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Artigos: Cuba
Castro. El decano de los dictadores PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 27 de Diciembre de 2013 20:24

Por Pedro Corzo.-

 

No es para sentirse orgulloso, todo lo contrario, desuela decirlo, pero quizás la mejor manera de superar una realidad traumática es reconocer la responsabilidad individual y colectiva, e iniciar una cruzada que conduzca a la redención.

En los tiempos modernos no ha habido un gobernante que haya ejercido el poder por más años que Fidel Castro. Cuarenta y nueve para ser exacto.

El más próximo al tirano caribeño ha sido el autócrata de Corea del Norte, Kim IlSung, que controló su país por cuarenta y seis años. Kim fue quien instauró las dinastías en el mundo comunista, que los Castro no tardaron en imitar.

Los otros dictadores comunistas de que se le acercaron fueron Mao TseTung de la República Popular China, 27 años y  José Stalin, Unión Soviética por 31, aunque hay que tener en cuenta que Josep Broz, "Tito" mandó en Yugoslavia  la friolera de 35 años, y hasta se declaró presidente vitalicio.

Sin duda que una lista de los autócratas más longevos en el poder sería demasiado extensa, pero no se pueden pasar por alto a tres dictadores que fueron muy aliados del tirano cubano, el libio Muammar Gaddafi, 41 años, en Irak, Saddan Hussein, 24 y Hafez al-Assad, en Siria, 29 años.

Otro aliado del dictador cubano fue Sukarno quien impuso su voluntad en Indonesia por 22 años

En la África Negra, Fidel Castro cuenta con autócratas que esperan romper su record.

Por ejemplo Teodoro Obiang  Nguema Mbasogo de Guinea Ecuatorial que lleva en el poder 34 años y que sucedió a otro dictador de larga data Francisco Macías Neguema, otros aliados del castrismo que aspiran a superar al mentor, son José Eduardo dos Santos de Angola 34 años y Robert Mugabe  que de héroe de la independencia de Zimbabue mutó a cruel dictador que a sangre y fuego se ha mantenido gobernando por 26 años, aunque ninguno alcanza los 35 que lleva haciendo su voluntad en Camerún, Paul Biya y menos aún los 42 años que gobernó en Gabón,  Alhaji Omar Bongo Ondimba.

El despotismo no es potestad de los comunistas ni de nazi o fascista. Los autócratas responden más a sus intereses que a ideologías, por eso cuando llegan al poder por la fuerza o legítimamente no quieren abandonarlo.

Entre los muchos ejemplos, están ChianKai-sheck, que mandó en la China continental poco más de cinco años, pero después se estableció en la República China, Taiwán, por otros veintiséis.

El gobernante de Bahréin por más de 39 años ha sido Khalifaibn Salman Al Khalifa, también la República de Yemen tiene en esta deshonrosa lista a su representante,  Ali Abdulá Saleh quien dirigió los destinos del país por 22 años, aunque anteriormente había gobernado por doce y al igual que el tunecino Zine El Abidine Ben Al, 24 años, sucesor de Habib Bourguiba, quien mandó por tres décadas.

América Latina no se queda atrás. Tiene su lista de déspotas sangrientos que actuaron como dueños de vidas y haciendas. Consideremos solo los del pasado siglo y el presente, pero antes un vistazo a la península ibérica donde encontramos a Francisco Franco quien gobernó con mano de hierro a España por 36 años y el portugués Antonio Oliveira Salazar por igual cantidad de tiempo.

Después de Fidel Castro el decanato de los dictadores de América lo ostenta el desaparecido Alfredo Stroessner de Paraguay quien gobernó por 35 años. El déspota cubano se encontraba en Caracas, invitado a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, 1989, cuando conquistó tan triste distinción.

A Stroessner le sigue el venezolano Juan Vicente Gómez, 27 años, y el mexicano Porfirio Díaz, que aunque de manera intermitente gobernó a su país por 31 años, el mismo periodo de tiempo que su par dominicano, Rafael Leónidas Trujillo, uno de los pocos dictadores ajusticiado en el poder por un sector del pueblo que victimizaba.

También fueron dictadores Augusto Pinochet Chile, 17 años y Omar Torrijos de Panamá, 13.

Faltan muchos pero no es posible enumerarlos a todos, aunque si es obligado referirse a dinastías como la de los Duvalier en Haití,  Françoise 14 años y Jean Claude, 15 años, y la de los Somoza en Nicaragua, 45 años, solo superada por la dinastía impuesta en Cuba que pronto arribara a los 55 años.

Todos los déspotas tienen un denominador común, creen en la fuerza y le rinden culto y violentan los derechos ciudadanos causando muerte y desolación.

Sin embargo a diferencia de algunos de estos dictadores el decano Fidel Castro, usurpó todos los poderes del estado cubano. Dispuso de la vida y hacienda de cada ciudadano. Dividió a la sociedad. Condujo a la muerte a miles de personas. Destruyó los valores sobre lo que se sustenta la nación. Acabo con la esperanza e instituyo la doble moral.  La herencia que recibe el pueblo cubano del castrismo es desoladora,  no hay comparación con el legado de otros dictadores que ha sufrido el hemisferio.



Pedro Corzo

Periodista

Última actualización el Viernes, 27 de Diciembre de 2013 20:29
 
e-mail al Comandante: Cual es la de Raúl? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:32

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Comandante:

Con el mayor respeto, ¿qué le pasó al come’mierda de Raúl? ¿Él no sabía que lo estaban filmando de la cabeza a los pies? Eso le pasa a Ud. por confi’ao. Yo se lo había dicho antes, los generales de Raúl le están pegando los tarros con lo’jamericanos. Después no me diga que no sabía ná. Ya está más que claro: manitos y hablaíto bajito.

e-mail

Jorge Hernández Fonseca

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Sent: Miércoles, 11 de Diciembre de 2013

Subject: “¿Cual es ‘la’ de Raúl?”

Comandante:

Con el mayor respeto, ¿qué le pasó al come’mierda de Raúl? ¿Él no sabía que lo estaban filmando de la cabeza a los pies? Eso le pasa a Ud. por confi’ao. Yo se lo había dicho antes, los generales de Raúl le están pegando los tarros con lo’jamericanos. Después no me diga que no sabía ná. Ya está más que claro: manitos y hablaíto bajito.

La cosa quedó más evidente cuando el vocero de la Casa Blanca, sin nadie preguntárselo dijo que “el encuentro fue casual y que no había sido preparado”. Como si no hubiera un poco de inteligencia fuera la Casa Blanca. Ahora imagínese Comandante, lo que debe haberse sellado con ese estrechón de manos, ni ‘el pinto de la paloma’ lo sabe.

Otra cosa que me llamó la atención es que Raúl estaba justamente al lado de la presidenta del Brasil, la misma que gestiona con lo’jamericanos el levantamiento del bloqueo, pa’poder Raúl negociar con ellos usando el puerto del Mariel, que también es un negocio brasileño y un ‘camarón de goma’ pa’que Obama se embulle y perdone a Raúl.

¡A mí no me jode nadie! To’eso estaba prepara’o para dar un showcito, precisamente en el funeral de Mandela, que tuvo de fondo el perdón y la reconciliación, cosa en la que insistieron todos los periódicos del mundo. Ahora Comandante, tiene que llamar a Raúl a ‘lo cortico’, porque si la cosa sigue así, va a venir el ejército americano a cogerlo preso a Ud. y montarlo en un camión con una buena soga en el pescuezo pa’llevárselo pa’donde no se sabe donde y su vida no va’valer ni un ‘kilo prieto’. Así que ¡cuídese mucho!

La bronca suya con Raúl tiene que ser de ‘ampanga’. Algo parecido sucede en el exilio. Los cubanos de ‘acá fuera’ han criticado mucho a Obama por haber estrechado la mano de Raúl, precisamente el día de los Derechos Humanos. Supe que Ud. había mandando a aumentar la represión ‘a palo limpio’ contra las manifestaciones de los disidentes dentro de la isla, precisamente pa’contrarrestar el encuentro de Raúl con Obama.

Por todo eso le recomiendo que esté muy alerta, ya que las cosas se han puesto más difíciles pa’Ud. Fíjese que no es lo mismo “Obama darle la mano a Raúl como señal de querer levantar el “bloqueo” al país y comerciar por el puerto de Mariel a espaldas suyas”, que “Raúl darle la espalda suya a Obama, como señal de quererse ir del país por el puerto de Mariel” ¡Mucho ojo en adelante con esas pretensiones de Raúl!

Su víctima.

Ciudadano de Segunda.

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:35
 
LOS CUBANOS ENTRE LA HEGEMONIA Y LA DEPENDENCIA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:26

Por Pedro Corzo.-

La historia de la Cuba republicana  se caracterizó por  la inestabilidad y las ambiciones de poder de grupos políticos que las más de las veces respondían a designios muy propios, y no a proyectos en los que el país fuera la prioridad, aunque es justo afirmar que Cuba no era una excepción en el hemisferio.

Los países del continente en su recorrer republicano han sufrido severas convulsiones de carácter social y político, y la  mayor de las Antillas era una más entre sus iguales.

El país, al igual que el resto de América, proyectó mucho de su hacer alrededor de figuras notables que en muchas ocasiones eran caudillos que confundían sus  agendas personales con las nacionales, como fueron los casos entre otros, de José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Fulgencio Batista, y otros, pero tampoco faltaron a la nación verdaderos patriotas que hicieron todo lo posible por concretar una sociedad justa y democrática

Líderes políticos de la oposición y gobiernos, fueron en ocasiones promotores de intervenciones o mediaciones de parte de Estados Unidos en la política cubana.

El primer presidente, Don Tomas Estrada Palma propició una intervención de Estados Unidos, otros mandatarios siguieron sus pasos, por lo que es probable que las mediaciones e intervenciones estadounidenses generaran en algunos sectores políticos del pasado y del presente, la placentera convicción de que siempre sería posible recurrir a un factor extranjero para que le sacaran las castañas del fuego.

A pesar de la actitud de ciertos políticos la mayoría del pueblo cubano era nacionalista, convicción que se acentuó durante el segundo gobierno de Gerardo Machado, particularmente en el sector estudiantil, protagonista clave en el fin del mandato del general de la independencia.

A principios de los años 30, se agudizó la espiral de violencia que vivía el país y el régimen de Machado, que había disfrutado del apoyo y simpatías de Washington, empezó a convertirse en un aliado no deseado para este.

En el mes de marzo de 1933  el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosvelt, designó  a Summer Welles, embajador en Cuba y enviado especial, iniciándose la conocida "Mediación", que fue respaldada por un amplio sector de la oposición, sin embargo la caída del General inició en el país un proceso nacionalista sin precedentes.

Es indiscutible que estas mediaciones e intervenciones de Estados Unidos  crearon  en ciertos sectores políticos una relativa dependencia.

Para estos sectores el apoyo externo posibilitaba, según el caso, evadir compromisos, catapultarse en la lucha por el poder o en la conservación del mismo. Aparentemente consideraban posible conjugar los intereses foráneos con los nacionales y personales.

Fulgencio Batista, después de concluido el gobierno de Grau San Martín, se convirtió en el verdadero poder en la isla y en 1940, por medio de unas elecciones, legitimó su poder en el marco de una nueva constitución.

Batista retornó al gobierno en 1952 por medio de un golpe militar. Las relaciones con Estados Unidos fueron excelentes, hasta que Washington decidió retirarle su confianza.

En 1959, Fidel Castro instaura en la isla la dictadura más cruenta que haya padecido el hemisferio, internacionalizándola al subvertir el orden político en el continente e iniciar una política hostil contra Estados Unidos.

El padrinazgo de la Unión Soviética a Castro fue un factor determinante para que sectores de la oposición procuraran la ayuda de Estados Unidos, que afectado en sus intereses económicos y políticos, no dudó en prestar su apoyo.

Cuba se transformó en satélite de la URSS y en su plataforma política y militar en el continente. Bases de submarinos y espionaje electrónico y de cohetes balísticos con capacidad nuclear. Más de cincuenta mil militares soviéticos estuvieron desplazados en suelo cubano.

No obstante la dependencia de La Habana de Moscú sirvió al castrismo para adquirir una clientela política propia, y desarrollar un proyecto hegemónico, que aunque dependiente del soviético, tuvo sus propios perfiles, factor que posibilitó entre otros componentes, la sobrevivencia del castrismo después de la caída del Kremlin, la creación del Foro de Sao Paulo y el apoyo logístico para el surgimiento y desarrollo de las dictaduras institucionales del inexplicable socialismo del Siglo XXI.

Pero si el castrismo continúa atentando contra las democracias del hemisferio, quienes se le oponen no han cesado en su compromiso de combatirlo más allá de los resultados.

En la isla, a pesar de más de cinco décadas,  la confrontación de los hombres libres contra la voluntad esclavista de régimen persiste y en el exterior, los exiliados continúan dando muestras de su compromiso con la democracia, y como si fuera poco, en numerosas ocasiones han logrado vincular  la causa que les inspira con los intereses nacionales e internacionales del país que les acoge.

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Pedro Corzo

Periodista

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 23:31
 
“Mister presidente, my name is Raúl Castro…” PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 20 de Diciembre de 2013 09:59

Por: Karel Becerra.-

El encuentro entre Raúl Castro y Barack Obama no fue casual. Obama sabía quiénes estaban presentes y por ello su discurso fue claro: “muchos lideres hablan de la solidaridad de Madiba y su lucha por la libertad, pero no toleran lo mismo para su propio pueblo”. Esas palabras estaba dirigidas al puñado de dictadores que se sabía estarían presentes. De seguro que las negociaciones previas, principalmente de parte del equipo de ceremonias de Obama fueron rigurosas pues todos saben que un encuentro, una foto, significa mucho. No contaban con que Raúl Castro quería esa foto, estaba desesperado por esa foto, pues sería su única oportunidad y quizá la última.

El lugar por donde subiría el presidente de los Estados Unidos era un detalle conocido de antemano por los anfitriones, a quien quizá, haciendo uso de su prolongada amistad, acudió Castro a fin de situarse en medio del camino. Con el lugar elegido, necesitaba “algo” o alguien para llamar la atención. A fin de cuenta Raúl siempre necesito de su hermano Fidel para llamar la atención sobre él.

La elección fue tener a su izquierda a Dilma Rousseff como parte de esa estrategia. Es claro que Obama estaría atraído por acercarse a Dilma debido a los roces que han tenido por las actividades de espionaje de público conocimiento. Se accionaron entonces los intereses económicos que mantiene el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) en Cuba y la estrecha amistad de Lula con los hermanos Castro. A fin de cuenta, mil millones de dólares invertidos en el Puerto del Mariel, valen la pena. Por ello no podemos dudar en absoluto que Raúl pidió a Lula que le tirara un cabo y lo dejara ponerse al lado de la elegida por Lula a sucederlo en la presidencia. Quizá Dilma cedió de mala gana y por ello esos labios apretados, mirada perdida, como resignada a perder el protagonismo.

Puesto todo en contexto, Raúl preparó su presentación, como la famosa fábula de quien vende su plan de negocios en el ascensor, luego de encontrar al CEO de la compañía. Claro, esta fábula urbana está planteada en 30 segundos, y Castro tuvo unos miserables 6 segundos, a lo sumo 7. Esto lo obligó a, como me dijo un cubano, “oye, lo atrabancó y no lo soltaba”. Pues así es, como el insoportable que te saluda tomando la mano, y no la suelta.

Así estaba Raúl, atrabancando al presidente de los Estados Unidos, y en su apuro por llamar la atención alcanzó a decir “Mister president, my name is Raúl Castro…”. Intentó continuar con su frase, pero ante la evidente sorpresa de Obama tuvo que señalarse el pecho como diciendo “¿Yo, yo, soy yo, no me reconoce?”.

No voy a defender a Obama o a quien en su equipo de ceremonias permitió el encuentro entre el dictador y un presidente democráticamente elegido. Pero es muy claro que Obama, apurando el paso dos segundos después, estaba mirando a la siguiente en la fila, en este caso, a una resignada Dilma.

Pero existe un detalle adicional que aporta en este sentido. La presencia de una traductora cubana en la escena. Raúl era el único que estaba para “la foto con traductor mediante”. Estaba ahí, listo, pero sólo alcanzó a balbucear un “mister president…”. Pero ¿qué tenía pensado? ¿Cuál era el resto de su discurso?

Lo respondió indirectamente hace unas semanas Alexis Moreno, humilde cubano de a pie, quien luego de sobrevivir a un naufragio y ser liberado por la policía política cubana dijo: “nosotros en el momento aquel de desespero, luchando por nuestras vidas, nos colgábamos de cualquier cosa… así están ellos desesperados, porque a esto no le queda nada”.

Raúl Castro sabe que no le queda mucho tiempo, que la población está cada día más crispada y él, junto a militares a quienes ha llenado de promesas, desesperados. Por eso no alcanzo a decir la ultima parte de la frase “mister president… please, help me!”

Cuba: Lo que piensa Alexis (audio).

Última actualización el Viernes, 20 de Diciembre de 2013 10:04
 
Cuba: Algunos Apuntes sobre Marxismo, Castrismo y Gramscismo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 13 de Noviembre de 2013 08:32

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Sí bien la Cuba de los hermanos Castro de hoy ratifica --con su paso hacia el capitalismo en el Mariel ‘brasileño’-- el fracaso de las ideas económicas y sociales de Marx, eso no significa que el marxismo como filosofía de procedimientos --y en el ideario de nuestros políticos en Latinoamérica, en las normas de la ‘mala’ educación, en la óptica política y en el proceder social general de una izquierda revanchista-- esté igualmente acabado. Todo lo contrario, ¿por qué?

 

Cuba: Algunos Apuntes sobre Marxismo, Castrismo y Gramscismo

Jorge Hernández Fonseca

2 de Noviembre de 2013

Ahora que el socialismo castro-marxista cubano se declara derrotado --al inaugurar en el Puerto de Mariel un enclave capitalista para intentar sobrevivir al desastre económico, social y moral de la sociedad castrista cubana de 2013-- vienen a mi mente ideas necesarias de compartir.

Nicolás Maquiavelo, un asesor de las altas esferas de gobiernos feudales de algunas de las ciudades-estados italianas de inicios del Renacimiento, fue probablemente el primer escritor que dejó para la posteridad algunos principios de lo que hoy se conoce como las “ciencias políticas”. Su obra principal, “El Príncipe”, es una recopilación de recomendaciones efectivas (poco éticas) ante situaciones complejas que enfrenta todo gobernante, válidas hasta hoy.

Carlos Marx, que pasó a la posteridad con su obra cumbre “El Capital”, --de corte económica-- creó también --asociado a sus estudios económicos-- métodos y procedimientos sociales y políticos como forma de aplicar supuestas soluciones a los problemas que sus estudios económicos arrojaron, según su óptica. Para tales propuestas, Marx incursionó en la filosofía y la historia, de las cuales extrajo las bases para los métodos y procedimientos citados. Nacían así principios marxistas consagrados --como “el fin justifica los medios” muy usado hoy día-- asociados a la utilización de la violencia como método adecuado para alcanzar fines políticos.

El trabajo de Marx en el campo social y político puede resumirse como una sistematización, un método y un direccionamiento político-económico-histórico de las viejas ideas contenidas en “El Príncipe” citado antes, del cual probablemente extrajo sus principios básicos, concatenándolos.

Sí bien la Cuba de los hermanos Castro de hoy ratifica --con su paso hacia el capitalismo en el Mariel ‘brasileño’-- el fracaso de las ideas económicas y sociales de Marx, eso no significa que el marxismo como filosofía de procedimientos --y en el ideario de nuestros políticos en Latinoamérica, en las normas de la ‘mala’ educación, en la óptica política y en el proceder social general de una izquierda revanchista-- esté igualmente acabado. Todo lo contrario, ¿por qué?

Una pregunta difícil de responder, asociada a un modelo de pensamiento, cuyo núcleo central fracasó estrepitosamente --no sólo en Cuba, como también en las decenas de países que lo experimentaron y fracasaron antes-- resultando por eso en una respuesta compleja y múltiple.

Por un lado, el marxismo es un cuerpo de doctrinas muy bien concatenadas, que encuentra su principal --e insoluble-- problema cuando es aplicado en el mundo real. De manera que para aquellos de pensamiento netamente teórico --la mayoría de la intelectualidad se engloba en esta categoría-- a los que les resulta ajena esa realidad social fuera del “librito”, estos fracasos suelen ser atribuidos a ‘gestores inexpertos’, ‘conspiraciones de la derecha’, o a ‘incidentes fortuitos’ y no al desapego del conocimiento marxista sobre la naturaleza humana, razón principal de su fracaso en la realidad económica, política y en el funcionamiento de la sociedad.

Por otro lado, el marxismo establece una especie de catecismo de dogmas que funcionan como en una religión, de manera que obliga a atar aspectos tan disímiles como la “justicia social” y la ‘dictadura de un partido único’ (que reprima a ‘los capitalistas’ de manera ejemplar) siendo que en la realidad social no hay relación efectiva de una cosa con la otra. El marxismo distorsiona además los principios morales, para lo cual ataca las bases de la sociedad occidental, el cristianismo, a cuya doctrina es diametralmente opuesto, con vistas a destruir el cimiento de nuestra civilización, pensando que --sobre las ruinas de la misma (ruinas como las de la sociedad cubana actual)-- puede establecer su doctrina atea, relativista, oportunista y utilitaria.

El marxismo en Cuba fracasó en la economía y en la sociedad, que ya no cree más en la “revolución”. Además, el marxismo no es sólo aplicar sus postulados directos, también carga con sus consecuencias. Así, vive en la esencia de una dictadura de partido único, en el odio de las turbas que golpean mujeres indefensas, que arbitrariamente encarcelan y condenan sin pruebas personas inocentes, en el terrorismo de estado que aplican contra su propio pueblo y en la violencia social que se vive dentro de la isla, sin presente y sin futuro. Eso también es marxismo, como lo es la doble moral, la prostitución generalizada, los miles de fusilados, los cientos de miles de presos políticos, la desesperanza de la juventud, la división de la familia…

Adicionalmente, el marxismo es una doctrina de derramamiento de sangre, que se justifica en la muerte del “enemigo de clase”, que promueve la descomposición social, la falta de educación, el hablar chabacano, el desprecio a las buenas costumbres. Siembra el odio y la destrucción de la familia como principal célula social, incentiva la envidia y las bajas pasiones con fines utilitarios, pero después no tiene como suprimirlas, porque las usa precisamente como factores de triunfo de su ideología divisionista, que controla con técnicas de terror social y represión.

El marxismo es robarse las elecciones presidenciales en Venezuela, al tiempo que ‘adelanta las Navidades’ para ganar las elecciones municipales; es modificar --con los peores métodos de corrupción y terror-- la Constitución en Nicaragua para establecer un “dictadura constitucional”; es hacer aprobar leyes contra la prensa en el parlamento ecuatoriano; es doblegar voluntades pro socialistas usando la coerción en Bolivia; es depredar el patrimonio público y privado en Brasil escudándose en manifestaciones pacíficas, y un largo etcétera que incluye penetrar los medios masivos de comunicación para establecer un estado de opinión que justifique el caos.

Por efecto de la debacle generalizada en Cuba --y con miedo a la estampida que se espera a la muerte de los hermanos Castro-- muchos marxistas cubanos han abrazado la oposición política al castrismo ahora, pero –vaya pretensión-- quieren imponernos a los opositores demócratas sus ideas sin ninguna vergüenza. Usando sus condiciones de “intelectuales” marxistas llegan incluso a mirar por encima del hombro a los opositores demócratas, siendo que un puñado de los pocos representantes del ex castrismo marxista dentro de la oposición política cubana, escriben con excelente acceso a los medios de prensa opositores, creando un estado de opinión con el que pretenden coartar a la mayoría opositora demócrata dentro y fuera de la isla.

Es la práctica asociada a los métodos propuestos por Antonio Gramsci, un comunista italiano que propuso la penetración del marxismo en los medios culturales de occidente defendiendo sus métodos, materializado ahora no sólo en una buena parte de la sociedad occidental, sino --pretendidamente-- dentro de la oposición política al castrismo. Este procedimiento se ejecuta --no para defender una doctrina económica fracasada en la isla-- sino para introducir el germen de la autodestrucción marxista entre los opositores cubanos, con vistas a prevalecer dentro de la isla en una transición asociada a la familia Castro, tal y como Raúl y sus generales planean.

El marxismo político, económico y social, ha fracasado, pero todavía hay que dar la batalla de la eliminación de los métodos marxistas al interior de la cultura de la sociedad civil cubana, como la única forma de evitar que los teóricos del odio y la sangre derramada vuelvan por sus fueros a imponer en la isla lo peor de una filosofía discriminatoria, la envidia y las bajas pasiones, que si bien ha demostrado eficacia para atacar y destruir personas de éxito e Instituciones democráticas, también ha demostrado su total incompetencia para generar bienes y servicios (riquezas) en una sociedad pacífica, apegada a los preceptos cristianos de la exitosa sociedad occidental.

El marxismo --derrotado en la política y la economía-- actúa ahora en occidente como un cáncer en el seno del tejido socialmente sano, contra el cual se rebela con métodos inmorales y poco éticos, basado precisamente en la libertad y la tolerancia propia de las sociedades democráticas, que aprovecha para penetrar con falacias y métodos divisionistas --usando lo peor de la condición humana-- que promueve con vistas a prevalecer (divide y vencerás) para implantar su esquema de terror, matonismo y desprecio por los valores éticos y morales.

La derrota del castrismo en la sociedad cubana es un hecho innegable. El peligro ahora es su continuación mediante un gobierno “capitalista de estado” promovido por los peores métodos marxistas de engaño, soborno y penetración garmscista en la oposición política cubana. En virtud de lo anterior, es necesario saltar con fuerzas al plano intelectual de la lucha de ideas, para desmontar esta nueva pretensión castrista-gramscista-marxista dentro de la oposición.

No dejemos que el marxismo derrotado capitalice la transición hacia un capitalismo de estado castrista, ¡luchar por una Cuba libre y democrática resulta ahora más que necesario!

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 
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