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Artigos: Cuba
“Quien pierde su fe no puede perder más” PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 20 de Enero de 2014 01:56
Por Huber Matos.-
Los cubanos llevamos más de medio siglo luchando contra una dictadura y eso debe ser razón de orgullo no de vergüenza.  Nosotros no nos hemos dado por vencido nunca, año tras año, generación tras generación muchos cubanos valientes se han negado a capitular. Quien diga que no hemos hecho nada está equivocado, hemos hecho mucho y se sigue haciendo.

Y todo lo que se ha hecho se ha hecho contra un régimen que ha tenido el apoyo de una buena parte del mundo libre. Los cubanos hemos luchado contra una dictadura y contra el imperio soviético que la respald
ó hasta su final en 1989.  También, hemos luchado contra la indiferencia de gobiernos democráticos, contra su indiferencia y en muchos casos contra su complicidad.
Última actualización el Lunes, 27 de Enero de 2014 08:36
 
El castrismo derrotado y el futuro de Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 20 de Enero de 2014 00:53

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Hace un par de días leímos un comunicado procedente del interior de Cuba, donde se menciona con orgullo la palabra “derecha” en el terreno político opositor, haciendo además dos importantes salvedades: primera, “no somos disidentes pacíficos”, somos “opositores cívicos” y segundo, “estamos movidos por una ideología de centro derecha”...

 

El castrismo derrotado y el futuro de Cuba

Jorge Hernández Fonseca

19 Enero de 2014

Ha aparecido en el exilio un formidable artículo de fondo del opositor cubano Alexis Jardines, que puede considerarse como la sepultura definitiva de la teoría marxista aplicada a la sociedad cubana de hoy. Es una crítica sustentada y contundente a las pretensiones hegemónicas de una intelectualidad de izquierdas, que ha hecho del marxismo una especie de religión.

El fundamentando enfoque de base teórica, carece sin embargo de un amplio y necesario enfoque político, que se ha restringido al análisis del supuesto potencial anexionista de la sociedad cubana actual, de dentro y fuera de la isla. El hecho del autor haber escrito el análisis viviendo en Puerto Rico, que disfruta de las ventajas --e inconvenientes-- de su condición de “estado libre asociado” a Estados Unidos, probablemente influyó decisivamente en el texto.

Hay sin embargo una necesidad de que los argumentos expuestos por Jardines se trasladen del terreno anexionista al puro terreno político nacional --independiente y soberano-- como una buena parte de la oposición política cubana desearía. La tesis anexionista expuesta --analizada sin prejuicios-- debe sin dudas estar en el pareo político futuro, donde --también sin dudas-- la soberanía de la isla igualmente acaparará adeptos. El hecho que la propuesta soberana haya sido “la” justificativa castrista para sus desmanes, de manera ninguna configura complicidad de una patria libre e independiente con los postulados marxistoides de la pandilla fidelista.

Si Cuba obtuvo la independencia de España de manos precisamente de los Estados Unidos a inicios del Siglo XX, no va a ser el infortunio de no haber podido sacudirse el yugo castrista la causa de un re análisis del estatus independiente cubano, por dos razones básicas: primero, el hecho de que la dirección castrista se plegó a la soberanía soviética durante buena parte del fidelato, y que la dictadura cubana siempre estuvo dispuesta a “ceder su soberanía a cualquier país, mientras no fuera a los Estados Unidos” --como bien dijo Jardines en su análisis-- eso no significa que el “destino manifiesto” de Cuba sea la anexión, ya que los deseos y decisiones de Castro no podemos (ni debemos) tomarlas como decurrentes de análisis cuerdos y sensatos.

En segundo lugar, la sociedad cubana demostró --en la primera mitad del siglo XX-- que fue capaz de crear una fuerte cultura nacional cubana, que hizo bailar al mundo todo en la década de los años cincuenta del ese mismo siglo, que sentó las bases de una economía sana y pujante, que inscribió índices sociales capaces de dar envidia a las sociedades más prósperas de su época, que creó un periodismo de primera línea, fuerte y combativo, que experimentó como líder los desarrollos tecnológicos de entonces, con líneas aéreas propias, cadenas nacionales de radio y TV, transmisiones de TV internacionales, TV colorida en todo el país, etc.

De manera que, si bien la cultura inmaterial cubana se ha visto lesionada por la desidia castrista, el pueblo cubano puede superar el trauma con el potencial que ya ha demostrado más que con creces tener. No por casualidad los vientos que corren dentro de Cuba demuestran esa disposición independiente. Hace un par de días leímos un comunicado procedente del interior de Cuba, donde se menciona con orgullo la palabra “derecha” en el terreno político opositor, haciendo además dos importantes salvedades: primera, “no somos disidentes pacíficos”, somos “opositores cívicos” y segundo, “estamos movidos por una ideología de centro derecha”.

Hasta hoy, la palabra “derecha” era usada despectivamente por la dictadura para referirse a los políticos opositores cubanos de Miami, con el adjetivo de “derecha reaccionaria”, queriendo crear una dualidad perniciosa para la oposición al castrismo de los residentes de Miami. Para todos los exiliados cubanos es claro que la oposición de Miami es tan plural como la oposición política de cualquiera de los países latinoamericanos y si en realidad hay una mayoría de opositores de “derecha” es porque dentro de la isla han sido demonizados y no les es permitido el lugar que les corresponde en un panorama político libre, como Cuba siempre tuvo.

El adjetivo “reaccionario” que siempre acompaña a la palabra “derecha” en el metalenguaje castrista, es más aplicable a la izquierda marxista que domina la política cubana de hoy. No hay acciones más “reaccionarias” que el cierre de salas de cine privados dentro de la isla, así como la prohibición de venta de ropa importada a los cuentapropistas, después de haber operado durante meses sin inconvenientes. Son ejemplos más que demostrativos de la real “izquierda reaccionaria” que ordena y manda dentro del régimen militar cubano de los hermanos Castro.

El comunicado opositor a que se ha hecho referencia antes abrazando la “centro derecha” fue firmado por “Antúnez” líder opositor de total prestigio en las filas democráticas cubanas, demostrando dos aspectos que se conjugan: primero, ya la oposición política cubana no está dispuesta a continuar el juego del metalenguaje socialistoide implantado para dominar el terreno de la ideología, perdiéndose el miedo al “fantasma de la derecha”; y segundo, que el viaje de “Antúnez” al mundo libre le dio el necesario parque ideológico que le faltaba dentro de la isla, sometida al confinamiento, no sólo personal, sino también en el terreno de los significados de la fraseología impuesta por la dictadura en el poder para apoyar la opresión.

La satanización de la “derecha” por parte del marxismo en retirada oculta una de las más importantes opciones ideológicas presentes en el futuro de Cuba a la que la isla no puede, de ninguna manera renunciar. En la Cuba republicana, antes del fracaso socialista, la mayoría de los partidos se hacían llamar “revolucionarios”, “radicales”, “socialistas”…, aspecto que desembocó en el fidelato actual, “revolucionario y socialista” de verdad. Ojalá que el fracaso de la izquierda en la práctica social cubana termine de una vez por todas con el mito de que los de izquierda son “los buenos” y la derecha “los malos”, como maniqueamente ha impuesto Castro.

La lucha en Cuba debe ser la de la implantación de un régimen donde se respete la libertad individual, tanto en sentido económico como en sentido político, sean con los partidos de izquierda, de centro o de derecha, con sus derivaciones. Donde se respete el espíritu emprendedor de cada célula social, erradicando la mentalidad centralista-estatista presente hoy. Donde se apoye la iniciativa nacional y no se discrimine la iniciativa y el capital extranjero, pero nunca de manera discriminatoria, como hoy pretende Raúl y sus generales, para repartirse “la piñata de la república” entre amigotes “de la sierra” y parientes cercanos “del partido”.

Para la traición política a los cubanos opositores de todas las tendencias, ya Europa prepara su rendición ante los generales de Raúl, temerosos que la irrupción del capital brasileño dentro e Cuba, incite a Norteamérica a finalmente negociar un estatus de tolerancia con el castrismo. Para ello tenemos que preparar la lucha los cubanos de hoy, porque la Nación cubana, cuando falten los hermanos Castro pedirá cuentas a los verdaderos amigos de su libertad como Nación.

Asistimos con mucha tristeza a la derrota de la “posición común europea”, que se apresura a pactar con el castrato de forma festinada y carente de perspectiva. ¿Será que el proceso de acercamiento al castrismo llega a Estados Unidos (si finalmente llega) de forma más acorde con las necesidades de los cubanos demócratas de izquierda, centro y derecha y no como lo que estamos viendo suceder dentro de la Unión Europea, para bochorno de todos?

Los cubanos no olvidaremos con el tiempo a los que en esta hora definitiva ayuden a oprimirnos.

 

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 

Artículo de Alexis Jardines mencionado, clique aquí

 

 


Última actualización el Sábado, 25 de Enero de 2014 13:54
 
Por qué apoyo ahora el embargo norteamericano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 22 de Enero de 2014 08:24

 

Por MANUEL CASTRO RODRÍGUEZ.-

El profesor marxista argentino Guillermo Almeyra reconoció que en la década del cincuenta Cuba "era el segundo en desarrollo después de la Argentina". Véanse los vídeos que muestran cómo era Cuba en 1958 y la destrucción causada por el castrismo.

Por MANUEL CASTRO RODRÍGUEZ

Los hermanos Castro pretenden hacer creer que los problemas de Cuba se deben al embargo norteamericano, que llaman "bloqueo". Lo cierto es que Cuba depende de EEUU como nunca antes en su historia: Es su quinto socio comercial; su principal suministrador de alimentos y medicamentos; en el año 2012 entre efectivo y bienes el exilio cubano en EEUU envió a la Isla 5.105 millones de dólares; y casi 574.000 personas procedentes de EEUU viajaron a Cuba.

En varios artículos y llamados apoyé el levantamiento del embargo norteamericano. Los hechos acontecidos en el último año y medio me hicieron cambiar de opinión; hace varios meses reconocí públicamente mi error. El amplio reconocimiento internacional al régimen castrista no ha provocado una mejoría en materia de DDHH, todo lo contrario, como lo demuestran las 6.424 detenciones arbitrarias por motivos políticos documentadas el pasado año 2013.

En diciembre se realizaron 850 detenciones arbitrarias y 179 disidentes fueron agredidos físicamente; 153 fueron víctimas de los llamados "actos de repudio" y 153 opositores sufrieron acciones vandálicas. Desde enero de 2010 se han documentado 19.223 casos de personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

En los siete años que lleva Raúl Castro como dictador designado, se han producido más de 200 casos de muertes y desapariciones, de ellos 166 documentados; 15 homicidios extrajudiciales; 86 presos han fallecido por denegación de asistencia médica; 46 presos se han suicidado; y 4 presos fallecieron por huelga de hambre —probablemente la única forma de protesta que les queda a los prisioneros, por los tratos inhumanos y degradantes a que son sometidos: Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar Mendoza, Yordanis Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco.

Desde hace dos años, semanalmente le he informado al Sr. Orlando Márquez Hidalgo, portavoz del cardenal Jaime Ortega Alamino, de las violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo cubano. Y les he enviado copia a Mons. Thomas Wenski —de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos— y a la sección del Vaticano que atiende las relaciones con América Latina. Lo mismo he hecho con el presidente José Mujica y la presidenta electa Michelle Bachelet, y los parlamentarios chilenos, uruguayos y españoles.

A pesar de ello, casi todos los gobernantes de 33 países de América Latina y el Caribe viajarán a Cuba a participar en la cumbre de CELAC —28 y 29 de enero— y darle otro espaldarazo al régimen militar. Lo mismo hará el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que ha sido insultado en varias ocasiones por Fidel Castro; por ejemplo, el 4 de mayo de 2005, Catro dijo de Insulza que "el muy bobito se ha creído que tiene derecho a meterse aquí".

Es obvio que el régimen militar cubano viola sistemáticamente la Carta Democrática Interamericana, pero con todas las validaciones que los gobernantes iberoamericanos y el Vaticano les han dado a los hermanos Castro, no albergo la menor duda de que se llegará a un acuerdo antes que concluya la ampliación del puerto de Mariel, que tiene como punto de mira a EEUU, que por presiones económicas levantará el embargo a Cuba. Esto lo analizaré en otro artículo; mientras tanto, véase este vídeo.

Ni los empresarios extranjeros, ni los empresarios cubanos exilados liderados por Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul —aparentemente dispuestos a llegar a acuerdos incondicionales con Raúl Castro—, y mucho menos los empresarios cubanos de uniforme verde olivo con grados de general, tendrán en cuenta el bienestar de Cuba.

Volveré a apoyar la eliminación del embargo norteamericano cuando el régimen de La Habana libere a todos los presos políticos, enjuicie a los participantes en los llamados "actos de repudio" —en septiembre de 2013 la actriz Ana Luisa Rubio presentó una denuncia en una dependencia policial sobre la brutal golpiza que recibió en su propio hogar, pero no se ha procesado a los denunciados— y al menos cumpla y haga cumplir los artículos 9, 13, 19 y 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Tomado del DIARIO DE CUBA

Última actualización el Lunes, 27 de Enero de 2014 08:34
 
Monseñor de Céspedes PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 13 de Enero de 2014 22:24

Por Andrés Reynaldo.-

Más que ninguno de los obispos que permanecieron en Cuba, más que el cardenal Jaime Ortega y Alamino,  monseñor Carlos Manuel de Céspedes encarnó la contradicción de una Iglesia que estuvo a punto de ser mártir y acabó por ser una amordazada sobreviviente.

La muerte de De Céspedes, y el inminente retiro de Ortega, cierran un ciclo para el catolicismo cubano. Ambos apostaron por preservar a toda costa un papel para la Iglesia frente al dictador que arrasó con sanguinario frenesí una estructura eclesial de cinco siglos. Aquello que se haya salvado para hoy habrá que pesarlo un día contra aquello que se perdió para siempre.

Sería poco elegante aprovechar la muerte de uno para hacer el obituario de dos. Sin embargo, De Céspedes y Ortega son las figuras emblemáticas de una corriente dominante de nuestra Iglesia que, en aras de promover el diálogo con el verdugo, a veces opta por no escuchar a la víctima. Sus defensores aplauden como preservadora estrategia lo que otros condenan, por lo menos, como ligereza.

De Céspedes fue un hombre culto, bonachón y de una insaciable inteligencia. Tenía, además, esa fibra refinadamente lúdica que en algunos cubanos puede seducir como candidez. Bajo el mínimo techo que la dictadura dejó a la Iglesia, hizo en su momento un encomiable esfuerzo por mantener en pie el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Brilló en la caridad y la austeridad. Aunque su escritura no consiguió trascender la gran confusión origenista, debe aplaudirse su persistencia en la palabra de la tradición y los Evangelios.

En el estéril ejercicio de pronosticar el pasado podemos conjeturar la fértil influencia que este hombre hubiera impuesto a nuestra sociedad y a la Iglesia en un marco de plenas libertades. Precisamente, el espectro de esta potencialidad acusa la complacencia que en muchas ocasiones mostró hacia la dictadura. Cualquiera que fueran sus motivaciones o, si prefieren, sus estrategias, no alcanzan a explicar la perversa lógica de algunas de sus acciones.

Se le podía ver en los cócteles oficiales pero nunca se le vio tratando de proteger con la dignidad de la cruz a los opositores pateados por la Seguridad del Estado en el mismo umbral de los templos. En el 2008, publicó en el diario oficial Granma una apología de Ernesto Che Guevara. La primera vez en medio siglo que la opinión de una importante figura católica accedía al órgano de propaganda personal del dictador. Pudo hablar de la Teología de la Liberación o los curas guerrilleros, para citar temas aprobados por la censura. Pero eligió a Guevara, el despótico comandante que presidía entre chiste y chiste los fusilamientos de la crema y nata de la juventud católica.

Al igual que otros muchos intelectuales y artistas investidos de la ortodoxia castrista o disfrazados de heterodoxos, coherentes con el libreto dictatorial tanto en la Isla como en Miami, promovió una fraudulenta reconciliación que exige como premisa despojar a las víctimas de su memoria y, sobre todo, de su razón. Con brutal desenfado, afirmó más de una vez que "el desencuentro" entre la Iglesia y la dictadura (por supuesto, él no decía "dictadura") se debía a un malentendido de "parte y parte".

Su legado es palpable en el lenguaje y la práctica de prelados y laicos dispuestos a acompañar a Raúl Castro en el tránsito de la dictadura sin mercado a la dictadura con mercado. Ahí podemos leer sus finales panegíricos, acarreando el agua de la ambigüedad y la cobardía al molino de unas reformas que, así en su realidad como en su promesa, eleva a la Cuba de Fulgencio Batista a un nostálgico precedente de igualdad, oportunidades y derechos.

Para un católico, el castrismo propone una desgarrada lectura teológica. Por encima de la coyuntura política, Fidel Castro introduce el mal radical en nuestra historia. Una descomunal obra en negro que rebasa quizás nuestra posibilidad de recuperación. La dictadura aniquiló la esperanza del cubano en sí mismo y corrompió sus señas de identidad con la fuerza regresiva propia de un deliberado proyecto de exterminio material y espiritual.

De todas las instituciones cubanas, ante semejante amenaza, la Iglesia estaba llamada a ser piedra de resistencia, manantial de creadora verdad, ejemplo de sacrificio. De Céspedes, Ortega y otros muchos hicieron lo que pudieron para apartarla de ese camino. Algún día sabremos por qué.

Tomado de CUBANET

Última actualización el Martes, 21 de Enero de 2014 09:14
 
ALEXIS JARDINES DESMONTA EN FORMIDABLE ARTÍCULO EL ANDAMIAJE MARXISTO CASTROIDE PARA CUBA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 08 de Enero de 2014 09:32

Por Alexis Jardines.-

¿Qué posibilidades puede tener todavía el marxismo dentro de la cultura cubana? Yo diría que hoy es un espectro, que irá languideciendo cada día un poco más. No veo que en las condiciones de la Cuba actual el marxismo pueda aportar algo culturalmente significativo, sino que actúa, antes bien, como un lastre. Pudiera afirmarse, parafraseando a Ortega y Gasset, que lo que tiene de bueno el marxismo cubano es lo que tiene de cubano, no lo que tiene de marxista.

Y no se tome esto como una manifestación de nacionalismo, sino como el reconocimiento de que el marxismo no logra prender en nuestra cultura y hasta nos impide comprender  lo que sucede hoy a nivel planetario. Por consiguiente, nos las arreglamos mejor sin él. Se avecinan tiempos en que se volatilizará totalmente de nuestras vidas y de nuestras mentes, producto del rechazo natural que experimenta cualquier cuerpo social ante el pensamiento único, sobre todo cuando se trata de dosis tan altas y sostenidas.

Última actualización el Domingo, 19 de Enero de 2014 10:10
 
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