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Artigos: Cuba
A 55 años de un gran embuste PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 31 de Diciembre de 2013 10:11

Por Roberto Álvarez Quiñonez.-

Imaginemos que un madrileño fue de joven a La Habana en 1958, cuando era una de las urbes más atractivas del mundo y el ingreso per cápita de los cubanos duplicaba al de los españoles

Imaginemos que va ahora nuevamente a la capital isleña y, con cuidado para no ser aplastado por un derrumbe o no pisar aguas pestilentes, camina asombrado  por Centro Habana, El Cerro, La Habana Vieja y Vedado, al tiempo que conversa con la gente para ver cómo vive.

Última actualización el Viernes, 03 de Enero de 2014 09:52
 
UN INFAUSTO ANIVERSARIO MAS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 31 de Diciembre de 2013 11:08

Por Robert Solera.-


No vale la pena conmemorar un año más en la casi eterna
tiranía que desgobierna en Cuba. Es como llorar por lo perdido y por lo que un
hostil mundo comprometido en su salvación hace para eternizar el martirio
cubano. Los cómplices no ven que trensan soga para sus pescuezos o ¿si lo saben?
y no obstante en su hilar y deshilar avanzan hacia el precipicio en sus propios
países.
Incluso EEUU enfrascado en una lucha sorda –unos en pro de
la democracia y otros en tratar de minarla-- en la creencia que el socialismo,
al estilo europeo es la solución a problemas que no son en realidad tan
apremiantes. No ven o no quieren ver que la solución no es repartir lo que
algunos tienen –-según ellos en demasía—y si en el aumento de la riqueza
producida con un trabajo honrado bien remunerado que a la larga produce riqueza
general para todos en la sociedad que los produce.
Esos cantos de sirena adormecieron a los cubanos –incluido el
que escribe—y tratando de arreglar lo que no estaba roto, dimos paso a algo que
los 55 años en el poder de los ‘camaradas’ nos han convencido que salimos de
Guatemala para meternos en Guatepeor.
Sólo un pueblo cegado por la ilusión pudo cambiar la imperfecta
Cuba por otra nación que se ha convertido en la limosnera mundial, buscando que
el propio ‘enemigo’ EEUU le saque las castañas del fuego mientras públicamente
lo maldice, critica e insulta aunque en privado añora que la dependencia de años
idos vuelva, corregida y aumentada. 
Los problemas de Cuba, Raúl Castro los quiere discutir con
el ‘enemigo’ cuando debiera pensar que sus problemas son locales y que con
quien tiene que discutirlos es con los cubanos, exiliados o no.
Pero el tan cacareado Platismo ha hecho irrupcion en las
altas esferas de la Nomenclatura cubana y sin admitirlo regresan a la antigua
dependencia,
primero de EEUU, luego de la difunta URSS, luego de Venezuela y en circulo en redondo
regresa 55 años después a una casi dependencia absoluta de los Americanos a la
vez que le vende ‘el cuarto y los muebles’ a toda nación que diga quiere
invertir en Cuba. Sea Brasil, China e incluso la teocracia iraní.
Aquellos polvos revolucionarios de los cuales tanto se
enorgullecieron hoy se han transformado en lodos colaboracionistas a todos los
niveles. 
Se decia “aqui se podrá meter la pata pero nunca se podrá
meter la mano” y hoy Cuba está habitada por Alí Babá y –no sus 40 ladrones—sino
miles de la banda otrora ‘liberadora’.
Hoy la nación se desmorona no solamente materialmente sino aún
más importante moralmente y me viene a la mente lo que decía José Marti a
Enrique Collazo en su respuesta a la carta que este último le envió por su
discurso “Con todos y por el bien de todos” donde aludía al libro de Ramón Roa
–abuelo
de Raul Roa Garcia , “A Pie y Descalzo”: “…"¿O
nos ha de echar atrás el miedo …,; el miedo a andar descalzo, que es un modo de
andar ya muy común en Cuba, porque entre los ladrones y los que los ayudan, ya
no tienen en Cuba zapatos sino los cómplices y los ladrones? 
Última actualización el Martes, 31 de Diciembre de 2013 11:56
 
El Marxismo Capitalismo Oportunismo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 20 de Noviembre de 2013 09:15

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Hoy la oposición marxista abre fuego contra “la derecha de Miami” y los “lacayos del imperio”. Los “viejos tiempos” acabaron. La decisión de Raúl Castro de encabezar la transición cubana hacia el capitalismo, además de ser de un cinismo sin paralelos, ha multiplicado repentinamente el campo opositor con un grupo destacado de marxistas-capitalistas-oportunistas

 

El Marxismo Capitalismo Oportunismo

Jorge Hernández Fonseca

17 de Noviembre de 2013

Han comenzado a deslindarse los campos dentro de la oposición política cubana. A pesar de diversa y plural, cierta oposición al castrismo se ha tornado --más que la oposición a una dictadura totalitaria, como era hasta hace muy poco tiempo-- en una oposición a ‘ciertas líneas’, ‘determinadas figuras’ y ‘algunas decisiones’, por la presencia y el peso de los “opositores marxistas” que han engrosado la membrecía “opositora” de manera emergente y rampante.

Los pupilos del marxismo, con su carga intelectual y académica –disociados siempre de la práctica social, la que detestan por haberlos rechazado siempre-- quieren monopolizar ahora el campo opositor cubano. ¿Dónde estaban estos marxistas durante la guerra civil de los años 60 del siglo pasado, que nos dejó 10 mil fusilados y entre 300 y 400 mil presos políticos? Seguramente eran “milicianos” que engrosaron gustosamente las tropas de la lucha contra “bandidos”, para combatir miles de héroes campesinos que se alzaron en armas a lo largo y ancho de la geografía cubana, para evitar con su lucha que el comunismo triunfara en la isla.

Hay momentos que marcan épocas históricas en el recuento de los pueblos. Hasta hace muy poco tiempo la oposición política cubana --profusa en organizaciones y partidos-- mantenía cierta coherencia cuando enjuiciaba otras líneas políticas, también opositoras, pero adversarias en el campo de las organizaciones. Era la época que Miami era considerado unánimemente el núcleo opositor más prestigioso en su compromiso anticastrista y se mantenía el principio de no atacar a otros opositores adversarios, convencidos de que “el único enemigo era el castrismo”. Hoy la oposición marxista abre fuego contra “la derecha de Miami” y los “lacayos del imperio”.

Los “viejos tiempos” acabaron. La decisión de Raúl Castro de encabezar la transición cubana hacia el capitalismo, además de ser de un cinismo sin paralelos, ha multiplicado repentinamente el campo opositor con un grupo destacado de marxistas-capitalistas-oportunistas, que sabiendo del fracaso socialista, estiman que es debido a que “ni Fidel ni Raúl son marxistas de verdad” y quieren implantar en la isla “otro tipo de socialismo”, como si Cuba fuera un tubo de ensayos.

Dicho lo anterior, se entiende que ha llegado el momento de los opositores “ideológicos al castrismo” situarnos en una posición definida de combate de ideas, tanto contra la dictadura que destruyó nuestro país como contra los “nuevos opositores marxistas” que luchan por hacer otros “experimentos de ingeniería social” con la misma ideología fracasada de la dictadura, pero “de otra manera”. Ellos por marxistas nos desprecian y nos consideran “enemigos del pueblo”.

La mayoría de los opositores cubanos habíamos respetado gasta hoy un pacto no escrito de postergar hasta la derrota política de la dictadura (porque la derrota ideológica es un hecho) la lucha pública entre organizaciones opositoras, en la seguridad de que el marxismo era el “enemigo común”. Ya no es así. Los marxistas pretenden capitalizar el campo opositor a sabiendas que los generales de Raúl necesitan de “partidos marionetas” durante la transición al capitalismo de estado y esperan --por ser marxistas-- resultar “seleccionados” por la dictadura para iniciar el juego político dentro de Cuba, debido a la imposición que le hará Obama a Raúl.

El reciente encuentro del presidente norteamericano con dos disidentes cubanos --entre los más conocidos del espectro opositor-- se ha constituido en fuente de desavenencias, incluso entre los opositores tradicionales al castrismo. Alguno de ellos ha ‘llamando la atención’ para que “nadie se tome el derecho a representar a la oposición cubana”, lo que lejos de colaborar con la solución de nuestro drama, lo que hace es resaltar los puntos que nos separan y refuerza el criterio de los ‘gobiernos amigos’ sobre nuestra incapacidad endémica de consensos.

Gústenos o no –actualmente-- la problemática cubana se encamina a la intervención de las potencias extranjeras (de manera no militar) –por ventura del pueblo cubano-- presionando al castrismo --envejecido y en franca retirada-- para hacer “cierta apertura política” en paralelo con su apertura económica, si es que realmente pretende “hacer negocios” con esas potencias.

El encuentro del presidente Obama con Fariñas y Soler realmente marca un hito histórico en el sendero de los cambios que se producirán dentro de Cuba. Ese encuentro es el atisbo público de un guión acordado previamente entre EUA y Brasil. En efecto, el gobierno izquierdista de Brasil, cuando era encabezado por Lula da Silva, 8 años atrás, se colocó --autorizado por los hermanos Castro-- en la posición de intermediario entre EUA y la Cuba castrista, procurando una incorporación “plena” de la isla en el concierto latinoamericano. Para ello, negoció con Obama ofrecer a Cuba una “tabla de salvación económica” que estuviera parcialmente en manos norteamericanas, para darle seguridades. Brasil invertiría más de mil millones de dólares en un Puerto cubano proyectado para el comercio y los negocios directos con Estados Unidos.

La decisión de Obama de recibir dos destacado disidentes cubanos no obedece a una decisión elaborada solamente por Más Santos y el presidente de EUA, es --sobre todo-- parte de un plan mayor que implicará una apertura política castrista dentro e la isla, inserido dentro de lo cual estuvo la autorización para viajar y regresar a su país los opositores políticos al castrismo. Cuando Obama dice que “se han notado cambios en Cuba y es necesario rever la política de EUA hacia la isla” hay que ver detrás de esa opinión también –y sobre rodo-- un trabajo de coordinaciones del Brasil, interesado doblemente en “entrar” a Cuba con sus negocios, para comerciar desde allí con Estados Unidos, por un lado, y por otro, resolver “el problema cubano”, políticamente significativo para la estrategia izquierdista brasileña en Latinoamérica.

La distención política dentro de la isla –incluso cuando sea inicialmente amañada con organizaciones títeres-- resulta, tanto para EUA como para Brasil, en ventajas evidentes. Para EUA representa frenar la entrada de capital español y de terceos países en Cuba, que hasta ahora sustituyen a EUA con sus inversiones. Para Obama representa llevarse el galardón de ser el presidente norteamericano que “resolvió” la situación cubana. Para Brasil representa posicionar una plataforma productiva brasileña dentro e la isla y así comerciar desde esa plataforma los productos brasileños que ahora no puede negociar. Y representa además contar con la Cuba “reformada” como aliada izquierdista en el concierto latinoamericano de naciones.

En este contexto, ¿cuál debe ser el papel de la oposición no marxista en el campo político que se proyecta a corto y mediano plazo, en la seguridad que la oposición marxista de alguna manera va a aprovechar la “oportunidad” para formar parte del “capitalismo de Raúl y sus generales”? es una pregunta que en la actualidad tiene varias respuestas: Una, la acción beligerante, que por medios de todo tipo consiga barrer con la dictadura actual y sus legados. Otra, la continuación de la lucha en el campo de las ideas, con el aprovechamiento de las ventajas que se le consiga arrancar al castrismo durante el proceso de apertura. Una tercera, la conformación de un “Caucus Cubano” en el Congreso de EUA, que presione para una política acorde a los intereses democráticos cubanos no marxistas, entre otras alternativas posibles.

Personalmente no veo como excluyentes las líneas genuinamente opositoras que se han presentado, excepto desde luego la solución marxista de aceptar cierto papel dentro de organizaciones títeres que ayuden al castrismo en sus planes para eternizarse. Creo que hay campo para todas las otras líneas, presionando siempre para que la apertura obligada que el castrismo tendrá que hacer en este futuro inmediato, con vistas a poder entrar en la isla con nuestro mensaje, bien sea personalmente (Martí viajó a Cuba cuando el colonialismo se lo permitió) o a través de Internet y/o de otros medios de prensa (radio y TV opositoras), sumado a aquellos que consigan con sus prédicas que la población cubana salga a las calles de la isla a escenificar un nuevo “Maleconazo” a nivel nacional, para que no cejen en su empeño.

Está llegando la “hora de la verdad” para eliminar el sufrimiento de la Nación cubana, si bien sería de manos de las grandes potencias. De los opositores honestos depende que no sea eternizando el castrismo en el futuro de la Nación cubana. Con el conocimiento de causas y compromisos, nuestro porvenir se escribirá solamente si continuamos luchando, ahora no sólo contra la dictadura que nos oprime, sino además contra la quinta columna marxista que se ha impostado en la oposición, intentando conducir de nuevo la sociedad cubana de regreso al ya derrotado campo marxista, con su carga discriminatoria, oportunista, atea y falta de escrúpulos.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Martes, 10 de Diciembre de 2013 09:18
 
Castro. El decano de los dictadores PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 31 de Diciembre de 2013 11:57

Por Pedro Corzo.-

No es para sentirse orgulloso, todo lo contrario, desuela decirlo, pero quizás la mejor manera de superar una realidad traumática es reconocer la responsabilidad individual y colectiva, e iniciar una cruzada que conduzca a la redención.

En los tiempos modernos no ha habido un gobernante que haya ejercido el poder por más años que Fidel Castro. Cuarenta y nueve para ser exacto.

El más próximo al tirano caribeño ha sido el autócrata de Corea del Norte, Kim IlSung, que controló su país por cuarenta y seis años. Kim fue quien instauró las dinastías en el mundo comunista, que los Castro no tardaron en imitar.

Los otros dictadores comunistas de que se le acercaron fueron Mao TseTung de la República Popular China, 27 años y  José Stalin, Unión Soviética por 31, aunque hay que tener en cuenta que Josep Broz, "Tito" mandó en Yugoslavia  la friolera de 35 años, y hasta se declaró presidente vitalicio.

Sin duda que una lista de los autócratas más longevos en el poder sería demasiado extensa, pero no se pueden pasar por alto a tres dictadores que fueron muy aliados del tirano cubano, el libio Muammar Gaddafi, 41 años, en Irak, Saddan Hussein, 24 y Hafez al-Assad, en Siria, 29 años.

Otro aliado del dictador cubano fue Sukarno quien impuso su voluntad en Indonesia por 22 años

En la África Negra, Fidel Castro cuenta con autócratas que esperan romper su record.

Por ejemplo Teodoro Obiang  Nguema Mbasogo de Guinea Ecuatorial que lleva en el poder 34 años y que sucedió a otro dictador de larga data Francisco Macías Neguema, otros aliados del castrismo que aspiran a superar al mentor, son José Eduardo dos Santos de Angola 34 años y Robert Mugabe  que de héroe de la independencia de Zimbabue mutó a cruel dictador que a sangre y fuego se ha mantenido gobernando por 26 años, aunque ninguno alcanza los 35 que lleva haciendo su voluntad en Camerún, Paul Biya y menos aún los 42 años que gobernó en Gabón,  Alhaji Omar Bongo Ondimba.

El despotismo no es potestad de los comunistas ni de nazi o fascista. Los autócratas responden más a sus intereses que a ideologías, por eso cuando llegan al poder por la fuerza o legítimamente no quieren abandonarlo.

Entre los muchos ejemplos, están ChianKai-sheck, que mandó en la China continental poco más de cinco años, pero después se estableció en la República China, Taiwán, por otros veintiséis.

El gobernante de Bahréin por más de 39 años ha sido Khalifaibn Salman Al Khalifa, también la República de Yemen tiene en esta deshonrosa lista a su representante,  Ali Abdulá Saleh quien dirigió los destinos del país por 22 años, aunque anteriormente había gobernado por doce y al igual que el tunecino Zine El Abidine Ben Al, 24 años, sucesor de Habib Bourguiba, quien mandó por tres décadas.

América Latina no se queda atrás. Tiene su lista de déspotas sangrientos que actuaron como dueños de vidas y haciendas. Consideremos solo los del pasado siglo y el presente, pero antes un vistazo a la península ibérica donde encontramos a Francisco Franco quien gobernó con mano de hierro a España por 36 años y el portugués Antonio Oliveira Salazar por igual cantidad de tiempo.

Después de Fidel Castro el decanato de los dictadores de América lo ostenta el desaparecido Alfredo Stroessner de Paraguay quien gobernó por 35 años. El déspota cubano se encontraba en Caracas, invitado a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, 1989, cuando conquistó tan triste distinción.

A Stroessner le sigue el venezolano Juan Vicente Gómez, 27 años, y el mexicano Porfirio Díaz, que aunque de manera intermitente gobernó a su país por 31 años, el mismo periodo de tiempo que su par dominicano, Rafael Leónidas Trujillo, uno de los pocos dictadores ajusticiado en el poder por un sector del pueblo que victimizaba.

También fueron dictadores Augusto Pinochet Chile, 17 años y Omar Torrijos de Panamá, 13.

Faltan muchos pero no es posible enumerarlos a todos, aunque si es obligado referirse a dinastías como la de los Duvalier en Haití,  Françoise 14 años y Jean Claude, 15 años, y la de los Somoza en Nicaragua, 45 años, solo superada por la dinastía impuesta en Cuba que pronto arribara a los 55 años.

Todos los déspotas tienen un denominador común, creen en la fuerza y le rinden culto y violentan los derechos ciudadanos causando muerte y desolación.

Sin embargo a diferencia de algunos de estos dictadores el decano Fidel Castro, usurpó todos los poderes del estado cubano. Dispuso de la vida y hacienda de cada ciudadano. Dividió a la sociedad. Condujo a la muerte a miles de personas. Destruyó los valores sobre lo que se sustenta la nación. Acabo con la esperanza e instituyo la doble moral.  La herencia que recibe el pueblo cubano del castrismo es desoladora,  no hay comparación con el legado de otros dictadores que ha sufrido el hemisferio.



Pedro Corzo

Periodista

 
Raúl Castro quiere conversar con EUA. Un análisis PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 22 de Diciembre de 2013 23:56

 

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Estados Unidos debería responder a Raúl Castro que “no le interesa el régimen político que se quieran dar los cubanos, que lo que interesa es que sea todo el pueblo cubano --de dentro y fuera de la isla-- quienes lo decidan y no únicamente Raúl Castro, que nunca fue electo de forma democrática en la isla, como lo sí han sido los gobernantes del resto de Latinoamérica”.


Raúl Castro quiere conversar con EUA. Un análisis

Jorge Hernández Fonseca

22 de Diciembre de 2013

Una vez más el dictador sustituto cubano ofrece “conversaciones” directas a Estados Unidos y otra vez más lo hace de manera equivocada. Estados Unidos no tiene por qué estar interesado en discutir el sistema político cubano, aspecto que en la propuesta de Raúl Castro se impone como una precondición. Lo que probablemente le interesa a Estados Unidos es lo mismo que le interesa al pueblo de Cuba: que todos los ciudadanos participen del sistema de gobierno de la isla, de la misma forma que lo hace el resto de América Latina, a cuya esfera pertenece Cuba.

Realmente no sé cómo va a reaccionar oficialmente el gobierno norteamericano ante esta propuesta rauliana de conversaciones en la cual se incluyen precondiciones que probablemente nada tienen que ver con el interés de Estados Unidos. No es que la potencia del Norte le exija al dictador cubano uno u otro régimen político. Lo que muy probablemente le interesaría a EUA es la seguridad de que en Cuba haya respeto por la opinión de todo el pueblo y no de una minoría --el partido comunista cubano-- que gobierna sin libertades contra todo su pueblo.

La dictadura de una élite (el partido comunista es declaradamente elitista, en base a su condición de vanguardia mínima que dirige a todo el pueblo, según rezan sus propios estatutos) y es eso lo que no es posible admitir, no por parte de los Estados Unidos, sino por el resto de la población de la isla, inerme ante una dictadura militar autoritaria. Argumentos como el de Raúl Castro ya había sido usando antes por los líderes del “apartheit” en Sudáfrica, que insistían a la comunidad internacional para admitir su régimen de oprobios, basado en la misma razón que ahora esgrime el dictador sustituto cubano: “hay que respetar nuestras opciones (dictatoriales)”.

Detrás de esta propuesta de Raúl Castro está Brasil, insistiendo en la necesidad de una “distensión” para que EUA levante el embargo económico sobre Cuba y comiencen los negocios del comercio entre Cuba y EUA usando el Puerto del Mariel. Allí los brasileños han enterrado más de mil millones de dólares para intentar favorecer la dictadura castrista. Lógicamente que no habrá negociaciones con estas precondiciones y Brasil tendrá que asimilar el golpe que significa haber entregado a la dictadura cubana un dinero que no recuperará, ni ahora con Raúl imponiendo condiciones, ni después, cuando la dictadura ya no exista más.

Hay una alternativa sobre la mesa que Brasil puede usar en sus contactos con la dictadura cubana: el Movimiento Cristiano de Liberación, MCL, ha propuesto un plebiscito para consultar a toda la población cubana (no a Estados Unidos, como erróneamente hace Raúl Castro) si quiere continuar bajo la bota de los hermanos Castro, o si quiere libertad en todos los órdenes.

Estados Unidos debería responder a Raúl Castro que “no le interesa el régimen político que se quieran dar los cubanos, que lo que interesa es que sea todo el pueblo cubano --de dentro y fuera de la isla-- quienes lo decidan y no únicamente Raúl Castro, que nunca fue electo de forma democrática en la isla, como lo sí han sido los gobernantes del resto de Latinoamérica”.

Una opción está en las manos del actual gobierno brasileño: convencer a los hermanos Castro de que Cuba no es una hacienda propia, sino una República donde sus ciudadanos tienen el derecho a ser consultados. Brasil debería promover ante ambos dictadores –el sustituto y el real-- la necesidad de una consulta popular, universal, libre y supervisada: un plebiscito.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Lunes, 30 de Diciembre de 2013 10:08
 
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