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Artigos: Cuba
El jaque mate venezolano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 21 de Mayo de 2012 18:12
Por Dr. Darsi Ferrer.- 

Existe la posibilidad
cada vez más certera de que el otrora hiperkinético Hugo Chávez no
llegue a la meta de las elecciones para el cargo presidencial. Tal
pronóstico va levantando un muro de sombras en el entrecejo de la
carcomida dictadura totalitaria cubana, su embarcador life-coach. Y
ciertamente no deja de ser sombrío porque no tienen dónde escoger
un continuador de la talla delirante del bolivariano. O, por lo
menos, a la altura de lo que le interesa al régimen militar
antillano. En esa mesiánica Venezuela del Siglo XXI no es fácil
encontrar una similar mezcla de dócil ignorante carismático
asperjada con el extremo caldo de la egolatría. Por suerte, o por
desgracia, según quién mire, no abunda tanto ese fatal coctel.
Empantanados en sus
segundas posiciones tras la aislada sombra del líder en declive por
sus padecimientos de salud, las grises figuras relevistas se remueven
inquietas. Con angustia ven cómo el tiempo va pasando sin que el
empecinado (o sugestionado) Chávez se dé por vencido y ceda el
puesto para que uno de ellos intente salvar el escaso tiempo que
queda hacia la carrera de las elecciones. Y así, aun si se mirara
todo este enojoso asunto con entusiasmo, el que como una dosis de
crack la dictadura cubana se insufla a diario, se enfrentaría un
futuro escenario de imposibles.
El primero, el menos
probable, que Chávez alcance con hálito humano el resultado de lo
que se va a dilucidar el próximo octubre y continúe de pertinaz
presidente-comandante hasta el  2050. El segundo, que  llegue por
propio pie y que, como Filípides en Atenas, tras anunciar la
victoria aquea en Maratón, caiga muerto en el sitio. Tercero, que se
vaya antes de este mundo y en las elecciones, o los turbios tiempos
que seguirán para los malos propósitos, ni sus seguidores, y mucho
menos los angustiados castristas, se acuerden ya de él.  A fin de
cuentas, esta sería la puesta en práctica de la filosofía
tradicional desde la Sierra Maestra: No me digas lo que hiciste; dime
lo que estás haciendo.
En cualquiera de estos
crispados casos, queda el escenario de un jaque pastor para el
régimen cubano. Ninguno de los seguidores de Chávez que alcance el
poder está interesado en mantener ni al oneroso aliado ni a todas
esas falsas estructuras geopolíticas creadas con asesoría de los
manipuladores consiglieris isleños. El ALBA, el CELALC excluyente de
USA y Canadá, el suministro de petróleo regalado, los innecesarios
papeles de intermediario económico asignados a la dictadura cubana,
nada de esto se va a sostener por una masa geopolítica que en
realidad es puro humo. 
El peso real de esas
instituciones con lo único que se puede comparar es con el
inagotable e inútil empeño que le puso Hugo Chávez en crearlas y
sostenerlas. ¿Quién no recuerda los papelones del ALBA intentando
forzar a Honduras a su credo? ¿O pretendiendo sacar provecho del
terremoto haitiano para imponer un régimen de izquierdas? ¿A
Venezuela  intentando denodada, e inútilmente, lograr una
transitoria curul frente a su rival Guatemala en el Consejo de
Seguridad de la ONU? ¿O yendo a darle consejos que no le pidieron, y
sin caso,  a otro mal difunto, Gadafi en Libia? ¿O siquiera el
vergonzoso apoyo, aunque el espaldarazo no levantó ni polvo, que le
brindaron los cancilleres del ALBA a la feroz dictadura de Al Assad
en Siria, mirando hacia otro lado mientras el régimen masacraba
ciudadanos que reclaman libertades?
Más lo peor del derrumbe
de todo este entramado de instituciones políticas creadas con el fin
de establecer un frente “antiimperialista”, será para la víctima
más dolida, la fea verruga cubana. No sólo quedará huérfana, sin
un benévolo socio a toda prueba que sin pestañar les cubra el
desastroso experimento cuartelario con buena parte de la riqueza de
su propio país. También terminarán colgando al desnudo sus
pellejos de extemporaneidad.
Quizás entonces
desaparezca esa veleidosa fascinación que mantienen las élites
políticas y académicas latinoamericanas hacia experimentos
populistas y totalitarismos de izquierda. Léase Socialismo del Siglo
XXI,  Revolución Cubana,  Revolución Sandinista,  Unidad Popular,
aprismo o peronismo, hay algo que los embelesa con estas fútiles
utopías. Tal vez son motivados por algún ardiente anhelo, bien
oculto en las conciencias, de imitarlos no bien caiga la ocasión. Y
no es de extrañar, demostrada la durabilidad que tienen estos
proyectos absolutistas frente a los torvos y mal encavados regímenes
militares de derecha. Proclamar humanismo y supuesta redistribución
de la riqueza nacional siempre es más cool. No importa las
atrocidades que generaron en el pasado siglo y que la Historia se ha
encargado de revelar. Las elites gubernamentales ignoran
olímpicamente los abusos e ilegalidades que acometen estos procesos
antidemocráticos, bien distintos a los fundamentos que les
permitieron a ellos mismos alcanzar el poder en sus naciones.
Por eso las falsas
estructuras regionales, supuestamente creadas para unir
económicamente a la vasta región con nexos culturales de un mismo
origen ibérico, no sólo fueron concebidas en los profundos rincones
donde la dictadura isleña fragua sus fracasados Pinochos políticos.
También las élites latinoamericanas dieron su complaciente
beneplácito. No ocurrió la repulsa de un régimen democrático ante
una tiranía. Se quedaron como de piedra con una larga retahíla de
casos diversos, desde el extremista y bandido primer gobierno de los
sandinistas, pasando por Bishop y la Nueva Joya en Granada, hasta 
recalar en el atónito Allende. Con plena injerencia del gobierno
totalitario cubano, se pretendió conformar un Frankenstein donde
democracia y libertad formales, fácilmente desplazables cada vez que
se requiriera, se ligaran con los peores métodos represivos
heredados, y perfeccionados por el fatídico Campo Socialista. 
Sin embargo, a estas
recientes estructuras fabricadas entre el gobierno chavista y la
inteligencia cubana ya se les ve la corta vida que les queda. Sin
este valladar regional, la dictadura militar cubana quedará más
frágil ante la arremetida de los cambios libertarios que trae
consigo la globalización.  Y aunque parezca imposible para algunos,
mírese para el Medio Oriente. El mundo árabe es un buen ejemplo de
transformaciones que se consideraban  inverosímiles. Aunque aún
mucho mejor referencia lo es la distante Birmania, donde una
dictadura militar, tan brutal y empecinada como la cubana, ha sabido
nadar y guardar los calzoncillos secos, cediendo su mando a los
nuevos protagonistas democráticos, con la reconocida opositora Aung
San Suu Kyi a la cabeza, a cambio de amnistía para sus crímenes.
El gobierno cubano se
niega a hacer lo mismo, ya sea por vejez, temor, arrogancia o falta
de imaginación. Más, los Castro saben muy bien que no pueden
confiar en los cófrades del enfermo gobernante venezolano. Los
apandillados y oportunistas con los que Chávez se ha sabido rodear
en vida, en muerte se lanzarán por el camino más corto y lógico de
la supervivencia: el pacto con la oposición y con el gobierno de los
EEUU. Sabedores que su jefe significa el único valor más o menos
seguro para mantenerse en el poder, y ciertos de que no van a contar
con él cuando pasen unos medulares meses, se remueven inquietos en
sus puestos. Ya deben andar ofreciendo guiños y seguridades a sotto
voce, rozando o transgrediendo hacia la traición a la fanáticamente
ingenua ortodoxia chavista que les hace corros. 
Y en caso de ganar, van a
quitarse el brazo asfixiante de la dictadura cubana que tienen sobre
los hombros. Desembarazados del molesto garrote cubano, propondrán a
la nación un tranquilizante chavismo light. Dejarán de meter ruido
regional o continental y ofrecerán parcelas de poder a sus
adversarios políticos. Si acaso, cuando a la dictadura castrista le
saquen los trapos sucios en los foros internacionales, se mostrarán
levemente indignados y solidarios, pero no irán más allá de un
cariñoso espaldarazo diplomático. A fin de cuentas, eso cuesta bien
poco y deja buen look de progresista. No es difícil reconocer que
librados de los pedigüeños regionales, siempre les quedará más
dinero para redirigirlo a sus bolsillos.
Y en el caso de perder,
que es lo más probable, se sentirán  inspirados por el  viejo
ejemplo de la “piñata sandinista” y el moderno de los viejos
dictadores birmanos. Con esa palanca a mano, se querrán  garantizar
inmunidad y el borrón y cuenta nueva para sus personas.  Para dar fe
de sus nuevos propósitos, garantizarán el desmonte cubano con 
claros y  firmes  pasos.  A cambio pedirán que se archiven las
pistas frescas de todo lo que se robaron en gruesos numerarios
durante el triunfalismo chavista. Saben que, de vencer la oposición,
hay  demasiado por hacer para reordenar el país hacia un cauce más
normal que este carnavalesco período galopante. Fuera de juzgar a
unos cuantos chivos expiatorios entregados por los mismos pactantes
oficialistas en retroceso, no le durará mucho la furibunda
confrontación política al nuevo gobierno. Sería demasiado para una
nación que ha cosechado una amplia sarta de problemas en los últimos
años.
En conclusión, y para lo
que más interesa a los cubanos, la dictadura militar se va a quedar
como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Perderá la
plataforma económica que los mantiene respirando y la plataforma
política regional que los aupa y legitima. Sus contubernios con
algunos repentinos amigotes emergentes y oportunistas del exilio, la
jerarquía de la iglesia católica en la isla, y algún que otro
aliado solidario desde lugares demasiado distantes, o sólo
moralmente, no le van a llenar el tanque de gratis ni en cantidad
suficiente como para seguir moviendo su destartalado perol. Malos
tiempos se avecinan para ellos y duros, pero definidores, para un
pueblo que sólo está pensando en cuando llegará el pollo a la
bodega, en podrirse en vida contemplando el culebrón brasileño de
turno, o en salir echando por cualquier hueco de la alambrada
frontera. 

La Habana, Cuba. 21 de mayo de 2012.
Última actualización el Lunes, 21 de Mayo de 2012 18:14
 
LA DESCUBANIZACION DE LOS CUBANOS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 19 de Mayo de 2012 11:48

Por Manuel Cereijo.-

 

Es triste, si, pero es cierto. A los cubanos nos han descubanizado, tanto en Cuba como en el exilio. El fenomeno del exilio cubano, social, politico, economico, que fue sorprendente y ejemplarizante, ya se vizlumbra como algo historico. Desde la musica, la radio, la TV, los medios periodisticos, deportivos, academicos, profesionales, politicos, empresariales, ya somos visto, tratados, como parte de ese conglomerado clasificado como “hispano”, que junto a los “negros”, “asiaticos”, y “anglos”, forman parte de esa mezcla que compone a este pais.

Esto, desde luego, es culpa directa de Castro y su sistema. Nosotros, simple y sencillamente, no tenemos patria en estos momentos. Nos han quitado todo, menos nuestros martires y nuestra dignidad. Y los cubanos en Cuba, han ido sufriendo una metamorfosis social, antropologica, que los ha descubanizado, si tomamos como referencia a lo que ser “cubano” significaba ya desde los 1930s hasta 1959.

Porque el pueblo cubano actual no tiene ni los mismos valores, ni las tradiciones, ni la idiosincracia, que ese “cubano” que podemos tomar como referencia. Tantos años de opresion, de adoctrinamiento, de amoralizacion, de sometimiento diario en todos los aspectos, han tenido un efecto avasallador en la personalidad y caracter del cubano. El cubano no sabe, porque no lo ha vivido, lo que es democracia, division de poderes, prensa libre, capitalismo, derechos, libertad.

El cubano ha sido despojado incluso de clases sociales y economicas. Ya no existe esa clase media que constituye la medula de una sociedad fuerte. No hay roce social. No existe el estimulo, ni el freno. Practicamente Castro ha tratado al pueblo cubano como animales. Los animales carecen de derechos fundamentales. Los derechos o emanan de Dios, o se desarrollan como resultado de un proceso democratico. La mayoria de los derechos estan basados en la habilidad del ser humano de acordar contratos sociales. Los animales no pueden llegar a ningun tipo de acuerdo, como es logico. No pueden respetar el derecho de otros. Asi ha tratado Castro al pueblo cubano.

En el exilio, ya no nos clasifican como exiliados, sino como emigrantes. Nuestra musica ha perdido su identidad. Ya no existe en el exilio una musica cubana sui generis, sino que se ha “hispanizado” como salsa. Y como no tenemos patria, poco puede hacerse. El exito o milagro economico "cubano” es analizado como parte de los logros hispanos. La radio se globaliza, y los programas, los anuncios, se disenan al gusto de los hispanos como grupo.

Esto lo llaman asimilacion, y claro esta, es esencial para la supervivencia de un pais. Se utiliza el concepto de que diversidad cultural no puede confundirse con un parroquialismo etnico rigido. Y desde el punto de vista de interes nacional de los Estados Unidos, tienen razon. O sea, los frijoles negros, la yuca, las masas de puerco, son parte de esa mezcla, como lo es la pizza, o el taco, y no representan una identidad de grupo.

Pero esto no es del interes cubano. La solucion? Alcanzar la libertad de nuestro pais lo antes posible. Poder restablecer nuestra cultura, nuestra historia, nuestras tradiciones en nuestro suelo. Asi unicamente podremos terminar con la descubanizacion del cubano, en Cuba y aqui, antes que se convierta en un proceso irreversible, punto al que ya estamos cerca.

 

 

 

 
El verdadero rostro del aparato de la inteligencia cubana PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 19 de Mayo de 2012 11:37

Por Dr. Darsi Ferrer.-

Es hora ya de exponer la real dimensión del mito de la capacidad que ha ejercido y ejerce la inteligencia cubana (y léase también la policía política, su aspecto menos romántico e impresentable). Y nada mejor para distinguir con claridad sus limitaciones y lastres que compararla con la de otra pequeña nación, el estado de Israel, rodeado de verdaderos enemigos, no ficticios como se los fabrica el régimen de los hermanos Castro.

La región donde se encuentra el estado mediterráneo se denominaba Palestina, más no porque fuera una nación independiente y reconocida bajo tal nombre. Históricamente, en ese territorio convivían comunidades hebreas y árabes, de culturas y religiones mahometanas, judías, cristianas, nestorianas y otras. De hecho, no existían los términos israelita o palestino para designar una nacionalidad, y de la misma manera que una nación israelí fue reconocida por la ONU, los palestinos tuvieron similar oportunidad de crear su propio estado independiente.

Cuba, luego de denodados esfuerzos, logró liberarse del colonialismo español gracias a la decisiva intervención de las fuerzas militares y, sobre todo navales, del vecino EEUU. El archipiélago fue uno de los últimos territorios en alcanzar la soberanía en la región. Pese a ello, gracias a la enorme inversión de capital norteamericano, una creciente emigración europea, y al ingenio y la industria de los coterráneos en el marco de una sociedad libre y democrática, el país superó con creces, y mucho antes de cumplir el medio siglo de fundada, los niveles de vida de naciones latinoamericanas que la habían precedido en casi un siglo de emancipación.

Israel es una democracia parlamentaria basada en elecciones pluripartidistas y periódicas, con reconocidas libertades de expresión, asociación, movimiento, representación y culto. Mas estas no se limitan a sus ciudadanos de origen judío. Los árabes con ciudadanía israelí gozan de los mismos derechos, incluyendo el uso, publicación y enseñanza de la lengua y religión árabes, y una presencia con voz y voto en el Parlamento proporcional al más de un millón de sus afines.

Cuba es una dictadura militar y familiar encabezada por los Castro con más de cincuenta años dando tumbos totalitarios. El estado está conformado como una estructura de sojuzgamiento que permanece insensible al sufrimiento que acumula en la población. A los cubanos se les niega la protección de la ley bajo un Estado de Derecho y se les hace víctimas de los abusos sistemáticos del todopoderoso régimen dictatorial. No les permiten la celebración de elecciones libres ni pluripartidistas. Y no existe en el país ni un ápice de libertad de expresión, asociación ni movimiento. La estructura de gobierno es más semejante a un despotismo del Medio Oriente como Siria, o a la asiática Corea del Norte, que a una república democrática de Occidente.

De Israel sería ir mucho más allá de los límites de este corto trabajo juzgar si fueron justificadas o no las guerras y la responsabilidad en crímenes ocurridos de un lado u otro de sus fronteras. Es una historia violenta originada por un innegable rechazo de todos los países del entorno, la totalidad de ellos con apenas unos años de fundación luego de haber sido enclaves coloniales europeos, a reconocer otra nueva nación que esta vez surgía por mandato de la ONU. Y ello ocurrió en un espacio territorial que perteneciera al imperio turco y que hasta 1947 permaneció bajo la administración británica, designada por el sustituido organismo internacional, La Liga de las Naciones.

La agresividad de la región del Medio Oriente y del mundo islámico en general contra Israel ha propiciado el desarrollo de su aparato de inteligencia, llevándolo a niveles impresionantes para un país tan pequeño. Esta profesional estructura de espionaje es decisiva para impedir la destrucción de su nación, no para tratar de subvertir y, a marchas forzadas, intrigar para transformar en democracias semejantes a la suya a los países vecinos, lo que sería el reverso lógico de la actividad virulenta de la dictadura cubana.

En Cuba, desde el mismo origen de la llamada revolución se implantó un modelo totalitario con pleno apoyo de la Unión Soviética. Situación que se consolidó cuando la casta en el poder creo un Enemigo ideológico de su antiguo aliado, los Estados Unidos. Con este y con los países democráticos del área latinoamericana inició un proceso de enfrentamiento y hostilidades. Desde entonces la junta militar de la Habana ha sido incansable en agredir e intentar subvertir a las naciones de formato democrático de América Latina y del Norte. El resto del mundo tampoco se ha librado de esas trasnochadas paperas de imperialismo platanero.

Sin dudas, el costo del sostenimiento en particular de tal prolongada política beligerante, divorciada de las posibilidades concretas o fines personales de los ciudadanos, ha transformado para mal a la pequeña nación. Antes un país rico y próspero, el castrismo lo ha dejado en las llantas con el loco afán de verse a sí mismo como una potencia capaz de protagonizar una geopolítica global y torcer los destinos del mundo. El triste resultado de todo este narcisismo es que sus habitantes son pobres y formados en una sociedad envilecida por la delación, el encanallamiento y una enfermiza y degradante hipocresía y parálisis social.

En Israel, la labor del aparato de inteligencia es el garante de la existencia de la nación, y por tanto de la vigencia del Estado de Derecho y la protección de la ley para sus ciudadanos. No trabajaron denodadamente para que les fueran negados, ni gracias a ellos son explotadas sus capacidades de bienestar o las libertades y posibilidades plenas de desarrollo de su población. Tampoco con su labor afectan el nivel de vida nacional ni expolian el exitoso esfuerzo de sus diversas industrias. Es por ello que el país goza de un per. cápita de nación de primer mundo, en medio de una geografía con poblaciones oprimidas, incultas, pobres y atrasadas. Los millones de árabes que viven en esas naciones colindantes, a pesar de ser sojuzgados por dictaduras y satrapías hereditarias, paradójicamente dejan alimentar en ellos un odio profundo a la única democracia de la región, que debería ser un modelo a emular de progreso para sus vidas y países.

El cuerpo de inteligencia israelí, de reconocido prestigio, actúa en el ámbito Occidental y del Medio Oriente a escala desproporcionada con sus dimensiones territoriales. Proclama su necesidad de defenderse de la agresividad de naciones fronterizas y vecinas, casi todas árabes y mahometanas. Y alguna hasta asignándose como doctrina de Estado la futura desaparición de Israel. El argumento histórico y acicate de odio hacia el estado hebreo está basado en las diferencias en religión, cultura y los sangrientos conflictos bélicos y represalias que esto ha generado, sin embargo, la verdadera naturaleza del rencor hacia esa nación es que constituye un ejemplo del desarrollo que se puede alcanzar cuando se le garantiza a la sociedad el pleno ejercicio de la libertad y la democracia representativa, mientras que los países que la rodean están regidos por dictaduras descarnadas que oprimen y condenan a sus pueblos a la miseria. Ese es el meollo del problema y el obstáculo a la paz regional.

En cambio, el aparato de inteligencia cubana se vuelca tanto para los ciudadanos cubanos dentro y fuera del territorio nacional, como hacia la subversión del orden democrático de los países de su entorno, como ocurre en el presente con el proyecto ALBA y la estrella y motor de esa triste Entente, Venezuela. La acción de la policía política, reprimiendo cualquier disidencia o cuestionamiento al culto oficial tiene semejante importancia para la dictadura que influir en gran medida y a su conveniencia sobre estos improvisados aliados latinoamericanos de los últimos años. Con su trabajo mal remunerado y en un pleno ejercicio de masoquismo nacional, los cubanos pagan desde los gruesos salarios de estos cuerpos represivos, pasando por todas las prebendas y privilegios, y llegando hasta cubrir con su sudor el costo de los sofisticados artilugios de espionaje que nunca dejan de adquirir estos señores. Y todo para que puedan vigilar y reprimir al dedillo a sus benefactores cada vez que intentan no estar de acuerdo con el estado de cosas.

Es sobre la base del éxito económico del estado israelí que el mismo sostiene su cuerpo de inteligencia con gran capacidad para vigilar e impedir que las agresiones contra su nación no tengan el éxito con que son planeadas. La destrucción de su estado es parte de la motivación y el fanático acicate de numerosas organizaciones fundamentalistas islámicas, que a su vez reprimen y aterrorizan a sus propios conciudadanos árabes o persas, como es el caso de la agresiva y lóbrega teocracia iraní.

En Cuba, y por tanto en su labor en el extranjero, es sobre la base material que les aporta el sojuzgamiento y el terror de la población del archipiélago que los cuerpos de inteligencia colaboran fervorosamente en sostener la roñosa dictadura. Eso les brinda todos los recursos necesarios, sin control alguno del Parlamento, que debería velar por el uso de los mismos en beneficio, y no en opresión, del pueblo. Los recursos nacionales se utilizan para despilfarrarlos en las siempre fracasadas aventuras geopolíticas personales de los Castro, y se preparan para seguir haciéndolo sin ellos, en una eterna metástasis de desorden y confrontación. Al igual que los éxitos efímeros de otras dictaduras que ya no son sino malos recuerdos, los triunfos que lograrán estos servicios no serán nunca para gloria y salvaguardia del pueblo de Cuba, sino para la de sus amos feudales, los que convocados por un inevitable fin de sus áridas vidas, ahora andan buscando dejar este pobre país en herencia a sus hijos y nietos.

Más que a la pericia y el sacrificio personales, la supuesta efectividad de la labor profesional de los miembros del aparato represivo se ha basado en consolidar la violencia en la patria que los vio nacer, y que sin dudas los acogerá en sus cementerios cuando la hora les toque, sea a las buenas o a las malas.

 

Última actualización el Sábado, 19 de Mayo de 2012 11:39
 
EL EMBARGO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 16 de Mayo de 2012 14:09

Por Marzo Fernández.-

Aunque parezca increible, todavia hay algunos
que no tienen la menor idea de lo que es el embargo
y lo que significa para la economia cubana, tocan el
tema de oido.

Es practicamente "una mision  imposible" comercial
en el mercado internacional de productos basicos
sin poder tener acceso al mercado norteamericano
-el mas competitivo del mundo- y que la competencia
conozca de tus limitaciones.

En un tiempo, el embargo resulto beneficioso para
el gobierno cubano, se abrieron todos los mercados
y lineas de credito, para sustituir a los norteamericanos
en su caracter de suministrador basico, de una de las
economias mas florecientes del continente americano.

La historia la conocemos, la deuda externa de Cuba
ronda las 44 mil millones -la mas alta percapita del
mundo- y el gobierno reconoce que los efectos del
embargo ascienden a mas de 70 mil millones ,
por los efectos de los precios y por el pago de fletes.

Hoy la situacion es realmente agonizante, el gobierno
cubano no cesa de solicitar -por todas las vias- la
suspension del embargo.  Las compras autorizadas
de alimentos  a USA por motivos humanitarias, no
se pueden llevar a cabo debido a la clausula que
solamente pueden ser sobre la base del "efectivo"

El Republik Bank de Trinidad Tobaggo., ha informado
al gobierno cubano reiteradamente, que tienen agotadas
las lineas de efectivo, al igual que el Republik Bank de
Republica Dominicana.

El gobierno cubano en estos momentos se encuentra
en una coyuntura en extrema dificil, solamente para
garantizar el exiguo racionamiento, se encuentra
gestionando compras de carne de ave, en Canada
a un precio de 1000US/d la toneladad, con un flete
aproximadamente de 200 t la tonelada- producto
congelado.   En USA esta disponible la tonelada de
carne de ave PERDUE A 600 DOLLARES la tonelada
flete 15 dollares la tonelada.  Entrega 2 dias.

Lo mismo pasa con el maiz para la produccion de Piensos
comprando en Francia a 140US/D la tonelada, flete a
granel 35US/ la tonelada.  USA principal y mas efeciente
productor de maiz [el mejor yellow #2] 80 US/D la tonelada
flete 10 US/D por tonelada. Entrega inmediata.

Todo se agrava, con la falta de liquidez, ya el gobierno
venezolano, practicamente ha suspendido las lineas
de creditos en efectivo del Mercosur, y solo se limita
a cunplir las entregas de crudo.

Como informacion general, el gobierno cubano gasta
el 70% de los ingresos del turismo, en autobastecer
el mismo, por ejemplo para garantizar la presencia
de productos importados, como los refrescos, los
cigarros, y alimentos y suministros en general, tiene
que acudir a empresas  panamenas y mexicanas,
que duplican el precio del mercado norteamericano.

El gobierno de Rajoy ha solicitado el fin del embargo,
recordar que todo el sistema empresarial hotelero
espanol que opera en Cuba, tambien esta sometido
a los efectos del embargo.  Rajoy, que por conviccion

es anticomunista; sabe sacar "cuentas" y sabe que

para los intereses espanoles en la Isla es mas barato

comprar en la Florida que enviar desde Espana.

Y como siempre """LO QUE IMPORTA ES EL CASH"""

Los fletes son determinantes 90 millas, solo dia y
medio en el mar, y los mejores precios del
mercado mundial, hacen al resto del mundo
-no competitivo- para comercial con Cuba.

La parte politica, el regimen fracasado y sus
dirigentes, han escogido la formula de
permanecer en el poder.  La tragedia del
pueblo no importa, la han sacrificado en
funcion de sus intereses personales.

Los que le restan importancia al embargo,
lo califican de obsoleto etc, no sabemos
si es por una ignorancia total, o que estan
abonando el terreno, para un apoyo politico
a los que promueven su eliminacion.

Como diria "trespatines"  el embargo
los lleva "requintao"



Marzo Fernandez
FUNDACION " MARZO FERNANDEZ"
http://www.facebook.com/pages/FUNDACION-MARZO-FERNANDEZ/121398947880492?ref=ts

Última actualización el Miércoles, 16 de Mayo de 2012 14:15
 
Vigencia de Batista, logro mayor de la revolución PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 14 de Mayo de 2012 15:01

Por Vicente Echerri.-

El epígrafe que encabeza la sección de este diario donde han ido apareciendo artículos acerca de Fulgencio Batista y su época —"60 años sin democracia"— ya es de suyo  tendencioso, pues obliga a aceptar que el 10 de marzo de 1952 se quebró en Cuba el proceso democrático para inaugurar una época que, sin solución de continuidad, llega hasta la fecha. Esa premisa falsa —puesto que no puede sostenerse en los hechos— sirve para reafirmar un lugar común del análisis sobre la historia contemporánea de Cuba: que el régimen castrista es una consecuencia necesaria de la situación política que le antecedió, lo cual de paso responsabiliza a Batista del colapso de la república y de todo lo que vino después.

Sin ánimo de disculpar a nadie —todos los protagonistas de la historia tienen su cuota de responsabilidad—, el golpe de Estado del 10 de marzo, que interrumpió el orden constitucional, no significó un quiebre dramático de la democracia cubana, si por democracia entendemos no sólo un sistema electoral, sino también un repertorio de derechos y libertades. El golpe de Estado usurpó las funciones ejecutivas y legislativas al inaugurar un gobierno de facto, pero dejó intacto el poder judicial, que en Cuba gozaba de gran prestigio e independencia, y no afectó, salvo por cortos períodos de censura, la libertad de prensa, ni la libertad de reunión y asociación, ni disolvió los partidos políticos que siguieron existiendo como entidades autónomas, ni lesionó, desde luego, los derechos económicos de la ciudadanía.

Aunque en 1952 Batista no gozaba de la popularidad que había llegado a tener en los años 30 y 40 (incluso la que aún tenía cuando fue electo senador por Las Villas en 1948 encontrándose ausente del territorio nacional), el golpe fue recibido por la opinión pública sin mayor oposición, al extremo de que algunos brotes de resistencia (como el que intentó organizar Rolando Masferrer en la Universidad de La Habana) no encontraron respaldo, al menos en ese momento. Los jóvenes con inquietudes o aspiraciones políticas, vinculados a un partido en ascenso, como era el Partido del Pueblo Cubano (al que las encuestas daban por ganador en los comicios de junio de ese año) es lógico que se sintieran frustrados y estafados (como fue el caso de Fidel Castro), pero fueron más las personas que miraron con alivio que un nuevo orden viniera a ponerle fin a la inseguridad pública que se había vivido bajo los gobiernos "auténticos" y a la impunidad que en ellos llegó a disfrutar el gangsterismo y la corrupción. La banca, así como las empresas agrícolas, industriales y mercantiles, le dieron un voto de confianza a Batista por creer que se inauguraba un régimen que traería consigo la estabilidad que el medro siempre necesita.

Así comienza lo que podría llamarse la "dictadura" de Fulgencio Batista, un período que se extiende hasta las elecciones del 1 de noviembre de 1954 o, si se quiere, hasta la toma de posesión del nuevo gobierno el 24 de febrero de 1955, cuando el Congreso, que había sido disuelto el 10 de marzo, reanuda sus funciones y, en consecuencia, deja de existir el Consejo Consultivo (que había fungido como una suerte de poder legislativo desde abril de 1952), del mismo modo que quedan sin efecto los Estatutos Constitucionales para que la Constitución de 1940 vuelva a entrar en vigor.

No es cierto, pues, que la Constitución cubana se quedara en un limbo legal de 1952 a 1959, ni que la revolución castrista se hiciera para reponerla. En los últimos cuatro años del gobierno de Batista la Constitución tuvo plena vigencia, aunque los comicios en que Batista saliera electo en 1954 hayan estado afectados por un cierto nivel de fraude, no mucho mayor que el de algunos otros que le habían antecedido, ni muy diferente de lo que ocurría, y todavía ocurre, en América Latina y en otros países del tercer mundo. (Por ejemplo, la llamada "brava electoral" de Mario García Menocal en las elecciones de 1916, por la cual retuvo la presidencia otro cuatrienio y que diera lugar a la revolución de La Chambelona; o la "prórroga de poderes" con que Gerardo Machado extendió su magistratura fueron expedientes mucho más escandalosos que las elecciones con que Batista quiso legitimar su mandato en 1954).

Tampoco a estas elecciones de 1954 Batista concurrió sin oposición. Aunque el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y el Partido Socialista Popular (comunista) no participaron de la consulta pública y se dedicaron más bien a boicotearla, y otros partidos tradicionales —como el Liberal— integraban la coalición gubernamental, el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), que era todavía inmensamente popular, sí concurrió, llevando como candidato presidencial al ex presidente Ramón Grau San Martín. Éste, aduciendo falta de confianza en la limpieza de las elecciones, fue al retraimiento dos días antes de celebrarse éstas, sin tiempo para que su nombre y el de su partido no aparecieran en las boletas y, en consecuencia, muchos candidatos del autenticismo salieron electos en distintas instancias del gobierno y la mayoría de ellos tomó posesión de sus cargos. De los 18 escaños reservados en el Senado a la minoría (de una totalidad de 59) casi todos, si no todos, fueron a manos de los candidatos auténticos. Nombres de políticos tan reconocidos como Manuel Benítez, Francisco Grau Alcina, Miguel Suárez Fernández, Eduardo Suárez Rivas, Arturo Hernández Tellaheche y Julio Tarafa serían senadores de la oposición en ese Congreso que también contaría, entre los representantes a la Cámara, a connotados oposicionistas, como los líderes sindicales Conrado Béquer y Conrado Rodríguez (que años después protagonizaron una huelga de hambre en el propio Capitolio nacional) y al conocido comentarista radial Juan Amador Rodríguez.

Pese a la renuencia de la extrema izquierda, representada sobre todo por los ortodoxos, de reconocer la legitimidad del gobierno que se instauraba, algunos de sus líderes y portavoces más destacados (Pardo Llada, Manuel Bisbe, Aramís Taboada) entre otras personalidades firmaron una carta abierta al gobierno, el mismo día de su inauguración, en la que pedían la excarcelación de los presos políticos que, en ese momento, casi se limitaban a los asaltantes del cuartel Moncada. Este documento (que también incluía entre sus signatarios a Cosme de la Torriente y a Jorge Mañach) venía a ser un reconocimiento tácito de la legitimidad que estos mismos señores le negaban al régimen. Fue ese congreso el que promulgó el indulto de Castro y su cuadrilla en mayo de 1955, indulto que Batista no tardó en ratificar.

Manifestación de apoyo a Batista en La Habana. (Abril de 1957)

Sin embargo, el elemento revolucionario —que en Cuba ha sido peor que cualquier otra ideología— se negó a funcionar dentro del marco legal que le permitía la constitución vigente (un marco del cual haría uso Carlos Márquez Sterling, con un gran sentido patriótico, en las elecciones de 1958). Los revolucionarios —tanto de la vertiente castrista, como de la ortodoxa, de los auténticos financiados por el ex presidente Carlos Prío desde el exilio, como de los radicales de la Federación Estudiantil Universitaria, a los que lideraba ese exaltado que fue José Antonio Echevarría— se propusieron derribar al gobierno por la fuerza. El resultado fue una guerra civil en que el régimen cayó en la trampa que le tendieron los revolucionarios: la de responder al terror con el terror. En reacción a los sabotajes y acciones subversivas (llevadas a cabo sobre todo por el Movimiento 26 de julio, luego del desembarco de Castro en Oriente), Batista le dio rienda suelta a sus matones que, como siempre ocurre, ayudarían a robustecer el fervor revolucionario, a aumentar la sensación de inestabilidad y a desacreditar totalmente a un gobierno que, por otra parte, podía exhibir una larga lista de méritos.

No obstante, es una fabricación llamarle al gobierno de Batista, incluso en su última etapa, una tiranía. De haberlo sido, Fidel Castro nunca habría llegado al poder ni el foco revolucionario habría prosperado con tanta facilidad. Las tiranías, como hemos visto muy bien después, operan de otra manera y tienen mucha mayor eficacia en la erradicación de sus enemigos. Tampoco podría catalogarse con toda propiedad de "dictadura" a partir de 1955, cuando el régimen usurpador del 10 de marzo del 52 se aviene a un marco constitucional, aunque la consulta pública a través de la cual reingresamos en la democracia estuviera marcada de irregularidades. Creo que los cubanos vivimos ese último período de Batista (1955-1959) en una democracia precaria, afectada por la corrupción y la violencia (violencia que se generaba en la actividad revolucionaria y a la que el gobierno respondía con gruesos desmanes), pero democracia al fin y al cabo, no peor de lo que han sido, por ejemplo, algunos gobiernos colombianos de las últimas décadas, cuya legitimidad nadie ha puesto en duda, pese a haber estado minados por el narcotráfico, el soborno político y las ejecuciones extrajudiciales.

El gobierno de Batista, con todos sus defectos, no tendría —necesariamente— que haber sido derrocado por una acción revolucionaria, ni dar paso a la tiranía más larga que haya habido en suelo americano, de no haber sido por la inmadurez de nuestra clase política y por la exaltación del ideal revolucionario que inculcó en la psique de por lo menos dos generaciones de cubanos antes de 1959 la fe en un recurso de violencia que superaba —por valor, por honestidad, por incorruptible celeridad— los lentos y tortuosos métodos de la democracia. El triste resultado salta a la vista.

Batista era —con corrupción y matones— mil veces preferible a todo lo que vino después. Comparar ambos regímenes en la vida de nuestra república es como comparar un resfriado y un cáncer, la diferencia que puede haber entre un mal transitorio de un organismo sano y una incurable enfermedad. Si los cubanos hubieran creído en la democracia y en sus instrumentos, Castro nunca habría llegado al poder, y de Batista —que sólo adelantó unas semanas su salida (se habría ido de todos modos el 24 de febrero de 1959 cuando Andrés Rivero Agüero hubiera tomado posesión)— hoy pocos se acordarían. Después de él habríamos tenido no menos de una decena de presidentes y, con todas las flaquezas de nuestra democracia, habríamos avanzado mucho en todos los órdenes.

La inmortalidad de Batista —y que a más de medio siglo de concluido su paso por el poder aún lo discutamos con tanta vigencia y pasión (como prueba este espacio de DDC)— depende tan sólo de la parálisis que trajo a la vida cubana la revolución castrista. Cuando yo era niño, en esa década del 50 que, pese a todo, fue próspera y feliz, nadie, ni los más viejos, discutía con pasión los gobiernos de Tomás Estrada Palma o José Miguel Gómez. Cincuenta años después, y pese a sus controvertidas gestiones, ya pertenecían por entero a la historia.

Tomado del DIARIO DE CUBA

 
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