EEUU responde NO a cubanoamericanos que reclaman a Biden 'normalizar' las relaciones con la dictadur

Un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que Washington da ...

Catástrofe climática en Rio Grande do Sul, Brasil

Las devastadoras imágenes de las inundaciones en el sur de Brasil no ...

Persecución contra la prensa en Venezuela: la dictadura chavista acusó a periodistas de ArmandoInfo

El fiscal general de Venezuela, el chavista Tarek William Saab, acusó este ...

AstraZeneca retirará su vacuna contra el COVID-19 a nivel mundial. Peligro de coágulos

La farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca está retirando su vacuna COVID-19 en todo el ...

Tragédia no Rio Grande do Sul chega a 100 mortos; 230 mil deixaram suas casas

A maior tragédia climática da história do Rio Grande do Sul continua ...

Artigos: Cuba
Residencia en la boca del lobo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 19 de Febrero de 2012 13:20

Por Raúl Rivero

Madrid – Ahora que en los medios oficiales aparecen con reclamos (con acompañamiento de violín y maracas) para hacer desaparecer los panfletos que se publican en los medios propagandísticos y darle entrada al verdadero periodismo, la recomendación que hacen las instituciones profesionales es que se levante la censura. Y que los periodistas independientes puedan llegar a los lectores de la isla con sus informaciones, sus crónicas y sus artículos de opinión.

Es a través de ese grupo de corresponsales que, desde hace casi veinte años, en el exterior hay una visión apegada a la realidad. Es un movimiento que comenzó con los primeros reportes del presidio político, sacados de los calabozos en esquelas mínimas escondidas por la familla de los prisioneros.

En un proceso largo y lento fue en busca de lo mejor del periodismo republicano y, a pesar de campañas de represiones y amenazas, sigue vivo, se afianza y se extiende en las redes sociales y los nuevos soportes del oficio.

Allá adentro trabajan agencias y periodistas en todas las provincias y algunas firmas son ya habituales en las páginas que siguen el tema cubano y en medios importantes de otros países.

La visión crítica, abierta, sin melaza ni furias baratas, tiene una nómina consolidada en aquel país y, para asomarnos nada más que a la punta del iceberg, pueden verse dos o tres decenas de nombres que ni los mismos encarnizados censores tienen posibilidades de negar o de esconder de manera efectiva.

Junto a esa petición esporádica y circunstancial de avance en el dominio de la prensa, surge por estos días la idea de tratar de manejar, desde una mesa de La Habana, la literatura de los autores que se han tenido que exiliar y viven y trabajan en el extranjero.

Para ese afán hay otra propuesta: antes de preocuparse por quienes se vieron obligados a irse, pidan autorización y llamen a sus revistas y editoriales a quienes escriben en Cuba poesía, cuentos, novelas o ensayos con una libertad que alcanzaron por cuenta propia y se juegan todos los días una condena de cárcel por ejercer ese derecho.

Por el momento, tengo en la cabeza el nombre de Jorge Olivera Castillo (La Habana, 1961) un poeta que acaba de publicar aquí en España esta semana su tercera colección de poemas titulada Sobrevivir en la boca del lobo. El primer libro, Confesiones del crepúsculo, salió en Miami en el 2005. Dos años después, en Praga, el Pen Club le publicó En cuerpo y alma.

Olivera es uno de los fundadores del periodismo independiente, fue condenado (en la primavera de 2003) a 18 años de cárcel. Cumplió dos, y sigue en su casa habanera amarrado a las teclas donde encuentra siempre las palabras para sus piezas periodísticas, sus relatos de ficción y la poesía, que es más arisca pero se deja querer.

No tengo hoy espacio para explayarme en casos como el de Dagoberto Valdés, Tania Díaz Castro, Luis Felipe Rojas, Luis Cino y de otros muchos que hacen allí su obra –para variar la metáfora zoológica de Jorge Olivera– en las patas de los caballos.


Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/02/19/1129999/raul-rivero-residencia-en-la-boca.html#storylink=cpy
 
No de nuestra parte PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 19 de Febrero de 2012 13:13

Por Andrés Reynaldo.-

Hace unos días, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), debatió en un panel con título de bolero, Tan cerca y tan lejos, la posibilidad de publicar en la isla a creadores del exilio. Aunque escandalosamente tardío y bastante vago en sus términos, el gesto pudiera alentar en algunos la certeza de que Cuba vive un proceso de aceleradas reformas. Bajo la audaz conducción del general Raúl Castro, dirían esperanzados, la nación avanza triunfalmente de la era de Fidel a la era de Jruschov.

La iniciativa del panel la llevaron los escritores Senel Paz, Reynaldo González y Leonardo Padura, con una intrépida participación desde las gradas de Ambrosio Fornet, entre otros, quien advirtió que la lengua determina el 94 por ciento de la identidad de una obra. (¿El restante 6 por ciento será de sodio?).

La UNEAC es un organismo oficial controlado por la Seguridad del Estado. Lo mismo reúne firmas para saludar una ronda de fusilamientos que organiza eventos para conmemorar el aniversario de Palabras a los intelectuales, la energúmena comparecencia con que Fidel fusiló las libertades de expresión en 1961: “Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada”. La Revolución, por supuesto, es él. Pistola sobre la mesa. No se trata de un quinquenio gris, sino de medio siglo de oscuridad. A la entrada de la UNEAC debía rezar el comentario del inmortal Virgilio Piñera en aquella infame cita: “Yo tengo mucho miedo”.

Nada más loable que abogar por el reencuentro de las dos orillas de la cultura cubana, dividida por la omnímoda voluntad del dictador. Sólo que la tarea sobrepasa el marco de la UNEAC. Pertenece, por lógica, al Estado de Derecho. Extirpada la dictadura y restituidas las libertades, desaparece el problema. Por arte de magia. Cada cual escribe, pinta o canta lo que le viene en gana. Cada cual entra y sale de su patria sin necesitar la aprobación de las autoridades. Si los miembros de la UNEAC no pueden o no quieren expresarlo así, sus razones y/o sus miedos tendrán. Pero que no vengan con el repugnante eufemismo de que el cisma ha sido provocado por la intolerancia de parte y parte.

Esta tendencia a equiparar a los defensores a ultranza de las libertades con los defensores a ultranza de la dictadura es uno de los capítulos más execrables de la inteligencia oficial. De esta suerte, según ellos, irían de la mano de la culpa el ilustre buenazo de José Lezama Lima con el semianalfabeto canalla de Armando Hart, Reinaldo Arenas con Carlitos Martí, Yoani Sánchez con Lázaro Barredo y, en un caso de morboso y cuántico desdoblamiento espacio-temporal, el Miguel Barnet que fue vetado, humillado y aterrorizado, con el Miguel Barnet que hoy preside la UNEAC y sirve de papagayo en las delirantes presentaciones de Fidel.

Paz, González y Padura ejemplifican un género de intelectual cubano que paga su cuota de silencio y ambigüedad con tal de permanecer en el establishment sin llegar a disfrutar, dicho sea en su descargo, de un excesivo favor oficial. De visita en el extranjero, si alguien se interesa por saber de qué lado andan, se retuercen en evasivas convulsiones porque ellos, juran una y otra vez, no son políticos. A esta pícara neutralidad panglossiana, que no se atreven a observar en la isla (en realidad tienen exhaustivas opiniones políticas sobre todo lo que sea castristamente correcto), agregan la desfachatez de acusar de fundamentalistas atascados en el discurso de la Calle Ocho a quienes levantan su voz desde el exilio, tal como la dictadura acusa de mercenarios a quienes la levantan en Cuba.

En un descocado paralelismo, González observa que él no pudiera publicar en Miami una opinión contraria al sentir de los exiliados. Basta una visita a cualquier librería en esta ciudad para encontrar en inglés y español desde la autohagiografía de Fidel transcrita por Ignacio Ramonet hasta la última novela de Padura que, a la UNEAC lo que es de la UNEAC, sí es un hombre de talento. Los escritores seducidos por esta cruzada reconciliatoria, promete González, tendrían abiertas las páginas de su revista La Siempreviva (¡y vaya con los títulos!). Eso sí, debían guardar unas normas de respeto hacia “el sistema”. O sea, que Antonio José Ponte y Raúl Rivero pudieran volver a publicar en Cuba a condición de que se convirtieran, digamos, en Marilyn Bobes.

Es muy probable que la franca intención de este esfuerzo sea abrir caminos, romper barreras, arrancarle a la dictadura desde adentro un margen de legitimidad para la creación de la diáspora. Pero estas batallas hay que darlas sin doblez, de cara al toro. De lo contrario, a estas alturas, no pasan de ser unos macabros juegos florales, una performance de onanista transgresión adolescente. A las cosas por sus nombres. Cuba padece la más larga y recalcitrante dictadura en la historia de las Américas, en alianza con una anacrónica y esperpéntica internacional de demagogos, ladrones y terroristas. En ese tren que ruge hacia el abismo no hay asiento para la auténtica creación libre.

De cualquier modo, quizá ya la cultura cubana esté irremediable y felizmente dividida. Creo que debe quedar una muy clara memoria de esa fractura. Recordar que hubo escritores y artistas que resistieron el adocenamiento, la mentira, la cobarde trivialidad y la militante complicidad. Algunos, como Piñera y Lezama, callaron con aleccionadora decencia. Otros, como Rivero, sufrieron el escarnio y la prisión. Esos son los héroes del espíritu que honraron su estética con su ética, mientras los otros se hacían las uñas en una desamueblada torre de marfil tambaleándose sobre un charco de estiércol. Lo demás son paneles.


Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/02/19/v-fullstory/1129994/andres-reynaldo-no-de-nuestra.html#storylink=cpy
 
De Gandhi a Fariñas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 19 de Febrero de 2012 13:00

Por Pedro Corzo.-

"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena"

Mahatma Gandhi

La India y Cuba tienen muy poco en común. Sin embargo, la humanidad en alguna medida es una sola, porque las individualidades que con su gesta son capaces de marcar una época, hacen posible que su experiencia y dedicación sean reproducidas en otros tiempos y lugares.

Ese es el caso de Mahatma Gandhi y Guillermo Fariñas, quien ha tenido la voluntad, inteligencia y coraje para desarrollar en Cuba la forma de lucha del líder indio. Hasta la apariencia de Fariñas se asemeja a la de Gandhi. La manera de sentarse, el hablar pausado, su sencillez en el vestir y hasta la ocasional semidesnudez y las constantes huelgas de hambre, le dan el aire de un hombre de gran espiritualidad que ha asumido el compromiso de conquistar la meta o morir en el empeño.

Otra semejanza entre Fariñas y Gandhi es que el isleño no es un visionario, sino un idealista práctico, como se autocalificara Mahatma. Predicar con el ejemplo parece ser una de las máximas de Fariñas. Su sentimiento de solidaridad es muy fuerte. Está comprometido a no abandonar a sus compañeros cuando son encarcelados o perseguidos. En numerosas ocasiones ha sido golpeado y arrestado por demandar la excarcelación de sus camaradas, o el cese de las golpizas que propinan los esbirros.

Mahatma Gandhi en numerosas ocasiones provocó los arrestos de que fue objeto. Por su parte, Guillermo Fariñas tampoco rehúye la cárcel a pesar de su delicada condición de salud. Aparentemente tanto Gandhi como Fariñas consideran que estar en prisión les fortalece, a la vez que la causa es también favorecida.

Fariñas recurre a la huelga de hambre como la herramienta más importante del arsenal de su cuerpo. Cuando está arrestado no ingiere alimentos ni líquidos.

En el año 2010, dejó de ingerir alimentos por 135 días y abandonó la gesta cuando las autoridades, después de un diálogo con sectores de la jerarquía de la Iglesia Católica, iniciaron un proceso de liberación de prisioneros políticos.

La muerte del activista Juan Soto, unos días después que la policía le propinara una brutal golpiza, le llevó a iniciar un nuevo ayuno para demandar una investigación.

Otro aspecto en el activismo de Fariñas es no restarle importancia a un derecho cuando su disfrute es negado.

Recientemente fue detenido y excarcelado en varias ocasiones, porque demandaba ante una dependencia policial una investigación contra un agente que le había amenazado de muerte. La petición le fue rechazada repetidas veces, pero Fariñas no desistió de su empeño hasta que las autoridades le dijeron que iniciarían una investigación contra el funcionario.

Varios sectores de la oposición cubana, dentro y fuera de la isla, se han esforzado por implementar en su quehacer las fórmulas gandhianas porque las consideran afines a su forma de enfrentar la dictadura, pero ha sido Fariñas la persona que con más éxito ha podido implementar ese estilo de lucha.

Fariñas conoce la verdadera naturaleza del régimen. No se hace ilusiones. Sabe que sus reclamos son apreciados positivamente por la mayoría ciudadana, pero que para que esta asuma un compromiso firme y definitivo por el cambio, se precisa un liderazgo listo para el sacrificio que demanden las circunstancias.

Guillermo Fariñas parece tener una visión de conjunto de la realidad cubana, incluidas las debilidades del régimen de Raúl Castro, que le permiten comprender e implementar las estrategias que cada momento demanda su peculiar forma de luchar.

Al igual que Gandhi, cree en la negociación, pero también en la acción directa. Confía en la agitación y en la desobediencia civil. No espera que las cosas ocurran por generación espontánea, trabaja arduamente para que se concreten.

El liderazgo de Fariñas contra un régimen que practica la violencia indiscriminada se sustenta en la audacia, pero también en su coraje, y en la capacidad de correr los riesgos que sean necesarios hasta que los cubanos estén dispuestos a exigir sus derechos.

Periodista de Radio Martí.


Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2012/02/17/1129258/pedro-corzo-de-gandhi-a-farinas.html#storylink=cpy
 
¿Será la Nación Cubana del futuro, una Cuba castrista? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 18 de Febrero de 2012 13:37

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Países como Brasil y España se equivocan con Cuba al pensar que el camino de aprovechar la debilidad de la dictadura actual les permitirá eternamente explotar a los cubanos cual si fueran colonias de ultramar.

 

¿Será la Nación Cubana del futuro, una Cuba castrista?

Jorge Hernández Fonseca

14 de Febrero de 2012

 

Es una verdad demostrable que con la llamada “revolución cubana” la República de Cuba ha perdido más de medio siglo en la lucha que las naciones libres llevan adelante por un futuro mejor para todos sus hijos. Esta verdad es aplicable tanto al desarrollo económico, como al social, el político y el moral. Cuba y los cubanos han sufrido el haber sido dirigidos por un equipo políticamente dictatorial, incompetente económicamente, elitista socialmente y anti-cristiano moralmente, a pesar de la posición oportunista de la Iglesia Católica Cubana actualmente.

 

Sin embargo, la proyección internacional de la Cuba castrista no es esa. La propaganda de los medios cubanos, aunada a la adoración por parte de la izquierda mundial --y su prensa “comprometida”-- han apagado parcialmente las realidades dentro e la isla, de manera que existe un sentimiento generalizado de que “los cubanos somos ‘‘gentes’’ gracias a Fidel Castro”.

 

En esto desde luego hay una crasa equivocación, patente en países cercanos geográficamente como Latinoamérica, así como en países que forman parte de nuestras raíces, como España.

 

La realidad cubana ha provocado una situación de calamidad pública en el área económica, una atmósfera irrespirable con su férrea dictadura política, un deterioro social de los padrones de vida civilizado --llegando hasta la haitianización del país-- y una decadencia ética y moral que resquebraja la sociedad cubana de manera probablemente irreversible, a pesar del apoyo inexplicable de parte de la alta jerarquía católica cubana, vendida en este postrer momento.

 

Países como Brasil y España se equivocan con Cuba al pensar que el camino de aprovechar la debilidad de la dictadura actual les permitirá eternamente explotar a los cubanos cual si fueran colonias de ultramar. Se equivocan también al pensar que el dictador cubano los protegerá para siempre en su empeño de aprovecharse de las penurias actuales del sufrido pueblo cubano y se equivocan al creer que una figura como Fidel Castro nació en Cuba “por pura casualidad”.

 

Fidel Castro --no cabe dudas-- es un hombre con cualidades excepcionales, pero que las ha dedicado a una lucha psicótica contra los Estados Unidos. En ello arrastró --con su tozudez-- al inerme pueblo cubano, tras haber salido victorioso --gracias al apoyo soviético-- de la guerra civil cubana de los años 60 y 70 del siglo pasado: casi 10 mil fusilados y centenas de miles de jóvenes cubanos presos largos años, fue el pedestal en que se erigió su hegemonía actual.

 

Cuba era, en 1959 --al triunfo de Fidel Castro-- uno de los países latinoamericanos más desarrollados económicamente, más adelantados socialmente, con una ética social y familiar a la par de las mejores prácticas de entonces. Había una dictadura política (otra) que la Nación cubana combatió confiando en un líder carismático, que posteriormente reconoció haberle mentido al país (escrito en un libro de memorias) engañándolo para implantar el comunismo.

 

Económicamente Cuba estaba, sino en el primer lugar, muy cerca del mismo en Latinoamérica en lo que a PIB per cápita respecta, por encima de gigantes como Brasil México y Argentina y por delante de países hoy desarrollados como España, Francia Alemania e Inglaterra. Socialmente, los indicadores cubanos no sólo superaban al resto de Latinoamérica, sino por encima de los índices actuales, como carros, casas, periódicos, salas de cine y aparatos de TV por 1000 habitantes, así como en índices de alimentación, contrastando con el hambre actual.

 

De manera que los cubanos no “somos gente” por causa de Fidel Castro. Cuba ya era un país por encima de los países de la enorme mayoría de la izquierda regional, que vive en naciones en las que --en la década del 50 del siglo pasado-- ni siquiera aspiraban a acercarse a los estándares del nivel de vida cubano de entonces. Eso tiene un significado y es que una personalidad como Fidel Castro (personalidad para el mal, pero personalidad al fin) sólo podría haber surgido en un país con las excepcionales condiciones políticas, económicas y sociales de la Cuba de antes y no lo contrario, como la propaganda de la izquierda quiere hacernos creer.

 

Pero la equivocación de Brasil y España no impedirá, igual como hizo Fidel Castro antes --que expropió sin compensaciones empresas extranjeras (básicamente de EUA, pero no sólo de ese país)-- surja futuramente otro cubano similar (en este caso un hombre “de bien”) que confisque las empresas españolas y brasileñas que se empeñan hoy en aprovecharse del dolor y el sufrimiento de los cubanos, adueñándose ilegal y arbitrariamente del patrimonio nacional.

 

La dictadura cubana está en una coyuntura muy complicada. Ha fracasado económicamente y abraza el peor capitalismo posible: aquel que discrimina a los cubanos y que vende el país a precio de subasta al capital extranjero. El régimen político dictatorial es insustentable, basado en el unipartidismo (ya refrendado oficialmente) dejando en manos de los dirigentes del mismo partido único que llevó Cuba a la bancarrota económica, social y moral, la dirección del país.

 

No se ve una luz al final de este largo túnel al que nos ha llevado la terquedad de la familia Castro. Sin embargo, lo que no cabe dudas es que la situación actual es insostenible. La dictadura no es posible defenderla más, en base a la existencia de EUA. La economía no va a levantare sin el concurso de todos los cubanos y no solo de los capitales extranjeros; la moral no va a re-erigirse solamente negociando con una Iglesia Católica cómplice de la dictadura, que no sólo la respalda oficialmente, como que ha propiciado la visita del Papa a la isla para apoyar el régimen, pero que podría constituirse en una oportunidad providencial de clamar por libertad.

 

No es predecible el final, pero es evidente que se acerca a pasos agigantados. No ha habido en la historia de la humanidad un país que como Cuba, consiga sostenerse de la manera como Raúl y sus generales quieren: abrazando un capitalismo discriminador hacia su propio pueblo. China es el modelo esgrimido, pero tanto en Cuba como en China, “ese mal no durará cien años”. Sin democracia, sin libertad, sin que cada hijo del pueblo cubano se sienta responsable por su futuro y el de su país, no habrá nación sobre la tierra que estabilice su sociedad con vistas a construir un país de oportunidades para todos sus hijos, dentro y fuera de la isla.

 

Para los católicos cubanos nos resulta insoportable, en este poster momento, ver como nuestra Iglesia --igual como lo hizo erróneamente durante las guerras de independencia-- se cambia de lado abandonando su pueblo y vendiéndose a la dictadura que nos oprime por un “plato de lentejas”. El mejor homenaje que podría auto-hacerse el propio pueblo de Cuba que sufre, durante la visita programada del Papa a Cuba, sería, en medio de las misas masivas que va a celebrar en la isla, gritar a todo pulmón y sin descanso ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!

 

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 
En ascuas el estatismo en las economías de libre mercado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 18 de Febrero de 2012 13:10

Por Darsi Ferrer.-

En la Cumbre de Lisboa del 2000, los miembros de la Unión Europea se comprometieron a lograr la zona económica más competitiva del mundo antes del 2010. Esos anuncios parecen haberse transformado en polvo ante la profunda crisis que sacude buena parte de las economías de Occidente.

Acaso, ¿comenzó el fin del capitalismo, sacudido en estertores de una contradicción insalvable, como en tantas ocasiones anunciaran los agoreros y enemigos de la economía de libre mercado? O, ¿se trata del advenimiento de un orden económico más justo, con la riqueza distribuida de manera equitativa, según piden a gritos Indignados del mundo desarrollado? Al final, ¿tenía razón el apocalíptico Carlos Marx?

Nada más lejos de esos sueños feroces de la izquierda internacional. De hecho, lo que está en crisis no es la economía de mercado sino la distorsión de la misma, sustituida por el Estado Benefactor. En los sonados quiebres económicos desatados recientemente en Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia y hasta en EEUU, se repite el mismo factor desencadenante; el agotamiento de la insostenible práctica del intervencionismo estatal. Se trata pues de la inviabilidad del Estado al asumir funciones para las que no fue diseñado, como las de creador desmandado de empleo estatal y burocracia, garante de “conquistas sociales”, proveedor de subvenciones, aventurado empresario con dinero público, y caprichoso interventor de la propiedad privada a nombre del bien social.

El modelo político europeo nació en su patrón actual del parlamentarismo socialdemócrata alemán establecido en el Imperio del Káiser Guillermo I y el canciller Bismark, donde el Estado empezó a concebirse como el principal protagonista en la búsqueda de soluciones a las miserias provocadas por los desajustes sociales de la época. Hasta entonces, la sociedad civil, acompañada de la caridad de las organizaciones religiosas, se organizaba por si misma, recabando recursos del mecenazgo privado y la buena voluntad de los que se apiadaban de aquellos que sufrían pobreza y falta de cuidados. La enorme capacidad del aparato estatal para recaudar fondos a través del mecanismo de los impuestos superó pronto las posibilidades económicas con las que contaba la sociedad civil y paulatinamente fue ocupando un mayor espacio en estos menesteres.

Pero no fue hasta la solución keynesiana del New Deal, propuesto por la administración Roosevelt en Estados Unidos, que el Estado asumió en grandes proporciones la función de empleador en un país occidental. Se emprendieron grandes obras sociales como carreteras, puentes y presas que dieron trabajo a cientos de miles de parados por la larga crisis que provocara el crack del año 1929. Esto hizo aumentar en pocos años la plantilla de trabajadores directos del gobierno norteamericano de un 4% del total de la fuerza laboral hasta alcanzar el 10-11%. El intervencionismo gubernamental a gran escala en la economía de mercado, según criterio de muchos analistas de la denominada Escuela Austríaca, trajo como consecuencia que la crisis, que pudo haberse solucionado con los mecanismos naturales surgidos de la propia sociedad mediante el uso flexible y dinámico de compensaciones y ajustes, se prolongara por más de doce años, hasta el estallido de la 2da Guerra Mundial.

Tras la victoria de los Aliados, el área oriental de Europa quedó bajo la bota soviética y de inmediato en esos países se estableció el modelo totalitario del Estado absoluto, tan único generador de empleo y subsidios como dueño de cualquier manifestación de simple individualismo. El espectacular derrumbe de ese engendro inhumano llegó con la Perestroika promovida por Gorbachov y la garantía de que el Ejército Rojo no intervendría más en los asuntos internos de las naciones que integraban su Bloque de ideología marxista-leninista.

Veinte años después, al desvanecerse la terrible sombra del modelo totalitario que conformara el llamado Campo Socialista, fueron quedando al descubierto las limitaciones y fallas del componente estatista que se abrió paso en el esquema democrático de las naciones respetuosas del Estado de Derecho y el libre mercado, alineadas en el mundo Occidental de Europa, Norteamérica, Japón... En sus inicios esa práctica fue promovida indirectamente por la influencia bienhechora del Plan Marshall, mecanismo liderado por los EEUU para sacar a Europa Occidental de la miseria y devastación que provocó la guerra.

El acomodo de este procedimiento en las sociedades democráticas colaboró en gran medida a que los partidos políticos evolucionaran hacia una especie de populismo pausado, donde en sus plataformas programáticas calaron las crecientes propuestas de avances sociales, sustentadas en los caudales públicos salidos de los impuestos. Una vez en el poder, los partidos han llevado a efecto dichos planes, lo que genera el aumento del empleo estatal para administrar y controlar los nuevos servicios de bienestar. Todo ello a costa de dos fenómenos que se fueron consolidando indirectamente con sus propios intereses: la burocracia y el clientelismo popular. Los pueblos europeos y del resto de Occidente se han acostumbrado a recibir beneficios cada vez mayores de los gobiernos de turno.

La alarmante crisis de insolvencia de Grecia es un buen ejemplo. Demuestra como los sucesivos gobiernos griegos y los partidos en el poder han promovido el empleo estatal y la burocracia, las subvenciones económicas, el clientelismo como promotor de votos, el aventurerismo en proyectos de supuesta utilidad social que han sido seleccionados desde las élites que conforman la partidocracia y el funcionariado corrupto. La irresponsabilidad que esto generó se fue acumulando por años de mentiras sobre el verdadero estado de las finanzas públicas y, al final, no se ha podido mentir más. El país ha vivido en una ilusión de falsa prosperidad,  por encima de lo que verdaderamente produce. Y es el pueblo acostumbrado a la tutela estatal el que mayormente sufre las consecuencias y no quiere aceptar disminuir su nivel de vida a bases más reales. El hecho de que su moneda fuese el euro contribuyó a promover y asentar la crisis en otros países que parecían estables, pero que en su estructura interna tienen, en mayor o menor medida, los mismos defectos estructurados por las malas costumbres de la injerencia estatal.

El desatino económico en estos países industrializados parece imparable, por lo menos a corto plazo. Buena parte del pecado original, más que la crisis inmobiliaria y financiera, se debe a la resistencia a los cambios que impone la nueva época que vive la Humanidad. La Globalización y sus fuerzas renovadoras convierten en obsoletos muchos de los esquemas que fueron efectivos durante la época industrial, y que ya no se ajustan a las dinámicas de las redes sociales, el Internet, la TV por cable, los teléfonos celulares, los satélites y la fibra óptica. Así lo demuestra la falta de curación de los males económicos, a pesar de los reiterados paquetes de medidas que incluyen la inyección de grandes sumas de dinero, el incremento de la subvención social por los Estados, y el rescate financiero de grandes Bancos y de los mastodontes quebrados de las industrias tradicionales.

Es un buen momento para aceptar las reglas de juego del nuevo contexto mundial, y cambiar de rumbo desmontando el estatismo y su andamiaje burocrático en los asuntos económicos. Y buscar soluciones desde la perspectiva de garantizar más democracia con énfasis en los derechos individuales libertarios, entre los que ocupa un lugar preponderante el respeto a la propiedad privada, y facilitar mayor participación y protagonismo de la sociedad civil.

La Habana, Cuba. 9 febrero de 2012.

 
«InicioPrev361362363364365366367368369370PróximoFin»

Página 362 de 481