las urnas de Octubre darán su veredicto.

El ilusionismo que la izquierda en el gobierno brasileño inventó para auto ensalzarse desde el poder con logros de dudosa permanencia, tiene en este fracaso de la selección brasileña un despertar amargo, pero necesario. Si bien este disgusto es inmerecido para la enorme mayoría del hospitalario y acogedor pueblo brasileño, para la izquierda en el poder del Gigante Sudamericano representa una lección de transparencia que deben aprender, sino ahora, lo tendrán que hacer cuando ese mismo pueblo frustrado vaya a las urnas en el Octubre venidero.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Sábado, 26 de Julio de 2014 09:32
 
REVOLUCION EN LA REVOLUCION A LA VENEZOLANA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 11 de Julio de 2014 10:55

Por Pedro Corzo.-

Lo único que puede explicar la devoción y subordinacion del desaparecido líder golpista Hugo Chávez y su heredero Nicolás Maduro  al régimen cubano, es que  ambos asumieron como principal objetivo aprender de la nomenclatura cubana el uso de los mecanismos del estado y del gobierno para conservar el poder,  independiente a los fracasos cosechado durante el mandato.

Chávez fue el artífice que  dependencias del gobierno venezolano contaran con asesores cubanos con autoridad para tomar decisiones, al extremo  que especialistas de la isla en inteligencia, represión policial y servicios armados,  funcionan como interventores de instituciones a cargo de la defensa y seguridad del país.

La primera personalidad del totalitarismo insular excluyendo a Fidel y Raúl Castro a la que el gobierno de Chávez le otorgó un protagonismo relevante fue a Ramiro Valdés, un experto en represión, poseedor de un prontuario criminal que lo convierte en  un digno competidor del esbirro mayor de la Unión Soviética,  Laurentis Beria.
Valdés fue a Venezuela como asesor en Tecnología y con la encomienda de resolver el déficit de generación de energía, un problema todavía pendiente porque hace unas pocas semanas hubo una falla eléctrica que afectó nueve estados.
Pero aunque en cuestiones de energía el “magisterio” del experto cubano fue un fracaso, su asesoría resultó efectiva a las fuerzas represivas ya que fueron capaces de asesinar a decenas de personas, encarcelar a cientos y disminuir las protestas contra el régimen.

Quizas este  éxito parcial motivó a Nicolás Maduro a buscar una vez más la colaboración del “sabio”  Orlando Borrego, un individuo cuyo aporte más importante a una gestión de gobierno fue ser el siervo más fiel de Ernesto Guevara.

Borrego estuvo bajo el mando de Guevara en La Cabaña, una época en la que el “Che” cometió numerosos asesinatos que es de suponer el ilustre economista contabilizó, porque fue fiscal de los Tribunales que Guevara dirigía. Tampoco ignora que su comandante instrumentó una campaña que recluyó a la fuerza en campos de concentración a homosexuales y prostitutas.

Cuando Borrego estuvo junto a Guevara fue cuando este promovió a toda vela el trabajo voluntario y la confusa propuesta de los estímulos morales, una combinación que supuestamente repercutiría favorablemente en el desarrollo económico, a la vez que facilitaría la formación del hombre nuevo, otro fracaso del totalitarismo insular.

El hombre que instrumentará los cambios fue viceministro de Industria y posteriormente ministro de la Industria Azucarera, sectores de la economía cubana en absoluta bancarrota desde los primeros años del castrismo.

No obstante el próximo sátrapa cubano en Venezuela todavía defiende fracasadas hipótesis, cuando afirma que “la sustitución de la propiedad de los medios de producción como condición histórica indispensable para la superación del capitalismo”, lo que permite suponer que a Venezuela le esperan mayores controles en el sector económico.

Por otra parte Borregos afirma que  “todo modelo económico que defienda el egoísmo personal y no preserve los intereses sociales sobre los particulares no lleva a buen destino, como también afirma que la expresión brutal del capitalismo moderno, bien explicada por un líder carismático y honesto, actúa con más efectividad sobre la conciencia popular que mil conferencias académicas impartidas por profesores”, en una palabra, el individuo sigue convencido en las virtudes del colectivismo, que el voluntarismo es más importante que los conocimientos  y que los líderes carismáticos son insustituibles, particularmente si estos son honestos, personalidades imposible de encontrar en Cuba y  Venezuela.

Este personaje que tiene como objetivo enrumbar la economía venezolana, solo tiene un libro publicado sobre ese tema y tres dedicados a Ernesto Guevara, así que lo más probable es que sus  enseñanzas estén principalmente orientadas a instruir a la burocracia bolivariana en los métodos a aplicar para que los ciudadanos pierdan los pocos derechos que les restan y los bienes pasen a manos de la nomenclatura gobernante, porque aparte de matar, esa fue la mayor enseñanza del  “Che” a sus colaboradores, entre los que se destacó Borregos.

A fin de cuentas esta selección demuestra que el régimen cubano continúa ejerciendo una gran influencia sobre el de Venezuela y los herederos del chavismo siguen convencidos como su desaparecido mentor, Hugo Chávez,  que se deben copiar el modelo cubano en sus mayores fracasos, de ahí  que la nueva consigna sea hacer una revolución en la revolución.

Por otra parte Maduro, consciente del fracaso económico del país, posiblemente contrató a Borregos para aparentar, ante los que calificó de “izquierdistas trasnochados”,  que sigue en la ortodoxia económica castrista, mientras prepara condiciones para que la boliburguesía asuma el control de la economía, en la esperanza de que sean más eficientes que los burócratas que heredó de su predecesor, que han conducido al país a la ruina.




 
Matanza en las universidades PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 02 de Julio de 2014 10:03

Por José Prats Sariol.-

Tras el escándalo —hace apenas unas semanas—  de la venta del examen de Matemáticas para el ingreso universitario, ahora el ministro Rodolfo Alarcón Ortiz anuncia en Matanzas la matanza de fusionar universidades, reducir las actuales 69 a una por provincia, más las de Ciencias Médicas.


El nuevo escándalo pone en peligro miles de puestos de trabajo, ciertamente ociosos, aunque desde luego no involucra, de ahí su error de base, al arcaico Ministerio de Educación Superior, principal gravamen negativo por el autoritarismo que representa y por el costo que agobia el famélico presupuesto nacional.

Alarcón Ortiz rompe, desde luego, por el lado débil, bajo. Como buen burócrata no piensa solo en la parodia del dogma materialista —"El burócrata ni se crea ni se destruye, se traslada"—, sino también en cómo crecer, al menos mantenerse.

Si sensata, aunque dura, es la fusión de universidades, más racional es pensar en cómo favorecer la autonomía universitaria. Pero ahí no llega la mentalidad piramidal del ministro, del sistema. Entre las palabras estigmatizadas está, precisamente, autonomía. Con cualquier apellido, aquí universitaria.

Las ordenanzas siguen cayendo del techo ideológico y administrativo, con el valor adicional de justificar la inflada plantilla del ministerio, los gastos del ministro, de viceministros y directores, de inspectores y más inspectores de las universidades, hace años fuera del ranking mundial de educación superior y en vergonzosos puestos entre las latinoamericanas.

Con aterciopelado acento, el ministro afirmó la meta de "utilizar los recursos humanos con más racionalidad". Parecería propio de una comedia de enredos, no de un proyecto con un mínimo de cientificidad. Porque en realidad, ¿a qué obedece el plan y qué se busca con su progresiva implementación?

Terriblemente sencillo: recrudecer los controles y cultivar más miedo. Ahí está la almendra escondida, implícita, solapada. Lo de menos es lograr detener la caída libre en planes, programas y textos, en investigaciones y convenios, en calidad competitiva de los egresados.

La fusión decreta —es obvio— miles de desempleados. Les tocará, como siempre, a los no militantes en el Partido o en la Juventud Comunista. Les tocará, como siempre, a los "hipercríticos", "desafectos", "no combativos"... Aunque, como siempre, se salvarán de la calle desde la angelical querida del rector hasta su chofer, cómplice en hurtos y escapadas. Y quizás —¿ya aprendieron?— una bien estudiada cuota para la "equidad" racial, de género y generaciones. La calificación técnica y profesional, como siempre, se subordinará a lo mismo que ha hundido al país. ¿O se nos ha olvidado la frase lapidaria de que la universidad es para los revolucionarios?

No hay arreglo, ni en este caso preocupa a la elite gobernante que lo haya a cercano plazo. Sus hijos —como ha sucedido desde las primeras promociones de preuniversitario en las escuelas Camilo Cienfuegos— irán a estudiar a Europa. Y como está el país, con esos pocos bastará para sujetar las riendas. Lo demás es negocio: Ciencias Médicas en primer término: entrada de divisas, slogan publicitario.

Imagino cómo pasarán este verano los trabajadores universitarios matanceros. Cuántos temores hasta que llegue septiembre y sepan quién se va, quién cambia, quién se jubila, quién pasa a vender maní frente al teatro Sauto o collares de canutillo a la orilla turística del río Yumurí o del San Juan.

No excluyo, desde luego, a los profesores. Muchos de ellos, lamentablemente, improvisados o de escasas luces para la educación terciaria, pero en fin de cuentas víctimas del populismo triunfalista que les hizo creerse lo que no eran. Quizás con el consuelo de que como cuentapropistas, tras el sacrificio de la vocación, ganarán más.

Se trata, en fin, de una despiadada hipoteca que no puede esconderse como un avestruz ante los leones de la realidad. La matanza, el cierre, se sabe que es imprescindible para que la enseñanza universitaria cubana trate de salir del hueco, en dos o tres promociones de egresados.

Pero así no. Hay que empezar por otorgarles a las quince que sobrevivan la autonomía imprescindible para despolitizarlas y descentralizarlas —es decir, humanizarlas—; que actúen bajo principios democráticos, como la elección del rector con participación de las asociaciones estudiantiles, para solo poner un ejemplo, abarcador de decanos, jefes de departamentos y hasta nuevos profesores seleccionados mediante concursos.

Nuestras universidades, además, desafían los enormes fenómenos inherentes al mundo actual: vertiginosidad informática y proyecciones de perfiles amplios, vincularse a sectores productivos capaces de financiar las investigaciones y reciclaje obligatorio, estimular estudios interdisciplinarios y libre intercambio con universidades del planeta, buscar inversiones a largo plazo y evitar que la "experiencia" se erija en "verdad", favorecer estudiantes no estresados por la ferocidad de las evaluaciones, el salvaje mercado laboral y los mitos del éxito...

Sin embargo, lo que sí elude el complejo desafío —válido en cualquier otro país— es la matanza de universidades en Matanzas para buscar más control, ejercer más poder desde arriba, aplastar disidencias. Por ahí nos seguimos empapelando, señor ministro. La incredulidad funciona mejor que su demagogia. Usted sabe. Los infelices matanceros también.
DIARIO DE CUBA

Última actualización el Jueves, 17 de Julio de 2014 13:50
 
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