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Artigos: Cuba
Cuba y la lámpara de Aladino PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 18 de Febrero de 2014 18:56

Por Vicente Botín.-

De repente la “perla del Caribe” parece haberse transformado en la lámpara de Aladino. Son tantas las manos que la frotan para hacer salir al malvado genio que habita en su interior, que están convencidos de que terminará por atender sus deseos para que suavice el dogal que desde hace 55 años asfixia al pueblo de Cuba. Esa aspiración podría explicar el acercamiento hacia el gobierno de la isla que se está produciendo últimamente, si no fuera porque la dictadura castrista ha dado y sigue dando sobradas muestras de su intolerancia.

¿Por qué entonces ese empeño en frotar y frotar la lámpara? ¿Por qué ese afán en contar historias, como las de Sherezade al sultán de Persia, sabiendo que Cuba va a seguir violando los derechos humanos? Si España, la Unión Europea, América Latina, una parte del exilio cubano e incluso empresarios y políticos de Estados Unidos han decidido que ha llegado la hora de “normalizar” las relaciones con Cuba, están en su derecho de hacerlo. Los países que mantienen excelentes relaciones con China no se andan con remilgos ni se justifican con el argumento de que el acercamiento a esa u otras dictaduras va a propiciar un mayor respeto de los derechos humanos.

El caso de Cuba, sin embargo, es diferente. Cuba parece necesitar una coartada. El Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea ha dado luz verde a la negociación de un acuerdo de diálogo político y cooperación con la isla para “profundizar sus relaciones y acompañar las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro”. Pero ese objetivo lleva como paliativo el propósito de “fomentar mayor respeto por los derechos humanos en el país”. Y se acompaña esa buena intención con la coletilla de que se mantendrá la llamada “posición común” hasta que se logre un acuerdo que incluya los mismos principios que la inspiraron, en 1996, que condiciona las relaciones del bloque comunitario con Cuba a avances democráticos y en materia de derechos humanos.

Ahora bien, si la “posición común” no ha logrado ningún avance significativo en ese campo ¿por qué habría de conseguirlo un nuevo acuerdo inspirado en tan nobles propósitos? La Unión Europea no solo no ha obtenido ningún avance en materia de derechos humanos en Cuba sino que, por el contrario, se ha convertido en el principal inversor extranjero en la isla y el segundo mayor socio comercial después de Venezuela. Esa es la realidad, lo demás es retórica.

La Unión Europea no solo no ha obtenido ningún avance en materia de derechos humanos en Cuba sino que, por el contrario, se ha convertido en el principal inversor extranjero en la isla y el segundo mayor socio comercial después de Venezuela. Esa es la realidad, lo demás es retórica.

Pero la UE puede perder esa posición de privilegio si no “actualiza” sus relaciones con el gobierno de Raúl Castro que ha iniciado en la isla un proceso de reformas “a la china”. El paso más importante es la creación de una Zona Especial de Desarrollo (ZED) en torno al puerto de Mariel, a 45 kilómetros al Oeste de La Habana, una terminal de contenedores de 900 millones de dólares, financiada por Brasil y que, por su ubicación geográfica, aspira a convertirse en el más importante eje de comercio para el Caribe y las Américas.

La Zona Especial de Desarrollo tendrá un régimen especial para favorecer la inversión extranjera similar a las zonas francas que impulsaron el desarrollo de China a finales de los años 70 del siglo XX, como la autorización para la libre transferencia al exterior de los recursos financieros y utilidades, sin gravámenes ni recargos adicionales. También gozarán de facilidades aduaneras y otras concesiones las empresas de biotecnología, energías renovables, industria alimentaria, turismo e inmobiliaria, embalajes y envases y telecomunicaciones e informática.

Después de jugar al Monopoly con los “cuentapropistas”, que han convertido La Habana en lo más parecido a un mercado persa, Raúl Castro ha comenzado una partida de verdad para salvar a la revolución de sí misma y dejar sentadas las bases para el futuro. Su divisa, como la de Deng Xiaoping en China, es “un país, dos sistemas”, en definitiva, desarrollo capitalista bajo férreo control comunista.

Ese panal de rica miel es un excelente reclamo para las abejas inversoras que no quieren perder la oportunidad de hacer buenos negocios en Cuba. Países como México, celoso de los avances que está dando Brasil en la isla, ha condonado el 70 por ciento de la deuda a Cuba, unos 400 millones de dólares. El anuncio se hizo poco antes de la Cumbre de la CELAC que se celebró en La Habana, donde el gobierno de Raúl Castro recibió el espaldarazo de toda América mientras sus cancerberos acosaban y detenían a centenares de disidentes sin que nadie protestara por ello.

Raúl Castro no va a eliminar las leyes represivas que martirizan a la disidencia ni va a ratificar los Pactos de Derechos Civiles y Políticos como le ha pedido el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La Cancillería de Cuba ha respondido a la Unión Europea que “considerará la invitación” para negociar un acuerdo de diálogo político y cooperación “de manera respetuosa, constructiva y apegada a su soberanía e intereses nacionales”.

Y para que nadie se haga ilusiones, recuerda que en 2008 la UE y el gobierno cubano acordaron reiniciar el diálogo político sobre bases recíprocas, “con pleno respeto a la igualdad soberana, al marco jurídico y al ordenamiento institucional de las partes y en total apego al principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados”.

Ni una palabra sobre las buenas intenciones de la Unión Europea de “fomentar mayor respeto por los derechos humanos en el país”. Raúl Castro hace oídos sordos a la retórica. No necesita disimular su sordera como ha hecho su hermano Fidel con una foto manipulada para que no se viera que llevaba un audífono. El malvado genio de la lámpara no está dispuesto a complacer los buenos deseos de ningún Aladino. No lo necesita.

Tomado de INFOLATAM

 
El dóberman y la Casa Blanca PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 16 de Febrero de 2014 13:07

Por Carlos Alberto Montaner.-

Barack Obama quiere modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba. No es una prioridad, así que no le dedicará demasiado esfuerzo, pero algo intentará hacer si no encuentra demasiada resistencia en el camino.

¿Qué se propone? Tal vez inaugurar un periodo de “benigna negligencia”. Ignorar lo que sucede en Cuba, incluidas las quejas de las víctimas, y cancelar toda muestra de hostilidad anticastrista. Al fin y al cabo, Obama ni siquiera había nacido cuando comenzó este disparate.

¿Persistirá Obama en el empeño? Probablemente descubrirá que no vale la pena. Los atropellos ocurren muy cerca de Estados Unidos para poder mirar en otra dirección. Antes lo intentaron Gerald Ford, Jimmy Carter y Bill Clinton, pero sin éxito. La conducta de la dictadura siempre acaba por impedirlo. La Habana no puede evitarlo. Es como los dóberman. Morder está en su naturaleza.

Ahora mismo, hay una feroz ola represiva que puede verse en YouTube gracias a los teléfonos celulares y a las denuncias de personas como Yoani Sánchez. Golpean salvajemente a los demócratas de la oposición que protestan, sean hombres, mujeres o niños. El legendario Jorge Luis García (“Antúnez”) ha recibido su enésima paliza y ha comenzado su enésima huelga de hambre. Al músico Gorki, que es valiente como las Pussy Riot, sin una Madonna que lo defienda, han vuelto a encarcelarlo por sus canciones irreverentes.

¿Cuáles son las medidas de gobierno que Obama quiere eliminar o modificar?

La política norteamericana hacia Cuba tiene tres pilares desde hace medio siglo: propaganda anticastrista, restricciones económicas (el embargo) y aislamiento diplomático. A partir de Lyndon B. Johnson la intención ya no era matar al dóberman, sino sujetarlo y ponerle un bozal.

Pero la URSS desapareció y el comunismo se desacreditó como forma de gobierno, aunque Cuba, Corea del Norte y otros enclaves indiferentes a la realidad se mantuvieron tercamente aferrados al error y al poder gracias a la autoridad ilimitada que ejercían sus caudillos.

En Cuba siguen las mismas caras, los mismos policías y los mismos calabozos. Sin embargo, la “contención” a la Isla fue perdiendo fuelle poco a poco. Desde la perspectiva de Washington el régimen de La Habana era un borroso anacronismo. Una reliquia absurda de la Guerra Fría que se iría desmoronando en la medida en que pasara el tiempo.

Desde la perspectiva cubana, la visión era otra. Para Raúl, la reliquia no era su régimen arcaico, sino la política norteamericana que lo adversaba. Quienes tenían que cambiar eran los norteamericanos, no ellos. Sólo que, para lograr modificar la conducta de Washington, era indispensable aparentar que el régimen se transformaba.

¿Cómo lo hicieron? Montaron una ofensiva en el mundillo académico y periodístico auxiliados por sus amigos de The Nation. Con la punta de lanza de Mariela Castro (la risueña hija sexóloga del dictador) y una hábil campaña a favor de los derechos de la comunidad LGBT (pese a la larga y cruel historia homofóbica de los Castro y su régimen), lograron forjar una alianza entre intereses económicos de la derecha, el sector más radical del partido demócrata, y algunos think t anks y departamentos universitarios de estudios latinoamericanos de esa cuerda. Todo fue secretamente orquestado por el aparato de inteligencia cubano y su departamento de “medidas activas”. Son grandes e incansables operadores políticos.

Simultáneamente, Raúl Castro anunció a bombo y platillo una serie de reformas que daban la falsa sensación de que la Isla se movía en dirección de la libertad. No era cierto. Raúl no quiere cambiar nada fundamental. Sólo trata de modificar el modo de producción para hacerlo menos irracional. Su propósito es mantener el mismo sistema de opresión. Es el mismo dóberman con distinto collar.

Más grave aún, mientras Raúl ensaya su expresión más inocente de reformista, sin dejar de apalear y encarcelar a la oposición, vende y exporta su modelo represivo a países como Venezuela, Bolivia, y (en menor grado) Ecuador. La tutoría dictatorial para mantenerse en el poder indefinidamente es la única mercancía que le queda en sus tristes anaqueles al socialismo real cubano.

¿Logrará esta vez la dictadura cubana desarmar a Washington sin hacer concesiones? No lo creo.

Los tres senadores cubanoamericanos (el demócrata Bob Menéndez y los republicanos Marco Rubio y Ted Cruz) están de acuerdo en mantener las sanciones mientras la dictadura no respete los derechos humanos. Los cuatro congresistas de esa etnia coinciden (los republicanos Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart y los demócratas Joe García y Albio Sires).

Es difícil saltarse a un caucus bipartidista dotado de ese peso específico. Obama tirará la toalla.

Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós.


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La mano franca de Europa PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 16 de Febrero de 2014 13:02

Por Raúl Rivero.-

Madrid – Lo civilizado, lo correcto, lo que viste bien en estos tiempos, desde la óptica de la extensa gavilla que dirige las democracias en el mundo, es mostrar respeto y darle tiempo al régimen de Cuba para que desarrolle sus reformas económicas. No importa que el proyecto de la dictadura sea un concubinato pendenciero entre la apertura a la inversión extranjera sobre los despojos del socialismo y la filosofía comercial del pan con timba para el ámbito doméstico.

Tampoco tiene relevancia que esa ofensiva de aprobación y respaldo de los vecinos de América y de los impecables líderes de la Unión Europea se intensifique en el mismo mes –enero de 2014– en el que los cuerpos represivos cubanos realizaron más de mil arrestos arbitrarios por motivos políticos y abrieron procesos judiciales contra varios dirigentes de la oposición pacífica, artistas y comunicadores.

La mano abierta y franca de los que se presentan como promotores del pluralismo y la libertad se le tiende a los responsables del ensañamiento con el ex preso político Jorge Luis García Pérez (Antúnez) y su familia en la ciudad central de Placetas, a los acosadores con máscaras legales del músico Gorki Águila y del activista Manuel Cuesta Morúa, acusado de difundir falsas noticias contra la paz internacional.

Para muchos intelectuales y artistas del exilio y residentes en la isla ese gesto es, además, una manera extraña y controvertida de recordar el primer año en prisión del escritor Ángel Santiesteban

Se tiende la mano y se viaja a La Habana, al contacto directo, como hizo esta semana la comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassiliou. La mujer aprovechó una reunión internacional sobre otros temas y se ha entrevistado con todos los ministros que le pasaron cerca. Con ellos sostuvo diálogos constructivos y cordiales, según dijo a la prensa.

Eso sí, les dejó a todos (incluido el canciller Bruno Rodríguez) el mensaje de la Unión Europea de que el gobierno debe guardar un respeto absoluto por los derechos humanos de la ciudadanía. Y volvió a su hotel por las mismas calles donde se dan golpizas a las Damas de Blanco, se organizan escandalosos mítines de repudio y la policía persigue a la oposición, a los periodistas independientes y a los artistas rebeldes.

Las vías de los políticos pragmáticos y lúcidos son muchas y sorprendentes. Este atajo sólo es acertado y conveniente para acercar los inversores de sus países a una nación en bancarrota y arruinada.

La retórica que usa la Unión Europea como banda sonora de ese acercamiento no tiene credibilidad. Los garantes de la democracia abandonan en unos párrafos vacíos a quienes trabajan todos los días en un clima de violencia por la libertad y el progreso de un país donde no hay elecciones libres desde el año 1948.


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El error de la izquierda en Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 14 de Febrero de 2014 16:47

Por Juan Antoni Guerrero Vall.-

La Posición Común está en camino de desmantelarse. Este inicio de 2014 ha supuesto un arranque fabuloso para el Gobierno cubano, porque ha empezado el año con muy buen pie y con los mayores espaldarazos que podía obtener: ya sea porque la CELAC fue un éxito, porque Ban Ki-moon, representando a la ONU, se dejó caer por la isla, la Unión Europea, unos días después, abre las puertas a establecer una buena relación y hasta el Partido Popular en España, que en principio es el aliado político más cercano a la oposición cubana y al exilio, dice que el giro europeo supone un blindaje para los opositores en la isla.

Resulta, en cambio, un poco desconcertante para los oídos escuchar tanto optimismo alrededor de Cuba con esta luna de miel internacional que viven los dirigentes cubanos de siempre con los presidentes de turno de los países con los que mantienen relaciones. En principio todo el mundo está a favor de los derechos humanos, incluso al mismo Raúl Castro no se le ensombrece el rostro cuando habla de paz y de respeto, mientras en el patio trasero se escuchan las voces de los opositores arrastrados regularmente por La Habana, Santiago de Cuba o cualquier otro rincón de esa maltratada isla.

En algunas notas de prensa se alude a veces al “radicalismo” del exilio, de la oposición, y es realmente curiosa, además de bochornosa, que se establezca precisamente esa relación que, por otro lado, no parece que se sostenga teniendo en cuenta la realidad. Es un tópico más, alimentado por los que deciden contemplar el conflicto cubano desde un prisma simple, el propuesto por el régimen desde 1959, reduciendo el debate a una lucha entre derecha e izquierda, imperialismo o antiimperialismo, cuando en realidad la discusión central, el problema principal es de dignidad humana, de derechos humanos y de problemas sociales sin resolver por culpa de guerras políticas en las que se entretienen los de arriba.

La izquierda occidental, si en lugar de aferrarse al concepto fósil de la Revolución cubana como sinónimo de progreso y lucha a favor de los pobres, se dedicara a escuchar a las víctimas que este proceso ha ocasionado, comprobaría cuán lejos está esa Revolución de haber conseguido unos mínimos de justicia social en Cuba y cuál ha sido el coste real de sus experimentos en relación con el merecido disfrute de los derechos fundamentales por parte de todos y cada uno de los cubanos. Si la izquierda quiere salvarse en Cuba debería empezar a tender manos hacia el pueblo y dejar de frecuentar los círculos del poder revolucionario.

La Revolución cubana, que es una dictadura de los pies a la cabeza, tiene que dejar de ser la chapa en la solapa con la que algunos pretenden mostrar sus méritos progresistas. Cuando el progresismo deje de ser una opción estética y pase a ser una vocación real de defensa del progreso y de prestación de ayuda efectiva a los demás, a nadie le importará meterse con esas vacas sagradas de la izquierda que, lo único que hacen, es apropiarse de unos valores que están muy por encima de sus intereses partidistas.

Confundir el totalitarismo cubano con progresismo es, sin lugar a dudas, el peor de los errores de la izquierda actual. Pero además es un atentando contra los principios de democracia real, justicia social y solidaridad. Se antepone el criterio estético (aparecer en la foto con una vaca sagrada del supuesto progresismo) a la cruda realidad de un país hundido y en una delicada situación, que no avanza por el afán de poder de unos cuantos quienes, con su actitud, causan infinidad de perjuicios a la gran mayoría.


Tomado de MARTINOTICIAS

 
La Castro burguesía PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 08 de Febrero de 2014 10:39

 

Por Pedro Corzo.-

El totalitarismo cubano está inmerso de nuevo en uno de sus periódicos procesos de rectificación que tienen como único objetivo la implementación de legislaciones o decretos que sin afectar la estructura del poder, reduzcan las posibilidades de una ruptura política-social o una confrontación entre las familias que integran la nomenclatura.

El régimen está haciendo todo lo posible por repetir en la economía  los éxitos alcanzados en el proceso de sucesión política en la que Raúl Castro sustituyó sin traumas a Fidel, y para lograrlo, no tiene otra alternativa que permitir la odiada inversión extranjera y el enriquecimiento de individuos que en la medida de lo posible, intentaran que sean del círculo de gobierno.

La nomenclatura insular sabe que su generación de relevo,  aunque pueda estar dispuesta a usar la fuerza para defender sus intereses, tiene en muchos aspectos perspectivas diferentes a la de los moncadistas, y uno de esos campos es el de la producción,  porque aunque el futuro liderazgo milite en el Partido de los Castro, están conscientes que las bayonetas son excelentes para reprimir a la población, pero no sirven para manejar la economía.

Los herederos tienen otra formación. Han disfrutado las ventajas de una vida sin restricciones. Estudiado en universidades de prestigio, pero lo más importante, saben que el fracaso de la economía cubana es proporcional al éxito represivo que ha tenido el gobierno y qué como los tiempos de los subsidio internacionales  están llegado a su final, es necesario impulsar reformas económicas que les garanticen perpetuarse en el poder.

Por supuesto que en esa reinvención que incluye leyes y decretos que autorizan actividades económicas normales en cualquier país, incluidos aquellos que se encuentran regidos por dictaduras, no hay disposiciones que reconozcan derechos ciudadanos y menos libertades públicas registradas en la declaración universal de los derechos humanos.

La posibilidad de que los cubanos puedan rentar sus casas o venderlas, la libre compra y venta de autos o facilitar el establecimiento de cooperativas y otras actividades económicas, todas las disposiciones siempre incluyen limitaciones, están orientadas en particular a legitimar negocios que poseen individuos vinculados al régimen, porque son los que cuentan con recursos para desarrollar actividades productivas que posibiliten el enriquecimiento.

Por supuesto que estas decisiones también generan espacios que pueden ser usados por  sectores independientes del gobierno como los trabajadores por cuenta propia.

La mayoría de quienes se desempeñan en actividades privadas están en niveles de sobrevivencia, aunque hay quienes con muchos esfuerzos y sacrificios logran hacer un pequeño capital y otros que gracias a la ayuda de personas en el exterior, montan negocios productivos que el régimen siempre está listo para eliminar como ocurrió con los que vendían ropa confeccionada en el extranjero.

Otro ejemplo de que paulatinamente el régimen está procurando legitimar las riquezas de sus partidarios previendo un futuro de libertades económicas que está conscientes es inevitables, es la proyectada descentralización de las empresas del estado, una decisión que facilitaría el empoderamiento de los administradores que por sus compromisos políticos derivaran con el tiempo en propietarios.

La dictadura ha ido desregulando ciertas actividades económicas y generando más espacio para la inversión extranjera, que según parece indicar, se irán profundizando según convenga a los intereses del gobierno.

Tales disposiciones legalizan el enriquecimiento de los jerarcas y sus familiares y no atentan gravemente contra la dependencia del gobierno del resto de la población, lo que permite apreciar que al igual que el desaparecido mandatario venezolano Hugo Chávez aceptó la formación de una clase económica que disfrutaba de una relativa independencia,  la dictadura cubana está promoviendo la legitimación de una especie de castro burguesía que existe hace años, pero que siempre han procurado ocultar.

En Cuba habrá millonarios como los hay en China. La dictadura eliminó el sector productivo cuando accedió al poder porque la independencia económica de los ciudadanos era una amenaza, pero los nuevos ricos no serán un peligro a temer porque sus bienes se originan en  sus compromisos políticos tanto o más que en su capacidad productiva.

Cierto que habrá individuos que acumulen bienes como consecuencia de su trabajo o talento, algo normal en cualquier país a excepción de Cuba, pero la mayoría de las riquezas serán consecuencia de las posiciones que ocupen los individuos o porque usufructúan  los bienes y recursos económicos facilitados  por la autoridad que detentaron sus abuelos, padres o cualquier otro tipo de padrinazgo que en su momento los cubrió con un manto protector.

La represión continua presente y los mecanismos para su ejecución están perfectamente engrasados, así que solo serán engañados por los reajustes del castrismo aquellos que quieran serlo.


Pedro Corzo

Periodista

Última actualización el Viernes, 14 de Febrero de 2014 08:29
 
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