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Artigos: Cuba
CELAC: El espaldarazo al castrismo y el nuevo panorama cubano, Por Jorge Hernández Fonseca PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 03 de Febrero de 2014 08:10

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En la actualidad, y con la creación de la CELAC tres años atrás, los países miembros hablan ahora de “integración” más que de “unión” como estrategia de acercamiento. Sin embargo, la realidad de los tres años de vida de la organización ha sido otra radicalmente diferente.

 

CELAC: El espaldarazo al castrismo y el nuevo panorama cubano

Jorge Hernández Fonseca

02 Febrero de 2014

La organización de la CELAC, como institución netamente latinoamericana que excluye a Estados Unidos y Canadá, fue un objetivo personal de Hugo Chávez, quizá inspirado en la prédica revanchista de Fidel Castro contra la OEA, opuesta a la cual fue creada. El líder bolivariano dispuso enseguida del apoyo de sus aliados del ALBA, pero para materializarla tuvieron que hacer algunas concesiones con las que consiguieron establecer un determinado consenso regional que les permitió su lanzamiento como organización. Una más, entre tantas.

Desde los planteamientos de Simón Bolivar, el sub-continente latinoamericano ha tratado de establecer cierta “unidad” regional, que hasta el momento sólo ha sufrido reveses y divisiones. Comenzando con el desgajamiento de la “Gran Colombia”, que como país ya congregó los territorios de las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, sumando buena parte de los territorios de otros cuatro países sud y centroamericanos, sobreviviendo apenas 10 años.

En la actualidad, y con la creación de la CELAC tres años atrás, los países miembros hablan ahora de “integración” más que de “unión” como estrategia de acercamiento. Sin embargo, la realidad de los tres años de vida de la organización ha sido otra radicalmente diferente. El Mercosur, sueño brasileño de integración económica-comercial que se inició con cuatro países limítrofes –y que ahora abrazaron gustosos la idea de excluir a Norteamérica de la naciente CELAC-- se extendió también a otros países sudamericanos (entre ellos a Venezuela) con pretensiones de la tal “integración”, presentando hoy día una crisis institucional aparentemente insalvable, debilitada precisamente durante los mismos años de vida que lleva la CELAC.

Paralelamente y también simultaneo con el corto período de vida de la CELAC, se creó un nuevo pacto comercial, “la Alianza del Pacífico”, que congrega en Sudamérica precisamente a las democracias más pujantes, Chile, Perú, Colombia y México, países que le hacen contrapeso político al ALBA y competencia comercial al Mercosur, dividiendo la región en dos grandes bloques comerciales, colaborando desde luego para la “desintegración” del sueño de la CELAC.

Paralelamente y también durante el tiempo de vida de la CELAC, surgieron desavenencias entre Argentina y Uruguay por motivo de una papelera uruguaya, reforzadas muy recientemente por el anuncio de la ampliación de esta inversión, sin que ni Brasil, líder del Mercosur (al que pertenecen ambos) ni la CELAC, hayan intentado acercar las posiciones en conflicto de ambos países. En el mismo orden de desavenencias, sobre el reclamo por la salida al mar que Bolivia hace sobre Chile, la CELAC se ha mantenido ajena al diferendo, más bien dado espaldarazos a Evo Morales tras bambalinas cuando este usa su tribuna para azuzar los ánimos contra Chile.

Por otro lado y casi paralelamente al nacimiento de la CELAC, se produjo en Sudamérica una crisis política institucional contra Paraguay, fundador del Mercosur, por la solución interna que el Parlamento paraguayo dio durante el fulminante proceso para destitución de ex presidente Fernando Lugo, simpatizante del bolivarianismo y amigo personal de Hugo Chávez. Esto provocó una conjura de los países del ALBA --que arrastraron a los miembros del Mercosur-- para tirar al Paraguay de la organización regional, lo que aprovecharon Brasil, Argentina y Uruguay, para aceptar a Venezuela como socio pleno --a pesar del veto paraguayo a la entrada venezolana al bloque-- lo que ha colaborado a la mencionada crisis institucional del Mercosur.

Recientemente también, se produjeron en Centroamérica problemas fronterizos entre Costa Rica y Nicaragua, que incluyó la presencia de tropas nicaragüenses en la zona del conflicto. ¿Cuál fue la respuesta de la CELAC “integradora”? dar un espaldarazo indirecto a Nicaragua por el manifiesto desentendimiento de la organización regional supuestamente imparcial, por lo que tuvo Costa Rica que ir ante la OEA, organización contra la cual se fundó la CELAC.

De manera que, en el recuento “integrador” de los pocos años de vida de la CELAC, lo que ha demostrado es una falta total de compromisos con la solución de los problemas que separan a los pueblos latinoamericanos y un acento en hacer valer los intereses de los países “bolivarianos castro chavistas” por encima del resto de sus vecinos. No podía ser diferente en el seno de una organización con un espíritu más anti norteamericano que “integracionista”.

Y es con esta historia de desentendimiento con los reales problemas latinoamericanos y una beligerancia militante contra los Estados Unidos, que la CELAC celebró en la Habana la bochornosa cumbre que acaba de clausurarse. Todos los países que fueron a la Habana representados por sus máximos dirigentes (unos más, otros menos) fueron a dar un espaldarazo a la dictadura castrista, actuando de espaldas al pueblo cubano y a la democracia que dicen defender en sus países. Los países del ALBA sabían a lo que iban. Los países más democráticos quisieron con ese gesto anti norteamericano valorizarse ante el Gigante del Norte.

Brasil, por ejemplo, por ser el pretendido líder de la confusa defensa del binomio Cuba-Venezuela y el supuesto derecho “bolivariano” a oprimir a ambos pueblos. Dilma Rousseff dio clases de incongruencia cuando la presidenta de Brasil desembarcó en la Habana para inaugurar una obra que había financiado --el puerto del Mariel-- a un costo de mil millones de dólares (en números redondos). El día anterior sin embargo había pedido a los inversionistas internacionales en el “Foro de Davos”, --desde donde voló a la Habana-- para que invirtieran en puertos brasileños, que hoy son una calamidad limitando las exportaciones del Gigante del Sur.

México por su parte fue a Cuba perdonando 400 millones de dólares de la deuda cubana con el país centroamericano, para entrar en la competencia que ya Brasil le hace dentro de la isla con el enclave de Mariel. Esta inversión será futuramente fuerte competidora de México para instalar en sus amplios terrenos exentos de impuestos, las maquilladoras que ahora están en la frontera común México-EUA. Todo porque el puerto de Mariel, además de estar en la ruta hacia Norteamérica desde un Canal de Panamá ampliado, está enclavado bastante más cerca del centro de consumo norteamericano --su costa este-- que la mencionada frontera mexicana.

Ningún mandatario latinoamericano fue a la Habana preocupado por el destino del pueblo cubano, ni siquiera el mandatario chileno, que llevó a la presidenta electa (ausente de la entrevista con la líder de las damas de blanco) y que será la que en adelante trace la política del país austral hacia Cuba y los cubanos, desde sus posiciones de izquierda. Tampoco puede decirse que Costa Rica apostó por la oposición política cubana al escalar funcionarios del quinto escalón para recibir a los cubanos, aunque su gesto sin dudas lo distingue del resto. Agradecimientos a Laura Chinchilla y Sebastián Piñera, pero una golondrina no hace primavera.

Por todo lo anterior hay que decir sin temor a equivocarnos, que la causa de la democracia para los cubanos está aislada en Latinoamérica. Analizando además la reciente decisión europea de ir a Cuba a inicios de Febrero para negociar sus intereses --renunciando a la “posición común”-- sólo queda EUA (y su embargo) como potenciales socios de una democracia para Cuba.

Considerando que dentro de EUA ya se observan movimientos “pragmáticos” en sentido de provocar el acercamiento de posiciones con Raúl Castro, manifestado sobre todo con el repentino anuncio de que próximamente se liberará a otro de los 5 espías cubanos condenados por los Estados Unidos --condonándole parte de su pena-- acción que lógicamente augura algún tipo de negociación para el canje por el norteamericano Alan Gross, único obstáculo para el acercamiento. En el caso estadounidense no obstante, el peso el embargo es mucho mayor que la “posición común” europea, por lo que EUA pudiera ante la Habana hacer un papel más digno que la rendición de sus banderas, como planea Europa hacer ante los hermanos Castro.

Este es el “nuevo panorama” que se presenta ante la oposición política cubana. La lucha a partir de ahora no es para mostrarle al mundo los horrores de una dictadura; el mundo ya lo sabe. Tampoco es para derrotar el socialismo, para todos auto-derrotado; ni para señalar la miseria material y humana que reina dentro de la isla. El mundo lo sabe todo y mismo así, Latinoamérica en pleno y Europa Unida, han decidido un camino cada vez más lejos que el sendero elegido por la oposición política cubana actual, dispersa e inactiva dentro de la isla, durante la celebración de la CELAC. Falta EUA por unirse al coro de coincidencias pró-distensión con la política a seguir en Cuba, con cuya adhesión será mucho más clara la “nueva época” que enfrenta la oposición patriótica y democrática cubana, de dentro y fuera de la isla.

¿Será que ahora no podemos sentarnos a definir una simple y única representación opositora?

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Lunes, 10 de Febrero de 2014 15:41
 
Un ballet para Alfy PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 10 de Febrero de 2014 15:38

Por Andrés Reynaldo.-

Las declaraciones del multimillonario Alfonso "Alfy" Fanjul sobre la posibilidad de invertir en Cuba comprueban la capacidad de la dictadura para seducir a sus víctimas. Coacción por encantamiento. Los Fanjul son el símbolo de la burguesía progresista, creativa y cosmopolita que arrasó Fidel Castro. Como en las malas obras teatrales, este incongruente gesto desagrada, principalmente, por estar fuera de carácter.

La Seguridad del Estado domina el arte de reducirnos en nuestra debilidad. Sea la cocaína, el amor a la Iglesia o la urgencia de un trasplante de riñón. A estas alturas hemos visto de todo. Las impublicables y obesas poetisas encuentran en La Habana el reconocimiento público y el goce púbico. Un micrófono en la Tribuna Antiimperialista y mano suelta con la marihuana satisfacen a los músicos que fracasaron en Madrid y Nueva York. Una mulata caliente aplaca al subversivo gallego socialista. Al académico mediocre, un foro mediocre. Así es que la ambición, la pereza, la vanidad y el vicio destejen en la noche el manto de horror, concreto y recalcitrante horror, que la dictadura teje de día.

Para gente insobornable como Alfy Fanjul, con el ego intacto, las aspiraciones más que cumplidas y el bolsillo repleto, la parada sube en refinamiento y perspectiva. Se le vende, principalmente, la ilusión de jugar un papel en el instante crucial de la nación. "Esto no es solo un buen negocio", susurran las almohadas de las casas de protocolo. "Aquí estamos hablando de un destino. ¡La unidad de la familia cubana!" Una unidad promovida, ni más ni menos, por aquellos que han institucionalizado la desunión.

Cardenales, putas, novelistas, trovadores y taxistas, desde el camarero que sacude los manteles hasta el culto y amable compañero del MINREX, montan el gran ballet de una reconciliación que exige, como premisa, la perpetuación del verdugo. Tan fluida es la coreografía, tan vasto es el escenario, tantos son los bailarines, tan sutil y ecléctico es el libreto que cualquier sospecha supera el umbral del sentido común. La efectividad de las mejores estafas radica en su inverosimilitud.

Por su rango en el mundo empresarial, sus influencias en Washington y su bien ganado prestigio, los Fanjul son una joya que cualquier dictadura quisiera mostrar en su corona. Aunque fuera para una fotografía. La ganancia es inmediata. Se le resta a los oprimidos la credibilidad concedida a los opresores. Ahora hay que ver hasta dónde quiere andar Alfy con esta parásita mafia revolucionaria que destruyó la obra de su padre. El problema, a fin de cuentas, es de conciencia, honor y respeto a uno mismo.

Por lo demás, estas escaramuzas para salvar al cabo Raúl se estrellan contra la cruda realidad. (Nada más anticastrista que los hechos.) Recuerdo el vibrante llamado de Carlos Saladrigas, otro millonario cargado de buenas intenciones, para que los empresarios del exilio subieran al "tren de los cambios". Aquello era una cosa vehemente, definitiva, preñada de oportunidad.

Pues, bien, no sé cuántos empresarios de Miami se subieron a los herméticos vagones que iban rumbo…. ¿a dónde iban? Pero estoy seguro de que hay muchos asientos vacíos, considerando que casi medio millón de cuentapropistas se han bajado en plena marcha. Parece que a la prometida estación del tren de los cambios solo puede llegarse en el zepelín de la bobería.

En su hora final (porque esta es su hora final) la dictadura trata de construir la "unidad de la familia cubana". Los voceros de Raúl en la Iglesia Católica hablan de un espacio para "una oposición leal". Alfy Fanjul no es el primero ni será el último en bailar en esa decadente comparsa que cruza con los ojos vendados sobre las ruinas de cuatro generaciones. Todos los pueblos tienen un lado flaco. Por ahí le entran las desgracias, de esa carne putrefacta se nutren sus peores hijos. Nuestro lado flaco es la ligereza.

Tomado del DIARIO DE CUBA

 
El Estado proxeneta PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 01 de Febrero de 2014 09:51

Por Carlos Alberto Montaner.-

Los 33 presidentes y dignatarios que visitaron La Habana se quedaron maravillados. Ninguno sabía cómo, aunque fuera muy precariamente, con los edificios en ruina y al filo de la catástrofe, Cuba conseguía sostenerse. Acaso con la excepción de Nicolás Maduro, que tiene dotes de vidente y un diálogo permanente con los pájaros, lo que lo mantiene plenamente informado.

Ninguno ignoraba que la bicentenaria industria azucarera había sido liquidada y desguazada por la incapacidad feroz de la dirigencia. Todos conocían que las marcas de tabaco y rones fueron vendidas a multinacionales europeas hace mucho tiempo. Era evidente que la flota pesquera no existía desde los años noventa. No obstante, la Isla, a trancas y barrancas, importaba el 80% de todos los insumos que esa sociedad necesita, incluidos los alimentos, la medicina y una parte sustancial de la energía.

¿Cómo lo hacía? ¿Dónde estaba el truco? ¿De dónde sacaba la plata?

Se lo escuché por primera vez a un diplomático europeo que había vivido en Cuba. Luego se ha popularizado. El modelo creado por los Castro es el Estado proxeneta. El proxenetismo es una conducta delictiva que consiste en obtener beneficios de otra persona a la que se obliga a trabajar mediante coacciones o el suministro de protección. Generalmente se aplica a la prostitución, pero no solo a ella. Familiarmente también se le conoce como "chulería".

Es una denominación incómoda, pero ajustada a la realidad que circula en voz baja entre los cubanos de la Isla. El Gobierno se ha especializado en la extorsión de sus propios ciudadanos o de los aliados a los que les brinda servicios de espionaje y control social, sus dos únicas especialidades o "ventajas comparativas", como suelen decir en la jerga económica. Cincuenta y cinco años después de implantada la dictadura, casi todas las fuentes significativas de ingreso que sostienen al país provienen de oscuros negocios realizados en el exterior.

  • El subsidio venezolano: Calculado en 13.000 millones de dólares anuales por el profesor Carmelo Mesa-Lago, decano de los economistas cubanos en esta materia. Eso incluye más de 100.000 barriles diarios de petróleo, de los cuales la mitad se reexportan y venden en España. Otros 30.000 parece que van a Petro Caribe y da origen a una doble corrupción de apoyo político y enriquecimiento ilícito. La fuente pública de esta información es el experto Pedro Mantellini, uno de los grandes conocedores del tema petrolero venezolano. Lo explicó en Miami en el programa de María Elvira Salazar en CNN Latino. Caracas compra influencia internacional a base de petróleo, pero comparte con sus cómplices cubanos la gestión de esas dádivas. Cuba, al fin y al cabo, es la metrópolis.
  • La trata de médicos y personal sanitario: Alcanza la cifra de 7.500 millones de dólares anuales. La especialista María Werlau, directora de Cuba Archive, ha descrito la actividad en The Miami Herald. El Gobierno cubano alquila y cobra por el arrendamiento de sus profesionales de la salud. Les confisca a sus "protegidos" el 95% de los salarios. Angola paga hasta 60.000 dólares anuales por cada facultativo. Ni siquiera la ayuda a Haití se escapa de este esquema de solidaridad tarifada. Los servicios prestados en el devastado país se lo abonan a buen precio a La Habana los organismos internacionales. Brasil, que paga por muchos servicios, es el último gran socio de Cuba en esta oscura actividad del proxenetismo sanitario internacional. Dilma no quiere tanto beneficiar a sus pobres, como a sus amigos cubanos. Raúl, además, tiene un gran dominio del oficio. Es una práctica conocida por los negreros cubanos desde el siglo XIX. Mientras duró la esclavitud (hasta 1886) los amos solían arrendar a sus esclavos cuando no los necesitaban. La zona más rentable del negocio de "alquilar negros" eran las pobres muchachas que entregaban a los burdeles. Sus amos cobraban por los servicios que ellas prestaban. Eran empresarios-proxenetas. Ahora, simplemente, se trata de un estado-proxeneta.
  • Otros alquileres, otros negocios: Pero ahí no termina la explotación. El Gobierno cubano les arrienda otros profesionales a empresas privadas. Los antiguos griegos se referían a los esclavos como "herramientas parlantes".  No creo que Raúl conozca a los clásicos, pero entiende perfectamente el significado último de la expresión. Hay universidades latinoamericanas o de habla portuguesa que contratan con el Gobierno cubano los servicios de buenos profesores de matemáticas o física a precios de saldo. Hay salas de fiesta y cabarets que contratan músicos o teatros que se sirven de los bailarines cubanos, incluido el magnífico ballet de Alicia Alonso. Existen compañías europeas y latinoamericanas que explotan a técnicos en informática procedentes de la Isla. El régimen de los Castro sabe que un cubano bien instruido es totalmente improductivo dentro de Cuba, dado el demencial sistema económico de la Isla, pero es una fuente potencial de riqueza una vez colocado en el exterior. Objetivamente, ese Gobierno es una gigantesca e implacable empresa de subcontratación laboral que viola todas las reglas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De eso y para eso vive.
  • Las remesas de los exiliados: Emilio Morales, el gran conocedor del tema, escapado de Cuba hace relativamente poco tiempo, sitúa esa fuente de ingresos (2012) en algo más de 5.000 millones de dólares. La mitad, grosso modo, es remitida en efectivo y el resto en mercancías. Crece al ritmo del 13% anual. Cada vez que escapa un balsero, el régimen, de dientes afuera, gime por la fuga, pero sabe que, al cabo de un tiempo, fluyen los dólares hacia la necesitada familia dejaba en la Isla. En Cuba, aunque fuera con mendrugos, había que alimentarlo. Una vez en el exilio, es una fuente gratis y constante de recursos.

De ahí sale el dinero para pagar por las importaciones. ¿Hasta cuándo podrá Raúl Castro sostener a una sociedad casi totalmente improductiva mediante actividades que rondan o incurren directamente en el delito?  No se sabe. Los proxenetas suelen tener larga vida. Hay mucha gente que se sirve de su intermediación para acceder a diversas formas de placer, incluido el disfrute del poder.

Tomado del DIARIO DE CUBA

 
Fin del aislamiento. ¿Y ahora qué?, Por MICHEL SUAREZ PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 01 de Febrero de 2014 09:21

Después de cumbres, omisiones, humillaciones y pactos inútiles, la comunidad internacional parece haber abandonado toda esperanza de influir en la apertura de un proceso democrático en Cuba, y ahora se centra en los supuestos beneficios del pragmatismo de Raúl Castro.

Quienes antaño, por justificadas razones, rechazaron establecer negocios con la Sudáfrica del apartheid o elogiar en público la política económica de la dictadura de Pinochet, ahora regatean amistades con el régimen cubano. Admitámoslo. Estamos ante un escenario de hechos consumados. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? De la mano invariable de los radicales de la "integración".

Forjar mecanismos de diálogo, trabajar con todas las partes del conflicto y aprovechar los foros multilaterales para influir en los destinos de la Isla sigue siendo un objetivo reivindicable. No así ofrendarle la presidencia de la CELAC a la familia que gobierna desde hace 55 años, ni permitirle, después de la "plena integración", que siga abusando impunemente de los cubanos.

Unas preguntas ayudarían a entender el disparate fomentado por la comunidad internacional en estos últimos años. ¿En qué escenario el régimen cubano se ha sentido más cómodo reprimiendo? ¿En condiciones de aislamiento o de integración?

Ni colocar al único dictador de Occidente al frente de la CELAC, ni tenderle la alfombra roja hacia la OEA, sin mérito alguno para ello, ha contribuido a la mejoría de los derechos humanos en la Isla. La única debilidad mostrada por Raúl Castro —la excarcelación de disidentes de la Primavera Negra— fue resultado del martirio del preso político Orlando Zapata Tamayo en 2010, y no del oportunismo de la Iglesia Católica ni del apaciguamiento del Gobierno español.

Tampoco puede decirse que las tímidas reformas económicas hayan sido estimuladas por tales interacciones. Porque, como ya se ha comprobado, solo buscan la supervivencia del régimen y no han sido diseñadas para colocar al país en la senda del progreso.

Con sus actitudes, la comunidad internacional da carta de naturaleza el capitalismo de Estado implantado por el raulismo, sin libertades políticas, económicas o sociales. La rendición de América Latina y Europa hará un escaso favor a la etapa histórica que se avecina. Si las razones biológicas por venir conducen a cambios en el poder, los herederos del castrismo asumirán el Gobierno sin presiones para democratizar el país. Porque, desde ahora, los talibanes de la integración las han ido desmontado una a una.

Sin reglas claras del juego, sin firmeza y sin principios democráticos, los nuevos dueños del país implantarán —en el mejor de los casos— una especie de putinismo tropical. Y como efecto colateral, la indecencia política de Europa y América Latina va a producir un endurecimiento (justificado) en sectores ideológicos moderados, como la incipiente socialdemocracia cubana. Además, podría obligar a replantearse, a quienes históricamente han cuestionado el embargo, si este es el mejor momento para eliminarlo. No lo parece, al menos sin contraprestaciones a la vista.

Tomado del DIARIO DE CUBA

Última actualización el Jueves, 13 de Febrero de 2014 08:40
 
Los éxitos silenciosos de la disidencia cubana PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 03 de Febrero de 2014 12:05

En la actualidad, mientras el debate de intelectuales cercanos al régimen se centra en el aspecto económico, la disidencia se mantiene reivindicando aperturas políticas.

Antes de que la autocracia verde olivo diseñara reformas económicas, la ilegal oposición pacífica demandaba aperturas en pequeños negocios y en el sector agrario así como la derogación del absurdo apartheid en el ámbito turístico, informativo o tecnológico, que convertía al cubano en ciudadano de tercera categoría.

No fueron el general Raúl Castro y su séquito de tecnócratas encabezados por el zar de las reformas económicas, Marino Murillo, los primeros en demandar cambios en la vida nacional. No.

Cuando Fidel Castro gobernaba la nación cual si fuese un campamento militar, los actuales ‘reformistas’ ocupaban puestos más o menos relevantes dentro del ejército y el status quo. Ninguno alzó su voz públicamente para exigir reformas. Nadie dentro del gobierno se atrevió a escribir un artículo pidiendo transformaciones inmediatas de corte económico o social.

Si dentro del marco del Consejo de Estado se ventilaban esas cuestiones, los cubanos no tuvimos acceso a esos debates. La aburrida prensa nacional jamás publicó una nota editorial sobre el rumbo o los cambios que debía emprender la nación.

Quizás la Iglesia Católica, en alguna carta pastoral, con timidez y en tono mesurado, abordó ciertas aristas. Los intelectuales que hoy se nos presentan como representantes de una izquierda moderna también callaban.

Los cubanos seguidores del castrismo en Estados Unidos y Europa, tampoco se cuestionaban que sus compatriotas dentro de la isla no tuvieran acceso a la telefonía móvil, dependieran del Estado para viajar al extranjero o perdieran sus bienes si decidían marcharse del país.

Quien sí públicamente levantó la voz fue la disidencia interna. Desde finales de los años 70, cuando Ricardo Bofill fundara el Comité Pro Derechos Humanos, además de reivindicar cambios en materia política y respeto por las libertades individuales, demandaba aperturas económicas y transformaciones jurídicas en el derecho a la propiedad.

También lo hicieron los periodistas independientes, desde su surgimiento a mediados de los 90 y, más recientemente, los blogueros alternativos. Si se imprimieran los artículos publicados donde se reclama mayor autonomía económica, política y social, se necesitarían unos cuantos tomos.

Si algo no ha faltado en la disidencia cubana son programas políticos. Y todos solicitan un mayor número de libertades ciudadanas, desde el primero de Bofill, La Patria es de Todos de Martha Beatriz, Vladimiro Roca, René Gómez Manzano y Félix Bonne o el Proyecto Varela de Oswaldo Payá, hasta la Demanda por otra Cuba de Antonio Rodiles o Emilia de Oscar Elías Biscet.

A la oposición local se le puede criticar por su escaso margen de maniobra a la hora de sumar partidarios y ampliar sus bases dentro de la comunidad. Pero no se pueden soslayar sus indudables méritos en la petición de reivindicaciones económicas y políticas.

Las actuales reformas económicas establecidas por Castro II dan respuesta a varias demandas medulares planteadas por la disidencia. No pocos opositores sufrieron acoso, golpizas y años de prisión por reclamar algunos de los actuales cambios, que el régimen pretende anotarse como sus triunfos políticos.

Las derogaciones de absurdas prohibiciones como la venta de casa y autos, viajes al extranjero o acceso a internet, han formado parte de las propuestas disidentes.

Ahora, un sector de la Iglesia Católica cabildea con el gobierno. Un estamento de intelectuales de una izquierda moderada plantea reformas de más calado y respeto por las discrepancias políticas. Pero cuando Fidel Castro gobernaba con mano de hierro, esas voces se mantuvieron en silencio. Siempre será bienvenido recordarle a los gobernantes que Cuba no es una finca privada y que cada cubano, resida donde resida, tiene derecho a exponer sus propuestas políticas.

Pero, desgraciadamente, solemos ningunear o pasar por alto que cuando hace apenas una década, el temor, conformismo e indolencia nos colocaba un zipper en la boca, un grupo de compatriotas llevaban tiempo exigiendo reformas y libertades a riesgo incluso de sus vidas.

En la actualidad, mientras el debate de  intelectuales cercanos al régimen se centra en el aspecto económico, la disidencia se mantiene reivindicando aperturas políticas.

Uno podrá estar o no de acuerdo con las estrategias de los opositores. Pero no se puede dejar de reconocer que han sido -y siguen siendo-  los que han pagado con cárcel, atropellos y destierros sus justos reclamos. Ellos pudieron haber sido abuelos que hacían mandados y cuidaban a sus nietos. O funcionarios del Estado que discurseaban sobre la pobreza y la desigualdad, comiendo bien dos veces al día, teniendo autos con choferes y viajando por medio mundo en nombre de la revolución cubana.

Pero decidieron apostar por la democracia. Y están pagando por ello.

 
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